BIBLIA CATÓLICA VS.BIBLIA PROTESTANTE
La Biblia Católica y la Biblia "Protestante" son iguales, ¿o no?
"La Biblia católica y nuestra Biblia son iguales; usted puede ver estos versículos que le estoy recomendando en su propia Biblia, y verá que dicen lo mismo". ¿Le suenan familiares estas palabras? Es lo que muchos ganadores de almas, y aun escritores de tratados dicen a los católicos al tratar de evangelizarlos. Pero, ¿son en verdad igual la Biblia de los católicos y la Biblia de los "protestantes"? La respuesta no es tan sencilla. Si sólo tomamos en cuenta la buena fe e intención de esos ganadores de almas que dicen que ambas Biblias son iguales, pues al decir eso, están pensando en que la Biblia de los católicos también contiene el plan de salvación, entonces se puede decir que sí; que sí son iguales ambas Biblias. Pero al hacer un examen más técnico de las dos versiones de la Biblia, encontramos que no son iguales; no solamente con respecto a los libros apócrifos, que fueron añadidos a la Biblia que ahora usan los católicos, sino con respecto a la adulteración deliberada de pasajes clave de la Escritura. Haremos este análisis en dos partes: La diferencia entre la biblia católica y la Biblia cristiana (protestante) en cuanto a los libros que componen el canon, y la diferencia en cuanto a versículos deliberadamente mal traducidos en la biblia católica para apoyar su doctrina.
EL CANON DE LA BIBLIA
La mayoría de los cristianos sinceros creen que la única diferencia entre la biblia católica y la Biblia "protestante" [usemos mejor la palabra cristiana, que es más correcta] consiste en los libros apócrifos, y que en lo demás están de acuerdo; de ahí que las más de las veces la controversia se centra en refutar la afirmación católica de que tales libros deben estar en el canon bíblico; o más específicamente, en el canon del Antiguo Testamento. Haremos también nosotros aquí una exposición sobre este asunto para beneficio de aquellos que desconocen los hechos.
¿Qué son los libros apócrifos?
Se les llama "libros apócrifos" a aquellos libros añadidos a la Septuaginta (LXX), versión griega de las Escrituras hebreas, y más tarde agregados al canon del Antiguo Testamento a la biblia católica oficialmente en el Concilio de Trento (1546), bajo anatema para aquellos que se rehusaran aceptarlos como inspirados a la par del resto de los libros de la Biblia. Los cristianos han preferido usar hasta la fecha el término apócrifos (apócrifo significa "de origen dudoso, falso, falsificado, espurio"), porque su autenticidad es muy dudosa, pues ni los primeros cristianos los aceptaron como parte de las Escrituras, y aún los judíos palestinos tardaron en aceptarlos; y eso, no al nivel de las demás Escrituras, como los mismos escritores católicos afirman:
"Los rabinos palestinos no aceptan estos libros [los apócrifos] como inspirados, una razón quizá sea la fecha tan tardía en que fueron escritos o puestos en circulación de algunos de ellos." (por Carolyn Osiek y Donald Senior. How and Why Catholic and Protestant Bibles differ. The Liturgical Press; Collegeville, Minnesota 56321, página 2)
Los católicos, no obstante, prefieren llamarlos "deutero-canónicos", o sea, reconocidos como canónicos en una fecha posterior; y a la vez, redefinen la palabra "apócrifos" diciendo a los católicos que los protestantes los llaman así porque los consideran "buenos y útiles para instrucción, pero no tienen la misma autoridad como los otros libros de la Biblia" (Georgius Craven. Eternal Life. Catholic Enquiry Centre, Imp., página 190). Pero la verdad es, que ningún cristiano en sus cinco sentidos, que conozca la Palabra de Dios y la crea, aceptará los libros apócrifos como "buenos y útiles para instrucción".
Los libros apócrifos (que consisten en Tobías, Judit, Sirac o Eclesiástico, Sabiduría, Baruc, 1 y 2 de Macabeos, y algunas adiciones a los libros de Daniel y Ester) fueron incorporados a las Escrituras hebreas en la Septuaginta (LXX), o sea, las Escrituras que fueron traducidas al griego para beneficio de los judíos en Alejandría, que habían olvidado su idioma nacional, por órdenes de Ptolomeo Filadelfo (280-245 a. C.). Estos libros se colaron en la Biblia católica cuando Jerónimo, por orden de la Iglesia Católica, los incluyó contra su voluntad en su traducción al latín de la Biblia conocida como la Vulgata a fines del siglo IV.
