= volvió su espíritu a él, es decir, recobró su ánimo o fuerzas (1 Sam. 30:12). 2)
= no me deja cobrar aliento, o recobrar mi aliento (Job 9:18). 3)
= el que domina su espíritu, es decir, el que se controla a símismo (Prov. 16:32; — Pl.
Primero, el vocablo significa «hálito» o «aliento», el «aire» que se respira. Esta acepción se destaca en Jer 14.6: «Los asnos monteses se ponen sobre los cerros y aspiran el viento como los chacales» (rva). «Recobrar el aliento» es revivirse: «Cuando [Sansón] bebió [agua], recobró sus fuerzas [aliento] y se reanimó» (Jue 15.19 lba). «Quedar sin aliento» es sentir asombro: «Y cuando la reina de Sabá vió toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, asimismo la comida de su mesa … se quedó asombrada» (1 R 10.4–5 rvr; «sin aliento» rva, lba). Rûaj también puede referirse a hablar o al «hálito» de la boca: «Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca» (Sal 33.6; «soplo» rva; «espíritu» rv; cf. Éx 15.8; Job 4.9; 19.17).
Segundo, el término se usa con un énfasis particular en la calidad invisible, intangible y fugaz del «aire»: «Acuérdate de que mi vida es un soplo; mis ojos no volverán a ver el bien» (Job 7.7). A veces rûaj puede sugeir falta de propósito o inutilidad, aun vanidad (vacuidad): «Los profetas serán convertidos en viento, puesto que la palabra no está en ellos» (Jer 15.13). Las «palabras ventosas» (Job 16.3 rv) son «palabras vacías» (rvr); de la misma manera en que el «conocimiento ventoso» es «conocimiento vacío» (Job 15.2; cf. Ec 1.14, 17) «correr tras el viento» (lba); «aflicción de espíritu» (rva, rv-95). En Pr 11.29 rûaj significa «nada»: «El que turba su casa heredará viento». Este matiz se percibe muy claramente en Ec 5.15–16: «Como salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá; tal como vino, se irá. Nada de su duro trabajo llevará en su mano cuando se vaya. Este también es un grave mal: que de la misma manera que vino, así vuelva. ¿Y de qué le aprovecha afanarse para el viento?» (rva).
Cuarto, el viento representa orientación. En Jer 49.36 los cuatro vientos son los cuatro confines de la tierra, es decir, los cuatro puntos cardinales: «Sobre Elam traeré los cuatro vientos [gentes de los cuatro puntos cardinales] de los cuatro extremos del cielo, y los dispersaré en todas las direcciones. No habrá nación a donde no vayan los desplazados de Elam» (Jer 49.36 rva). Esta misma frase, con el mismo significado, se ha encontrado en acádico; a decir verdad, la expresión comienza a aparecer en hebreo durante el período en que se hace más frecuente el contacto con los pueblos de lengua acádica.
Séptimo, la Biblia habla a menudo acerca del «Espíritu» de Dios, la tercera persona de la Trinidad. Este es el significado de rûaj la primera vez que aparece el término: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Gn 1.2 rvr). Isaías 63.10–11 y Sal 51.12 hablan específicamente del «Espíritu Santo o libre».
Octavo, a los seres inmateriales (ángeles) en el cielo se les llama a veces «espíritus»: «Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré» (1 R 22.21; cf. 1 S 16.14).
Noveno, también se usa «espíritu» para expresar la capacidad o dotación de alguna persona para cierta tarea o bien la esencia de una de sus cualidades: «Y Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él» (Dt 34.9 rva). Eliseo pidió a Elías una doble porción de su «espíritu» (2 R 2.9) y lo recibió.
