Ricardo:
1 - La primera impresión que recibo, es que lo que en un principio parece ser tu solución salomónica al problema del legado pagano en el catolicismo, al descorrerse el velo (o levantarse el telón), queda expuesto el misterio misteriosamente mantenido en el misterio (¡valgan todas las redundancias!) por el catolicismo, y denunciado desde siempre por el protestantismo y sus precursores.
Luis:
Bueno, te digo que sólo he hecho un primer acercamiento al tema y que, por tanto, todavía hay mucha tela que cortar por mi parte. Podía haber empezado el epígrafe con una exposición kilométrica sobre este asunto pero he preferido ir poco a poco y quizás he pecado de simplismo en ese primer mensaje
Ricardo:
Aunque a mi me guste tu escrito (por lo esclarecedor y vulnerable), no creo que pudiese gozar de aprobación canónica.
Luis:
Ni lo pretendo.
Ricardo:
Veamos: - Aunque muchos de vosotros hayáis sido convertidos desde el paganismo, no es el caso de todos los foristas. En cuanto a mí, me convertí en mi adolescencia, pero no del paganismo, ya que jamás serví a otros dioses ni adoré ídolos, pues desde mi bisabuela provengo de una familia metodista.
Así que contesto negativamente (para mi caso) a tu primera pregunta, y convengo con la segunda.
Luis:
El uso que he hecho del término paganismo lo puedes entender como el estado en el que están todos los que no creen en un sólo Dios, sino que se autoidolatran o son adoradores de muchos dioses (que en nuestros tiempos son el dinero, el sexo, el fútbol, etc)
Ricardo:
2 - Discrepo también en la tercer y última pregunta. Aunque no cambie la anatomía del convertido, ¡sí que cambia su apariencia externa si es que realmente hubo conversión interna! Quienes hemos conocido a muchos hermanos desde su época de inconversos, podemos atestiguar que es así. Y no solamente la pinta o facha (como decimos los ríoplatenses), sino el habla, los modales ¡y hasta el modo de caminar! El paso cansino y desgarbado se vuelve digno ¡y hasta majestuoso! Por supuesto que hay grados de evidencia externa, según fuera el deterioro que el pecado y el mundo afectara la vieja vida. En el caso de mis dos hijos varones, convertidos ya pasados los veinte años, el cambio fue tan notorio que para algunos hasta se hicieron irreconocibles. Ni siquiera mis propios hijos hubiesen acreditado la realidad de su conversión, caso de haber permanecido inalterable su aspecto exterior. (Eran músicos fanáticos del rock pesado y metálico, usando el cabello largo. Hoy, usan sus talentos en las iglesias y en la evangelización). Este cambio externo, fue el espontáneo reflejo de la realidad interior.
Luis:
Bien, me expresé mal. Efectivamente yo quería hacer referencia a la anatomía del convertido. Es decir, el que se convierte no crece en estatura ni, al menos inmediatamente, adelgaza o engorda 20 kilos. Por supuesto que todo cambio interno suele traer repercusiones en nuestra apariencia externa y eso se puede comprobar muy especialmente en los drogadictos que han entregado sus vidas a Cristo, que al poco tiempo de su conversión suelen ser irreconocibles en el sentido positivo del término.
Ricardo:
3 - Francamente no entiendo el recurso del expediente del "fariseísmo" en este asunto. Precisamente los fariseos se caracterizaban por mostrar su judaismo interno por su aspecto y actitudes exteriores. Eran hipócritas, pues no eran fieles a la Ley que debía regir sus vidas desde su corazón, sino al legalismo conque exhibían la religión que no vivían.