Desde el Concilio de Trento hasta recientemente, la Iglesia Católica ha mantenido una actitud de condena hacia aquellos que no querían reconocer su autoridad para definir el canon. Han enseñado a sus seguidores que los "protestantes" han sido los que le han quitado libros a la Biblia, y que por lo tanto, la Biblia protestante no está completa. Sin embargo, esa actitud ha estado cambiando, y algunos apologistas católicos, en un afán ecuménico, han tratado de explicar con eufemismo la inclusión de los libros apócrifos en su biblia, sin condenar a los protestantes como los que le han quitado a la Biblia; pero no hay que olvidar que no se ha levantado el anatema del Concilio de Trento, ni que la Iglesia Católica, al buscar el acercamiento con los protestantes, está dispuesta a ceder ni un ápice en lo que ha declarado normativo en su Tradición a través de los siglos en que ha existido.
Razones por las que no se deben incluir en el canon bíblico los libros apócrifos.
1. Los judíos palestinos rechazaron los libros apócrifos, y es a ellos a quiénes se les confió la Palabra de Dios – específicamente, el Antiguo Testamento – (Romanos 3:2). De modo que no es la Iglesia Católicorromana la autoridad final para decidir qué libros han de incluirse en el canon bíblico y qué libros no. El mismo San Agustín, padre de la Iglesia Católica, se refiere a este asunto diciendo que "estos libros [los Macabeos] son considerados como canónicos por la Iglesia, aunque no por los judíos, debido al relato de los maravillosos sufrimientos de algunos mártires" y en el mismo pasaje los distingue de "las Sagradas Escrituras" (De Civ. Dei, XVII, 36. Citado por B.F. Westcott. El Canon de la Sagrada Escritura.–versión española– Clie: Barcelona, España; 1987, pág. 177). El gran historiador judío Josefo, se refiere a los apócrifos, en su famoso discurso contra Apión: "Desde Artajerjes hasta nuestros días se han escrito varios libros, pero varios libros, pero no los consideramos dignos de confianza idéntica a los libros que les precedieron porque se interrumpió la sucesión de los profetas. Esa es la prueba del respeto que tenemos a nuestras Escrituras" (cap. 1, part. 8. Citado por José Flores. ¿Qué es la Biblia?. Editorial Alturas: Barcelona, España; 1968, página 84).
2. El Señor Jesucristo y los apóstoles nunca citaron a los libros apócrifos, ni se refirieron a ellos con la misma actitud que la resto de las Escrituras hebreas. Los apologistas católicos arguyen , sin embargo, que aunque la Iglesia Católica emitió su veredicto final en cuanto a los libros que se deberían incluir en el canon bíblico hasta el Concilio de Trento (1546), en realidad la Iglesia (católica, por supuesto) ya había dado su aprobación a estos libros en cuestión desde los comienzos del cristianismo. No obstante, la realidad y los hechos demuestran otra cosa. Cierto es que los escritores del Nuevo Testamento citaron a la LXX, pero el hecho en sí no se puede interpretar como un endose incondicional de los apócrifos por los autores sagrados, ni mucho menos que los consideraran inspirados a la par que el resto de los libros del Antiguo Testamento. Pablo, por ejemplo, era un hombre tan culto y versado aun en la literatura griega, que hasta citó a los mismos autores griegos clásicos (Hechos 17:28; 1 Corintios 15:35; Tito 1:12); pero no por eso se deben considerar dichas obras como inspiradas divinamente.
Otro hecho además, que no puede ser pasado por alto es que aún en la actualidad, no se sabe a ciencia cierta cuando fueron incorporados los libros apócrifos a la LXX, y el hecho mismo de que Cristo no se refiera a dichos libros, ni a favor ni en contra, es indicativo de que no habían sido aun incorporados. Más bien, la evidencia es que la incorporación de los apócrifos al canon bíblico por la incipiente Iglesia Católica se hizo después que los judíos habían ya fijado su canon hebreo, nuestro Antiguo Testamento.
3. Los libros apócrifos contienen historias descabelladas El erudito P.H. Scott comenta: "Por otra parte, en los libros apócrifos nos encontramos en una atmósfera diferente. En el libro de Sabiduría se describen las plagas de Egipto con tal riqueza de detalle y belleza que raya en lo fantástico; en 2 Macabeos, las apariciones de los jinetes cubiertos con armaduras de oro, ayudando a los judíos a ganar tremendas victorias, se introducen según las costumbres de las leyendas romanas de Cástor y Polux; en Tobías, el método de restaurar la vista a Tobías usando las agallas de un pez bendecido por el ángel Rafael; en Bel y el Dragón (añadido a Daniel), el profeta Habacuc es llevado por los pelos a Babilonia, volando con un ángel, para alimentar a Daniel en el foso de los leones, y así numerosas inconsistencias y claras falsedades" (Idem, página 85)
4. Los libros apócrifos mismos afirman no ser inspirados. En el segundo libro de Macabeos 15:37-38 leemos: ". . .yo también terminaré aquí mismo mi relato. Si ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo que yo pretendía; si imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era posible". (Biblia de Jerusalén). Es importante notar que esta cita directa de uno de los apócrifos se puede aplicar a todos los demás, ya que todos esos libros siempre se han manejado como un todo, un conjunto.
