EL ESPÍRITU SANTO EN ACCIÓN
En un mensaje anterior, vimos al Espíritu Santo eligiendo a Bernabé y Saulo para una obra misionera en la asamblea de Antioquía.
Ahora, lo contemplamos guiándonos en la comprensión de la siguiente expresión:
¿Cómo podemos entender la expresión "yo te he engendrado hoy" en referencia a Jesús?
Jamás como un comienzo, como hacen los grupos denominacionales, sino como la manifestación de sus glorias.
El “hoy” de
Hechos 13:33 no implica creación, sino
declaración pública.
Cristo, eternamente Hijo, es “engendrado” en gloria al resucitar, inaugurando una nueva humanidad. Este es el día en que el Padre
proclama su victoria y lo constituye como el
modelo de vida incorruptible.
“Declarado Hijo de Dios con poder… por la resurrección de entre los muertos” (Rom. 1:4)
En
Hebreos 5:5, el “hoy” marca el momento en que el Padre
designa al Hijo como
Sumo Sacerdote, no por linaje humano, sino por obediencia perfecta. Esta gloria no es visible en la cruz, sino en el tabernáculo celestial donde intercede eternamente.
“Tú eres sacerdote para siempre… según el orden de Melquisedec” (Heb. 5:6)
En
Salmo 2:6–7, el “hoy” se vincula al
entronamiento del Hijo como Rey sobre Sion. No es un inicio de reinado, sino su
proclamación oficial ante las naciones. El decreto divino establece su autoridad, su herencia, y su juicio.
“Pídeme, y te daré por herencia las naciones” (Salmo 2:8)
Cada “hoy” es un
acto revelador, no creador. El Hijo no comienza a ser en ninguno de estos momentos; más bien,
se manifiesta en gloria:
- Resurrección: Gloria sobre la muerte
- Sacerdocio: Gloria en mediación
- Reinado: Gloria en autoridad
Estas tres glorias forman una
tríada mesiánica que revela al Hijo como
viviente, intercesor y soberano.