Re: Petros... Petra... PEDRO!!!
Mas de lo mismo:
Una vez más nos hemos topado con un papa que descuidó la defensa de la verdadera fe ortodoxa y oponiendose a él otros la sostuvieron. Zósimo, como Liberio y Honorio admitieron como ortodoxas doctrinas que las Iglesias en su mayoría, y los teólogos mas eminentes, luego rechazaron,
En toidos aquellos años no fué el obispo de Roma, sino el de Hipona, quien enseñó a la Iglesia el verdadero camino de la verdad cristiana.
El Concilio de Efeso, que pretendía la ecumenicidad -reconocida después por toda la cristiandad-, quiso presentar como un temario igualmente ecuménico y así, haciendose eco de las inquietudes occidentales, se propuso vindicar tambien la doctrina de Agustin de Hipona y condenar el error de Pelagio;
En su Canon I leemos
Si algun metropolitano de provincia, apartándose del santo y ecuménico concilio, ha profesado o profesare en adelante las doctrinas de Celesio, éste no podrá en modo alguno obrar nada contra los obispos de las provincias, pues desde este momento aqueda expulsado, por el concilio, de la comunión eclesiástica e incapacitado...
A Agustin, obispo de Hipona, varón de santa memoria, por su vida y sus merecimientos, le tuvimos siempre en nuestra comunión y jamás le salpicó ni el rumor de sospecha siniestra; y recordamos que fue hombre de tan grande ciencia, que ya antes fue siempre contado por mis mismos predecesores entre los mejores maestros.
¡Ah, pero! en Trento se le dió la razón a Zósimo y muy sutilmente se volvió al pelagianismo. negando la salvación por la fe.
Mas de lo mismo:
Una vez más nos hemos topado con un papa que descuidó la defensa de la verdadera fe ortodoxa y oponiendose a él otros la sostuvieron. Zósimo, como Liberio y Honorio admitieron como ortodoxas doctrinas que las Iglesias en su mayoría, y los teólogos mas eminentes, luego rechazaron,
En toidos aquellos años no fué el obispo de Roma, sino el de Hipona, quien enseñó a la Iglesia el verdadero camino de la verdad cristiana.
El Concilio de Efeso, que pretendía la ecumenicidad -reconocida después por toda la cristiandad-, quiso presentar como un temario igualmente ecuménico y así, haciendose eco de las inquietudes occidentales, se propuso vindicar tambien la doctrina de Agustin de Hipona y condenar el error de Pelagio;
En su Canon I leemos
Si algun metropolitano de provincia, apartándose del santo y ecuménico concilio, ha profesado o profesare en adelante las doctrinas de Celesio, éste no podrá en modo alguno obrar nada contra los obispos de las provincias, pues desde este momento aqueda expulsado, por el concilio, de la comunión eclesiástica e incapacitado...
A Agustin, obispo de Hipona, varón de santa memoria, por su vida y sus merecimientos, le tuvimos siempre en nuestra comunión y jamás le salpicó ni el rumor de sospecha siniestra; y recordamos que fue hombre de tan grande ciencia, que ya antes fue siempre contado por mis mismos predecesores entre los mejores maestros.
¡Ah, pero! en Trento se le dió la razón a Zósimo y muy sutilmente se volvió al pelagianismo. negando la salvación por la fe.