5. Los libros apócrifos contienen profecía falsa y contradicciones En Baruc 6:2 "Una vez llegados a Babilonia, estaréis allí muchos años y por largo tiempo, hasta siete generaciones, pero después yo os sacaré de allí en paz ". Una vez más Scott dice: "Al comparar los dos libros de los Macabeos, vemos que no están de acuerdo en muchos lugares y que incluso el autor confiesa sus graves defectos" (José Flores, ¿Qué es la Biblia?, pág. 85).
6. Los libros apócrifos contienen un mensaje de salvación falso En Tobías 12:8,9 se lee: "Buena es la oración con ayuno; y mejor es la limosna con justicia que la riqueza con iniquidad. Mejor es hacer limosna que atesorar oro. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los limosneros tendrán larga vida".
Los libros apócrifos contradicen la doctrina católica
Uno pensaría que la principal razón por la que la Iglesia Romana ha insistido en la inclusión de los apócrifos en el canon del Antiguo Testamento, es porque éstos le proporcionan una base para sus doctrinas características. Esa es la primera impresión que tenemos al leer el pasaje citado en el punto seis de la sección anterior, por medio del cual, los católicos intentan justificar las doctrinas de las indulgencias, la oración por los muertos y la existencia del purgatorio. No solamente se necesita un grado alto de ingenuidad para deducir de dicho pasaje en cuestión tales doctrinas, sino que en un estudio más concienzudo de otras porciones de los apócrifos, se puede apreciar que no sólo no ofrecen estos libros fundamento alguno para sustentar sus doctrinas, sino que hasta las condenan.
Por ejemplo, en Sabiduría 13:10 se lee: "Pero malaventurados son y fundan en cosas muertas sus esperanzas, aquellos que llamaron dioses a las obras de mano de los hombres, al oro y a la plata labrados con arte o a las figuras de los animales o a una pieza inútil obra de mano antigua. . . .Como cuando un artífice hábil corta del bosque un árbol derecho y diestramente le quita toda la corteza y valiéndose de su arte fabrica mañosamente un mueble a propósito para el servicio de la vida, y los restos los recoge para cocer la comida. . . .y con la pericia de su arte va dándole hasta hacer de él la imagen de un hombre, o darle la semejanza de un animal, pintándole de bermellón y poniéndole la encarnadura. . .porque sabe que no puede valerse a sí misma puesto que es una mera imagen. . . .Y, sin embargo, ofreciéndole votos le consulta sobre su hacienda, sobre sus hijos y sobre sus matrimonios. . ." Esta evidencia debería ser suficiente para que cualquiera, y no solamente los católicos, desecharan los espurios libros de hemos venido hablando.
Si no es para apoyar su doctrina, ¿entonces por qué la insistencia católica de mantener los apócrifos en su canon? Quizá el lector tendrá una mejor respuesta, pero la única que se me ocurre es que lo hacen como un esfuerzo de que los "protestantes" reconozcan que la Iglesia Católica es la depositaria de la autoridad divina en la tierra, ya que el Concilio de Trento solo pronunció maldición en contra de quiénes no los aceptaran (los apócrifos), en respuesta al furor reformista que se pronunciaban por el canon "corto" aceptado por los judíos, en vez del promovido por la Iglesia Católica en la Vulgata.
CONCLUSION
Es evidente, en base a lo que aquí se ha demostrado, que los libros apócrifos no pueden considerarse "buenos y útiles para instrucción" como quieren hacer creer los apologistas católicos a los indoctos e ingenuos. Más bienaventurada hubiera sido la humanidad entera si la Iglesia Católica hubiera atendido a las palabras de San Jerónimo (católico), quien, como ya se indicó arriba, tradujo, en contra de su voluntad, la versión latina de las Escrituras llamada "Vulgata", cuando dijo:
[los libros apócrifos] son como el loco vagar de un hombre cuyos sentidos lo han abandonado" y aconseja que se eduque a una jovencita llamada Paula para "evitar todos los libros apócrifos, y si alguna vez desea leerlos, no por la verdad de sus doctrinas sino por respecto a sus maravillosos relatos, que se dé cuenta de que no fueron escritos realmente por aquellos a quiénes se atribuyen, que hay en ellos muchos elementos defectuosos, y que se requiere mucha pericia para buscar el oro entre el fango" (José Flores, op. cit., pág. 39).
Constantemente hizo distinción Jerónimo de los libri ecclesiastici (en el sentido de libros aceptados por la Iglesia), y los libri canonici (libros canónicos) o hebraica veritas (verdad hebraica); y ya que él fue el
El canon del Nuevo Testamento no ha estado en discusión entre los católicos y los cristianos; pero como ya se señaló arriba, muchos ignoran que la Iglesia Católica ha adulterado deliberadamente algunas porciones de la Escritura para su propia conveniencia y/o perdición. Pero eso será tema de la segunda parte de este artículo.
http://www.espiritusanto.8m.com/bibliavsbliblia.htm