Lulis:
Somos cristianos, esto es hijos de Dios porque hemos sido justificados por la fé en Cristo Jesús, tenemos paz para con Dios por medio de Jesucristo, su reconciliación, y por el mismo tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. (Rom. 5:1-2 enfasis personal)
Kephas: Existe una enseñanza común entre las distintas denominaciones protestantes: la de que el hombre se justifica ante Dios por la sola fe. Los protestantes pretenden que el hombre debe simplemente creer que Cristo ha hecho todo lo que se requiere para la justificación. Y, una vez que el hombre cree en Cristo, está salvado para siempre, los protestantes entienden que las buenas obras son meramente el fruto del estado justificado, pero no que sean meritorias para la justificación. Pues bien “justificación” es el término teológico usado para referirse a la base sobre la que el hombre puede “entrar en la vida eterna”. Es el medio por el cual un pecador es “justificado” o “hecho justo ante Dios”. Como Dios es perfecto, trascendente y santo, y el hombre imperfecto, mortal y pecador, debe haber una razón “justificable” por la que Dios permita a tan baja criatura vivir con Él para siempre.
¿Enseñó el apóstol Pablo la justificación por la sola fe? Y si así fue, ¿por qué no usó Pablo la expresión específica “sola fe” en ninguna parte de sus escritos neotestamentarios? San Pablo usó la palabra “fe” más de doscientas veces en el Nuevo Testamento, pero ni una sola vez la juntó con las palabras “sola” o “sólo”. razón que nos lleva a sugerir tan importante pregunta es que Pablo usó las palabras “solamente” “sólo” o “lo único” muy frecuentemente. En muchos de estos casos aparece justo al lado de los mismos textos que contienen enseñanzas sobre la fe y la justificación (Romanos 3:29, 4:12; Gálatas 2:10, 3:2, 4:18, 5:13). Por tanto, justo cuando Pablo estaba enseñando acerca de la naturaleza de la justificación, debía estar vivamente consciente de la palabra “sola” y de sus propiedades calificativas.
Y, a pesar de que el Espíritu Santo no consintió, al parecer, que Pablo usara la expresión “sola fe” u otra equivalente, sí que se lo permitió a Santiago, y, además, de forma clara y enérgica, al declarar que “… el hombre es justificado por las obras y NO sólo por la fe” (Santiago 2:24)
Si Pablo no pretendió enseñar la “sola fe”, entonces, ¿cómo explicamos su afirmación en Romanos 3:28 de “… que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”?
Para contestar a esto, debemos caer en la cuenta de que “justificado por la sola fe” no significa lo mismo que “justificado por la fe aparte de las obras de la ley”. “sola fe” significa que la fe es el ÚNICO instrumento de justificación, mientras que la afirmación “fe aparte de las obras de la ley” meramente significa que “las obras de la ley” En otras palabras, “sola fe” excluye que se añada cualquier cosa a la fe, mientras que “fe aparte de las obras de la ley” impide sólo que a la fe se añadan las “obras de la ley”. Esto deja abierta la posibilidad de que haya algo que no sea considerado “obra de la ley” que tal vez pueda ser añadido a la fe, o de que podamos entender la “fe” asociada con otras virtudes que no estén técnicamente relacionadas con las “obras de la ley”.
Según ciertas Escrituras, algo pasa con las “obras de la ley” que fuerza a Pablo a separarlas de su concepto de fe; sin embargo, otros pasajes autorizan, incluso exigen, la adición de otras obras virtuosas, que no están necesariamente asociadas con las obras de la ley, para procurar la justificación
Para empezar a descubrir la verdadera relación entre fe y obras, necesitamos entender uno de los más fundamentales principios en la teología de Pablo Vemos este principio establecido en aquél pasaje tan conocido, Romanos 4:4: “Al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda” hablando vulgarmente, por un trabajo de una hora, debe ser pagado un salario de una hora. Salvo que el empleador quiera quebrantar la ley, está legalmente obligado a pagar al trabajador lo que le es debido. No importa si el empleador ama u odia al empleado, o si éste le gusta o disgusta. Está bajo la obligación legal de pagarle.
