¿Qué debemos hacer con los miembros inconversos de nuestras iglesias?

28 Febrero 1999
43.393
6.167
Cuando ya hemos pasado los 45 años de experiencia en la vida de iglesia, hemos advertido en diversas congregaciones la presencia de quienes pasando por “hermanos”, no evidencian por su testimonio de que alguna vez hubiesen nacido de nuevo. Esta tremenda realidad como que pasa desapercibida, dado que la generalizada apostasía que se infiltra por todas partes casi ya no tiene quien la detecte y denuncie públicamente. Los pocos que se atreven a hablar de estas cosas, son tenidos por radicales, legalistas y otras calificaciones semejantes, aunque sin ser jamás refutados.
Está claro para nosotros todos que la fe cristiana, bíblica e histórica, contempla un antes y un después en la experiencia individual del pecador, que tras su encuentro con Cristo -de quien y por quien recibe el perdón, salvación y vida eterna- es cambiado, transformado, renacido, regenerado. Por más variadas y distintas que sean las experiencias particulares, la conversión es el hecho real, que con el arrepentimiento y la fe muestran la gracia de Dios en una vida tocada por el poder del Evangelio, Espíritu y Palabra de Dios. En unos casos la crisis es puntual y dramática; en otros se parece a un proceso lento en que el alma va respondiendo paso a paso a la revelación de la verdad de Dios a su propio espíritu.
La necesidad de aumentar la membresía, ingresos y prestigio de muchas iglesias, ha hecho que con tal que la gente venga y se amolde al sistema, se le reciba sin más trámite, bautizándola, congregándola y dándole algún puesto de responsabilidad para que se sienta realizada. Caso que provenga de otra iglesia o denominación el riesgo todavía es mayor, pues de venir con carta de recomendación o transferencia, es tácita su admisión. De este modo, la religiosidad que otrora condenábamos en el catolicismo, ya la tenemos entre nosotros.
Entre estos miembros inconversos en las iglesias, los hay de dos clases bien diferenciadas: 1 - los que han abrazado la religión evangélica y participan rutinaria y pasivamente, sin hacer bien ni mal, ni metiéndose con nadie. Normalmente son personas morales y que no contravienen la reglamentación interna de la iglesia, y hasta se escandalizan cuando otros sí lo hacen.
2 – los problemáticos: aunque talentosos y con capacidades y habilidades en ciertos ministerios, su protagonismo choca y lastima a los hermanos, permaneciendo ufanos e insensibles al daño que provocan. Su semejanza con los cristianos auténticos pero carnales y mundanos es tal, que se mimetizan fácilmente con ellos, siendo difícil discernir unos de otros. Esta impunidad les deja el campo libre para sembrar discordias entre los verdaderos hijos de Dios, y de esta manera trocar una iglesia de Cristo en sinagoga de Satanás.
¿Qué hacer con ellos? Sabemos que con los primeros conviene orar por ellos, y ministrarles a Cristo con nuestras palabras y ejemplo, a fin de que se conviertan al Señor.
¿Y con los segundos? Sabemos también que tratándose de hermanos que andan fuera de orden la iglesia debe amonestarlos y disciplinarlos. Pero los que no son hijos sino bastardos quedan sin disciplina (He.12:8). Así que no les podemos echar de la iglesia, ni disciplinar ni seguir tolerando su accionar nocivo a la salud de la iglesia y comprometedor del testimonio al nombre del Señor.
Según las Escrituras, ¿tenemos alguna forma de depurar las iglesias de los falsos hermanos que atentan contra la misma? ¿O debemos resignarnos y rogar al Señor que se apresure para que Él resuelva lo que nosotros no sabemos como resolver?
Ricardo.
 
En estos casos siempre viene a mi recuerdo el caso de Judas el Iscariote. Quien, a pesar de ser ladrón y todo, compartía y departía el día a día con nuestro Señor.

La solución creo yo es acercarse en forma personal a DIOS y ayudar al prójimo a encontrar su ritmo propio en el caminar.
 
Estimado Ricardo :corazon:


Interesante tu aporte. El cual hay que analizar de forma profunda.


Espero poder ir dando "pinceladas" a pesar de estar de obras en casa y a ratos sin conexión.


De momento, veo la gran dificultad en lo que nos has comentado: la gran similitud de esos no conversos , pero quizá miembros de la iglesia :eek:, con los conversos cuya carnalidad eclipsa al hombre espiritual. Es lo que yo veo como la cizaña y el trigo, quizá concuerdes conmigo ;)


Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. (Mateo 13:28-30)

Creo que Jesús nos dice que no es nuestra labor arrancar la cizaña, sino dejarla crecer junto con el trigo y esperar la siega; como bien sabes, la siega es el fin del siglo (vs. 39)


¿Cómo lo ves?..ha sido una intervención rápida, para ir "abriendo boca"
 
Este es el tema para mi próximo libro. ¡Ayúdenme!