ESPÍRITU
pneuma (
πνεῦμα, 4151) denota en primer lugar el viento (relacionado con
pneo, respirar, soplar); también aliento; luego, de forma especial, el espíritu, que, a semejanza del viento, es invisible, inmaterial y poderoso. Los usos que se hacen de este término en el NT se pueden analizar de una forma aproximada de la manera siguiente: «(a) el viento (Jn 3.8; Heb 1.7; cf. Am 4.13, lxx); (b) el aliento (2 Ts 2.8: «espíritu», rv, rvr, rvr77, vm, lba, que da al margen la traducción alternativa «soplo»; nvi: «aliento de su boca»; Besson: «soplo»; Ap 11.11: «espíritu», rv, rvr, rvr77: «aliento»; Besson: «soplo»; 13.15, rv: «espíritu», rvr: «aliento»); cf. Job 12.10, lxx; (c) la parte inmaterial e invisible del hombre (Lc 8.55; Hch 7.59; 1 Co 5.5; Stg 2.26; cf. Ec 12.7, lxx); (d) el hombre fuera del cuerpo, o «desnudos» (2 Co 5.3,4, Lc 24.37,39; Heb 12.23; 1 P 3.18); (f) el elemento sensible del hombre, aquello por lo que percibe, reflexiona, siente, desea (Mt 5.3; 26.41; Mc 2.8; Lc 1.47,80; Hch 17.16; 20.22; 1 Co 2.11; 5.3,4; 14.4,15; 2 Co 7.1; cf. Gn 26.35; Is 26.9; Ez 13.3; Dn 7.15); (g) propósito, objetivo (2 Co 12.18; Flp 1.27; Ef 4.23; Ap 19.10; cf. Esd 1.5; Sal 78.8; Dn 5.12); (h) el equivalente del pronombre personal, usado para énfasis y efecto; la persona (1 Co 16.18; cf. Gn 6.3; 2ª persona, 2 Ti 4.22; Flm 25; cf. Sal 139.7; 3ª persona, 2 Co 7.13; cf. Is 40.13); (i) carácter (Lc 1.17; Ro 1.4; cf. Nm 14.24); (j) cualidades y actividades morales: malas, como de esclavitud, de un esclavo (Ro 8.15; cf. Is 61.3); aturdimiento (Ro 11.8; cf. Is 29.10); temor (2 Ti 1.7; cf. Jos 5.1); buenas, como de adopción, esto es, de libertad como de hijo (Ro 8.15; cf. Sal 51.12); de mansedumbre (1 Co 4.21; cf. Pr 16.19); fe (2 Co 4.13); afable y apacible (1 P 3.4; cf. Pr 14.29); (k) el Espíritu Santo (p.ej., Mt 4.1, véase más adelante; Lc 4.18); (1) «el hombre interior», expresión que solo se usa del creyente (Ro 7.22; 2 Co 4.16; Ef 3.16); la nueva vida (Ro 8.4-6,10,16; Heb 12.9; cf. Sal 51.10); (m) espíritus inmundos, demonios (Mt 8.16; Lc 4.33; 1 P 3.19; cf. 1 S 18.10);

ángeles (Heb 1.14; cf. Hch 12.15); (o) don divino para el servicio (1 Co 14.12,32); (p) por metonimia, aquellos que afirman ser depositarios de estos dones (2 Ts 2.2; 1 Jn 4.1-3); (q) el significado, en contraste con la forma, o palabras, de un rito (Jn 6.63; Ro 2.29; 7.6; 2 Co 3.6); (r) una visión (Ap 1.10; 4.2; 17.3; 21.10)» (de
Notes on Thessalonians por Hogg y Vine, pp. 204-205).
Nota: Con respecto a la distinción entre espíritu y alma, véase bajo ALMA, los tres últimos párrafos.
«El Espiritu Santo».
