¿Qué les parece?

25 Noviembre 2001
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Queridos hermanos, amigos, en Cristo Jesús:

Hace poco entré en conocimiento de un incidente que acaeció en mi pueblo. Ocurrió así:

Un hombre sale de uno de sus tantos compromisos del día y aborda su auto en un estacionamiento dado. Sólo le acompaña su pequeño bebé de meses de nacido. Para tener libertad de poner un montón de paquetes dentro de su largo auto, este hombre puso al bebé (quien estaba en una silla portátil de esas que se adaptan a una base que se suele colocar en alguno de los asientos traseros de cualquier auto) encima del techo del mismo. Acto seguido, se subió a su auto y arrancó. ¡Ah! Un pequeño detalle: Se le olvidó poner al bebé en su sitio. ¡Sí, lo dejó en el techo! Así, casi condujo 5 millas para llegar a casa. En su andar, muchas personas tocaban insistentemente la bocina de sus autos, le hacían señales desesperadas. Él no les puso mucha atención. No estaba en posición de atenderles, estaba totalmente absorto en sus pensamientos. ¿Y el bebé? Bueno, el bebé tranquilamente estaba viajando en el techo del auto. De no ser por la peligrosísima situación que enfrentaba el niño, nos gustaría pensar que más bien estaba disfrutando de "tremendo paseo" al cielo libre. Cuando, ¡por fin!, estacionó su auto en el primer semáforo (muy cerca de su casa). La silla contentiva del niñito se deslizó hacia la parte trasera cayendo suave y convenientemente el suelo. Algunos conductores y viandantes se abalanzaron no sólo sobre el sitio donde estaba el bebé sino encima del carro de su padre. Allí encontraron un bebé intacto y sonriente y un papá, que al tomar consciencia de la situación, casi que se muere.

¿QUÉ PASO AQUÍ?. ¡Me encantaría recibir tu visión sobre este hecho!

Saludos en Cristo,

Caleb J.
 
Re: ¿Qué les parece?

Originalmente enviado por: Joshua C.
Queridos hermanos, amigos, en Cristo Jesús:

Hace poco entré en conocimiento de un incidente que acaeció en mi pueblo. Ocurrió así:

Un hombre sale de uno de sus tantos compromisos del día y aborda su auto en un estacionamiento dado. Sólo le acompaña su pequeño bebé de meses de nacido. Para tener libertad de poner un montón de paquetes dentro de su largo auto, este hombre puso al bebé (quien estaba en una silla portátil de esas que se adaptan a una base que se suele colocar en alguno de los asientos traseros de cualquier auto) encima del techo del mismo. Acto seguido, se subió a su auto y arrancó. ¡Ah! Un pequeño detalle: Se le olvidó poner al bebé en su sitio. ¡Sí, lo dejó en el techo! Así, casi condujo 5 millas para llegar a casa. En su andar, muchas personas tocaban insistentemente la bocina de sus autos, le hacían señales desesperadas. Él no les puso mucha atención. No estaba en posición de atenderles, estaba totalmente absorto en sus pensamientos. ¿Y el bebé? Bueno, el bebé tranquilamente estaba viajando en el techo del auto. De no ser por la peligrosísima situación que enfrentaba el niño, nos gustaría pensar que más bien estaba disfrutando de "tremendo paseo" al cielo libre. Cuando, ¡por fin!, estacionó su auto en el primer semáforo (muy cerca de su casa). La silla contentiva del niñito se deslizó hacia la parte trasera cayendo suave y convenientemente el suelo. Algunos conductores y viandantes se abalanzaron no sólo sobre el sitio donde estaba el bebé sino encima del carro de su padre. Allí encontraron un bebé intacto y sonriente y un papá, que al tomar consciencia de la situación, casi que se muere.

¿QUÉ PASO AQUÍ?. ¡Me encantaría recibir tu visión sobre este hecho!

Saludos en Cristo,

Caleb J.

Como madre te digo . Que si olvidò a su bebè , ese hombre no le ama como el bebito merece ser amado . Asì de simple .

No concibo a mi esposo , ni a mi padre , olvidàndose de ninguno de sus hijos , bajo ninguna circunstancia .
 
Mira Paz Elisa
Eres dura , muy dura , yo quiero creer que era un despistado ¡¡¡¡increible!!!! . o tenía un problema grandioso . desde luego es un hecho increible .
Conozco un padre que se paso un paso de tren y murieron sus dos hijos que iban detras del auto . Esto unió mucho más al matrimonio ¡¡¡ incrible!!!! .
En mi caso me pasé un semáforo en rojo . No pasó nada y la gracias del Señor me ha ayudado a perdonarme .

Este padre del bebé necesitará nuestras oraciones .

Y podemos estar agradecidos a Dios que no quiso hacer sufrir más estos padres . Y que no quiso llevarse el bebé al cielo . Por algo será . Espa .
bendiciones
 
¡PERDONADME!

¡PERDONADME!

Al agradecer altamente la intervención de los hermanos Elisa y Espcri, he de repetir la historia no sólo para corregir errores de construcción que pudieran perturbar la lectura de este relato sino principalmente para agregar un detalle que olvidé escribir en la versión original.