Luis:
Quizás tendría que utilizar mejor el término judaizante que el de fariseo y te explico porqué. Lo que quiero decir es que el protestantismo tiende a agarrarse como una lapa a la Ley mosaica para señalar los supuestos errores del catolicismo. Pero además es fariseo en cuanto a que se queda en el juicio de lo externo sin conocer en profundidad el significado profundo del culto católico -y no digamos nada del ortodoxo-. Mira, todo creo que es una consecuencia de esa especie de lucha entre el sacramentalismo católico-ortodoxo y el pretendido espiritualismo (no confundir con espiritismo) de los protestantes. El catolicismo, y más aún la Ortodoxia, basa mucho de su esencia en el uso de símbolos externos que significan realidades celestiales o espirituales. La redención de Cristo, creemos, alcanza tanto al nivel espiritual de la persona como a la creación entera y, por tanto, a los elementos materiales del mundo. En ese sentido, el uso de imágenes, el entendimiento católico-ortodoxo del elemento material de los sacramentos, el propio culto religioso, TODO, está basado en la idea de que desde la realidad espiritual redimida por Cristo se puede usar lo material para expresar exteriormente esa redención espiritual. Sé que muchos hermanos pensarán que me estoy yendo por los cerros de Úbeda en esta explicación que estoy dando pero espero que tú puedas entender lo que estoy queriendo decir. Por otra parte, luego pienso exponer cuál es el peligro del sistema católico-ortodoxo partiendo de lo que acabo de decir.
Ricardo:
Durante toda la historia los protestantes trataron de "fariseos" a los católicos, pero jamás oí ni leí lo contrario: que los católicos se vieran urgidos de defenderse de los protestantes, aduciendo en estos un fariseismo encubierto, incapaz de reconocer una identidad cristiana auténtica bajo un ropaje pagano.
Luis:
Bueno, pues siempre hay una primera vez en la vida para todo, Ricardo,
Ya lo has leído, je je
Ricardo:
Es que todas las epístolas están llenas de recomendaciones a los cristianos gentiles, en cuanto a que su nueva vida en Cristo debe desnudarse del ropaje anterior, y vestirse de Cristo, con vestiduras nuevas, blancas y limpias.
Luis:
Sí, Ricardo, pero supongo que estarás de acuerdo conmigo en que de la misma forma que Jesús DEJÓ MUY CLARO que no es lo externo lo que corrompe sino lo que hay en el corazón, las epístolas están haciendo énfasis en la transformación del hombre interior.
Ricardo:
Entiendo que al católico romano no le sea tan difícil admitir la convivencia de la fe cristiana dentro de una modalidad pagana, pues eso fue lo que hicieron cuando poblaron los templos romanos, y luego los indoamericanos, adaptándolos para el culto católico.
Luis:
La cosa no es tan simple como lo dices. No voy a negar que muchas veces el sincretismo ha estado de por medio en situaciones muy concretas, pero no se trata tanto de que hayan convivido la fe cristiana DENTRO de una modalidad pagana sino el que se haya intentado hacer aquello que dijo Pablo de "ser judío a los judíos y griego a los griegos", adaptándose a las peculiaridades de cada cultura sin tener que renunciar a la pureza evangélica. Es decir, "ser judío a los judíos y griego a los griegos" no supone el que haya que aceptar el rechazo de los judíos a su Mesías ni el que haya que aprobar la moralidad de aquellos griegos del siglo I.
Ricardo:
Si parte de aquellas estructuras paganas fueron conservadas y remodeladas, de manera que en el mismo ámbito en que fueron ofrecidos a los ídolos sacrificios humanos, ahora se celebraba la Misa, se podrá comprender, a la luz de lo que tú mismo revelas, la existencia de una "increible fe" que admite la subsistencia de un cristianismo auténtico bajo toda esa fachada pagana.
Luis:
Si no te importa, defíneme bien lo que quieres decir por "mismo ámbito" porque ahí puede estar la clave de esta discusión. Por otra parte, el que en un lugar donde se ofecían sacrificios humanos ahora se ofrezca un sacrificio de alabanza grata a Dios puede resultar increíble pero a mí me parece fantástico.
Ricardo:
La clase de fe que por gracia de Dios tengo, es una "fe creíble", que rechaza como totalmente inaceptable el sincretismo pagano/cristiano.
Luis:
La mía también rechaza el sincretismo. Y como estás viendo en el Documento Dominus Iesus, no parece que la Iglesia Católica esté muy por la labor del sincretismo más peligroso de todos, que no es el de las formas externas sino el del fundamento de la fe en Dios.