El Espíritu Santo recibe varios títulos en el NT. En la siguiente lista la omisión del artículo determinado señala su omisión en el original (con respecto a esto, véase más adelante): «Espíritu (Mt 22.43); Eterno Espíritu (Heb 9.14); el Espíritu (Mt 28.19); el Espíritu, el Santo (Mt 12.32); el Espíritu de promesa, el Santo (Ef 1.13); Espíritu de Dios (Ro 8.9); Espíritu del Dios viviente (2 Co 3.3); el Espíritu de Dios (1 Co 2.11); el Espíritu de nuestro Dios (1 Co 6.11); el Espíritu de Dios, el Santo (Ef 4.30); el Espíritu de gloria y de Dios (1 P 4.14); el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de los muertos; esto es, Dios (Ro 8.11); el Espíritu de vuestro Padre (Mt 10.20); Espíritu de su Hijo (Gl 4.6); Espíritu del Señor (Hch 8.39); el Espíritu del Señor (Hch 5.9); Señor, el Espíritu (2 Co 3.18); el Espíritu de Jesús (Hch 16.7); Espíritu de Cristo (Ro 8.9); el Espíritu de Jesucristo (Flp 1.19); Espíritu de adopción (Ro 8.15); el Espíritu de verdad (Jn 14.17); el Espíritu de vida (Ro 8.2); el Espíritu de gracia (Heb 10.29)» (de Notes on Galatians, por Hogg y Vine, p. 193).
El uso o ausencia del artículo en el original donde se menciona al Espíritu Santo no siempre se puede decidir por reglas gramaticales, ni puede la presencia o ausencia del artículo por sí solo determinar si la referencia es al Espíritu Santo. Ejemplos en los que se significa la persona cuando no aparece el artículo son Mt 22.43 (el artículo se usa en Mc 12.36); Hch 4.25 (ausente en algunos textos); 19.2,6; Ro 14.17; 1 Co 2.4; Gl 5.25, dos veces; 1 P 1.2. En ocasiones se debe explicar la ausencia por el hecho de que Pneuma, al igual que Theos, es sustancialmente un nombre propio (p.ej., en Jn 7.39). Como regla general el artículo está presente cuando el tema de la enseñanza es la personalidad del Espíritu Santo (p.ej., Jn 14.26), donde se lo menciona en distinción al Padre y al Hijo. Véase también 15.26 y cf. Lc 3.22.
En Gl 3.3, en la frase «habiendo comenzado por el Espíritu», es difícil decir si la mención es al Espíritu Santo o al espíritu vivificado del creyente; y no se puede determinar si se refiere a lo último por la ausencia del artículo, sino por el contraste con «la carne»; por otra parte, el contraste puede ser entre el Espíritu Santo que pone en el creyente su sello sobre la perfecta obra de Cristo, y la carne que trata de mejorarse mediante obras propias. No hay ninguna preposición delante de ninguno de los dos nombres, y si la mención se refiere al espíritu vivificado, no se puede separar de la operación del Espíritu Santo. En Gl 4.29 la frase «según el Espíritu» significa «por poder sobrenatural», en contraste a «según la carne», esto es, «por poder natural», y la referencia tiene que ser al Espíritu Santo; lo mismo sucede en 5.17.
El título pleno con el artículo delante tanto de pneuma como de jagios (el uso «recapitulador» del artículo), lit.: «el Espíritu el Santo», destaca el carácter de la Persona (p.ej., Mt 12.32; Mc 3.29; 12.36; 13.11; Lc 2.26; 10.21; Jn 14.26; Hch 1.16; 5.3; 7.51; 10.44,47; 13.2; 15.28; 19.6; 20.23,28; 21.11; 28.25; Ef 4.30; Heb 3.7; 9.8; 10.15).
La personalidad del Espíritu queda destacada a expensas del estricto procedimiento gramatical en Jn 14.26; 15.26; 16.8,13,14, donde el pronombre enfático ekeinos: «Él», se usa del Espíritu en género masculino, en tanto que el nombre pneuma es neutro en griego, y que la palabra correspondiente en arameo, la lengua en la que el Señor probablemente habló, es femenina (rucha, cf. Heb ruach).
El tema del Espíritu Santo en el NT puede ser considerado en relación con sus atributos divinos; su personalidad definida en la Deidad; su obra en relación con el Señor Jesús en su nacimiento, vida, bautismo y muerte; su actuación en el mundo; en la Iglesia; el hecho de haber sido enviado en Pentecostés por el Padre y por Cristo; sus operaciones en el creyente individual; en las iglesias locales; sus operaciones en la producción de las Sagradas Escrituras; su obra en el mundo, etc.