He aquí, pues, la versión definitiva (destacaré en azúl la información omitida):

Un hombre sale de uno de sus tantos compromisos del día y aborda su auto en un estacionamiento dado. Sólo le acompaña su pequeño bebé de meses de nacido. Para tener libertad de poner un montón de paquetes dentro de su largo auto, este hombre puso al bebé (quien estaba en una silla portátil de esas que se adaptan a una base que se suele colocar en alguno de los asientos traseros de cualquier auto) encima del techo del mismo. Acto seguido, se subió a su auto y arrancó. ¡Ah! Un pequeño detalle: Se le olvidó poner al bebé en su sitio. ¡Sí, lo dejó en el techo! Así, casi condujo 5 millas para llegar a casa. En su andar, muchas personas tocaban insistentemente la bocina de sus autos, le hacían señales desesperadas. Él no les puso mucha atención. No estaba en posición de atenderles, estaba totalmente absorto en sus pensamientos. ¿Y el bebé? Bueno, el bebé tranquilamente estaba viajando en el techo del auto. De no ser por la peligrosísima situación que enfrentaba el niño, nos gustaría pensar que más bien estaba disfrutando de "tremendo paseo" al cielo libre. Cuando -¡por fin!- detuvo su auto en el primer semáforo (muy cerca de su casa), la silla contentiva del niñito se deslizó hacia la parte trasera cayendo suave y convenientemente al suelo. Algunos conductores y viandantes se abalanzaron no sólo sobre el sitio donde estaba el bebé sino sobre el carro de su padre. Allí encontraron un bebé intacto y sonriente y un papá, que al tomar consciencia de la situación, casi que se muere. Este padre es pastor de una de las tantas congregaciones cristianas que hay en nuestra área.

¿QUÉ PASO AQUÍ?. ¡Me encantaría recibir tu visión sobre este hecho!

Saludos en Cristo,

Caleb J.
 
Originalmente enviado por: espcri
Mira Paz Elisa
Eres dura , muy dura , yo quiero creer que era un despistado ¡¡¡¡increible!!!! . o tenía un problema grandioso . desde luego es un hecho increible .
Conozco un padre que se paso un paso de tren y murieron sus dos hijos que iban detras del auto . Esto unió mucho más al matrimonio ¡¡¡ incrible!!!! .
En mi caso me pasé un semáforo en rojo . No pasó nada y la gracias del Señor me ha ayudado a perdonarme .

Este padre del bebé necesitará nuestras oraciones .

Y podemos estar agradecidos a Dios que no quiso hacer sufrir más estos padres . Y que no quiso llevarse el bebé al cielo . Por algo será . Espa .
bendiciones

¿ Dura ? No lo creo . Y haces dos relatos que no tienen parecido con los hechos expuestos .

Entonces : Mas dura me juzgaras si le dijera al individuo en cuestion que es un total irresponsable . Ese fuè un acto de una total negligencia . Ten la certeza , que en el pais donde vivo , le hubieran juzgado y condenado por negligencia criminal , si al pequeño le hubiera ocurrido algo , y ante los hechos tal y como ocurrieron , posiblemente le hubieran quitado la custodia del menor

No hay excusas para poner en peligro la vidas de los inocentes .
 
Joshua : Lo mas asombroso es que ocurriò en USA . ¿ Se enteraron las autoridades de eso ? Si no fuè asì , suertudo que es el pastorcito . :D

Si no fuera porque por poco muere el bebe , el tal episodio serìa divertido , pero habiendo sido peligroso al maximo , la verdad es que lo encuentro bastante deprimente . Esperemos que la proxima vez no se le olvide su hijo en el ala de un aviòn
 
Pues a mi me d apena

Pues a mi me d apena

Pues a mi me d apena el papa..tanta spreocupaciones debe tene ren la cabez apar aolvidarse de su hijo ..no e snada extraño estando como esta la socieda ddond etodo parece se rcompetitivo y llegar primero y pasar al otro...el trabajo, el colegi otodo s evuelve requisitos d eesto requisito del otro y los que quedan atras quedan atrapados en sus preocupaciones .....pobre hijito sip..pero tambien pobr e papa
 
¡APOSTEMOS A LA GRANDEZA DE DIOS!

¡APOSTEMOS A LA GRANDEZA DE DIOS!

NO JUZGUÉIS, para que no seáis juzgados”.
MATEO 7:1

¿Pues qué diremos?
¿Que hay injusticia en Dios?
En ninguna manera.
Mas á Moisés dice:
Tendré misericordia del que tendré misericordia,
y me compadeceré del que me compadeceré.
Así que no es del que quiere,
ni del que corre,
sino de Dios que tiene misericordia
”.
ROMANOS 9:14-16


Queridos Elisa, Espcri y Dreamer:

Al pedirles disculpas por mi tardanza al responder sus mensajes quiero expresarles mi más cálido agradecimiento por contestar mi pregunta. Sus respuestas han sido de edificación para mí. A través de Uds., puedo ver la mano señera de mi Señor mostrando a Sus hijos Su glorioso CAMINO DE SALVACIÓN.

En principio, quisiera decir que quizá mi pregunta no fue muy adecuada. Quizá debí haber preguntado algo así cómo “¿QUÉ NOS ENSEÑA ESTE RELATO?”. Sin embargo, vale decir que eso de preguntar “¿QUÉ LES PARECE?” va muy de acuerdo al diario vivir del mundo de nuestros días, los días de la constante OPINIÓN.

Sin la directa intervención de Dios en la vida de Sus hijos, no seríamos más que un subproducto de la cultura (Babilonia). Desde nuestros primeros pasos en la adquisición de el idioma, se nos intima al cuestionamiento permanente. ¿Qué? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? son municiones de primer orden en nuestra guerra cotidiana. ¡No! Babilonia no quiere, no acepta, a aquel que no tenga opinión. Vivimos opinando sobre cada mínimo asunto en esta vida, sea de nuestra incumbencia o no, conozcamos sobre el tal asunto o no, sea que podamos aportar algo o no ¡No importa! ¿Qué más da? ¡Lo importante es opinar! Valiéndonos de la mandíbula —¡PORTENTOSA MÁQUINA!, disparamos a diestra y siniestra sin tener, las más de las veces, la menor consciencia de las consecuencias de nuestras palabras. En los días del IMPERIO DEL ABUSO, en los días del ABUSO DE LAS PALABRAS, lo nuestro, bueno, lo nuestro es OPINAR.

