-Antes que nada, convendrá precisar que por “evangélico” entendemos al hombre que viene a Dios arrepentido, confesándose pecador perdido, creyendo que el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, lo salva por su muerte en la cruz, redimiéndole con su sangre de todos sus pecados.
-Por católico, al apostólico romano.
-Aunque la fe histórica esencial es la misma en todo cuanto está revelado en las Sagradas Escrituras, nunca el evangélico aceptará lo que provenga del cofre de la Tradición, donde todo entra y de donde mucho sale.
-Es inadmisible que pueda aceptar que el único sacrificio de Cristo en la cruz, sea repetido toda vez que el sacerdote celebre la Misa.
-Nunca creerá que con la hostia pueda comer la carne de Cristo, ni que el vino se convierta en Su sangre.
-Nunca aceptará a María como Madre de Dios, ni los dogmas y títulos marianos.
-Nunca verá al discípulo Pedro como el primer Papa.
-Siempre le resultará abominable idolatría el postrarse ante estatuas e imágenes imaginando que sin embargo está adorando al único Dios verdadero.
-Jamás aceptará veredicto de hombre alguno que haya decidido lo que debe creer, aunque sean cientos de ellos reunidos muchas veces.
-Su idea de iglesia es la de asamblea congregada en torno a Cristo, y nunca las fastuosas Basílicas y Catedrales, llenas de lujo y arte, y desprovistas de la presencia del Espíritu Santo.
Cordiales saludos.
-Por católico, al apostólico romano.
-Aunque la fe histórica esencial es la misma en todo cuanto está revelado en las Sagradas Escrituras, nunca el evangélico aceptará lo que provenga del cofre de la Tradición, donde todo entra y de donde mucho sale.
-Es inadmisible que pueda aceptar que el único sacrificio de Cristo en la cruz, sea repetido toda vez que el sacerdote celebre la Misa.
-Nunca creerá que con la hostia pueda comer la carne de Cristo, ni que el vino se convierta en Su sangre.
-Nunca aceptará a María como Madre de Dios, ni los dogmas y títulos marianos.
-Nunca verá al discípulo Pedro como el primer Papa.
-Siempre le resultará abominable idolatría el postrarse ante estatuas e imágenes imaginando que sin embargo está adorando al único Dios verdadero.
-Jamás aceptará veredicto de hombre alguno que haya decidido lo que debe creer, aunque sean cientos de ellos reunidos muchas veces.
-Su idea de iglesia es la de asamblea congregada en torno a Cristo, y nunca las fastuosas Basílicas y Catedrales, llenas de lujo y arte, y desprovistas de la presencia del Espíritu Santo.
Cordiales saludos.