¡Prediquemos el evangelio antiguo!

28 Febrero 1999
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Si de veras queremos que las iglesias dejen de ser el teatro o circo en que se ofrecen espectáculos religiosos, y vuelvan a ser testimonios levantados al nombre del Señor Jesucristo, donde el Espíritu Santo tenga libertad de actuar, las Sagradas Escrituras recobren su autoridad y el amor fraternal la evidencia de que somos realmente discípulos del Señor Jesús, debemos comenzar por predicar el evangelio antiguo.

¿Cuál es este evangelio? Pues el que Spurgeon, Whitefield, Bunyan , Calvino, Lutero, Agustín, Pablo y el Señor Jesús predicaron.

La segunda parte del pasado siglo y lo que llevamos de este prevalece la predicación de un evangelio arminiano, centrado no en Dios sino en el hombre.

No es de extrañar entonces la general apostasía que vemos por todas partes.

La pureza del evangelio predicado sólo se evidencia en vidas cambiadas.

No en mega iglesias, programas de televisión, grandes edificios y hombres tan exitosos como ridículos presentados como apóstoles de Jesucristo.
Inclusive, predicadores de fama de este siglo que evitan presentarse como arminianos, tienen vergüenza de hacerlo como calvinistas y se posicionan en un inexistente término medio como si pudieran balancearse entre la verdad y el error.

Debemos decir la verdad simple a los pecadores: ellos no pueden hacer nada para salvarse. Solamente el Señor Jesús puede hacerlo, pero ni eso hará a menos que el Padre los traiga a Él (Jn 6:44,65).

Haremos bien en invitarles a que escuchen la predicación del Evangelio y la exposición de la Palabra de Dios. Haremos bien en exhortarles al arrepentimiento y a que crean en el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios.

Esa es nuestra parte. Hasta ahí llegamos. Si la gracia ya comenzó su obra en ellos, vendrán, oirán y creerán.

Pero definitivamente, nada de lo que deben hacer harán, si Dios no los mueve a ello atrayéndolos con su amor, misericordia y gracia.

Si ellos cumplen con la gimnasia salvífica (levantar su mano, ponerse de pie, pasar adelante, arrodillarse ante el “altar”, repetir la oración de entrega y llenar su tarjeta de decisión) se “salvarán” a sí mismos asociados con el ministro de turno, y mientras perduren las sensaciones de manipulación masiva creerán en su salvación. Como nunca se sintieron perdidos, tampoco se sentirán tales cuando duden de seguir salvados.

Gracias a Dios sigue siendo el evangelio el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Ro 1:16); pero este evangelio, no cualquier otro, porque verdadero, no hay otro (Gal 1:6-9).
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

Hoy tenemos un evangelio de plástico y ministros de juguete. Nada es igual

Nadie habla de hacer un examen serio de uno mismo, exponiendo voluntariamente las fallas propias. Nadie está dispuesto a abandonar el pecado.

Inclusive los ministros de hoy se hallan en una situación de religiosidad mecánica. No hay más gratitud; solo quieren ser vistos por todos.

No es que Dios se mantenga al margen de todo esto. Simplemente Dios retrata el JUICIO, a fin de lograr que más gente se salve, tanto como se pueda salvar. Pero llegará un día -más temprano que tarde- en que Dios hará una SEVERA PURGA, y los falsos ministros, los falsos pastores y maestros, así como todo el que confió en ellos y no en el de arriba, todos ellos pagarán muy caro haberse entregado a una vida falsa, un mundo de chocolate que se les derretirá. Entonces habrá llanto y desesperación para ellos.

Tras ello, el verdadero avivamiento se suscitará, y las almas serán salvas cuando la Luz alumbre al fin.
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

Lo que ocurre es que predicar el verdadero mensaje de salvación no deja dinero. Luego también la gente te puede ver mal, les caes gordo porque les dices que sus vidas son desordenadas y llenas de pecado, y la respuesta no es nada agradable si se les habla de frente con la verdad.

A los cristianos de hoy, les gusta más jugar a la iglesita. Pero si a alguien se le ocurre decirle a su vecino que deje de estar de chismoso en su vecindario, hasta con la escoba te quiere dar... Y claro, en el peor de los casos, aún puedes verte en prisión o secuestrado.

