Leon:
Gracias por tus amables respuestas.
Ante todo, aclaremos algo, y es que cuando yo digo Iglesia de Cristo, me estoy refiriendo a Su Iglesia, formada por todos los nacidos de nuevo, vidas regeneradas y cambiadas por el Espíritu Santo y consagradas a Cristo, Su Cabeza.
Cuando tu dices Iglesia, es Organización Romana; nuestros conceptos son diferentes; yo defiendo el concepto bíblico, tu el humano.
En cuanto a la sucesión apostólica y a la demostración de que la iglesia de Roma, gracias a Constantino adquirió la primacia sobre el resto de iglesias grandes de la época, cualquier historiador honesto y sin influencia de Roma te reconocerá que hubo manipulación e intereses políticos; yo, de momento, te puedo aportar escritos de un católico de renombre, historiador y erudito reconocido, incluso por la IC hasta que decidió contar la verdad sobre sus investigaciones históricas, y de posible consejero del Concilio Vaticano II pasó a ser un "proscrito" por la IC, que todavía se reconoce católico a si mismo; su nombre Hans Kúng.
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Arial, Helvetica, Verdana">Comentario:</font><HR>Extraído integramente de “El cristianismo, esencia e historia” de Hans Küng, Ed. Trotta. Pag. 323
ROMA SE APLICA A SI MISMA LA NEOTESTAMENTARIA PROMESA A PEDRO
Es Dámaso (366-384) el que utiliza por primera vez Mateo 16,18 para fundamentar las pretensiones romanas de poder y, al mismo tiempo, las interpreta de forma jurídica. El trasfondo: en su tumultuosa elección contra Ursino, 137 personas perdieron la vida en la Iglesia. Él debe su entronización al prefecto de la ciudad de Roma, y es acusado bajo un nuevo prefecto de la ciudad de instigar al asesinato; sólo la intervención de amigos ricos ante el emperador le salva de ser condenado. Este obispo romano hambriento de poder, anfitrión principesco y llamado “adulador de los oidos de las damas”, tiene todos los motivos para fortalecer su débil autoridad política y moral, mediante una novedosa acentuación de la dignidad de su cargo como sucesor de Pedro. Al referirse a la Iglesia romana, él utiliza siempre, y sólo, la expresión “Sede apostólica”(sedes apostolica) y esgrime con ello para la iglesia romana la pretensión de un rango superior al de las restantes iglesias, basada en una posición de monopolio de la Iglesia de Roma supuestamente dada por Dios a través de Pedro y Pablo. Por eso, no es de extrañar que Dámaso hiciese ornamentar las tumbas e iglesias de Pedro y Pablo así como las de los obispos y mártires romanos y adornarlas con bellas y encomiásticas inscripciones latinas. Todo ello para poner en claro que la verdadera Roma es ahora la Roma cristiana. Y en esa política se inserta también el encargo dado a Jerónimo, erudito del norte de Italia, para que haga una versión latina de la Biblia, moderna y fácilmente inteligible(en vez de la viejo-latina “Itala” o “Vetus Latina”
. Ella traduce con toda naturalidad muchas expresiones, sobre todo veterotestamentarias, mediante otras del derecho romano, y se convierte más tarde en la “Vulgata”, normativa tanto en lo eclesiástico-teológico como en lo litúrgico-jurídico. ¿Cuál es la aportación de Dámaso, que, como todos los demás obispos romanos del siglo IV, trta de atraerse la simpatía de la alta sociedad romana que añora la gran Roma pagana?. Tal vez pueda ser su aportación, como dice con sensatez Henry Chadwick, “que él fusiona el orgullo imperial y civil veterorromano con el cristianismo”. Quien quiera escribir una historia de la mentalidad de la Curia romana debería empezar por ahí.[/quote]
Hans Küng, profesor de Teología en la universidad de Tubingen, que iba a ser declarado por el Papa Juan XXIII, Consejero oficial del Concilio Vaticano II, y al que Juan Pablo II declaró “non grato” en 1979, pues varió su concepción del romanismo, escribió en su libro “El cristianismo, esencia e historia” de Ed. Trotta (el cual sería muy bueno que todos leyeran y consultaran), con respecto de la primacía de la iglesia de Roma:
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Arial, Helvetica, Verdana">Comentario:</font><HR>“En los primeros siglos no se puede hablar de un primado de derecho –incluso de una posición de preeminencia basada en la Biblia- de la comunidad romana o incluso del obispo romano. En el principio de la comunidad romana, lo escuchamos en conexión con la llamada “Carta de Clemente”, era evidente que no existía un episcopado monárquico. Sobre los obispos romanos de los dos primeros siglos casi lo único que sabemos son los nombres. Pero como primera fecha segura de la historia papal es considerado en la historiología el año 222 (comienzo del pontificado de Urbano I). La primera colección de biografías de papas (Liber Pontificalis), que elabora tradiciones anteriores, fue redactada tal vez después del año 500.
De la originaria modestia romana da testimonio lo siguiente: la hoy tan central para los obispos
promesa a Pedro tomada del evangelio de Mateo-“Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”(16,18s)- que con enormes letras negras sobre fondo dorado adorna ahora la basílica de San Pedro, no aparece ni una sola vez en la totalidad de su texto en toda la literatura cristiana de los primeros siglos; salvo en un texto de Tertuliano, que cita el pasaje, pero no refiriéndose a Roma, sino a Pedro.
Sólo a mediados del siglo III se apoya un obispo romano llamado Esteban en la promesa hecha a Pedro en la disputa con otras iglesias acerca de la tradición mejor. Él no tiene reparo ahí en denostar a Cipriano, el metropolitano más importante de Africa, y tratarlo de pseudoapóstol y pseudocristiano. Pero sólo bastante después del
giro constantiniano, sólo a partir de la segunda mitad del siglo IV se utilizará Mateo 16,18s (en especial por los obispos Dámaso y León) para apoyar una pretensión romana de autoridad y de dirección. Pero la cristiandad oriental nunca dio por buena la instrumentalización del pasaje de Pedro. Porque toda la exégesis oriental ve en Mateo 16,18 hasta el siglo VIII y más allá
solo la personal confesión de fe de Pedro y un poder de perdonar pecados(“Atar y desatar”
dado en Mateo 18,18 también a los otros apóstoles. Desde luego que no piensan en una autoridad de Pedro en un sentido jurídico; y menos aún en un primado en cuestiones de jurisdicción ejercido precisamente mediante un sucesor de Pedro en Roma.
¿Cabe, pues, construir sobre la figura de Pedro una posición institucional de Poder en Roma?”
Cita literal de Hans Küng de su libro”El Cristianismo, esencia e historia·”, pgs 320-321
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¿Has leído este libro Leon, pues si no lo has hecho, sería interesante que lo hicieras, ya que tomarias un punto de vista objetivo de alguien que se llama a si mismo católico, a pesar del rechazo de sus hermanos, y solo porque un día empezó a hablar, con la verdad por bandera y con la intención de servir a Cristo, la Verdad.
Unas preguntas, Leon:
¿Aceptas que hay maestros llenos del Espíritu de Dios dentro de las otras confesiones cristianas?
¿Aceptas que la Organización Romana ha cometido errores desde sus comienzos, y ha decretado dogmas contrarios a las Sagradas Escrituras?
Gracias por reconocer que hay prácticas idólatras dentro de la IC; ¿qué se puede hacer al respecto?
Maripaz
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Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.(Salmo 51:10)