1) ¿Qué quiso decir con la alegoría de poner la otra mejilla?
Ahora podemos irnos al contexto que te dije que es fundamental conocer para extraer la enseñanza de Jesús al respecto y empezar a apreciar como el sermón de la montaña no contiene contradicción alguna con "Ne he venido para abolir, sino para cumplir".
1.1. ABOFETEAR A OTRA PERSONA PODÍA SER UNA SEÑAL DE AUTORIDAD.
En Oseas 11:4 en el texto masorético según la RV1960 leemos:
Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.
Pero cuando nos leemos al mismo pasaje en la Septuaginta leemos:
En medio de la corrupción de los hombres, les extendí mis brazos con lazos de mi amor y seré para ellos como alguien que abofetea sus mejillas. Y volveré mi mirada hacia él, le venceré
En la versión SEPTUAGINTA se nos muestra a un Dios que ejerce la autoridad de un padre lleno de amor que abofetea a su hijos en la mejilla para corregirlos y amonestarlos. En algunas traducciones del TM, en cambio, la analogía es más como la relación de un pastor o vaquero que aliviana el peso del yugo de su ganado para que se refresquen y puedan comer.
Lo que entendemos de este pasaje en la SEPTUAGINTA es que una figura de AUTORIDAD puede abofetear a quien le este sujeto como medida correctiva. Recuerdo que mi madre en mi infancia me abofeteó en una ocasión tan solo por preguntarle que significa una mala palabra. Me quedó claro que no era algo que debía decirse.
1.2. ABOFETEAR A UNA PERSONA PODÍA SER UN ACTO DE HUMILLACIÓN, INSULTO Y VERGÜENZA (OFENSA
).
Sabes bien que casos se han dado en nuestro país donde una persona que se siente ofendida por otra llega a matar al supuesto "ofensor" a machetasos. Ocurren casos donde dos supuestos buenos amigos terminan en una riña porque el uno le mentó la madre al otro y el otro lo ultimó a tiros o a puñaladas.
Hombres que encuentran a sus mujeres en la cama con otro y las asesinan o las golpean o mujeres que matan a sus maridos por lo mismo.
En Isaías 50: 6-9 en la versión Septuaginta leemos:
Ofrecí mi espalda a latigazos, y mis mejillas a bofetadas, y no retiré mi rostro de la vergüenza de los salivasos.
Y el Señor fue quien me ayudó, por eso no me amilané, sino que puse mi rostro como pedernal y supe que no me avergonzaría. Porque se acerca el que me hace justicia. ¿Quién es el que me va a juzgar? Que se me oponga ahora mismo. Y ¿Quién es el que me va a juzgar? que se me acerque. Mira, el Señor me ayuda. ¿Quién me va a hacer daño? Mira, todos vosotros envejeceréis como un vestido, y como polilla os devorará.
Derivamos entonces dos principios de la lectura y comprensión de LA LEY DE DIOS.
1. En ocaciones Dios usa los "golpes en la mejilla" para corregir nuestra conducta y evitar que nos perdamos de su lado. Esto lo puede hacer a través de las autoridades.
2. Debemos estar claros en que si nos sentimos ofendidos y nos rebajamos a actuar como aquellos que nos abofetean para humillarnos y avergonzarnos, estamos mostrando que no creemos en la justicia de Dios, pues para los que creen en el Dios de justicia, no puede haber nada que haga el hombre mortal para avergonzarnos.
¿Comienzas a darte cuenta que Jesús no enseñó nada nuevo que no estuviera en la Torah y los profetas o que la contradijera, sino que vino a CUMPLIR?