La tierra sufre
por los pecados de su pueblo.
La tierra languidece,
los cultivos se marchitan,
los cielos niegan la lluvia.
El país está corrompido
por el crimen;
el pueblo ha torcido las leyes de Dios
y ha quebrantado
sus mandamientos eternos.
Por lo tanto sobre ellos cae
la maldición de Dios:
quedan aislados,
destruidos por la sequía,
pocos quedarán con vida.
Isaías 24:4-6 NBV
«Los elementos de la creación
se someten a ti,
pues tú eres su creador.
Estos mismos elementos
se enfurecen contra los malvados,
pero se calman para favorecer
a los que confían en ti.
Por eso la naturaleza
se transformó por completo
y se puso al servicio de tu bondad.
Así ayudó en todo a tu pueblo.»