¿Cuál fue la intención de mi pregunta? ¿Fue ésta una pregunta retórica para que, al confrontar mi “opinión” con las respuestas de los participantes, pudiera explayar mi moralista “punto de vista”? El motivo de buscar vuestra participación a través de la pregunta formulada, no fue otro que el tratar de ganar luz de la experiencia que viví hace dos domingos cuando me encontraba en la congregación con la que suelo reunirme.

Una vez terminado el culto ordinario y estando reunidos con algunos amigos en la cafetería de la iglesia, mi esposa se percató de que había dejado su cartera en el oratorio. Llegué al salón, justo cuando el hermano Mark estaba cerrándolo. Cuando salí con la cartera, Mark, mirándome sonriente, me dijo bromeando: “¡Qué bueno que fue la cartera y no la nena”!, refiriéndose a mi nenita más pequeña quien apenas tiene 5 meses y a quien yo llevaba (en una silla de las que se adaptan al asiento del auto) colgando de mi mano derecha. Le respondí: “¡JAMÁS!”. Fue en ese momento que me contó la historia que he relato más arriba.

¿Mi reacción? Apenas mi hermano se adentraba en los detalles del cuento, mi rostro se transformó (estoy seguro que si hubiera tenido un espejo, bien pudiera percibido mi cambio: rostro sonriente a rostro severo) en una mueca de DESAPROBACIÓN. Ya no escuchaba más al hermano. Mientras el hermano Mark terminaba de rematar la historia, yo estaba afanado en mi mente estructurando mi discurso de DESAPROBACIÓN. Mi juicio estaba hecho. ¡PUNTO! Ese hombre era ¡CULPABLE! Si no se desparramaron las palabras que pugnaban por salir de mi boca acusadora fue por el INMENSO AMOR (¡CRISTO MISMO!) que manaba del rostro de mi hermano. En el instante mismo en que casi arrojaba mi “¡PERO QUÉ IRRESPONSABLE!” y demás frases por el estilo, volví a ponerle atención a las palabras de Mark. Fue maravilloso aquel instante, ¡Dios mío! Si pude volver a sus palabras fue porque le estaba mirando a sus ojos y de sus ojos brotaba puro AMOR. Así, pude oír cuando, como conclusión de su historia, me preguntaba: ¿Dime Caleb, si no es grande, si no es bello, si no es misericordioso nuestro Señor que salvó la vida de este pequeñito y salvó a su papá de tan horrible desgracia? ¡Oh mi Dios! Mientras yo, en mi miseria, no atinaba ver sino hacia el suelo de la CONDENACIÓN, mi hermano Mark apuntaba a LA GRANDEZA DE DIOS. En ese instante —¡maravilloso instante!— me mordí la lengua. Puse la silla con mi bebita en el suelo, le di un fuerte abrazo a mi hermano y muchas gracias al Señor por Su luz e inconmensurable e infinito AMOR.

Pasé el resto del día (aún continúo meditando al respecto) meditando sobre este caso. Muchas eran las lágrimas que contendían para salir de mis ojos a causa de mi dolor y de mi alegría. Por un lado, me entristecía mi inconsciencia. Pero por otro lado, sentía la dicha de saber que mi Señor está conmigo y que Él me había querido dar una gran lección que por el resto de mi vida NO OLVIDARÉ. Ustedes, saben mis amigos, si algo puede definirnos como pueblo, como nación, eso es la película. La película es ya un evento inseparable en nuestras vidas, es amalgama que nos “une”. No se mueve una brizna en esta nación sin ser “debidamente” filmada. Y esto es lo que le proyectamos al mundo entero día a día, LA PELÍCULA. Tú sabes. Uno ve una escena como ésta en el cine. Allí todo es intenso. Hollywood te echa el cuento de la vida de un fulano cualquiera, desde la A hasta la Z, en tres minutos. Tú pasas por una escena como ésta casi sin sentirla y sin anestesia. ¡Qué curioso! Lo único que llegas a sentir es tu ira, tu juicio. ¡Pero cómo, pero que loco, que irresponsable! Después, más adelante, cuando ya han pasado veinte minutos de cinta, viene un tío como Mark y te hace ver lo que yo vi. Entonces, prorrumpes en llanto, ¡allí mismo! Te sientes miserable, chiquitito, “te das cuenta”. ¡Guao, qué tremendo mensaje! No obstante, apenas sales del cine sigues en lo mismo. El problema, el verdadero problema, estriba en que ahora has salido con una MORALEJA MÁS, una carga más, pero no con una SOLUCIÓN que te reivindique. Hollywood sólo fabrica ilusiones. Sólo CRISTO redime. Sólo CRISTO satisface.

Han sido muchas las circunstancias acerca de este caso por las que me he pasado estos días. Empecé con el tema del bebé. Así me dije: “el bebé habría sido de todos el más favorecido; habría ganado su pasaporte al cielo sin tener que pasar por este tortuoso valle que la vida es”. Pero qué hay con la vida de ese papá, su esposa, su hogar. ¡Dios mío no quiero ni imaginármelo! El bebé, una vez caído del auto en movimiento, pudo haber sido arrollado por un carro cualquiera. Aquel que lo arrollara, pudo haber sido cualquiera de nosotros, miembros de la comunidad. Pudo haber sido mi esposa, mis vecinos. Sí, también YO. Sí, es obvio que no habría ido a la cárcel porque éste hubiera sido un accidente. Pero que mayor cárcel que el dolor con el que habría tenido que vivir por el resto de mi vida. Sin duda alguna, la misericordia de Dios nos tocó a todos en este barrio. Este día, fue un día de redención para todos y muy especialmente para el padre de la criatura.

¡EL SEÑOR LES BENDIGA ABUNDANTEMENTE!

