Se dice que Zeus, el dios del trueno, todo un don juan en el mundo de los dioses, tuvo una aventurilla romántica con Eunomia (Eurínome), la diosa del buen comportamiento y el orden quien le engendró tres hijas conocidas como las Kárites (en latín Gratiae; Gracias). Talia (la floreciente), la mayor vino a ser conocida como la diosa del ánimo festivo; Eufrósine (la jubilosa) como la diosa del júbilo o la euforia y Agalya (la esplendorosa) la diosa de la belleza. De allí se acuñó la expresión Karis de donde provienen términos como carisma, caridad, caricia y cariño. De su versión latina Gratiae (gracias) proviene por supuesto gracia, grato, agradar y congratular. En el nuevo testamento nos encontramos a menudo con el termino χάρισμα (Carisma o "regalo o favor de gracia") y propiamente Χάρις (Cáris; Gracia o caridad) .
Lejos de las representaciones paganas, los grupos de ex-paganos conversos al cristianismo vinieron a entender la gracia como un regalo que Dios entrega a la humanidad de manera espontanea y generosa; pero nunca como reconocimiento, mérito o premio por alguna acción del hombre. La gracia es algo inmerecido y que en definitiva, teniendo en cuenta el comportamiento humano, resulta a todas luces... inesperada.
¿Pero qué es este regalo?, ¿La belleza?, ¿el júbilo?, ¿la celebración de la vida?. Ese regalo es simplemente, la clemencia amorosa de un Dios que se muestra favorable ante un hombre caído y errático. En términos concretos: Dios le regala al hombre pecador la salvación definitiva en coherente fidelidad a su "misericordia". Pero no es porque el hombre haya realizado algo, no es porque tenga un don especial o Dios vea en el algo digno, es simplemente porque a Dios le da la gana, literalmente "la regalada gana"; para que no suene vulgar la expresión; es un acto libre de la voluntad de Dios.
Sin embargo es un regalo y como cualquier otro regalo, el hombre puede elegir si lo acepta o lo rechaza; de modo que la responsabilidad de vivir bajo la gracia de Dios o fuera de ella pertenece al hombre.
¿Pero qué es este regalo?, ¿La belleza?, ¿el júbilo?, ¿la celebración de la vida?. Ese regalo es simplemente, la clemencia amorosa de un Dios que se muestra favorable ante un hombre caído y errático. En términos concretos: Dios le regala al hombre pecador la salvación definitiva en coherente fidelidad a su "misericordia". Pero no es porque el hombre haya realizado algo, no es porque tenga un don especial o Dios vea en el algo digno, es simplemente porque a Dios le da la gana, literalmente "la regalada gana"; para que no suene vulgar la expresión; es un acto libre de la voluntad de Dios.
Sin embargo es un regalo y como cualquier otro regalo, el hombre puede elegir si lo acepta o lo rechaza; de modo que la responsabilidad de vivir bajo la gracia de Dios o fuera de ella pertenece al hombre.