Re: Por que tanto relajo?
Hola a todos los foristas.
Si leemos la carta del papa Juan Pablo II, titulada Dies Domini, sobre la santificación del domingo, encontraremos muchos motivos para guardar tal día.
Mientras por un lado, el papa afirma que el domingo se celebra desde la tradición apostólica que tiene orígen en el mismo día de la resurrección de Cristo:
Por otro lado reconoce que el cambio del sábado al domingo fué progresivo:
Ahora, yo me pregunto. Si el domingo fué realmente instituído por los apóstoles como día de reposo ¿porqué los cristianos no estaban tan seguros de cual día reposar? ¿porqué siguieron guardando el sábado?
Porque si en verdad los apóstoles hubieran transferido la santidad del sábado al domingo, no habría confusión, los cristianos gentiles hubieran guardado el domingo, y los judíos convertidos también lo hubieran hecho, con el propósito de aceptar la "nueva alianza", como los apóstoles enseñaban (si hubiera sido cierto).
Hubieron muchos factores que fueron transfiriendo el día de reposo del sábado al domingo. Uno de los factores fué que después de tantas rebeliones que tuvieron los judíos, el judaísmo pasó a estar "fuera de la ley".
Muchos cristianos aligeraron el sábado del séptimo día, ya que estaba prohibido por Adriano. Victoriano, obispo de Pettau, instaba a los cristianos "a extender su ayuno del viernes hasta el sábado, para que pareciera que no observaban el séptimo día como lo hacían los judíos".(Robert Odom, Sabbath an Sunday in Early Christianity)
Así el sábado fué transfiriéndose poco a poco al domingo. Se fué haciendo más fácil guardar el domingo que el sábado, y por lo tanto se empezaron a inventar nuevas doctrinas teológicas como la del "octavo día", para justificar la observancia del domingo.
Pero ¿es bíblico encontrar motivos (excusas), por más buenos que sean, para celebrar una u otra cosa? NO, especialmente si estas tradiciones invalidan el mandamiento de Dios. Jesús dijo: "Pues en vano me honran; e[size=+0]nseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres." (Mat. 15:9; Mar. 7:7)[/size]
Otro motivo que encontramos en la carta Dies Domini es el siguiente:
15 Luego me dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que estas.
16 Y me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente.
17 Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado de maldad la tierra, se volvieron a mí para irritarme; he aquí que aplican el ramo a sus narices. (Ez. 8:15-17)
Dios no acepta esa mezcla de paganismo con la verdadera adoración a él. Posiblemente por eso el altar de los sacrificios tenía las gradas del lado que nacía el sol (Ez. 43:17), así los sacerdotes al subir a sacrificar, darían la espalda al sol naciente, y no insinuarían culto al sol.
¿Porqué si Dios no quería siquiera que se insinuace el culto al sol, los cristianos tendrían que hacerlo para "redireccionar a los paganos" hacia Cristo? Si fuera así Dios hubiera dejado que se insinuace el culto al sol para atraer a las naciones vecinas paganas de Israel. La forma de "redireccionar" a los paganos es enseñarle lo abominable del culto al sol, y la verdad de Cristo, no mezclar las cosas.
El verdadero y único día de reposo de Jehová tiene un motivo: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día." (Éx. 20:11)
Por mas motivos (excusas) que encontremos para guardar el domingo en lugar del sábado, Dios dió su motivo.
Y el mensaje del primer ángel, dado en apocalípsis para el último tiempo, no es de adorar al que "resucitó", ni adorar a la "luz" del mundo, ni a otra "excusa" de esas. El mensaje es:
"Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas." (Apoc. 14:7)
Y el día en que uno adora al que hizo "los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay... [es] en el séptimo día" (Éx. 20:11)
Éste es el momento en que llega "el tiempo de juzgar a los muertos... Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo"(Apoc. 11:18-19)
Dejémonos de honrar "en vano" a Cristo "enseñando como doctrinas mandamientos de hombres".(Mar. 7:7). Y guardemos el día que está establecido por Dios en "el arca de su pacto... en el templo" del cielo, sin ningún temor de estar guardando el día equivocado.
Por último, me despido con esta bellísima cita del papa Juan Pablo II en la carta Dies Domini:
Hola a todos los foristas.
Si leemos la carta del papa Juan Pablo II, titulada Dies Domini, sobre la santificación del domingo, encontraremos muchos motivos para guardar tal día.