En Cristo,

Caleb Joshua
 
De tal manera amó Dios al mundo
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
PORQUE NO ENVIÓ DIOS A SU HIJO AL MUNDO PARA CONDENAR AL MUNDO, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios
”.
JUAN 3:21

¡NO CONDENEMOS!

JESÚS MIRA FUERA DEL COSMOS Y DENTRO DE LA HISTORIA HUMANA. Jesús es el Señor del antes, del ahora y del después. Así, Él nos dice que no tenemos necesidad alguna de estar ansiosos ya que hay una vida divina, el verdadero hogar del alma, a la que podemos entrar simplemente por poner nuestra confianza en Él: convirtiéndonos así en Su amigo y conspirando con Él para subvertir la obra del malvado con el bien. Él también nos enseña cómo podemos ser renovados en las profundidades de nuestra alma, al caminar más allá de escribas y fariseos para ser convertidos en la clase de personas que han de llegar a la MORADA DEL PADRE.

EN LA PARTE CONCLUYENTE DE SU SERMÓN DEL MONTE, ahora, Él continúa alertándonos sobre prácticas específicas y actitudes típicas que son tan “humanas, demasiado humanas” pero que por seguro terminarán aislándonos de las bondades y el poder (él único real) que fluyen dentro del Reino Entre Nosotros.

EN LOS PRIMEROS DOCE VERSÍCULOS DE MATEO 7, el Señor contiende contra el camino MUERTO en el cual tratamos (¡mira que somos tozudos!) de “manejar” o controlar a aquellos que están más cerca de nosotros al culparlos y condenarlos, y de forzarlos a adoptar las “MARAVILLOSAS SOLUCIONES” que tenemos para ellos. Sin duda alguna, este es otro seguro de modo de alejarnos del REINO ENTRE NOSOTROS y de emprender el manejo de nuestro mundo por nosotros mismos. ¡DESASTRE! Eso es lo que nos aguarda—más grande o más pequeño— más tarde o más temprano.

LA CASI UNIVERSAL PRÁCTICA DE LA CONDENACIÓN es el tema de los versos 1 al 6. Tras un breve pero incisivo tratamiento del mismo, el Señor Jesús entonces, entre los versos 7 y 12, nos enseña un camino gracioso y efectivo para cuidar y ayudar a la gente que amamos. Éste es el camino de la solicitud, del ruego, el cual nos llevará progresiva y naturalmente al exigente Reino de la súplica, de la oración. Este es un camino que realmente funciona, ya que éste empuja a nuestros amados dentro del Reino en lugar que a la tupida malla* de los deseos y planes que tenemos para ellos. Este camino crea la comunidad del amor pletórico de oración.

¡Quiera el Señor bendecirte en instante, viniendo a morar en ti!

Caleb Joshua
*Nótese que una malla o red significa WEB en inglés. Viviendo en un mundo cada vez más cercado por las Web sites, es conveniente saber esto.

El juzgar a los demás
NO JUZGUÉIS, PARA QUE NO SEÁIS JUZGADOS.
Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen
”.
MATEO 7:1-6

La oración: Regla de oro
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas
”.
MATEO 7:7-12
 
¡Sigamos Su Orden!

¡Sigamos Su Orden!

Una vez más… SIGAMOS SU ORDEN y… no condenemos ni culpemos

EN LA MEDIDA EN QUE VIVIMOS EL MENSAJE CONTENIDO EN EL SERMÓN DEL MONTE, nos salvamos de la ira y la rebeldía, el cultivo de la concupiscencia (lujuria), la manipulación verbal, el saldo y el ajuste de cuentas, así como también de las cargas ansiedades propias del “parecer buenos” y de asegurar nuestras vidas a través del atesoramiento de cualquier clase de fortunas.

SI NO VIVIMOS EL EVANGELIO DE CRISTO, aún estaremos dominados por la angustia, la rebeldía, la lujuria—en nuestra casa gobernada por un CORAZÓN DE HIERRO, y, de este modo, las tiernísimas áreas donde se mueve el Señor Jesús serán simplemente invisibles, incomprensibles para nosotros.

NOS TOCA COMENZAR EN EL PUNTO QUE JESÚS ESCOGIÓ—la naturaleza del bienestar y la consagración— y SEGUIR SU ORDEN de abandonar DEFINITIVAMENTE nuestra ira, rebeldía, lujuria, manipulación verbal, ajuste de cuentas y de RENUNCIAR a la DEPENDENCIA de la REPUTACIÓN HUMANA y la RIQUEZA MATERIAL. Entonces, y sólo entonces, estaremos listos para los siguientes pasos.

MEDIANTE LAS ENSEÑANZAS DE MATEO 7:1-12 vemos que el énfasis sobre ORDEN y PROGRESO puede llegar a ser incluso más importante que las otras partes de su discurso. En los versículos 1 al 5 y 7 al 11, tomados aisladamente (como suele ocurrir), aparentemente hay sólo unos pocos puntos notables pero no relacionados con orden y progreso. Pero, en realidad, todo aquí está relacionado. Éstos son puntos vitales en el conjunto de la enseñanza y su progreso. Éstos ilustran la textura interna del Reino de la vida con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo y los vecinos de al lado. Estos puntos ilustran la actitud del Reino hacia aquellos que están más cerca de nosotros. Sin éstos, el Sermón del Monte no serviría para construir la “casa” de nuestra vida sobre la ROCA firme.

Naturalmente, a estas alturas, ya nos hemos involucrado con la más positiva particularidad que dibuja al Reino: el amor ÁGAPE. Y ya que este amor es un tan infatigable como infinito, ahora Jesús, en el citado pasaje, profundiza sobre éste. Aunque el tratamiento que Él le da aquí todavía tiene que ver con el área de acción, con el hacer, éste también implica una nueva visión de la actitud interior y éste caracteriza tal actitud de modo que ésta nos pueda auxiliar en contextos específicos.

