Eso es lo que enseñó Pablo de Tarso.
En realidad, si no hubiese sido Yehudah Ishkariot (Judas), habría sido otro. Igual que si no hubiese sido por medio de crucifixión habría sido por otro medio igual de relevante a nivel social. Pero no fue un sacrificio (Yeshua nunca habló de sacrificio), sino una acción cuya finalidad era un llamado al amor, a la no agresión, a no creer en el mundo (la proyección de la ilusión de este universo). La cruz, entre una de sus muchas representaciones, tiene el símbolo de no responder ante quien te ataca, porque no crees que haya un atacante, pues solo existe el amor. Tampoco Yeshua habló de redención en ese contexto (esas fueron enseñanzas de Pablo de Tarso).
Yeshua enseñó sobre el amor y sobre el despertar de la conciencia. Las ideas de pecados, redención, infiernos, sacrificio y demás fueron cuestiones supuestas por Pablo y otros seguidores como Pedro y Jacobo, que tenían fuertes influencia del judaísmo, y mezclaron las enseñanzas de Yeshua con tradiciones judías. Ellos siempre buscaban la manera de combinar sus antiguas creencias sociales con las palabras de Yeshua, aún cuando estas no guardaban relación - toda vez que Yeshua no enseñó judaísmo -. Es más, las propias raíces del cristianismo, como se popularizó y aún permanece, no vienen de las enseñanzas de Yeshua sino de Pablo de Tarso. Lo único que tienen de Yeshua es el nombre y la idea, pero no los principios filosóficos.
Basta hacer una revisión de todas las enseñanzas de Yeshua para ver que esos temas de Redención, Expiación, Pecado, Resurrección, Sacrificio, etc., se sacaron de contexto por causa de la interpretación judía de sus seguidores, especialmente de Pablo de Tarso.
La entrega de Yeshua no fue en la cruz, sino desde su nacimiento.
Yeshua no cree en los sacrificios. La idea de sacrificio no se concilia con el Amor y la Verdad, mas parte de la errada creencia de que hay culpabilidad.
La muerte del cuerpo de Yeshua en la cruz no supuso la redención. La redención es en sí el plan que Yeshua ejerce desde el principio de su ministerio - incluso de antes - hasta hoy. Esta ocasiónredención no tiene que ver con muertes o sacrificios sino con el despertar de la mente hacia la unicidad y la inocencia, hacia nuestra comprensión de nuestra parte en la Totalidad, en el Padre.