Ahora nadie quiere pagar el precio de la salvación; pura sobadera de oído y palmaditas al hombro...
 
Apreciado Horizonte

Apreciado Horizonte

Respuesta a Mensajes # 2 y 3:

Como bien dices, hoy día se exalta al hombre, con lo que el Señor Jesucristo es puesto a un lado. Se usa su nombre, ejemplo y dichos siempre y cuando convenga a lo que el ministro pretenda.

Tanto es verdad que Cristo atraería a todos a sí mismo al ser levando en la cruz (Jn 12:32), como desde el púlpito o de cualquier lugar donde se le predique. Pero si los ministros religiosos no buscan la gloria de Dios sino la suya propia y la de sus colegas ¿cómo podrían ellos mismos creer? (Jn 5:44). No pueden predicar con fe, convicción y denuedo y por tanto nadie les cree, por más que griten, vociferen, salten y zapateen.

He comprobado lo que dices a través de la vida.

Predicadores con un conocimiento correcto están intimidados por “el que dirán”, y así afectan humildad, prudencia y tacto soslayando las grandes verdades del evangelio antiguo, y presentando nada más que aquellas que son más populares.

Si me examino a mí mismo y empiezo a observar mi pasado comportamiento hallo que yo también fui culpable.

Cuando fui fiel en mi predicación, no se me invitó más.

Cuando me esforcé por ser discreto y moderado, fui insípido.

Hasta hubo un tiempo que me convencieron que ciertas verdades podían disfrutarse a solas, pero no predicarlas; como la seguridad, permanencia y eternidad de la salvación.

Ahora ya no nos queda tiempo para hacer ensayos.

Siempre hubo un solo evangelio genuino, y ese debemos predicar.
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

Bendiciones en El Eterno

El problema de esas iglesias es que se predica a dos salvadores.

.... desde ahí empezamos mal.

En Cristo
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

Predicar el evangelio antiguo. Eso como que es un poco dif'icil ya que han pasado m'as de 2,000 años y ese evangelio que se predicaba para esa fecha, nadie est'a seguro de como era y si existe actualmente. ejemplo, se predicar'ia ese antiguo evangelio con la trinidad o sin la trinidad? Pregunto porque ese es un tema medular y nadie sabe en un 100% si esa doctrina fu'e enseñada por los primeros cristianos.
 
Estimado Edcentinela

Estimado Edcentinela

Predicar el evangelio antiguo. Eso como que es un poco dif'icil ya que han pasado m'as de 2,000 años y ese evangelio que se predicaba para esa fecha, nadie est'a seguro de como era y si existe actualmente. ejemplo, se predicar'ia ese antiguo evangelio con la trinidad o sin la trinidad? Pregunto porque ese es un tema medular y nadie sabe en un 100% si esa doctrina fu'e enseñada por los primeros cristianos.

Sabemos por los evangelios en qué consistía la predicación de nuestro Señor Jesucristo; por los Hechos, la de los apóstoles. Por sus epístolas, más precisamente lo que predicaba Pablo. Pocos siglos después podemos comprobar que Agustín también enfatizaba la gracia soberana de Dios. Más próximos a nuestra época, sabemos cómo en el Siglo XVI predicaban Lutero y Calvino (entre muchísimos más reformadores), en el Siglo XVII lo hacía John Bunyan (autor de El Peregrino), en el XVIII George Whitefield, en el XIX Charles Spurgeon, y en el pasado Siglo XX otros muchos como por ejemplo D.Martyn Loyd-Jones.

La Trinidad los primeros cristianos no tuvieron necesidad de enseñarla como una doctrina particular, pues todos creían en el Dios único que es el Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Fue recién con el surgimiento del arrianismo que se inventó el vocablo y formuló el dogma, totalmente innecesario para los que confesamos la unicidad divina en el Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Al predicarse el evangelio antiguo, por ejemplo, se decía que nuestra elección provenía del Padre, la santificación del Espíritu y la redención por la sangre de Jesucristo.