De este modo, “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”, nos pone de frente a una de sus más famosas REGLAS DE ORO con la cual no sólo todo discípulo consecuente, sino también todo pensador moral, tiene que toparse en algún momento. Ésta, en las palabras de Jesús, “ES LA LEY Y LOS PROFETAS”. En otras palabras, ESTE AMOR y todo para lo que fue creado por DIOS para nosotros está incluido en LA LEY Y LOS PROFETAS.

EN EL VERSÍCULO 12 “ASÍ QUE” que también pudiera traducirse como “POR TANTO” o “DE MANERA QUE”, implica la conclusión de la enseñanza ilustrada por los versos 1 al 11. Esta es: en el Reino de la vida nosotros respetamos a otros de la manera como esperaríamos que ellos nos respeten. Así es como se comporta el amor y éste es el modo en que el amor (el auténtico amor) se comporta cuando llega a nuestras relaciones más íntimas.

En los versículos previos (1 al 11), el AMOR ÁGAPE ha sido ilustrado concretamente en tres formas:

1.- No condenemos ni culpemos a aquellos que están alrededor nuestro (1 al 5)
2.- No les forcemos para que adopten nuestras “maravillosos visiones” (6)
3.- Sólo pidamos lo que necesitamos de ellos y para ellos así como de DIOS (7-11)

¡El Señor te bendiga!
 
Re: ¡Sigamos Su Orden!

Re: ¡Sigamos Su Orden!

¡NO JUZGUÉIS!

SI REALMENTE QUISIÉRAMOS AYUDAR A AQUELLOS AMADOS POR Y CERCANOS A NOSOTROS y si realmente quisiéramos aprender a vivir junto con nuestros familiares y “prójimos” en el poder del Reino, DEBERÍAMOS ABANDONAR la práctica, profundamente arraigada en nosotros, de CONDENAR y CULPAR. Esto es lo que Jesús quiere decir cuando nos dice, “NO JUZGUÉIS”. Jesús nos dice que debemos y que, además, podemos, convertirnos en esa clase de persona que no CONDENA ni CULPA a los otros. ¡Que sea Dios, de acuerdo a los designios de Su santa voluntad, quien bendiga y guíe dentro de Sus eternos caminos a aquellos que están cerca de nosotros!

¡AY DEL DÍA QUE ESCUCHAMOS ESTA EXHORTACIÓN POR VEZ PRIMERA! ¿CÓMO NOS SENTIMOS?. ¿De verdad que yo puedo vivir de este modo? ¿Realmente podemos establecer relaciones personales sin hacerles sentir a las personas cuánto las desaprobamos y sin hacerles saber “cuán equivocadas están”? El condenar —dado y recibido— consume una porción tan grande de nuestra existencia que ni siquiera podemos imaginar o pensar cómo sería la vida sin éste.

¡CARAMBA! PERO AL MENOS, DEBERÍAMOS TENER LA OPCIÓN DE DAR UN POCO DE CONDENACIÓN Y CULPA CUANDO “SEA APROPIADO”. ¿VERDAD?. Tenemos tanta confianza en el “PODER DE LA CONDENACIÓN” que NOS RESISTIMOS CON TODAS NUESTRAS FUERZAS a renunciar a ésta. Tenemos una tremenda confianza en cómo una “adecuada” dosis de condenación y culpa corregirá a esos descarriados (¡los otros!, naturalmente). Cada vez que nos sobrevengan esos “ataques de CONDENACIÓN Y CULPA”, ¿NO DEBERÍAMOS EXAMINARNOS A NOSOTROS MISMOS PARA VER SI VIVIMOS EN LO CORRECTO?

¡VEAMOS! ¿QUÉ ES EXACTAMENTE LO QUE HACEMOS CUANDO CONDENAMOS A ALGUIEN?. Cuando condenamos a otro lo que le estamos realmente comunicando es que, en algún profundo y quizás irredimible modo, es malo(a) —malo como un todo y malo que debe ser rechazado. ¡Doblemente malo, pues! A nuestros ojos “EL CONDENADO” es desecho de la vida humana. Sea él, sea ella, NO ES ACEPTABLE. ¡Sentenciamos a esa persona a LA EXCLUSIÓN!.

Segura, naturalmente, en CRISTO JESÚS, podemos aprender a vivir una buena y gozosa vida sin CONDENAR y CULPAR.

¡Dios, nuestro único amparo y fortaleza, nos perdone!
 
No juzgueis : Aunque perdamos a un bebè .

Los niños asesinados en USA anualmente , es escalofriante .

Suerte Joshua , que los que tienen que cuidar a los niños , si van a juzgar , y escoger lo mejor para ellos . Eso evita que mueran el doble , producto de la negligencia o del abuso directo .

Y yo si juzgo : Obvio que no entiendes el mensaje .

Por supuesto si ese niño se hubiera caido del techo del carro , ya tu hablaras diferente . Mas yo hablo antes , para evitar que otro sea otro el que se caiga del carro
 
Re: ¡PERDONADME!

Re: ¡PERDONADME!

Originalmente enviado por: Joshua C.
Este padre es pastor de una de las tantas congregaciones cristianas que hay en nuestra área.


Saludos en Cristo,

Caleb J.

Amado Joshua:

Sin leer todos los aportes, te digo que no me extraña que le haya pasado esto a este pastor.

El pobre lleva sobre sus hombros uno de los llamados que requieren más sacrificio en el cuerpo de Cristo: pastorear a las ovejas del Señor (llamadas ovejas no por inteligentes, ya que la oveja es el animal más ........... (tú llenas el espacio en blanco) que hay sobre la tierra.

¿Sabes tú lo que es tratar con el rebaño? ¿O con la majada? ¿O con el rebaño de majaderos? No se lo deseo a nadie.

Bendiciones

Pablo
 
Originalmente enviado por: Elisa
No juzgueis : Aunque perdamos a un bebè .

  • Y yo si juzgo : Obvio que no entiendes el mensaje.

NO JUZGUÉIS, para que no seáis juzgados”.
MATEO 7:1

Querida hermanita Elisa:

Tu enfoque es respetable, es MUY HUMANO. Sin embargo, el SEÑOR que es SOBREHUMANO nos indica que actúemos de otro modo.

JUZGAR (y menos CONDENAR) NO ES LO QUE SE SUPONGA QUE HAGAS de acuerdo a LA VOLUNTAD de NUESTRO SEÑOR. ¿Qué dice Él? Lee Mateo 7 una vez más. Sobre mi comprensión del mensaje, no sé exactamente a qué te refieres. Si te refieres al mensaje derivado de la situación planteada en la historia relatada más arriba, pues creo haber comprendido lo que nos enseña la BIBLIA: NO JUZGUÉIS y NO CONDENÉIS. Debo recordarte, como dije más arriba, que cuando el hermano Mark me contaba la historia yo TENÍA LA MISMA ACTITUD TUYA. ¡Ya no! Entonces, creo que asimilé el aprendizaje, el cual por cierto no es intelectual sino espiritual. Lo que me da motivo para pensar que la lección obtenida es válida. Por lo demás, entiendo tu enfoque. Como padre de niños pequeños soy y estoy muy sensible al maltrato y descuido de los niños; sin embargo, siento en mi corazón que lo más correcto es la receta que prescribe el PADRE a través del HIJO: AMAR. Además de muchas otras cosas, amar es comprender y, aun en el castigo, es ser noble y no condenar. Sé que la vida de ese niño, como la de los míos, NO NOS PERTENECEN, ellos SON DE DIOS. Finalmente es DIOS y sólo DIOS quien tiene potestad sobre cualquiera en este mundo: niño o viejo, hombre o mujer, etc. Si el Señor hubiera decidido llevarse al bebé en esa forma: PUES ESTÁ BIEN ya que esa habría sido SU VOLUNTAD. ¿Las consecuencias? Bueno, todos tendríamos que haberla afrontado. Por lo pronto, al no haber muerto el niño tenemos que afrontar también las consecuencias, las cuales, muy graciosamente, son posítivas para todos, entre ellos yo mismo que estoy aprendiendo a salirme del MINISTERIO DE LA CONDENACIÓN.

En un muy interesante mensaje pegado por el hermano ALFONSO en un epígrafe donde tu participaste (http://forocristiano.com/showthread.php?s=&threadid=9942&perpage=15&pagenumber=4), él nos informaba sobre ciertos estudios que hablaban sobre las grandes dificultades que se presentan en las relaciones de individuos que se comunican a distancia (especialmente por el medio electrónico escrito). Te aseguro que si mi hermano Mark me hubiera relatado la historia por teléfono, yo lo habría interrumpido en algún momento para dejar hablar a mi YO ACUSO: "¿PERO, CÓMO? ¡QUÉ PADRE TAN IRRESPONSABLE! Por la pura gracia de nuestro Señor, y en su bendito nombre, NO LO HARÉ MÁS. La ventaja que tuve yo respecto a ti fue que yo estaba viendo la expresión amorosa del rostro de Mark, el CRISTO VIVO que vive en él, reclamándome que mirara, que apuntara a LA GRANDEZA DE NUESTRO SEÑOR. Palabras de Mark: ¿Dime Caleb, si no es grande, si no es bello, si no es misericordioso nuestro Señor que salvó la vida de este pequeñito y salvó a su papá de tan horrible desgracia? ¡GLORIA A DIOS!

¡Dios te bendiga!

En Cristo,

Caleb Joshua
 
SEPAREMOS LAS CABRAS DE LAS OVEJAS...

SEPAREMOS LAS CABRAS DE LAS OVEJAS...

Originalmente enviado por: Pablo Santomauro


Amado Joshua:

Sin leer todos los aportes, te digo que no me extraña que le haya pasado esto a este pastor.

El pobre lleva sobre sus hombros uno de los llamados que requieren más sacrificio en el cuerpo de Cristo: pastorear a las ovejas del Señor (llamadas ovejas no por inteligentes, ya que la oveja es el animal más ........... (tú llenas el espacio en blanco) que hay sobre la tierra.

¿Sabes tú lo que es tratar con el rebaño? ¿O con la majada? ¿O con el rebaño de majaderos? No se lo deseo a nadie.

Bendiciones

Pablo

Amado hermano Pablo:

¿Me preguntas sobre el dulce, pacífico, silencioso y sereno animalito que yace junto a aguas de reposo, en prados de delicado pasto o más bien me preguntas sobre el hediondo y pendenciero animal que corre enloquecido hacia todos lados sin dirección alguna?

Un dicho popular reza: "LA CABRA SIEMPRE COGE (TIRA) PA'L MONTE"

¡Dios te bendiga profusamente!

En Cristo,

Caleb Joshua
 
Nadie tiene el derecho

Nadie tiene el derecho

Nadie tiene el derecho de sentarse en el trono y juzgar.
Quien sabe que tenia este pobre padre en la cabeza para poder olvidar a su hijo en el techo de su auto, quien es Dios aqui para decirnos porque el lo dejo?? o quien es Dios para decir que no lo ama?

Facil es levantar el dedo senalador desde nuestro teclado.....

Me imagino que este hombre ha recibido la leccion de su vida y dificilmente va a ser igual.

Que bueno que aprendio, que bueno que Dios le enseno de una manera misericordiosa, como EL si sabe hacerlo.

En Cristo mi salvador
Jorge Ulate
 
Re: Nadie tiene el derecho

Re: Nadie tiene el derecho

Originalmente enviado por: Jorge Ulate
Que bueno que aprendio, que bueno que Dios le enseno de una manera misericordiosa, como EL si sabe hacerlo.

