Cuando se habla de Dios manifestado en la Persona del Hijo, las Escrituras son bastante prolijas.
Este es un momento incomparable de alegría cuando, como creyentes, nosotros somos traídos a la convicción de que todas las actividades Divinas tienen en vista la seguridad de su propia gloria tal como el Hijo lo hizo en la tierra, en los días de su carne. Leemos:
Joh_8:54 Respondió Jesús:
Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios.
Luego de consumada la Obra de la Redención, retornó al cielo a ocupar su lugar de adoración Eterna al lado de su Padre Dios.
Incluso, un buen observador espiritual reconoce el número de perfección en los dignos atributos del Hijo, el 7, leemos:
Rev 5:12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar
1. el poder,
2. las riquezas,
3. la sabiduría,
4. la fortaleza,
5. la honra,
6. la gloria
7. y la alabanza.
Y cuando contemplamos al Padre y al Hijo sentados en el mismo Trono de adoración, el número 4 en la biblia se refiere a todo aquello que continúa luego de haberse consumado los propósitos Divinos en la Creación, leemos:
Rev 5:13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir:
Al que está sentado en el trono, y al Cordero,
1. sea la alabanza,
2. la honra,
3. la gloria
4. y el poder, por los siglos de los siglos.
Eso mismo le ocurría a los judíos incrédulos, lee:
1. Juan 10:33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; PORQUE TÚ, SIENDO HOMBRE, TE HACES DIOS.
Hebreos 9:24 dice: "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo
para presentarse ahora por nosotros ante Dios"
1. En primer lugar no se trata de mi propia opinión...eso es un delito grave delante del Señor por cuanto ninguna Escritura es de interpretación privada.
2. Esta carta es dirigida precisamente a los Hebreos para fortalecerlos en la Fe una vez dada a los santos en Cristo en tiempos de persecución cuando el Templo de Jerusalén estaba en pie y muchos creyentes estaban retrocediendo a la ley, a los sacrificios, a los votos, en resumen, al antiguo judaísmo.
Cuando el judío acostumbrado a presentar su ofrenda por el pecado en el altar del templo hecho de manos, el sumo sacerdote de la tribu de Leví colocaba sus manos sobre la cabeza del animal e intercedía delante de Dios para la exoneración de la culpa del ofrendante.
Y cuando la ofrenda era por el pecado del pueblo una vez al año...para entrar en el Lugar Santísimo el sumo sacerdote tenía que hacerlo con sangre ajena, un sacrificio por sí mismo y por su casa y luego el sacrificio por los pecados del pueblo, donde uno de los machos cabríos era llevado al desierto (Azazel).
Pero ahora, estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, y no conforme al sacerdocio humano porque el Señor era de la tribu de Judá de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio, sino conforme al orden de Melquisedec, entró una vez y para siempre al Lugar Santísimo no de esta Creación sino al cielo mismo y no con sangre ajena sino con su propia sangre obteniendo eterna redención para sus redimidos.
De manera que cuando el judío llegaba al pasaje que has colocado...tenía que tomar una determinación.
Al frente estaba el templo, el altar y el sumo sacerdote esperando su ofrenda por el pecado...
Pero este pasaje de Hebreos 9:24 lo obligaba a mirar hacia el cielo...
¿Y qué contemplaba allí con los ojos de la fe?
Un Sumo Sacerdote santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos.
Entonces entendía que aquí en la tierra, en el altar de la cruz, se había ofrecido como el Cordero de Dios y recordaba las palabras del profeta Isaías:
Isa 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Isa 53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino;
mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Isa 53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca
Sin dudarlo tomaba su animal y regresaba a casa lleno de gozo puestos los ojos en Jesús, el autor de su Eterna Redención.
Apreciado forista Alejandro Argos...no es correcto que saques de este contexto judío dicho pasaje para aplicarlo a la fe de la Iglesia.
Cuando tenemos la convicción que Dios ha asegurado la Gloria del Hijo del mismo modo que el Hijo lo hizo en los días de su carne aquí en la tierra, tenemos el respaldo de la Escritura, leemos:
Col 1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él.
Col 1:17
Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
Col 1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
Col 1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
1. TODO FUE CREADO POR MEDIO DE EL Y PARA EL
2. Y EL ES ANTES DE TODAS LAS COSAS Y TODAS LAS COSAS EN EL SUBSISTEN
3. EN EL HABITA TODA LA PLENITUD DE LA DEIDAD
4. DIOS MANIFESTADO EN CARNE.
Pásala bien.
Natanael1