En cuanto a todo esto no estamos en ignorancia sino que es cosa bien sabida.
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!


No... no me refería a ese.

Si no a los dos salvadores:

¡¡¡Cristo y nosotros mismos!!!... Es decir, una vez que Cristo nos salva, nosotros mismos hacemos hasta lo imposible para mantenernos asi

En Cristo
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

Bueno, lo que yo entiendo de eso, es que debería existir un esfuerzo compartido...

Cristo ya se encargó de proveer salvación en Sí mismo; ahora nosotros debemos mantener esta salvación, así como las virgenes sensatas que guardaron aceite para sus lámparas.

No es que haya "dos salvadores", sino uno solo, y ese es Cristo. Nuestro papel es cuidar esta salvación sabiendo que podemos perderla si cometemos un grave error que nos cueste la vida eterna.

Y es aquí donde se debe tomar conciencia de nuestra incapacidad de lograr nuestra propia salvación; nuestra propia maldad es un estorbo ¡aún en Cristo! que nos pone en serio peligro de perder lo que hemos recibido como un regalo.

Un corazón convertido a Dios en Cristo no lo haces pecar, aunque si peca, tiene chance de confesar culpas, recibir perdón y ser limpiado. Eso está escrito.
 
Apreciado Horizonte

Apreciado Horizonte

Respuesta a Mensaje # 10:

Precisamente, Horizonte, lo que tú planteas en este post es el evangelio moderno que se viene predicando desde mediados del pasado siglo.

El evangelista más grande desde aquel entonces puso el énfasis de sus Campañas Mundiales en sus “Mensajes de decisión”. Tanto el predicador como los consejeros y los cánticos de invitación estaban encaminados a provocar en el oyente inconverso una decisión ahí mismo. Para mejor ayudarle y no desaprovechar la ocasión a discipularle, era invitado a manifestarse levantando su mano, ponerse en pie, pasar adelante, repetir una oración de entrega, y llenar una tarjeta de decisión.

Por la sobreabundante gracia de Dios, no dudo que muchísimas almas en todo el mundo fueron y seguirán salvas por la eternidad.

Cuando allá por el año 1962 se efectuó la gran cruzada evangelística de Billy Graham en Montevideo (yo asistí), se contaron por miles las conversiones (o tarjetas llenadas). Veinte años después se contaba con ambas manos los que todavía permanecían congregados en las iglesias.

¿Qué había pasado con tantos miles contabilizados como frutos de la cruzada? No es que apostataran y perdieran su salvación. Simplemente, nunca la tuvieron, sino que reaccionaron positivamente a la invitación, llevados por la emoción del momento y lo que pesa en el ánimo la influencia masiva en un entorno preparado con los efectos especiales.

En su grande misericordia Dios no dejó de alcanzar con su salvación a personas que se acercaron a escuchar su Palabra, y oyendo el Evangelio y la predicación de Jesucristo, realmente fueron reconciliados con Dios.

Bien vale todo el esfuerzo hecho si siquiera veinte de entre miles de profesantes fueron salvados.

Pero lo cierto es que aunque las grandes campañas contribuyeron muchísimo a evangelicalizar nuestras capitales en América Latina, no así a evangelizar estas grandes urbes. Por fin ellas sabían quiénes eran los evangélicos, pero no tanto así Jesucristo.

No te asustes tampoco, apreciado Horizonte, si juzgo de forma implacable lo que expones, ya que en mis años mozos yo también pensaba como tú.
En esencia, nuestra salvación no implica un esfuerzo compartido, ya que el Señor Jesús hizo todo lo necesario y yo recibo gratuitamente esta salvación, sin haber puesto de mi parte ninguna otra cosa que mis pecados con los que fue cargado el cuerpo de mi substituto en la cruz. Incluso, ni siquiera yo los puse sobre Él (pues ni siquiera existía) sino Dios mismo sobre el cuerpo de su Hijo.

Si yo tuviera que encargarme de mantener mi salvación, sería tan infeliz e inestable en mi fe como si jamás la hubiera recibido. ¿O acaso Dios salva de forma provisoria?

