Pupilo
Dice usted:
No quiero que me mal interpreten por este mensaje, pero no podemos pretender que los judios tengan un comportamiento cristiano ya que ellos no reconocen a Jesús como el Mesias.
aunque si podemos analizar sus acciones a la Luz de las palabreas de Jesús.
Comento:
De muy poco nos sirve “analizar sus acciones a la Luz de las palabras de Jesús”, precisamente por su correcta afirmación, es decir, que ellos aun no reconocen a Jesús como el Mesías de Israel, de forma que cualquier conclusión que se intente sacar del asunto indefectiblemente terminará afirmando que los israelitas no son cristianos, asunto que ya sabíamos antes de empezar a analizar el tema.
Lo que sí podemos hacer es aproximarnos a los objetivos de cada grupo intentando ver la maldad de fondo y como esta malignidad alimenta, se propaga e involucra a todo el mundo.
Aproximación al objetivo Israelita:
El asunto es claro como el sol del mediodía, porque se trata de la misma poderosa razón de siempre, es decir, de sobrevivir al odio, lo que a la vez lógicamente implica combatir, ojalá hasta el total extermino, cualquier amenaza que pueda poner en peligro la existencia de Israel como nación.
Todo el mundo, a excepción por ahora de los estadounidenses, por causa de un humanismo hipócrita, interesado y repugnante ha preferido olvidar que fueron los árabes los que por sí mismos se constituyeron en grave amenaza para la existencia de Israel, lo cual los israelitas jamás han olvidado y lo tienen muy presente en cada uno de sus días, es decir, que entienden perfectamente sin que nadie tenga que recordárselos que son el permanente objeto del odio árabe.
Los israelitas a diferencia de los humanistas occidentales, entienden muy bien el irreversible odio y la frustración árabe-musulmana que luego de cuatro guerras perdidas de forma humillante (1948,1956, 1967 y 1973), los árabes no pudiendo lograr su sueño dorado y exterminar a Israel, optaron por financiar y alimentar el terrorismo palestino asesino desde adentro de Israel. Es decir, no la guerra directa que les era desfavorable, sino que la guerra interna, desgastante y a la cual se le puede sacar mucho provecho político, al involucrar a niños y mujeres, sobre todo cuando se tiene a favor un occidente carcomido por un humanismo hediondo y arrogante, que quiere dárselas de dios.
Ahora bien, el hecho indesmentible que el perverso e infame Arafat haya permitido y alentado él mismo, que se utilizara al pueblo palestino envenenándolo por muchos años, habla con claridad del mismo e irreversible odio, que ni siquiera respeta a sus niños, mujeres y ancianos.
Tan grande y profunda es la malignidad de este odio, que los hombres no trepidan en exterminarse a sí mismo con tal provocar el mayor daño posible y dolor en el objeto de su odio. Tan grande es el satanismo de este odio asesino, que en los deudos, padres, hermanos, hijos, etc, la muerte de los suicidas asesinos, no provoca congoja ni tristeza, sino que gran gozo, alegría y alabanza al dios falso al cual inclinan sus perversos corazones.
Tan grande, horroroso y diabólico es este odio, que llegado el momento no pueden vivir sin el, porque es el único alimento que sus oscuras almas pueden tolerar. Almas donde ya no hay más cabida para el amor y cuidado natural por los hijos, que hasta en los animales irracionales se hace evidente, de manera que desnaturalizándose dejan ya de ser hombres para trasformarse en animales, pero no en animales irracionales, sino que toda la razón e inteligencia que les pudiera quedar la enfocan en el odio que los alimenta y en el cual perecen.
Pero el terrible error árabe y europeo está en que no entienden que se enfrentan a los más expertos de la tierra en ser “objetos del odio”, porque los Judíos saben y tienen perfecta cuenta que la mayor parte de la humanidad, desde hace casi 2000 años ha aprendido desde muy pequeños a odiarlos, ya eventualmente, ya sistemáticamente. Occidente erróneamente entiende el anti-judaísmo como un asunto histórico más, que se debe olvidar lo más rápidamente posible para seguir comerciando, practicando la hipocresía y la avaricia, pero los Israelitas no lo ven así, sino que saben que el odio está latente y siempre listo para intentar destruirlos, donde quiera que se encuentren, por ello que al ser “expertos en ser odiados”, siempre están listos para responder a la odiosidad, porque saben que en ello se juegan su existencia.
Aproximación al objetivo árabe-musulmán:
Aquí también el asunto es muy claro y se puede entender fácilmente, si se entiende que ellos tienen su dios al cual se inclinan y en el cual depositan la salud de sus almas, pues como es natural es de este dios falso que reciben y asimilan lo que les corroe el alma y trastorna la mente, es decir una enorme e inagotable capacidad de odiar a los Judíos, hasta el punto de poner todo su empeño en ello, llevando a sus pueblos a la guerra una y otra vez, pero cuidándose de no ser exterminados ellos mismos en el intento.
Esto no es ninguna cosa nueva o extraordinaria, porque los judíos siempre han sido el objeto del odio de todos, en particular del occidente “cristiano” humanista, de manera que hacerles la guerra a los judíos no constituye ningún pecado o falta que alguien pudiera censurar. Es así que la doctrina árabe –musulmana de “echar los judíos al mar”, nunca ha terminado sino que cambió de una estrategia directa que demostró su humillante fracaso, a una estrategia solapada e indirecta, que involucra a mujeres y niños, pero con la misma perversa finalidad, es decir, el exterminio de los Judíos.
De esta manera se entiende mucho mejor, que de ninguna manera era bueno para los perversos árabes aceptar el ofrecimiento de Barac y Clinton, en cuanto a la independencia palestina con una parte de Jerusalén, porque así no habría ya motivo para avanzar en el verdadero objetivo de los árabes-musulmanes, que es exterminar a Israel a como de lugar, porque es su dios él que se los pone en el corazón y en su malignidad les convence.
Los árabes entienden que su oportunidad para cumplir sus perversos sueños, está en los niños, mujeres y ancianos palestinos y en la opinión pro-árabe del occidente humanista, principalmente en la de Europa, porque los árabes saben perfectamente que la soberbia del humanismo apostata se ha instalado definitivamente en occidente, tan profundamente esta enquistado este humanismo apostata que quiere ser dios, y hacer juicio y justicia por sí mismo, que reacciona solamente ante lo físico y lo que perturba su hipocresía y satánica arrogancia, pero para su propia perdición estando ciego a la maldad espiritual que guía y alimenta a los árabes, y en la cual ellos tiene gozo y rinden alabanza.
En Jehová de los Ejercitos
Rogelio