En Cristo mi salvador
Jorge Ulate
Estimado Jorge:

¡Agradecido por tus comentarios!

¡Sí, qué bueno que el Señor me enseñó!

Efectivamente, ni yo ni ningún otro tiene derecho a sentarse en el TRONO, juzgar y mucho menos CONDENAR.

Justamente, por el gozo de haber adquirido tan valioso aprendizaje en mi vida es que he estado escribiendo al respecto en este sitio. Asimismo, en el ámbito de mi familia, amigos y relacionados no ME CANSO DE CONTAR ESTE CUENTO.

¡Dios te bendiga abundantemente!

En Cristo,

Caleb Joshua
 
Originalmente enviado por: Jorge Ulate
Hermano Joshua,

Esto te paso a ti?

Bendiciones!

¡No! No me pasó a mí pero es como si me hubiera ocurrido. Mi última nenita tiene 6 meses y no alcanzo a imaginarme, ni siquiera por instante, lo terrible que pudiera ser una desgracia de esta naturaleza para todos nosotros.

Como conté más arriba esto ocurrio a un hermano pastor de mi vecindad. No lo conozco pero mi hermano Mark, que fue quien me habló sobre el caso, sí lo conoce.

¡Dios te bendiga, mi hermano!

Caleb Joshua
 
"... aun hasta setenta veces siete"

"... aun hasta setenta veces siete"

Mateo 18:21-22
Entonces se le acercó Pedro y le dijo:
Señor,
¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí?
¿Hasta siete?
Jesús le dijo:
No te digo hasta siete,
sino aun hasta setenta veces siete
”.

Esta noche, ha saltado este relato de mis viejos papeles. Es un relato terrible pero LLENO DE AMOR. Es pura poesía. Al traducirlo al español para insertarlo en este epígrafe donde hemos venido hablando sobre CONDENACIÓN y CULPA, no he podido dejar de llorar.

En el nombre del Señor Jesucristo, tengo la esperanza de que esta página de intenso dolor arrancada de la vida misma pueda ser útil para los que, por CUALQUIER MOTIVO, pudieran estar atrapados en las terribles garras del odio y de la desesperanza
.

¡DIOS LES BENDIGA!

BUD WELCH perdió desgraciadamente a su ÚNICA hija, Julie de 23 años, en el atentado que Timothy McVeigh consumará el 19 de abril de 1995 con explosivos contra el edificio federal Alfred P. Murrah, en la ciudad de Oklahoma de Estados Unidos.

Pero dejemos que sea BUD WELCH quien nos eche el cuento:


Por qué perdonar

Cuando mi única hija, Julie, fue asesinada, me uní a un “club” al que nunca hubiera deseado entrar. El precio de admisión es demasiado alto. Conozco el dolor de perder un ser amado a causa de un insensible acto de violencia.

Julie Marie era la luz de mi vida. Era tan brillante, tan amable y tan amorosa. Era mi mejor amiga y confidente. Después de graduarse de la universidad, Julie trabajaba como interprete de español para la Administración del Seguro Social en la ciudad de Oklahoma. Cada miércoles, nos reuníamos para almorzar en un restaurante griego en la acera del frente del edificio Murrah. Nuestra cita del miércoles 19 de abril de 1995 nunca pudo ser.

Julie hablaba cinco idiomas y usaba sus habilidades para ayudar a gente marginada. En la mañana de la explosión, ella había ido al vestíbulo para recibir a algunos de sus asistidos. Ella siempre hacía cosas como ésta. Si hubiera permanecido en su oficina en lugar de bajar a recibir a sus asistidos en el vestíbulo, habría sobrevivido.

Soy el tercer hijo de ocho, criado en una granja lechera de Oklahoma central. He dirigido una estación de gasolina por 35 años. Toda mi vida, siempre he estado opuesto a la pena de muerte. En medio de tazas de café con amigos que apoyaban la pena de muerte se me había dicho que si algo le sucediera alguna vez a algún miembro de mi familia, yo cambiaría mi manera de pensar—¿Qué tal si violaran y asesinaran a Julie?

Cuando Julie fue asesinada esa mañana junto a otras 167 personas en la explosión del Edificio Murrah, el dolor que sentí era intolerable. Estaba lleno de ira. Quería ver ejecutado a Timothy McVeigh. Lo habría hecho con mis propias manos. Ni siquiera quería un juicio. Sólo quería verlo frito. A este período lo llamo el “período de locura”—pasé por cinco semanas de locura. Ahora sé por qué la gente acusada de cometer crímenes horribles son llevadas rápidamente en el auto a la corte y vistiendo chalecos a prueba de bala—miembros de la familia de la víctima están tan enloquecidos e iracundos que bien pudieran tomar justicia por sus propias manos.

En aquel período, recordaba cuando el Presidente Clinton y la Fiscal General Janet Reno, mientras el cuerpo de Julie aún estaba desaparecido, decían que ellos iban a buscar y obtener la pena de muerte para los malhechores. Por cuanto había sido tan golpeado, esa noticia me sonó tan maravillosa en aquella ocasión. ¡Era el gran arreglo!

Pero también recordaba la ocasión cuando Julie y yo estamos conduciendo a lo largo de Iowa durante su primer año de la universidad y escuchamos un noticiero de radio sobre una ejecución. Julie dijo: “Papá, me enferma lo que están haciendo en Texas. Todo lo que están haciendo es enseñando odio a sus hijos. Esto no ofrece ninguna compensación social”. No pensé mucho al respecto en esa ocasión pero después de que Julie fuera asesinada, su comentario se mantuvo como un eco en mi mente.

