Me he dado cuenta de varios ejemplos bíblicos que lo más lógico y políticamente correcto no siempre es el modelo que agrada a Dios.
En el caso de la mujer que ungió a Jesús con un perfume muy caro (Juan 12: 3-8), lo más lógico y políticamente correcto sería hacer lo que sugirió Judas Iscariote, es decir, vender el perfume caro y dar dinero a los pobres, usando un perfume menos valioso para ungir a Jesús. Sin embargo, Jesús elogió el desapego material de esa mujer y valoró su actitud hacia todos los presentes.
También en el caso de Naamán, el general leproso (2 Reyes 5: 1-19), lo más lógico y políticamente correcto sería hacer lo que Naamán imaginó cuando buscó al profeta Eliseo, asumiendo que el profeta oraría y ungiría, invocando la sanidad de Dios, pero eso no fue lo que sucedió. Para sorpresa de Naamán, el profeta le dijo que practicara un baño ritual en el río Jordán, y así fue como fue sanado de su lepra.
Otro ejemplo que me llama la atención son los cuatro amigos del paralítico en Cafarnaúm (Marcos 2: 1-12), que no eligieron el método más lógico y sencillo para llevar al paralítico ante Jesús. En cambio, hicieron todo lo posible, hicieron un agujero en el techo para evitar a la multitud, y bajaron al paralítico con cuerdas hasta donde estaba Jesús, pero fue esta fe la que Jesús alabó e hizo posible la curación del enfermo.
En el caso de la mujer que ungió a Jesús con un perfume muy caro (Juan 12: 3-8), lo más lógico y políticamente correcto sería hacer lo que sugirió Judas Iscariote, es decir, vender el perfume caro y dar dinero a los pobres, usando un perfume menos valioso para ungir a Jesús. Sin embargo, Jesús elogió el desapego material de esa mujer y valoró su actitud hacia todos los presentes.
También en el caso de Naamán, el general leproso (2 Reyes 5: 1-19), lo más lógico y políticamente correcto sería hacer lo que Naamán imaginó cuando buscó al profeta Eliseo, asumiendo que el profeta oraría y ungiría, invocando la sanidad de Dios, pero eso no fue lo que sucedió. Para sorpresa de Naamán, el profeta le dijo que practicara un baño ritual en el río Jordán, y así fue como fue sanado de su lepra.
Otro ejemplo que me llama la atención son los cuatro amigos del paralítico en Cafarnaúm (Marcos 2: 1-12), que no eligieron el método más lógico y sencillo para llevar al paralítico ante Jesús. En cambio, hicieron todo lo posible, hicieron un agujero en el techo para evitar a la multitud, y bajaron al paralítico con cuerdas hasta donde estaba Jesús, pero fue esta fe la que Jesús alabó e hizo posible la curación del enfermo.