En la Iglesia Católica, el bautismo es visto como más que un rito externo: es un sacramento en el que Dios mismo actúa, otorgando su gracia y acogiendo al bautizado en la comunidad cristiana. Por eso se administra también a los niños, aunque ellos no puedan expresar fe personal todavía. La fe de los padres, padrinos y de toda la Iglesia sostiene ese acto, cumpliendo lo que Jesús dijo: “Dejen que los niños vengan a mí” (Mt 19,14).
Lo importante no es solo el agua o la ceremonia, sino la realidad espiritual que inaugura: el perdón del pecado original, la incorporación al cuerpo de Cristo y la apertura a una vida en la fe.
Más adelante, cuando el niño crece, ratifica esa fe en la Confirmación, que es el momento de su decisión consciente.
Así, para los católicos, el bautismo es el inicio de la vida cristiana y un don gratuito de Dios, que no depende de la edad ni de la capacidad de razonar, sino de la gracia que Él concede.
Lo que los evangélicos realizan en su bautismo, los católicos lo realizan en la confirmación cuando declaran que "Jesucristo es el único Señor y Salvador"
El bautismo católico es para quitar o limpiar el pecado original e incorporar a una nueva criatura al pueblo de Dios
Tal parece que el bautismo tiene distinto significado para católicos y evangélicos