Ricardo
Conste que con lo que vengo diciendo no pretendo juzgarte a tí ni a otros católicos de este Foro, de paganos, pues me consta la realidad del Espíritu de Dios en vuestras vidas, así como el amor y aficción que tenéis a la Palabra de Dios. Mi emprendimiento tan sólo es contra el sistema romano, pues lo que de él conozco me lo muestra como una mezcla perfecta de paganismo y fariseismo. Tal herencia histórica, sería de inmediato percibida por cualquier visitante extragaláctico.
Luis:
Tú lo has dicho. Por lo que conoces de él, te parece que es así. Pero tú conoces desde fuera, no desde dentro. Tú sabes bien que mi opinión acerca del sistema romano era exactamente la misma que la tuya o aún más radical. Pero ahora puedo hablar no de lo que conozco desde fuera sino de lo que vivo desde dentro. Y doy infinitas gracias a Dios que mi breve paso por la Ortodoxia me sirvió para comprender la esencia del culto cristiano tanto de la Ortodoxia como del catolicismo. Cuando vives y comprendes el espíritu de dicho culto cristiano, entiendes que el verdadero culto cristiano, la verdadera adoración en espíritu no está en oposición a la belleza externa de la liturgia y a todo su significado simbólico, sino que se complementan perfectamente. Pero ahí es donde entra también el peligro del que hablaba antes. Si en el católico y en el ortodoxo no se produce una verdadera redención del espíritu que conlleva el cambio de vida hacia la santidad, entonces toda la liturgia y todo lo externo se puede llegar a convertir en algo vacío de sentido o, mucho peor, en algo que le dé una falsa sensación de que ya está todo hecho y que simplemente con asisitir a los cultos, el asunto está acabado y está en paz con Dios. Y no poca parte de lo que se conoce como religiosidad popular tiene el problema de que sólo sirve para adornar y adormecer las conciencias de los que participan de esas manifestaciones religiosas sin que luego se produzca un cambio sustancial en sus vidas. Y si no hay una conversión interna, de nada vale lo externo por muy bello y muy espectacular que sea. Por tanto, la obra que tenemos que hacer desde dentro los que somos parte de la Iglesia Católica o la Ortodoxa es predicar la necesidad de una verdadera conversión interna del católico y el ortodoxo, para que de esa forma su participación en los cultos y las liturgias pueda serles todo lo provechoso que Dios quiere para ellos. Y te aseguro, Ricardo, que esos cultos y esas liturgias, cuando se viven desde el camino de santidad, son verdadero regalos de Dios para nuestras vidas, siendo el regalo mayor el de la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Ricardo:
Siento mucho tener que discrepar contigo, pero mi propio afecto fraternal me lleva a proclamar por todas partes, que en cualquier debate abierto siempre será posible a los evangélicos refutar todos los puntos en controversia con los católicos, y éstos no tendrán jamás la ocasión de quedarse victoriosos siquiera con un botón de muestra.
Luis:
¿Otra vez con esa teoría tuya tan peculiar?
Si supieras inglés te diría que te dieras un paseo por el foro Delphi de Catholic Source para que comprobaras con qué facilidad vencen los apologetas católicos a los protestantes que asoman por allá la gaita. No es cuestión por tanto de que proclames eso. Es cuestión de que eso no es así y hay ejemplos hoy en día que demuestran tu error.
Ricardo:
Esto no es asunto de dialéctica y habilidad apologética, sino simplemente que a quien esté en el error le es imposible demostrarlo como verdad. Aunque sé que no estoy calificado para decir lo que digo, pues carezco de estudios académicos y teológicos, mientras tenga en mi mano una Biblia abierta, la luz de la razón en mi mente, y al Espíritu de Verdad guiándome, no habrá arrogancia en lo que digo.
Luis:
Desde luego, la arrogancia no hace acto de presencia en tus mensajes, aunque sí aparece de vez en cuando un aroma de protestante antiguo -con sus soflamas típicas- que, dicho sea de paso, a mí me encanta porque empieza a ser algo en extinción,
Dios te bendiga y te siga usando para su gloria