ALMA
CONCORDANCIA:
ψυχή alma, vida, persona, sí mismo, ser viviente Mt 2:20; 6:25(x2); 10:28(x2),39(x2); 11:29; 12:18; 16:25(x2),26(x2); 20:28; 22:37; 26:38; Mc 3:4; 8:35(x2),36,37; 10:45; 12:30; 14:34; Lc 1:46; 2:35; 6:9; 9:24(x2); 10:27; 12:19(x2),20,22,23; 14:26; 17:33; 21:19; Jn 10:11,15,17,24; 12:25(x2),27; 13:37,38; 15:13; Hch 2:27,41,43; 3:23; 4:32; 7:14; 14:2,22; 15:24,26; 20:10,24; 27:10,22,37; Ro 2:9; 11:3; 13:1; 16:4; 1Co 15:45; 2Co 1:23; 12:15; Ef 6:6; Flp 1:27; 2:30; Col 3:23; 1Ts 2:8; 5:23; Hb 4:12; 6:19; 10:38,39; 12:3; 13:17; St 1:21; 5:20; 1Pe 1:9,22; 2:11,25; 3:20; 4:19; 2Pe 2:8,14; 1Jn 3:16(x2) 3Jn 1:2; Jud 1:15; Ap 6:9; 8:9; 12:11; 16:3; 18:13,14; 20:4
ALMA:
<sup>5315</sup>
נֶפֶשׁ 1) Garganta (Isa. 5:14). 2) Cuello (Sal. 105:18). 3) Aliento (Job 41:13/21). 4) Ser, alma, en el sentido de tener sangre y aligento:
néfesh jayáh = ser viviente (Gén. 1:20; 9:4). 5) Individuo: a) Hombre, persona:
néfesh adám = persona humana o vida humana (Lev. 24:17; Eze. 27:13). b)
néfesh behenáh = animal (Lev. 24:18). 6) Vida (Gén. 9:5; 19:17). 7) Expresión de individualidad:
tevarejejáh nafshí = te bendiga mi alma = yo te bendiga (Gén. 27:4; Ver nota RVA). 8) Expresión de reflexivo: a)
ke-nafshó = como a sí mismo (1 Sam. 18:3). b)
la-anót néfesh = para humillarse (Núm. 30:14/13). 9) El alma, como centro de los sentimientos, los deseos y la voluntad: a)
el avonám is’ú nafshám = a su iniquidad levantan su alma, es decir, apetecen la iniquidad (Ose. 4:8; el TM tiene
nafshó en lugar de
nafshám). b)
masá nafshám = el anhelo de sus almas, es decir, su vivo anhelo (Eze. 24:25). c)
she-ahaváh nafshí = el que ama mi alma (Cant. 1:7). c)
baal néfesh (Ver bajo
בַּעַל). d)
rejáv néfesh = de gran apetito, es decir, codicioso (Prov. 28:25; Comp. Ecl. 6:3). d)
heaj nafshénu = ¡Ajá, esto es lo que queríamos! (Sal. 35:25). e)
atém yedatém et néfesh ha-guér = vosotros conocéis el ánimo del extranjero (Exo. 23:9). f)
im yesh et nafshejém = si hay para con vuestra alma, es decir, si tenéis a bien (Gén. 23:8). 10) Muerto, persona muerta:
me-ashér jatá al ha-néfesh = por cuanto pecó con respecto al muerto (Núm. 6:11). 11) Perfume, en el sentido de que su olor se levanta como un alma:
batéi ha-néfesh = frascos de perfume (Isa. 3:20). — Paus.
נָֽפֶשׁ; Suf.
נַפְשִׁי Pl.
נְפָשׁוֹת; Suf.
נַפְשֹׁתָם.
ALMA, SER, VIDA
A. Nombre
nepesh (נֶֶפֶשׁ, 5315), «alma; ser; vida; persona; corazón». Este es un término muy corriente tanto en las lenguas semíticas antiguas como en las de hoy. Aparece más de 780 veces en el Antiguo Testamento, distribuido equitativamente entre todos los períodos del texto, aunque con mayor frecuencia en los pasajes poéticos.