Yo tengo –con temor y temblor- que ocuparme en mi salvación –no en obtenerla o conservarla- , sino en que rinda los frutos para lo que me fue concedida. El que me cuida es Dios, y de la mano del Padre y del Hijo no es posible soltarse ni ser arrebatado (Jn 10:28-30).

El creyente, durante toda su peregrinación, siempre estará expuesto a perder el gozo de su salvación, todo el tiempo que viviera con sus nuevos pecados inconfesados sobre su conciencia. Pero el plan de Dios es que siempre andemos en la luz de la comunión con Él en virtud de la eficacia de la sangre de Jesucristo (1Jn 1:5-2:2). Lo que se pierde es el gozo, no la salvación misma, que es permanente y eterna. Este es el evangelio antiguo.
 
Re: Apreciado Horizonte

Re: Apreciado Horizonte

Respuesta a Mensaje # 10:

Yo tengo –con temor y temblor- que ocuparme en mi salvación –no en obtenerla o conservarla- , sino en que rinda los frutos para lo que me fue concedida. El que me cuida es Dios, y de la mano del Padre y del Hijo no es posible soltarse ni ser arrebatado (Jn 10:28-30).


Me atrevoa agregar a este párrafo del buen comentario de Ricardo, que incluso para ese "ocuparme de mi salvación", es producto de su voluntad, ya que él produce el querer como el hacer...

No hay que equivocarse, bajo ninguna circunstancia se menosprecia la responsabilidad humana, no se ignora la Escritura de Santiago 2 (por decir un ejemplo), pero se entiende que las obras son creación de Dios también, preparadas por él para que andemos en ellas (Efesios 2:10). Sabemos que él nos da la fuerza, el poder y la autoridad para perseverar en sus caminos, si el da la fuerza, si él da el poder y si él da la autoridad ¿podrá perderse esta salvación?
 
Apreciado Luka

Apreciado Luka

Me atrevoa agregar a este párrafo del buen comentario de Ricardo, que incluso para ese "ocuparme de mi salvación", es producto de su voluntad, ya que él produce el querer como el hacer...
No hay que equivocarse, bajo ninguna circunstancia se menosprecia la responsabilidad humana, no se ignora la Escritura de Santiago 2 (por decir un ejemplo), pero se entiende que las obras son creación de Dios también, preparadas por él para que andemos en ellas (Efesios 2:10). Sabemos que él nos da la fuerza, el poder y la autoridad para perseverar en sus caminos, si el da la fuerza, si él da el poder y si él da la autoridad ¿podrá perderse esta salvación?

Gracias Luka por tu comentario.

Pensemos así: aunque mi salvación es mía, no está en mí sino en Él (el Señor Jesucristo). No la llevo dentro como algo que se me pueda salir, o sobre mí, que arriesgue perderla o que me sea quitada. El que está sentado a la diestra del Padre tiene todavía en las cicatrices de su cuerpo (manos, pies y el costado) la garantía de mi salvación. ¡Habría que borrarle tales huellas para quitar mi nombre del libro de la vida eterna!
 
RESPUESTA AL POST 11 (Ricardo)

RESPUESTA AL POST 11 (Ricardo)

Haces bien en mencionar la metodología evangelística evangélica empleada desde hace décadas con la intención de atraer almas a Cristo. Y no, no me molesta que hayas sido implacable con tus palabras; a estas alturas del recreo también he ganado experiencias que me hacen pensar que el asunto de llevar el verdadero Evangelio (y lo distingo como "Evangelio" de otros, escribiendo con mayúscula) es algo más que solo metodologías acartonadas que, si bien son buenas ideas, no garantizan al ciento por ciento que la gente alcance salvación y se convierta. Son dos cosas independientes, aunque están ligadas en el proceso salvífico.

Quisiera convidarte un pensamiento que he venido mascando desde hace algún tiempo a la fecha. Si recuerdas la parábola del sembrador, entonces quizá comprendas que, de cada cuatro personas que reciben el mensaje de salvación, solamente una puede salvarse y convertirse; a esta idea yo la llamo "Principio 4X1". Esto, como también es de suponerse, no es regla general, más sí es una referencia que puede ayudar a entender la razón por la que muchas iglesias están abarrotadas de congregantes, pero pocos son los que en verdad se han convertido y viven en Cristo de veras.