Nueve meses después del bombardeo, yo todavía estaba atascado en el 19 de abril. Esta bebiendo duro y fumando tres paquetes de cigarrillos por día. Un frío día de enero, bajé al sitio de la tragedia. Me senté debajo del viejo roble donde Julie acostumbraba estacionar su auto. Allí, me pregunté a mi mismo: “Una vez que sean juzgados y ejecutados, ¿entonces qué? ¿cómo me va ayudar eso? ¿me regresará a Julie?”. Me hice esas mismas preguntas por dos semanas. Finalmente, me di cuenta de que la pena de muerte no era más que venganza y odio. Y la venganza y el odio son las razones por las que Julie y los otros 167 están muertos.

Unas pocas semanas después del bombardeo vi a Bill McVeigh, el padre de Tim, en televisión. Estaba trabajando en su jardín. El reportero le hizo una pregunta y cuando él vio a la cámara de TV por unos segundos, vi un profundo dolor en los ojos de ese padre que la mayoría de la gente no había podido reconocer. Yo podía, porque estaba viviendo ese mismo dolor. Y sabía que algún día tenía que ir a decirle a ese hombre que a mí realmente me interesaba cómo se sentía.

Dos años más tarde, un sábado en la mañana, finalmente me encontré en el camino de entrada de Bill McVeigh. Estaba sentado en el auto sin saber lo que iba a ser capaz de decirle. Entonces subí y toqué la puerta. Él abrió la puerta y yo me le presente. Además, le dije: “Entiendo que Ud. tiene un gran jardín en su patio trasero” y eso lo emocionó. Él me dijo: “Oh, sí, ¿le gustaría verlo?. “Me encantaría”, le dije.

Así, pasamos la primera media hora en ese jardín conociéndonos mutuamente. Entonces fuimos dentro de la casa y pasamos una hora de la visita en la mesa de la cocina. Su hija Jennifer de 23 años esta allí. Cuando entraba me percaté que había una foto de Tim sobre la repisa de la chimenea. Me mantuve mirándola mientras estuvimos sentados en la mesa. Yo sabía que tenía que hacer un comentario sobre esta foto en algún momento, así que finalmente miré hacia ésta y dije: “Dios, qué niño tan buenmozo”. Bill dijo: “Esa es la foto de la graduación de Tim de la secundaria”. Una gran lágrima saltó de sus ojos y en ese momento vi, en los ojos de ese padre, un amor por su hijo que era absolutamente increíble.

Al terminar la visita me levanté y Jennifer vino hacia mí desde el otro extremo de la mesa y me dio un abrazo; lloramos, y manteniendo su cara entre mis manos le dije: “Cariño, nosotros tres estamos en esto por el resto de nuestras vidas. Y podemos hacer lo mejor de esto si así lo decidimos. No quiero que tu hermano muera y haré todo lo que esté a mi alcance por evitarlo”.

Conduciendo de regreso a Buffalo, no podía ver a través de mis lentes porque todavía estaba llorando. Cuando llegué, me senté y lloré y lloré y me volví totalmente nada, fuera de mí mismo por una hora. Pero nunca me he sentido tan cerca de Dios en mi vida como me sentí en aquel momento. Fue como si una tremenda carga hubiera sido quitada completamente de mis hombros. Ojalá pudiera hacerles comprender cómo se siente esto. Todos los miembros de mi familia se opusieron a que Tim McVeigh fuese ejecutado. La última en sumarse a esta iniciativa fue mi madre, quien tenía 88 años. Mamá estaba muy enojada por escucharme hablar contra la pena de muerte para Tim McVeigh ya que ella deseaba su muerte. Finalmente, un día me llamó al teléfono y me dijo: “Bueno, Bud, espero que esto te caiga bien. Estás en lo correcto sobre la pena de muerte. Creo que tengo suficiente con la ira que ya se me ha ido como para que pueda creer que no deberíamos matarlo”.

Al hablar en Seattle recientemente, una dama me dijo que ella siempre había apoyado la pena de muerte. Su esposo había sido asesinado en 1981, en Florida, y el asesino había matado otras personas, también. Ella había apoyado la pena de muerte justo hasta la ejecución del asesino de su marido. Entonces, una semana después de la ejecución, ella comenzó a experimentar este horripilante sentimiento. Esta mujer me dijo que cuando el asesino estaba vivo, ella pudo librarse del odio que sentía por él. Pero una vez que él estaba muerto, ella no encuentra manera de librarse de su rabia. El fiscal nunca le dijo que ella podía pasar crisis mental y emocional una vez que el hombre fuera ejecutado. Ella me dijo que si hubiera sabido lo que sabe ahora, habría hecho cualquier cosa para parar la ejecución. He escuchado esto muchas veces. De modo pues que la pena de muerte puede en realidad evitar la curación antes que ayudar.

El día después del entierro de Julie alguien me preguntó sobre el “cierre”. ¿Qué? No puedo entender esta palabra. Por supuesto, yo estaba todavía en el infierno. En cierto modo, aún lo estoy. ¿Cómo puede haber jamás un verdadero cierre? Una parte de mi corazón se fue. La muerte de Julie aún me oprime fuertemente cada día el resto de mi corazón. Sin embargo, ya no cargo más con la horrible venganza e ira que una vez llevé a cuestas. Sé que ésta me habría destruido.

Por supuesto, perdonar no es algo con lo que te despiertas una mañana y decides hacerlo. Aún tengo estos momentos de rabia cuando pienso: “¿Qué estoy haciendo? Ese bastardo no merecía vivir”.

Ustedes necesitan trabajar sobre su rabia y su odio por tanto tiempo como éstos estén allí, en sus corazones. Deben tratar de vivir cada día un poco mejor que el anterior.

Ya hemos tenido suficiente mortandad. No necesitamos más. Para mí la pena de muerte es venganza y la venganza no ayuda realmente a nadie en el proceso de curación. Por supuesto, nuestra primera reacción es devolver el golpe. Pero si nos permitimos a nosotros mismos pensar a través de nuestros sentimientos, pudiéramos llegar a un lugar bien diferente.