Este es el tema para mi próximo libro. ¡Ayúdenme!

Hermano emaidana:
Agradezco tu aporte y la alusión a Judas Iscariote.Precisamente leemos en Juan 13:1b: "...como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin", lo que me hizo notar que hasta Judas probablemente disfrutó del mismo amor del Señor que el resto de los
apóstoles. Sin embargo, esa expresión "los suyos" podría excluirlo a
la luz de otras que dicen de Judas que es diablo e hijo de perdición.
Sin duda que para el primer caso que presento (miembros inconversos
pasivos)la prudencia y paciencia podrían ayudar a que finalmente el
poder de Dios entre su pueblo diera convicción de pecado, arrepentimiento y fe al mero profesante.
Pero lo más preocupante es el segundo caso, donde el inconverso se
aprovecha y abusa de la buena fe de los hermanos que lo toleran como
alguien un poco difícil, carnal y mundano, por quien hay que orar y
esperar en Dios. Si el único problema fuese el de sufrir ofensas
personales, tal situación sería más llevadera. El problema es cuando
la parte incrédula divide para reinar sobre los creyentes, afectando
el testimonio de la iglesia y de los que invocan el nombre del Señor
en esa localidad. Si fuesen creyentes, podríamos disciplinarlos para
buscar su restauración al Señor y a la comunión con Su pueblo. Pero
si no son hijos de Dios tampoco son nuestros hermanos y necesitan que
enfoquemos nuestro ministerio no a su restauración sino a su conversión.

Hermana Maripaz:
También he pensado en la parábola de la cizaña, y la verdad que no se me ha ocurrido arrancar a nadie de la iglesia bajo el cargo de que no
es convertido. El dilema está en si ese texto le deja vía libre al
diablo para que a través de sus infiltrados sean corrompidas y
destruidas las iglesias del Señor. Cuando los pastores descubren que
bajo pieles de ovejas hay lobos rapaces, ¿debemos amorosamente acariciar su lomo o quitarles de una buena vez su disfraz?
Ricardo.
 
Originalmente enviado por: Maripaz
Estimado Ricardo :corazon:


Interesante tu aporte. El cual hay que analizar de forma profunda.


Espero poder ir dando "pinceladas" a pesar de estar de obras en casa y a ratos sin conexión.


De momento, veo la gran dificultad en lo que nos has comentado: la gran similitud de esos no conversos , pero quizá miembros de la iglesia :eek:, con los conversos cuya carnalidad eclipsa al hombre espiritual. Es lo que yo veo como la cizaña y el trigo, quizá concuerdes conmigo ;)


Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. (Mateo 13:28-30)

Creo que Jesús nos dice que no es nuestra labor arrancar la cizaña, sino dejarla crecer junto con el trigo y esperar la siega; como bien sabes, la siega es el fin del siglo (vs. 39

--------------------------------------------------------------------

Buen aporte Maripaz y hay que tener en cuenta que una cosa es ser miembro del cuerpo de Cristo al ser incorporados al nacer de nuevos y "estar en Cristo" a asistir a una Congregación o comunidad o iglesia local. Nos corresponde dar testimonio, evangelizarlos y orar por ellos, Y a los hermanos ministrarnos unos a otros y ser luz y sal y miembros siervos que ejercemos lo dones en amor.


¿Cómo lo ves?..ha sido una intervención rápida, para ir "abriendo boca"
 
fe de erratas

fe de erratas

Perdón que la última frase aparece como de mi mensaje pero la puso Maripaz.
 
Re: Este es el tema para mi próximo libro. ¡Ayúdenme!

Re: Este es el tema para mi próximo libro. ¡Ayúdenme!

Originalmente enviado por: Ricardo
Hermana Maripaz:
También he pensado en la parábola de la cizaña, y la verdad que no se me ha ocurrido arrancar a nadie de la iglesia bajo el cargo de que no
es convertido. El dilema está en si ese texto le deja vía libre al
diablo para que a través de sus infiltrados sean corrompidas y
destruidas las iglesias del Señor. Cuando los pastores descubren que
bajo pieles de ovejas hay lobos rapaces, ¿debemos amorosamente acariciar su lomo o quitarles de una buena vez su disfraz?
Ricardo. [/B]


¿ Y si el pastor lo descubre y no le interesa denunciarlo o confrontar al susodicho ? se puede dar el caso de no querer hablar con un miembro para que no se vaya, por diversos motivos ; o no querer decir nada, pues sería peor que se fuera de la congregación, y entonces sigue tan tranquilo, sin ser encarado con su realidad.

