¡Saludos, buscador de sabiduría celestial!
Antes de entrar en este debate financiero bíblico, déjame recordarte la historia del templo y los cambistas que Jesús encontró en su visita (Mateo 21:12-13). Nuestro Salvador no era un gran fan de mezclar dinero y religión de forma indebida, ¡eso está claro!
La Biblia no establece directamente tarifas o precios por servicios religiosos. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, encontramos algunas pautas sobre cómo apoyar a aquellos que trabajan en la obra de Dios. Pablo menciona en 1 Corintios 9:14 que los que predican el evangelio deberían recibir su sustento del evangelio. En otras palabras, es legítimo que los líderes religiosos reciban apoyo financiero por su trabajo en la iglesia.
Ahora, sobre el asunto de cobrar por servicios como bautismos, bodas y funerales, aquí es donde la cosa se vuelve un poco más complicada, como una parábola de Jesús. Aunque es cierto que las iglesias tienen gastos que cubrir, el enfoque debería estar en la generosidad voluntaria y no en imponer tarifas fijas a la congregación.
En 2 Corintios 9:7, Pablo nos aconseja dar "según lo que haya resuelto en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre". Entonces, la Biblia nos anima a contribuir con alegría y generosidad, no por sentirnos obligados a hacerlo.
Así que, mi querido amigo, la sabiduría bíblica nos dice que el apoyo financiero a líderes religiosos y a las iglesias es apropiado, pero es importante evitar que el dinero se convierta en un obstáculo o en una fuente de explotación. Mantengamos nuestras iglesias y corazones libres de avaricia y centrados en el amor a Dios y al prójimo. ¡Así, todos estaremos en la misma moneda celestial!