Algo hemos leído de ciertos patrones característicos en ateos, agnósticos y religiosos.
De entre estos últimos, los monoteístas tienen un perfil que los asemeja entre sí, con marcada diferencia de los politeístas.
Hilando más fino, cristianos, judíos y musulmanes tienen en la esencia de su fe principios comunes, que prontamente quedan cubiertos por la más ostensible diferencia que los distingue a unos de otros.
Reduciéndonos ahora a los cristianos, más cercanos parecen entre sí los católicos de los ortodoxos, distinguiéndose ambos del protestantismo.
Dentro de este último, las diferentes denominaciones históricas toman distancia de las grandes sectas escindidas de ellas durante el siglo XIX, principalmente “Testigos de Jehová”, Mormones, Adventistas y Ciencia Cristiana. Mientras las sectas sólo conciben como miembro activo de su organización a quien piense, crea, diga y haga conforme a un patrón único (que es lo que la caracteriza), inclusive restringiendo sus lecturas a sus propias publicaciones, los anglicanos, luteranos, presbiterianos, metodistas, bautistas y evangélicos en general, son más tolerantes en la diversidad de ideas, y capaces de aprovecharse del legado histórico y literatura que se mantiene fiel a la Reforma Protestante y a las Sagradas Escrituras. Inclusive, no desdeña la relación personal con otros cristianos (católicos y ortodoxos) aprovechando bien de los escritos de sus doctores universalmente conocidos por su sabiduría y piedad.
En la segunda mitad del pasado siglo XX, comenzaron a proliferar –principalmente en el continente americano- nuevos movimientos caracterizados por ir tras la influencia de un portaestandarte, que aunque no revelara virtudes excepcionales mostraba cierto carisma especial en cuanto a conseguir rápidamente muchos adeptos. Así se dio dentro de la derecha teológica con mayor pretensión de apego a la Biblia el caso del “Recobro” (Whitnes Lee, Anaheim, California), y en el neopentecostalismo las iglesectas “Dios es Amor” y la “Iglesia de Dios Universal”, ambas iniciadas en Brasil.
Otros movimientos más recientes –como el G12-, ha impregnado sectores de algunas denominaciones, arrastrando simpatizantes y configurando nuevos grupos que sin querer integrarse al tronco principal del movimiento, reniega de él pero se apropia de su método de rápido crecimiento.
Algo podría hablar de la especial psicología que se puede reconocer en grupos a los que he estado más cercano -aunque sin integrarlos-, pero siendo que toda mi vida he pasado entre los que se podrían considerar como “cristianos evangélicos renacidos, bíblicos y fundamentalistas”, la propuesta del epígrafe va dirigida a aquellos que cuenten con observaciones propias que contribuyan al tema.
Sé que más de un lector se preguntará para qué fin práctico pudiera servir este gasto de neuronas, pero me consta que en la medida que podamos detectar patrones de conducta comunes a determinada psicosis, mejor podríamos ayudar a muchos hermanos bien intencionados pero que sufren situaciones derivadas de fanatismos legalistas que detienen su crecimiento espiritual y son capaces de malograrlo totalmente.
Espero pocos aportes, pero en la escasez todo ayuda.
Saludos cordiales.
Ricardo.
De entre estos últimos, los monoteístas tienen un perfil que los asemeja entre sí, con marcada diferencia de los politeístas.
Hilando más fino, cristianos, judíos y musulmanes tienen en la esencia de su fe principios comunes, que prontamente quedan cubiertos por la más ostensible diferencia que los distingue a unos de otros.
Reduciéndonos ahora a los cristianos, más cercanos parecen entre sí los católicos de los ortodoxos, distinguiéndose ambos del protestantismo.
Dentro de este último, las diferentes denominaciones históricas toman distancia de las grandes sectas escindidas de ellas durante el siglo XIX, principalmente “Testigos de Jehová”, Mormones, Adventistas y Ciencia Cristiana. Mientras las sectas sólo conciben como miembro activo de su organización a quien piense, crea, diga y haga conforme a un patrón único (que es lo que la caracteriza), inclusive restringiendo sus lecturas a sus propias publicaciones, los anglicanos, luteranos, presbiterianos, metodistas, bautistas y evangélicos en general, son más tolerantes en la diversidad de ideas, y capaces de aprovecharse del legado histórico y literatura que se mantiene fiel a la Reforma Protestante y a las Sagradas Escrituras. Inclusive, no desdeña la relación personal con otros cristianos (católicos y ortodoxos) aprovechando bien de los escritos de sus doctores universalmente conocidos por su sabiduría y piedad.
En la segunda mitad del pasado siglo XX, comenzaron a proliferar –principalmente en el continente americano- nuevos movimientos caracterizados por ir tras la influencia de un portaestandarte, que aunque no revelara virtudes excepcionales mostraba cierto carisma especial en cuanto a conseguir rápidamente muchos adeptos. Así se dio dentro de la derecha teológica con mayor pretensión de apego a la Biblia el caso del “Recobro” (Whitnes Lee, Anaheim, California), y en el neopentecostalismo las iglesectas “Dios es Amor” y la “Iglesia de Dios Universal”, ambas iniciadas en Brasil.
Otros movimientos más recientes –como el G12-, ha impregnado sectores de algunas denominaciones, arrastrando simpatizantes y configurando nuevos grupos que sin querer integrarse al tronco principal del movimiento, reniega de él pero se apropia de su método de rápido crecimiento.
Algo podría hablar de la especial psicología que se puede reconocer en grupos a los que he estado más cercano -aunque sin integrarlos-, pero siendo que toda mi vida he pasado entre los que se podrían considerar como “cristianos evangélicos renacidos, bíblicos y fundamentalistas”, la propuesta del epígrafe va dirigida a aquellos que cuenten con observaciones propias que contribuyan al tema.
Sé que más de un lector se preguntará para qué fin práctico pudiera servir este gasto de neuronas, pero me consta que en la medida que podamos detectar patrones de conducta comunes a determinada psicosis, mejor podríamos ayudar a muchos hermanos bien intencionados pero que sufren situaciones derivadas de fanatismos legalistas que detienen su crecimiento espiritual y son capaces de malograrlo totalmente.
Espero pocos aportes, pero en la escasez todo ayuda.
Saludos cordiales.
Ricardo.