Mientras por un lado, el papa afirma que el domingo se celebra desde la tradición apostólica que tiene orígen en el mismo día de la resurrección de Cristo:
"El domingo... es la Pascua de la semana"
"La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón "día del Señor" o domingo".
"La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón "día del Señor" o domingo".
Por otro lado reconoce que el cambio del sábado al domingo fué progresivo:
"La catequesis de los primeros siglos insiste en esta novedad, tratando de distinguir el domingo del sábado judío... Sin embargo, bien pronto se empezó a distinguir los dos días de forma cada vez más clara, sobre todo para reaccionar ante la insistencia de los cristianos que, proviniendo del judaísmo, tendían a conservar la obligación de la antigua Ley... La diferencia del domingo respecto al sábado judío se fue consolidando cada vez más en la conciencia eclesial, aunque en ciertos períodos de la historia, por el énfasis dado a la obligación del descanso festivo, se dará una cierta tendencia de « sabatización » del día del Señor. No han faltado sectores de la cristiandad en los que el sábado y el domingo se han observado como « dos días hermanos »." (Énfasis mío)
Ahora, yo me pregunto. Si el domingo fué realmente instituído por los apóstoles como día de reposo ¿porqué los cristianos no estaban tan seguros de cual día reposar? ¿porqué siguieron guardando el sábado?
Porque si en verdad los apóstoles hubieran transferido la santidad del sábado al domingo, no habría confusión, los cristianos gentiles hubieran guardado el domingo, y los judíos convertidos también lo hubieran hecho, con el propósito de aceptar la "nueva alianza", como los apóstoles enseñaban (si hubiera sido cierto).
Hubieron muchos factores que fueron transfiriendo el día de reposo del sábado al domingo. Uno de los factores fué que después de tantas rebeliones que tuvieron los judíos, el judaísmo pasó a estar "fuera de la ley".
"Luego de la revolución de Bar Kojba (entre 132-135 dC), se les prohibió a los judíos, bajo amenaza de muerte, entrar a Jerusalén. Adriano dejó fuera de la ley al judaísmo, el estudio de la Tora y la observancia del sábado. El período llegó a ser conocido para los judíos como 'la era de la persecución religiosa'...
Los cristianos fueron confundidos con los judíos. Especialmente al comienzo del cristianismo, 'la policía romana no había llegado todavía a distinguir entre cristianos y judíos'. Por causa de los graves sentimientos antijudíos, 'muchos cristianos tomaron medidas para parecer, especialmente en la ciudad imperial, distinos de los judíos a los ojos romanos. Especialmente bajo el emperador Adriano' (117-138 dC). (Como fuego en mis huesos. El origen del domingo. - Clifford Goldstein)
Los cristianos fueron confundidos con los judíos. Especialmente al comienzo del cristianismo, 'la policía romana no había llegado todavía a distinguir entre cristianos y judíos'. Por causa de los graves sentimientos antijudíos, 'muchos cristianos tomaron medidas para parecer, especialmente en la ciudad imperial, distinos de los judíos a los ojos romanos. Especialmente bajo el emperador Adriano' (117-138 dC). (Como fuego en mis huesos. El origen del domingo. - Clifford Goldstein)
Muchos cristianos aligeraron el sábado del séptimo día, ya que estaba prohibido por Adriano. Victoriano, obispo de Pettau, instaba a los cristianos "a extender su ayuno del viernes hasta el sábado, para que pareciera que no observaban el séptimo día como lo hacían los judíos".(Robert Odom, Sabbath an Sunday in Early Christianity)
Así el sábado fué transfiriéndose poco a poco al domingo. Se fué haciendo más fácil guardar el domingo que el sábado, y por lo tanto se empezaron a inventar nuevas doctrinas teológicas como la del "octavo día", para justificar la observancia del domingo.