Si se trata de un lobro rapaz, hay que actuar con contundencia, pero..¿y si es alguien tibio, que pasa desapercibido, que no da problemas?

Mi opinión, es que hay poco seguimiento de cada miembro, un adecuado discipulado por parte de herman@s madur@s que pueden detectar que no ha habido un nuevo nacimiento; en realidad.¿cómo se consigue todo ello si tan solo nos vemos una o dos veces a la semana?

Ricardo, la realidad es que se ha llegado a tal laxitud, que en muchos lugares se acude a misa evangélica de once, para cumplir con un rito religioso, y las reuniones de oración o de estudio bíblico, están vacias. :(
 

RICARDO:
Pero lo más preocupante es el segundo caso, donde el inconverso se
aprovecha y abusa de la buena fe de los hermanos que lo toleran como
alguien un poco difícil, carnal y mundano, por quien hay que orar y
esperar en Dios. Si el único problema fuese el de sufrir ofensas
personales, tal situación sería más llevadera. El problema es cuando
la parte incrédula divide para reinar sobre los creyentes, afectando
el testimonio de la iglesia y de los que invocan el nombre del Señor
en esa localidad. Si fuesen creyentes, podríamos disciplinarlos para
buscar su restauración al Señor y a la comunión con Su pueblo. Pero
si no son hijos de Dios tampoco son nuestros hermanos y necesitan que
enfoquemos nuestro ministerio no a su restauración sino a su conversión.


EDGARDO:
Lamentablemente, para los cristianos activos, los tiempos son de D~S.
Muchísimos confunden, yo mismo a veces, el artículo "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" con el poder de realizar cambios en la persona, por más libre albedrío que el mismo tiene bíblicamente.

Ya traje a Colación la figura de Judas el Iscariote. ¿Y qué me puede decir de Marcos, el evangelista que Pablo no acepto como compañero?

 
Después del ¡Velad! esto sigue en importancia

Después del ¡Velad! esto sigue en importancia

Hermana Maripaz:
La eventualidad que propones, por no decir “normal” diré que es bastante común; o sea, que difícilmente se inquieten mucho los pastores por cerciorarse de que son ovejas del Señor las
que pastorean. Si van a pedirles cédula de identidad a cada componente de su rebaño, arriesgan a que en vez de una manada se encuentren con que es una zoológico lo que están cuidando.
Una medida cautelar que está tomando nuestra iglesia en Uruguay es la de que cada domingo, 5 ó 6 hermanos pasan al frente para dar su testimonio de conversión al Señor. Una negativa a darlo, un testimonio parco y nada claro, o una exuberancia que raye en la ficción, puede ayudar a discernir el real estado de los miembros inconversos.
El otro caso que planteas: el que es tibio, pasa desapercibido y no da problemas, por supuesto que también debe ser atendido por el bien de su alma; pero al menos poco afecta a la iglesia.
Además, este es el estado más difícil de diagnosticar, y debemos procurar no equivocarnos.
En cuanto a los lobos encubiertos, dices que debe actuarse con contundencia ¡y tienes razón!
Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Recomienda la Escritura al pastor: “considera atentamente el rostro de tus ovejas” (Prov.27:23). Pero poco conocen los pastores el semblante
de sus ovejas por pequeña que sea su grey; así que difícilmente puedan percatarse de la condición espiritual de cada cual.
Sin embargo, quizá antes de plantearnos cual pueda ser el método apropiado para encarar a los falsos hermanos, deberíamos confirmar si es legítima la duda y la inquietud por aclararla.
Parece que es actualmente poco ético que siquiera nos cruce por la mente el pensamiento de que quien se sienta a nuestro lado quizás no sea todavía un hijo de Dios.
Así que la pregunta que más me preocupa, es:
-¿Hasta dónde podemos hacer algo con los miembros que no están asidos a la Cabeza (que es Cristo, Col. 2:19) por falta de un vínculo vital con Él?
Ricardo.
 
