En su declaración del 27 de noviembre de 1997, el niño Joaquín Rodríguez
González, de 12 años y estudiante de primero de secundaria, declaró que conocía
al padre Nicolás desde hacía seis meses. Explicó que acudía a su casa ubicada en
la avenida Peñafiel, colonia Aeropuerto, para recibir "las pláticas de la
doctrina", que eran los sábados a las 18 horas: "La primera vez llegamos unos
50, después aumentamos, pero últimamente ya íbamos como 10, ya que el padre
Nicolás a todos los jóvenes que íbamos nos obligaba a hacer cosas. A mí como al
mes siguiente del día en que empecé a ir a las pláticas me empezó a abrazar y a
acariciar, ya que después de las pláticas me decía que me quedara. Como yo iba
solo, también me quedaba solo y me pasaba a su casa, ya que las pláticas eran en
el patio y me llevaba a su recámara, y la primera vez me dijo que yo le gustaba
y me empezó a acariciar metiéndome las manos debajo de la camisa.