Pero ¿es bíblico encontrar motivos (excusas), por más buenos que sean, para celebrar una u otra cosa? NO, especialmente si estas tradiciones invalidan el mandamiento de Dios. Jesús dijo: "Pues en vano me honran; e[size=+0]nseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres." (Mat. 15:9; Mar. 7:7)[/size]
Otro motivo que encontramos en la carta Dies Domini es el siguiente:
El día de Cristo-luz
27. En esta perspectiva cristocéntrica se comprende otro valor simbólico que la reflexión creyente y la práctica pastoral dieron al día del Señor. En efecto, una aguda intuición pastoral sugirió a la Iglesia cristianizar, para el domingo, el contenido del « día del sol », expresión con la que los romanos denominaban este día y que aún hoy aparece en algunas lenguas contemporáneas,(29) apartando a los fieles de la seducción de los cultos que divinizaban el sol y orientando la celebración de este día hacia Cristo, verdadero « sol » de la humanidad. San Justino, escribiendo a los paganos, utiliza la terminología corriente para señalar que los cristianos hacían su reunión « en el día llamado del sol »,(30) pero la referencia a esta expresión tiene ya para los creyentes un sentido nuevo, perfectamente evangélico.(31) En efecto, Cristo es la luz del mundo (cf. Jn 9,5; cf. también 1,4-5.9), y el día conmemorativo de su resurrección es el reflejo perenne, en la sucesión semanal del tiempo, de esta epifanía de su gloria. El tema del domingo como día iluminado por el triunfo de Cristo resucitado encuentra un eco en la Liturgia de las Horas(32) y tiene un particular énfasis en la vigilia nocturna que en las liturgias orientales prepara e introduce el domingo. Al reunirse en este día la Iglesia hace suyo, de generación en generación, el asombro de Zacarías cuando dirige su mirada hacia Cristo anunciándolo como el « sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte » (Lc 1,78-79), y vibra en sintonía con la alegría experimentada por Simeón al tomar en brazos al Niño divino venido como « luz para alumbrar a las naciones » (Lc 2,32). (Énfasis mío)
Ésta es la forma en que el paganismo se va mezclando con el pueblo de Dios. Dios aborrece el culto al sol:27. En esta perspectiva cristocéntrica se comprende otro valor simbólico que la reflexión creyente y la práctica pastoral dieron al día del Señor. En efecto, una aguda intuición pastoral sugirió a la Iglesia cristianizar, para el domingo, el contenido del « día del sol », expresión con la que los romanos denominaban este día y que aún hoy aparece en algunas lenguas contemporáneas,(29) apartando a los fieles de la seducción de los cultos que divinizaban el sol y orientando la celebración de este día hacia Cristo, verdadero « sol » de la humanidad. San Justino, escribiendo a los paganos, utiliza la terminología corriente para señalar que los cristianos hacían su reunión « en el día llamado del sol »,(30) pero la referencia a esta expresión tiene ya para los creyentes un sentido nuevo, perfectamente evangélico.(31) En efecto, Cristo es la luz del mundo (cf. Jn 9,5; cf. también 1,4-5.9), y el día conmemorativo de su resurrección es el reflejo perenne, en la sucesión semanal del tiempo, de esta epifanía de su gloria. El tema del domingo como día iluminado por el triunfo de Cristo resucitado encuentra un eco en la Liturgia de las Horas(32) y tiene un particular énfasis en la vigilia nocturna que en las liturgias orientales prepara e introduce el domingo. Al reunirse en este día la Iglesia hace suyo, de generación en generación, el asombro de Zacarías cuando dirige su mirada hacia Cristo anunciándolo como el « sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte » (Lc 1,78-79), y vibra en sintonía con la alegría experimentada por Simeón al tomar en brazos al Niño divino venido como « luz para alumbrar a las naciones » (Lc 2,32). (Énfasis mío)
15 Luego me dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que estas.
16 Y me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente.
17 Y me dijo: ¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado de maldad la tierra, se volvieron a mí para irritarme; he aquí que aplican el ramo a sus narices. (Ez. 8:15-17)
Dios no acepta esa mezcla de paganismo con la verdadera adoración a él. Posiblemente por eso el altar de los sacrificios tenía las gradas del lado que nacía el sol (Ez. 43:17), así los sacerdotes al subir a sacrificar, darían la espalda al sol naciente, y no insinuarían culto al sol.
¿Porqué si Dios no quería siquiera que se insinuace el culto al sol, los cristianos tendrían que hacerlo para "redireccionar a los paganos" hacia Cristo? Si fuera así Dios hubiera dejado que se insinuace el culto al sol para atraer a las naciones vecinas paganas de Israel. La forma de "redireccionar" a los paganos es enseñarle lo abominable del culto al sol, y la verdad de Cristo, no mezclar las cosas.
El verdadero y único día de reposo de Jehová tiene un motivo: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día." (Éx. 20:11)
Por mas motivos (excusas) que encontremos para guardar el domingo en lugar del sábado, Dios dió su motivo.