Hace mucho tiempo llegó a mis manos una prédica en audio de un hermano del norte de mi país (enrique bremer, ministro de la iglesia de El Parral, provncia de Chihuahua), y créeme que esta prédica fue bastante dura, por cierto. En ella, este hermano narró sobre una inquietud creciente en él...

Somos muy dados a la comodidad, a lo fácil; en las congregaciones se presenta un fenómeno bien conocido, el cual es algo generalizado en prácticamente TODAS las iglesias cristianas, y no solo en las evangélicas: muy pocos hermanos responden a un llamado de oración e intercesión cuando se les invita a eso, cuando -en contraste- suelen estar atentos y bien puntualitos cuando algún famoso salmista visita una X o Y congregación; ahí sí que no faltan...

El problema está en el fundamento. Muchos congregantes son solo simpatizantes, y no han recibido la salvación, si bien tienen AÑOS de venir escuchando de viva voz lo que está escrito para la vida cristiana que ellos deberían tener. Pues bien, cuando este hermano compartió su inquietud creciente con su pastor (víctor richards), se dio cuenta de que el sentir de este pastor era eactamente el mismo de él, y se repetía el fenómeno entre los ministros de la congragación referida.

En una charla con un cristiano x, el hermano bremer abordó a este personaje que no paraba de decir "Yo creo en Cristo, siempre he creído en Cristo y lo sé"; pero, conforme fueron conversando sobre los pŕoblemas de este cristiano x, se dio cuenta el hermano bremer sobre la maldad que él tenía en su corazón: un tipó MUY rencoroso que planeó dos veces la muerte de su esposa.

El hermano bremer siguió contando que, a raíz de esta inquietud que lo llevó a buscar a Dios, se dio cuenta de que también los congregantes comenzaron a contagiarse de ello, aunque... la verdad, esta inquietud colectiva fue solo emoción; cuando se invitaba a los congregantes a reunirse en las citas de oración, muchos comprendieron que la cosa iba en serio, y se echaron para atrás.

¿Cual es el problema? Simple: NO HAY CONVERSIÓN. Cuando una persona dice tener salvación, la muestra más clara de ello se traduce en un CAMBIO, un volverse a Dios de corazón, una entrega a Él que no se reduce a decir a grito pelao "Gloria a Dios" o "Aleluya" o "Cristo vive", si bien estas cosas son ciertas. Cuando existe un llamado a estar en oración, si el congregante es convertido de veras, buscará la manera de estar ahí, aunque no tenga dinero para el transporte a la iglesia. Pero muchos son dados a la comodidad; les da flojera ir a la iglesia cuando hay un llamado espiritual.

De tiempo en tiempo, Dios dispone un espacio en que desea derramarse en Espíritu... ¿Y en dónde están los que se ponían de pie gritando y brincando? Lo que ocurre, es que Dios también es Luz, y no tan fácil un simpatizante estará dispuesto a exponerse a Luz para no ser avergonzado. Eso es precisamente lo que Dios quiere del simpatizante, que deje de serlo, que comprenda que nada tiene en sí mismo qué ofrecer a Dios, puesto que nuestra propia maldad nos hace incapaces por iniciativa propia de tan siquiera buscar a Dios cuando Él llama.

En un rato más le sigo...
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

Aclaro que lo siguiente lo digo como algo demostrativo; espero se entienda la idea...

Yo tuve que exponerme en un autoexamen que no me gustaba nada... Si tenía que hacerlo, fue porque no el agobio fue mayor a la falsedad en la que viví antes de caer en la cuenta de mi maldad propia.

¿Cuantas veces tuve la oportunidad de hablar de Cristo con alguien? De estas ocasiones dadas, ¿en cuantas fui capaz de hablar con claridad de Cristo? ¿Podía hacer que el Espíritu hablase por mí? ¿Podía decir también mi experiencia personal y mi conversión? ¿Podía hablar de los cuatro principios que conciernen a la salvación?

