Claro, yo puedo ser un musulmán suicida-homocida que deja en herencia todo a obras de beneficencia, eso no es amor.
Pero el que hace esto si ama:
Luc 18:22-24
Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico.
Mirándolo Jesús, dijo: ¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas!
¿Es malo ser rico? No, lo malo es no compartir, no tener caridad.
Fíjate que el hombre rico cumplía puntualmente los mandamientos, desde joven, pero de poco le valía porque no era capaz de tener caridad(amor).
Y compartir no es que de pronto yo decida vender mi casa y regalarla a una obra de beneficencia para quedarme en la calle -hacerlo seria algo grande-, pero Dios solo pide asistir al que está cerca de tí, al que extiende la mano mientras te niegas a bajar el vidrio del auto, a comprar un medicamento a la viejita de la esquina que no tiene quien le dé, en pocas palabras tener abiertos los sentidos para la caridad que te sea propicia porque Dios no pide imposibles.
Mira que poderosa enseñanza:
Isaias 58:5-11
¿Es ése el ayuno que yo escogí para que un día se humille el hombre? ¿Es acaso para que incline su cabeza como un junco, y para que se acueste en cilicio y ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día acepto al SEÑOR?
¿No es más bien este el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de impiedad, soltar las coyundas del yugo, dejar ir libres a los oprimidos, y romper todo yugo?
¿No es para que partas tu pan con el hambriento, y recibas en casa a los pobres sin hogar; para que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu semejante?
Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará con rapidez; delante de ti irá tu justicia; y la gloria del SEÑOR será tu retaguardia.
Entonces invocarás, y el SEÑOR responderá; clamarás, y El dirá: "Heme aquí." Si quitas de en medio de ti el yugo, el amenazar con el dedo y el hablar iniquidad,
y si te ofreces al hambriento, y sacias el deseo del afligido, entonces surgirá tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía.
Y el SEÑOR te guiará continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan.
Bendiciones