Y el mensaje del primer ángel, dado en apocalípsis para el último tiempo, no es de adorar al que "resucitó", ni adorar a la "luz" del mundo, ni a otra "excusa" de esas. El mensaje es:
"Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas." (Apoc. 14:7)
Y el día en que uno adora al que hizo "los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay... [es] en el séptimo día" (Éx. 20:11)
Éste es el momento en que llega "el tiempo de juzgar a los muertos... Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo"(Apoc. 11:18-19)
Dejémonos de honrar "en vano" a Cristo "enseñando como doctrinas mandamientos de hombres".(Mar. 7:7). Y guardemos el día que está establecido por Dios en "el arca de su pacto... en el templo" del cielo, sin ningún temor de estar guardando el día equivocado.
Por último, me despido con esta bellísima cita del papa Juan Pablo II en la carta Dies Domini:
« Recordar » para « santificar »
16. El mandamiento del Decálogo con el que Dios impone la observancia del sábado tiene, en el libro del Éxodo, una formulación característica: « Recuerda el día del sábado para santificarlo » (20,8). Más adelante el texto inspirado da su motivación refiriéndose a la obra de Dios: « Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado » (11). Antes de imponer algo que hacer el mandamiento señala algo que recordar. Invita a recordar la obra grande y fundamental de Dios como es la creación. Es un recuerdo que debe animar toda la vida religiosa del hombre, para confluir después en el día en que el hombre es llamado a descansar. El descanso asume así un valor típicamente sagrado: el fiel es invitado a descansar no sólo como Dios ha descansado, sino a descansar en el Señor, refiriendo a él toda la creación, en la alabanza, en la acción de gracias, en la intimidad filial y en la amistad esponsal.
17. El tema del « recuerdo » de las maravillas hechas por Dios, en relación con el descanso sabático, se encuentra también en el texto del Deuteronomio (5,12-15), donde el fundamento del precepto se apoya no tanto en la obra de la creación, cuanto en la de la liberación llevada a cabo por Dios en el Éxodo: « Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso el Señor tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado » (Dt 5,15).
Esta formulación parece complementaria de la anterior. Consideradas juntas, manifiestan el sentido del « día del Señor » en una perspectiva unitaria de teología de la creación y de la salvación. El contenido del precepto no es pues primariamente una interrupción del trabajo, sino la celebración de las maravillas obradas por Dios.
En la medida en que este « recuerdo », lleno de agradecimiento y alabanza hacia Dios, está vivo, el descanso del hombre, en el día del Señor, asume también su pleno significado. Con el descanso el hombre entra en la dimensión del « descanso » de Dios y participa del mismo profundamente, haciéndose así capaz de experimentar la emoción de aquel mismo gozo que el Creador experimentó después de la creación viendo « cuanto había hecho, y todo estaba muy bien » (Gn 1,31).
Que Dios les bendiga.16. El mandamiento del Decálogo con el que Dios impone la observancia del sábado tiene, en el libro del Éxodo, una formulación característica: « Recuerda el día del sábado para santificarlo » (20,8). Más adelante el texto inspirado da su motivación refiriéndose a la obra de Dios: « Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado » (11). Antes de imponer algo que hacer el mandamiento señala algo que recordar. Invita a recordar la obra grande y fundamental de Dios como es la creación. Es un recuerdo que debe animar toda la vida religiosa del hombre, para confluir después en el día en que el hombre es llamado a descansar. El descanso asume así un valor típicamente sagrado: el fiel es invitado a descansar no sólo como Dios ha descansado, sino a descansar en el Señor, refiriendo a él toda la creación, en la alabanza, en la acción de gracias, en la intimidad filial y en la amistad esponsal.
17. El tema del « recuerdo » de las maravillas hechas por Dios, en relación con el descanso sabático, se encuentra también en el texto del Deuteronomio (5,12-15), donde el fundamento del precepto se apoya no tanto en la obra de la creación, cuanto en la de la liberación llevada a cabo por Dios en el Éxodo: « Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso el Señor tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado » (Dt 5,15).
Esta formulación parece complementaria de la anterior. Consideradas juntas, manifiestan el sentido del « día del Señor » en una perspectiva unitaria de teología de la creación y de la salvación. El contenido del precepto no es pues primariamente una interrupción del trabajo, sino la celebración de las maravillas obradas por Dios.
En la medida en que este « recuerdo », lleno de agradecimiento y alabanza hacia Dios, está vivo, el descanso del hombre, en el día del Señor, asume también su pleno significado. Con el descanso el hombre entra en la dimensión del « descanso » de Dios y participa del mismo profundamente, haciéndose así capaz de experimentar la emoción de aquel mismo gozo que el Creador experimentó después de la creación viendo « cuanto había hecho, y todo estaba muy bien » (Gn 1,31).