Por ello, en lo que a la justificación se refiere, un hombre que se acerque a Dios esperando ser remunerado legalmente por sus esfuerzos pone a Dios en la posición de ser “obligado” a reputarlo recto y aceptable, merecedor de vivir con Dios y de ser bendecido por Él por toda la eternidad. Como en esta situación Dios sería forzado a deber un deuda legal al hombre que trabaja, la relación se basaría en la ley, esto es, en un contrato legal. Si se basara en la ley, entonces no podría basarse en la benevolencia personal de Dios, también llamada gracia. Esto es precisamente el motivo por el que Pablo, en Romanos 3:28, dice “…que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”
Ahora si el hombre apela a la gracia de Dios, Dios le paga de su benevolencia, sin estar legalmente obligado a hacerlo así. Esta es la distinción primaria entre gracia y obras. S. Pablo reitera este principio en Romanos 11:6, cuando dice: “si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia”
Si el lector nos hace un favor y toma un ejemplar de las Sagradas Escrituras podrá leer en la epístola de San Pablo a los Gálatas, 3:11: "El justo vivirá por la fe". ¿Pero qué decimos? "El justo vivirá por la fe sola".Absolutamente NO. Porque Lutero, como autodenominado ‘corrector’ del Espíritu Santo AGREGÓ la palabra ‘sola’ a esa epístola. Así podía coincidir lo que él quería que dijese para apoyar sus ideas con lo que, a partir de entonces, podía leerse en las Escrituras Sagradas. El nuevo texto, ‘corregido’ a su gusto, lo apoyaba irrebatiblemente. De hecho, si se revisan otras traducciones no protestantes o anteriores a las de Lutero, puede leerse siempre la misma frase original de San Pablo, porque ha sido considerado el texto primitivo o ha sido removido definitivamente. Leemos, entonces, al Apóstol verdadero sin el agregado adulterador de Lutero.
Sin embargo, algunos se confunden y oros se cierran ciegamente creyendo que la sola fe es el único camino de salvación. Pero las mismas Escrituras Sagradas son espada de doble filo contra aquellos que intentan manipularlas aún a costa de agregar o suprimir palabras. ¿Qué golpe le dan a los protestantes? Un argumento simple, rotundo y final: el versículo 3:11 no dice
"el hombre vivirá por la fe",
sino que dice exactamente y aún en sus imitaciones de Biblia lo reconocen:
"el JUSTO vivirá por la fe"
Es algo fatigoso y limitante vivir la fe desde la interpretación literal o antojadiza de las Escrituras, pero para quienes la viven actualmente así es importante exponerla desde esta forma.
Mas sin embargo ardiente apóstol Santiago nos dice en 2:26: "Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, del mismo modo la fe que no produce obras está muerta"
Al parecer si, porque el mismo San Pablo (porque podría ser que alguna escuela protestante o evangelista niegue a Santiago porque lo contradice) se encarga de recalcar el asunto que enseña en toda su obra. Leamos la carta a los Corintios:
1Cor 13:1 "Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, y me faltara el amor, no sería más que bronce que resuena y campana que toca." 13:2 " Si yo tuviera el don de profecías, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy."...
13:13 "Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el mayor de los tres es el amor."
Lulis: De ninguna manera puede afirmarse que si una persona no pertenece a la religión catolica, no es miembro de la Iglesia de Cristo, sino por el contrario, no hay ninguna condenación para los que estamos en Cristo Jesús, los que no andamos conforme a la carne, a las cosas del mundo, sino que andamos conforme al Espiritu.
Kephas: En realidad no hay sino una Iglesia. En algún grado, todos los Cristianos, aun los de las denominaciones Protestantes, son miembros de la misma Iglesia. Sin saberlo, son parte de la Iglesia Católica pero no en plena comunión con ella.
Por otra parte, todos somos culpables de las divisiones que sufre el Cuerpo de Cristo. Todos debemos arrepentirnos, pedir perdón y buscar la verdad y la reconciliación.
Oremos para que pronto se de la unión de todos los cristianos, tan querida por el Señor. Actuemos con amor y con verdad.