Porque de eso se trata ser cristiano, que seas capaz de hablar con claridad las cosas y que la gente te entienda. Pero si yo no soy capaz ni siquiera de responder si alguien me pregunta si soy religioso, entonces no sé a qué estoy jugando.

Dios me invita a quedarme en un tiempo oración, sea en la congregación o a solas en mi dormitorio, y cómo Dios desea tener tu compañía y la mía... pero me es más fácil distraerme con cualquier cosa tonta que no me sirve. O bien, si mi testimonio en mi lugar de trabajo es característico de un cristiano de mentiritas, entonces no debería extrañarme que hablen a mis espaldas, diciendo "Mira a ese, se dice cristiano y se lleva cosas de la oficina y escucha chistes picantes; ¡y qué boquita tiene!".

Quedé expuesto a Luz, y ¡zas! caí en la cuenta de que no era lo buen cristianito que pensé ser... Quedé desnudo y expuesto a Luz, lo que me llevó a hacer una clara confesión de lo que llevaba arrastrando. Comprendí que NADA de mí mismo podía ser suficiente para ser tan siquiera perdonado, y fue en ese momento que Dios me perdonó. Lo supe porque, tras la confesión de mi maldad, hubo paz en mi conciencia.

Tuvo Dios que acorralarme con amor hasta que no pude más con el agobio; viendo yo mismo que mi vida era un asco, ya cansado de seguir con esta hipocresía, me arrepentí... No me arrepentí más que de haber hecho entristecer a Dios con mis acciones injustas. ¿¡Qué tan grave fue el pecado mío como para que Dios mismo tuviera que matar a Su propio Hijo por salvarme!?

De ahí en adelante. ya no pude ser el mismo.
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

Lo que ocurre es que predicar el verdadero mensaje de salvación no deja dinero. Luego también la gente te puede ver mal, les caes gordo porque les dices que sus vidas son desordenadas y llenas de pecado, y la respuesta no es nada agradable si se les habla de frente con la verdad.

A los cristianos de hoy, les gusta más jugar a la iglesita. Pero si a alguien se le ocurre decirle a su vecino que deje de estar de chismoso en su vecindario, hasta con la escoba te quiere dar... Y claro, en el peor de los casos, aún puedes verte en prisión o secuestrado.

Ahora nadie quiere pagar el precio de la salvación; pura sobadera de oído y palmaditas al hombro...

Mucho gemir y mucho llorar lágrimas de plástico, pero horizonte no te sales de ahí.
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

Ahora, como bien dices, si un cristiano que está convertido llega a decaer en la fe, puede avivarse de igual modo.

El avivamiento es o consiste -según entiendo- en venir con la misma acción de contrición a confesar culpas acumuladas, dejándose exponer igualmente a Luz. Si no hemos generado el fruto que Cristo quisiera ver en nosotros, ésta es una buena ocasión de corregir el rumbo; tenemos toda una vida para eso, aunque tal cosa no nos garantiza que el día de mañana muramos... Entonces ahí sí que no habrá manera de enmendar nada.

Si en algo no soy cierto, no me ofendo si me lo hacen saber...
 
Apreciado Horizonte

Apreciado Horizonte

Muchas gracias por el testimonio que has presentado. Estoy seguro que animará a muchos lectores, pues la situación que antes vivías no es de pocos.

Algunos más fácilmente toman conciencia de los pecados de comisión (hicieron lo malo que no debían), pero son inconscientes en cuanto a los pecados de omisión (no hicieron lo bueno que debieran haber hecho). Existe la superstición que Dios se muestra indiferente a estos "pecadillos". Sin embargo parecen ser los más graves en el sentir del Señor en Mateo 25:41-46.
 
Re: ¡Prediquemos el evangelio antiguo!

...Y ciertamente Cristo vino a marcar un Antes y un Después.

Sería muy bueno, para mí y por mi bien, que esté en el Después... porque el Antes está inmerso en el juicio del trono blanco. No quisiera estar ahí para cuando el Juez me diga: Como no hiciste a estos pequeños, no me hiciste a Mí...

El castigo que no era mío sería el galardón bien merecido por no haber quedado en el Después. Meditemos seriamente...