La vida eterna está en Jesús porque él ha dado conocimiento verdadero sobre el Padre:
1Juan 5:9 Si recibimos el testimonio que los hombres dan, el testimonio que Dios da es mayor, porque este es el testimonio que Dios da: el hecho de que él ha dado testimonio respecto a su Hijo. 10 La [persona] que pone su fe en el Hijo de Dios tiene el testimonio dado en su propio caso. La [persona] que no tiene fe en Dios lo ha hecho mentiroso, porque no ha puesto su fe en el testimonio dado, el cual Dios como testigo ha dado respecto a su Hijo. 11 Y este es el testimonio dado: que Dios nos dio vida eterna, y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo tiene esta vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene esta vida.
El conocimiento de la verdad, la vida eterna y la conducta de las personas, están relacionados entre sí:
1Juan 2:3 Y en esto tenemos el conocimiento de que hemos llegado a conocerlo, a saber, si continuamos observando sus mandamientos. 4 El que dice: “Yo he llegado a conocerlo”, y sin embargo no está observando sus mandamientos, es mentiroso, y la verdad no está en esta [persona]. 5 Pero cualquiera que sí observa su palabra, verdaderamente en esta [persona] el amor a Dios ha sido perfeccionado. En esto tenemos el conocimiento de que estamos en unión con él. 6 El que dice que permanece en unión con él está obligado él mismo también a seguir andando así como anduvo aquel.
Hay que escuchar el mensaje de Jesucristo que nos revela al Padre y al Hijo en su verdadera relación con Él y Sus propósitos; hay que escuchar sus mandamientos a sus seguidores y obedecerlos; hay que seguir aumentando el conocimiento de la verdad continuamente y crecer en todas las cualidades cristianas, para finalmente adquirir la promesa de vida eterna que virtualmente ya teníamos:
2Ped.1:2 Que bondad inmerecida y paz les sean aumentadas por un conocimiento exacto de Dios y de Jesús nuestro Señor, 3 por cuanto su poder divino nos ha dado libremente todas las cosas que atañen a la vida y a la devoción piadosa, mediante el conocimiento exacto de aquel que nos llamó mediante gloria y virtud. 4 Mediante estas cosas nos ha dado libremente las preciosas y grandiosísimas promesas, para que por estas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por la lujuria. 5 Sí; por esta misma razón, contribuyendo ustedes en respuesta todo esfuerzo solícito, suministren a su fe, virtud; a [su] virtud, conocimiento; 6 a [su] conocimiento, autodominio; a [su] autodominio, aguante; a [su] aguante, devoción piadosa; 7 a [su] devoción piadosa, cariño fraternal; a [su] cariño fraternal, amor. 8 Porque si estas cosas existen en ustedes y rebosan, impedirán que ustedes sean inactivos o infructíferos respecto al conocimiento exacto de nuestro Señor Jesucristo. 9 Porque si estas cosas no están presentes en alguien, está ciego, pues cierra los ojos [a la luz], y se ha hecho olvidadizo respecto al limpiamiento de sus pecados de hace mucho. 10 Por esta razón, hermanos, tanto más hagan lo sumo por hacer seguros para sí su llamamiento y selección; porque si siguen haciendo estas cosas no fracasarán nunca. 11 De hecho, así se les suministrará ricamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 12 Por esta razón siempre estaré dispuesto a recordarles estas cosas, aunque [las] conocen y están firmemente establecidos en la verdad que está presente [en ustedes]. 13 Pero considero apropiado, mientras estoy en este tabernáculo, despertarlos por vía de hacerles recordar, 14 puesto que sé que pronto veré quitado mi tabernáculo, tal como también me lo significó nuestro Señor Jesucristo. 15 Así es que haré lo sumo posible también a todo tiempo para que, después de mi partida, ustedes puedan hacer mención de estas cosas para sí. 16 No, no fue siguiendo cuentos falsos artificiosamente tramados como les hicimos conocer el poder y la presencia de nuestro Señor Jesucristo, sino por haber llegado a ser testigos oculares de su magnificencia. 17 Porque él recibió de Dios el Padre honra y gloria, cuando palabras como estas le fueron dirigidas por la magnífica gloria: “Este es mi hijo, mi amado, a quien yo mismo he aprobado”. 18 Sí, estas palabras las oímos dirigidas desde el cielo mientras estábamos con él en la santa montaña. 19 Por consiguiente, tenemos la palabra profética [hecha] más segura; y ustedes hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y el lucero se levante, en sus corazones. 20 Porque ustedes saben esto primero, que ninguna profecía de la Escritura proviene de interpretación privada alguna. 21 Porque la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo.