Bueno, fuera de las bromas y de los dimes y diretes, creo que este pasaje del cambio de nombre de Simón a Pedro es para mí, como católico, uno de los pasajes más claros del Nuevo Testamento que me confirman en mi fe católica. Las bromas que se hechan en este tema solo indican lo difícil que es esquivar el obvio y evidente significado del pasaje. Los intentos de buscar otras explicaciones llegan a ser divertidos, y claramente violentan el texto y muestran hasta qué punto puede llegar la gente en retorcer los pasajes bíblicos para buscar que calcen con mis propios pensamientos.