Hermano emaidana:
El único libre albedrío que bíblicamente conozco es esclavo desde la caída de Adán en adelante, pero no nos meteremos ahora en un debate teológico ajeno al principal asunto.
Como bien dices: “En tu mano están mis tiempos” (Salmo 31:15), y no tenemos un milenio por delante para esperar a ver si el diablo se cansa y deja de fastidiar a las iglesias a través de sus emisarios que tiene distribuidos por todas partes. Si un miembro inconverso es capaz de resistir a la palabra de Dios y al poder del
Evangelio que continuamente golpea su adormecida conciencia, tampoco seré yo el heraldo que lo despierte de su mortal letargo.
En cuanto a lo que me pides que te diga de Marcos, simplemente te copio lo que la Escritura dice:
“...y también Marcos, el sobrino de Bernabé, acerca del cual habéis recibido instrucciones; si va a visitaros, recibidlo” (Col.4:10).
“Toma a Marcos, y tráelo contigo, porque me es útil para el ministerio” (2Tim.4:11).
“Marcos, ...mis colaboradores” (Flm.24).
“...y Marcos mi hijo, os saludan” (1Pe.5:13b).
Ricardo.
 
Ricardo dice:

Parece que es actualmente poco ético que siquiera nos cruce por la mente el pensamiento de que quien se sienta a nuestro lado quizás no sea todavía un hijo de Dios.


Porque hemos "asumido" de forma incorrecta, que cada evangélico es un nacido de nuevo; estamos monopolizando la Salvación, como si esta fuera exclusiva del cristianismo evangélico; y luego, somos capaces de criticar al catolicismo que afirma que SOLO en su iglesia se encuentra la plenitud de los medios de salvación. :(
 
Estimado Ricardo

Estimado Ricardo

Estare orando por lo del proyecto del libro para que sus bases Biblicas ayuden y edifiquen al pueblo de Dios.

Tengo entendido que escribiste otro libro hace poco y no recuerdo como se llama y que editorial o si se consigue en Colombia

Dios te bendiga.
 
To be or no to be

To be or no to be

Apreciada Maripaz:
Tu acertada “pincelada” arroja su rayo de luz sobre el paisaje eclesiástico contemporáneo. Ocurre que somos reacios a la autocrítica, y mucho nos cuesta admitir que nuestros errores del pasado tengan por secuela nuestros dolores de cabeza del presente. Aunque con la mejor intención del mundo, a veces nuestra ingenuidad
nos llevó a imponer con ligereza las manos sobre quienes bautizamos, o a entusiasmarnos con la incorporación de miembros nuevos venidos quien sabe de dónde ni por qué a nuestra congregación. Sin cuidarnos mayormente de la levadura que hacía crecer la masa de nuestra membresía, personas conflictivas pero con ansias de protagonismo compiten ventajosamente con hermanos espirituales que piadosamente oran y esperan en Dios, cruzados de brazos y lanzando suspiros al techo.
Es cierto que en algunos casos se trata de auténticos hermanos que andando en la carne o comprometidos con el mundo nos confunden con su accionar, ya que también les reconocemos aspectos buenos y positivos. Otros son capaces de un mejor comportamiento, pero sus motivaciones no parecen ser las que esperamos de los hijos de Dios. En cualquier caso, hay resistencia y rebeldía al ministerio del Espíritu y a la Palabra de Dios. Ante la inminencia de la venida de nuestro Señor
nos acucia el deseo de despertar a todos los salvos para su santificación y consagración, a la vez que de salvar a los que hasta ahora están perdidos en su propia y elaborada engañifa. Si es trágico que perdamos a los inconversos de nuestro vecindario ¡cuánto más a miembros de nuestra propia iglesia! Pero sin duda que no hay procedimiento humano que pueda quitar los elementos espurios, y sólo el Espíritu de Dios puede convencer de pecado y regenerar al pecador. El problema al presente lo tenemos cuando nosotros mismos somos convencidos de que no estamos lidiando con un hermano malo sino con un falso hermano. En este caso parece no tener sentido aplicar las medidas disciplinarias tendientes a la restauración, pues nada hay que restaurar si lo que se necesita es renacer.
Ricardo.
 
A vilobe42

A vilobe42

Querida hermana Virginia:
De veras que mucho me anima tu buena disposición a orar por este nuevo libro, con un tema de tratamiento difícil, ya que no conozco ninguna obra en nuestro
idioma dedicada a examinar esta realidad de iglesias con miembros inconversos.
El libro anterior se llama: UNA VERDAD QUE ASUSTA (si no se la ama en lo íntimo) y estudia todos los casos en que en el Nuevo Testamento somos llamados
a velar ante la inminencia de la sorpresiva venida del Señor. Fue editado por CLIE, de Barcelona, España, en Agosto del año pasado. Es posible que ya esté en las
librerías de Colombia, o consultar si ya hicieron un nuevo pedido de esa editorial. Caso que tengas noticias te agradeceré me las hagas llegar a:
restevez@conexión.com.py
Ricardo.