Somos cristianos, esto es hijos de Dios porque hemos sido justificados por la fé en Cristo Jesús, tenemos paz para con Dios por medio de Jesucristo, su reconciliación, y por el mismo tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. (Rom. 5:1-2 enfasis personal)
Kephas: Existe una enseñanza común entre las distintas denominaciones protestantes: la de que el hombre se justifica ante Dios por la sola fe. Los protestantes pretenden que el hombre debe simplemente creer que Cristo ha hecho todo lo que se requiere para la justificación. Y, una vez que el hombre cree en Cristo, está salvado para siempre, los protestantes entienden que las buenas obras son meramente el fruto del estado justificado, pero no que sean meritorias para la justificación. Pues bien “justificación” es el término teológico usado para referirse a la base sobre la que el hombre puede “entrar en la vida eterna”. Es el medio por el cual un pecador es “justificado” o “hecho justo ante Dios”. Como Dios es perfecto, trascendente y santo, y el hombre imperfecto, mortal y pecador, debe haber una razón “justificable” por la que Dios permita a tan baja criatura vivir con Él para siempre.
¿Enseñó el apóstol Pablo la justificación por la sola fe? Y si así fue, ¿por qué no usó Pablo la expresión específica “sola fe” en ninguna parte de sus escritos neotestamentarios? San Pablo usó la palabra “fe” más de doscientas veces en el Nuevo Testamento, pero ni una sola vez la juntó con las palabras “sola” o “sólo”. razón que nos lleva a sugerir tan importante pregunta es que Pablo usó las palabras “solamente” “sólo” o “lo único” muy frecuentemente. En muchos de estos casos aparece justo al lado de los mismos textos que contienen enseñanzas sobre la fe y la justificación (Romanos 3:29, 4:12; Gálatas 2:10, 3:2, 4:18, 5:13). Por tanto, justo cuando Pablo estaba enseñando acerca de la naturaleza de la justificación, debía estar vivamente consciente de la palabra “sola” y de sus propiedades calificativas.
Y, a pesar de que el Espíritu Santo no consintió, al parecer, que Pablo usara la expresión “sola fe” u otra equivalente, sí que se lo permitió a Santiago, y, además, de forma clara y enérgica, al declarar que “… el hombre es justificado por las obras y NO sólo por la fe” (Santiago 2:24)
Si Pablo no pretendió enseñar la “sola fe”, entonces, ¿cómo explicamos su afirmación en Romanos 3:28 de “… que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”?
Para contestar a esto, debemos caer en la cuenta de que “justificado por la sola fe” no significa lo mismo que “justificado por la fe aparte de las obras de la ley”. “sola fe” significa que la fe es el ÚNICO instrumento de justificación, mientras que la afirmación “fe aparte de las obras de la ley” meramente significa que “las obras de la ley” En otras palabras, “sola fe” excluye que se añada cualquier cosa a la fe, mientras que “fe aparte de las obras de la ley” impide sólo que a la fe se añadan las “obras de la ley”. Esto deja abierta la posibilidad de que haya algo que no sea considerado “obra de la ley” que tal vez pueda ser añadido a la fe, o de que podamos entender la “fe” asociada con otras virtudes que no estén técnicamente relacionadas con las “obras de la ley”.
Según ciertas Escrituras, algo pasa con las “obras de la ley” que fuerza a Pablo a separarlas de su concepto de fe; sin embargo, otros pasajes autorizan, incluso exigen, la adición de otras obras virtuosas, que no están necesariamente asociadas con las obras de la ley, para procurar la justificación
Para empezar a descubrir la verdadera relación entre fe y obras, necesitamos entender uno de los más fundamentales principios en la teología de Pablo Vemos este principio establecido en aquél pasaje tan conocido, Romanos 4:4: “Al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda” hablando vulgarmente, por un trabajo de una hora, debe ser pagado un salario de una hora. Salvo que el empleador quiera quebrantar la ley, está legalmente obligado a pagar al trabajador lo que le es debido. No importa si el empleador ama u odia al empleado, o si éste le gusta o disgusta. Está bajo la obligación legal de pagarle.
