El papa Francisco ha negado que exista una crisis migratoria en Europa y en su lugar ha despotricado contra las autoridades: "El Mediterráneo ha pasado de ser cuna de la civilización a tumba de la dignidad. Es el grito sofocado de los hermanos y hermanas migrantes".
Francisco rechazó la palabra invasión porque según él "quien arriesga su vida en el mar no invade, busca acogida".
En cuanto "a la emergencia, el fenómeno migratorio no es tanto una urgencia momentánea, siempre oportuna para agitar la propaganda alarmista, sino una realidad de nuestro tiempo", dijo el papa.
"Contra la terrible lacra de la explotación de los seres humanos, la solución no es rechazar sino garantizar, en la medida de las posibilidades de cada uno, un amplio número de entradas legales y regulares, sostenibles gracias a una acogida justa por parte del continente europeo, en el marco de la cooperación con los países de origen".
Y remarcó: "Decir basta, por el contrario, es cerrar los ojos; intentar salvarse a sí mismos ahora, se convertirá en una tragedia mañana, cuando las generaciones futuras nos agradecerán si habremos sido capaces de crear las condiciones para una imprescindible integración".
Yo tan solo me pregunto, ¿a cuántas personas ha recibido Francisco en el Vaticano?