El significado fundamental parece tener relación con la forma verbal poco frecuente: napash. El nombre se refiere a la esencia de la vida, la respiración, tomar aliento. Sin embargo, de este concepto concreto se fueron desarrollando una cantidad de significados más abstractos. El nombre aparece por primera vez, en su acepción primaria, en Gn 1.20: «seres vivientes» rv («un bullir de vivientes» nbe). Aparece por segunda vez en Gn 2.7: «ser viviente».
Sin embargo, en más de 400 casos subsiguientes, el término se ha traducido como «alma». Aunque ayuda a entender la mayoría de los pasajes, es en realidad una traducción pobre. Desafortunadamente, las numerosas traducciones no han logrado encontrar un equivalente que les sirva en todos los casos; ni siquiera existe un pequeño grupo de palabras de uso frecuente. Por ejemplo, la rv hace uso de varios términos diferentes para traducir este vocablo hebreo. El problema fundamental es que no existe en castellano un equivalente exacto en hebreo ni del vocablo ni de la idea de «alma». El sistema de pensamiento hebreo no conoce la combinación u oposición de los términos «cuerpo» y «alma» que son de origen griego y latino. Más bien en el hebreo se contraponen dos conceptos que no se encuentran en la tradición grecolatina: «el ser interior» y «la apariencia externa», o puesto de otra manera: «lo que somos para nosotros mismos», en contraposición a «lo que otros creen ver en nosotros». El ser interior es nepesh, mientras que el ser externo, la reputación, es sem, cuya traducción más frecuente es «nombre». En los pasajes narrativos o históricos del Antiguo Testamento, nepesh puede traducirse como «vida» o «ser» (en el sentido de personalidad o de identidad), como en Lv 17.11: «Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación por [vosotros mismos]». Sobra decir que el término «alma» (en la rvr) no tiene sentido en este texto («vidas» bj, nbe, bla).
La situación en los numerosos pasajes poéticos paralelos en que aparece el término es mucho más complicada. Tanto la Septuaginta (griego) y la Vulgata (latín) usan los equivalentes de «alma», en particular en los Salmos. El primer caso, Sal 3.2, la lba traduce: «Muchos son los que dicen de mi alma: para él no hay salvación en Dios» (también nbe; «dicen de mi vida» bj, bla). El siguiente caso es Sal 6.3: «Mi alma también está muy turbada; y tú Jehová, ¿hasta cuándo?» En ambos pasajes, el contraste paralelo es entre nepesh y algún aspecto del ser, que en el Salmo 3.2 (rv, bj, nbe) se traduce «mí» y en 6.3 «alma».
No se distingue si el vocablo corresponde a «A» o «B» en el paralelismo. No obstante, debido a que en la poesía hebrea no se repite el mismo nombre en las dos partes de un verso, a menudo se usa nepesh como paralelo del sujeto principal o personal, y aun para Dios, como en Sal 11.5: «Jehová prueba el justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma [el mismo] los aborrece». Hay muchos pasajes como estos y una comprensión adecuada del término nepesh ilumina muchos pasajes muy conocidos, como por ejemplo Sal 119.109: «Mi vida está de continuo en peligro, mas no me he olvidado de tu ley».
Las lecturas de nepesh en las diversas versiones son muy variadas, particularmente en las más modernas que procuran una mayor amplitud de acepciones.
B. Verbo
Napash significa «respirar; tomar aliento; descansar». Este verbo, que parece tener una relación con nepesh, se encuentra 3 veces en el Antiguo Testamento (Éx 23.12; 31.17). El otro caso es 2 S 16.14: «Y el rey y todo el pueblo que con él estaba, llegaron fatigados, y descansaron allí» (rv, cf. nbe; «tomaron aliento» bj; «recuperaron las fuerzas» bla).
Bueno despues de esto me gustaria saber si coinciden con estas afirmaciones para armar el rompecabezas de que pasa con el alma despues de morir saludos a todos y que Dios bendiga a todos