Por ello, en lo que a la justificación se refiere, un hombre que se acerque a Dios esperando ser remunerado legalmente por sus esfuerzos pone a Dios en la posición de ser “obligado” a reputarlo recto y aceptable, merecedor de vivir con Dios y de ser bendecido por Él por toda la eternidad. Como en esta situación Dios sería forzado a deber un deuda legal al hombre que trabaja, la relación se basaría en la ley, esto es, en un contrato legal. Si se basara en la ley, entonces no podría basarse en la benevolencia personal de Dios, también llamada gracia. Esto es precisamente el motivo por el que Pablo, en Romanos 3:28, dice “…que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”
Ahora si el hombre apela a la gracia de Dios, Dios le paga de su benevolencia, sin estar legalmente obligado a hacerlo así. Esta es la distinción primaria entre gracia y obras. S. Pablo reitera este principio en Romanos 11:6, cuando dice: “si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia”
Si el lector nos hace un favor y toma un ejemplar de las Sagradas Escrituras podrá leer en la epístola de San Pablo a los Gálatas, 3:11: "El justo vivirá por la fe". ¿Pero qué decimos? "El justo vivirá por la fe sola".Absolutamente NO. Porque Lutero, como autodenominado ‘corrector’ del Espíritu Santo AGREGÓ la palabra ‘sola’ a esa epístola. Así podía coincidir lo que él quería que dijese para apoyar sus ideas con lo que, a partir de entonces, podía leerse en las Escrituras Sagradas. El nuevo texto, ‘corregido’ a su gusto, lo apoyaba irrebatiblemente. De hecho, si se revisan otras traducciones no protestantes o anteriores a las de Lutero, puede leerse siempre la misma frase original de San Pablo, porque ha sido considerado el texto primitivo o ha sido removido definitivamente. Leemos, entonces, al Apóstol verdadero sin el agregado adulterador de Lutero.
Sin embargo, algunos se confunden y oros se cierran ciegamente creyendo que la sola fe es el único camino de salvación. Pero las mismas Escrituras Sagradas son espada de doble filo contra aquellos que intentan manipularlas aún a costa de agregar o suprimir palabras. ¿Qué golpe le dan a los protestantes? Un argumento simple, rotundo y final: el versículo 3:11 no dice
"el hombre vivirá por la fe",
sino que dice exactamente y aún en sus imitaciones de Biblia lo reconocen:
"el JUSTO vivirá por la fe"
Es algo fatigoso y limitante vivir la fe desde la interpretación literal o antojadiza de las Escrituras, pero para quienes la viven actualmente así es importante exponerla desde esta forma.
Mas sin embargo ardiente apóstol Santiago nos dice en 2:26: "Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, del mismo modo la fe que no produce obras está muerta"
Al parecer si, porque el mismo San Pablo (porque podría ser que alguna escuela protestante o evangelista niegue a Santiago porque lo contradice) se encarga de recalcar el asunto que enseña en toda su obra. Leamos la carta a los Corintios:
1Cor 13:1 "Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, y me faltara el amor, no sería más que bronce que resuena y campana que toca." 13:2 " Si yo tuviera el don de profecías, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy."...
13:13 "Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el mayor de los tres es el amor."
Lulis: De ninguna manera puede afirmarse que si una persona no pertenece a la religión catolica, no es miembro de la Iglesia de Cristo, sino por el contrario, no hay ninguna condenación para los que estamos en Cristo Jesús, los que no andamos conforme a la carne, a las cosas del mundo, sino que andamos conforme al Espiritu.
Kephas: En realidad no hay sino una Iglesia. En algún grado, todos los Cristianos, aun los de las denominaciones Protestantes, son miembros de la misma Iglesia. Sin saberlo, son parte de la Iglesia Católica pero no en plena comunión con ella.
Por otra parte, todos somos culpables de las divisiones que sufre el Cuerpo de Cristo. Todos debemos arrepentirnos, pedir perdón y buscar la verdad y la reconciliación.
Oremos para que pronto se de la unión de todos los cristianos, tan querida por el Señor. Actuemos con amor y con verdad.