Un Evangelio de Misericordia o de Concenación?
Un Evangelio de Misericordia o de Concenación?
Mi propósito en este foro ha sido el aprender de vosotros, en tanto conocedores sóis de la Escritura con mucha más antelación que yo (no tengo un año de convertido).Por ello he querido mantenerme al margen de cualquier debate que se suscitara, para entender las diferentes posiciones. No obstante, no puedo permanecer indiferente ante una tendencia que he observado en el Foro mediante la cual se menosprecia el aporte o el desconocimiento que se tenga por parte de algunos miembros. En un momento dado puede observarse cómo os herís mutuamente, en vuestra intención de hacer prevalecer vuestros criterios.
Es por ello que, humildemente, me permito poner a consideración vuestra, para su reflexión los siguientes aportes, en los que he procurado minimizar mis puntos de vista y si darle todo el campo a la Escritura en provecho de todos vosotros:
1 Corintios
3:18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.
3:19 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos
1 Timoteo
2:1 Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
2:2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
2:3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
2:4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad
Es un deber de la Iglesia restaurar a sus miembros que están golpeados por el enemigo, no arrojarlos en las garras de él mediante la contienda o una malentendida “guerra espiritual”. Nuestra batalla no es contra nuestro hermano, sino contra el espíritu de error que está actuando contra él, para impedirle ver la gloria del reino de salvación en Cristo Jesús.
1 Timoteo
4:7 Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;
4:8 porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
Su estancia(la del hermano cuestionado) en este foro cristiano plantea una búsqueda, un deseo de hallar respuestas, de ser escuchado, comprendido y no todo lo contrario. Lamentablemente, algunas expresiones de otros hermanos llegan incluso al agravio personal.
Salmo 69
69:7 Porque por amor de ti he sufrido afrenta;
Confusión ha cubierto mi rostro.
69:8 Extraño he sido para mis hermanos,
Y desconocido para los hijos de mi madre.
69:9 Porque me consumió el celo de tu casa;
Y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí
A veces, considero que nuestra carne nos traiciona, nos hace olvidar de ese mandamiento obligatorio –valga la redundancia-de profesar amor y de vivir en paz y gracia con nuestros hermanos. No nos debemos culpar, estamos muriendo día a día, pero ante todo es necesaria la mesura en nuestras actitudes, porque producen el efecto totalmente contrario al que deseamos.
1 Timoteo
5:1 No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
5:2 a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.
6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad,
6:4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas,
6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.
6:6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
Debemos fluir en el espíritu de piedad y perdón
Se tiene que renunciar al orgullo, es decir, por tener la razón (que teológicamente la tenemos, ya que estamos unidos en Cristo Jesús) eso no nos exonera del respeto que merece el otro, en otras palabras, no nos da la autoridad para atropellar al otro.
No solo hay que perdonar y tener piedad, sino mantenerlo como un espíritu, por ello convertirlo en una práctica permanente. Hay que pensar, por encima de cualquier envanecimiento o sensación de sabiduría revelada, en la necesidad que el otro tiene de Dios, de recibir esa “iluminación” de la que hacemos gala poseer.
Hechos
26:18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados
La finalidad de Cristo en su tránsito terrenal fue esa: llevar la luz, mostrarles que El es el Camino, la Verdad y la Vida. Nada hacemos en atacar a los no creyentes, sino debemos dar palabra de edificación, de consuelo y misericordia.
Juan
12:46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
12:47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
12:48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
Reconocemos que la mayor parte del mundo vive en la oscuridad, pero hay que recordar que como mandato divino estamos obligados a ser hombres de luz y actuar como tales, iluminando el camino que lleva hacia la Salvación en Cristo, por amor de su nombre.
2 Corintios
4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
4:5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.
En tal sentido, propongo que bajemos el tono de estos intercambios, que lejos de acercarnos, nos distancian. Que exhortemos, sin intentar aplastar a quienes se atrevan, en su desconocimiento, a ofender nuestra pretendida sabiduría. De la humildad del Señor Jesús y sus apóstoles debemos retomar su ejemplo y enseñanzas.
Quiero, amados hermanos, que nos unamos cada uno en oración por todos esos miles de millones de personas que se debaten por todo el mundo, sin el consuelo de un Dios de amor y de misericordia. Espero no haber ofendido a nadie, esa no es mi intención, pido perdón a Ralmach si de pronto se ha sentido mal entre nosotros, pero que lo amamos y deseamos para él lo mejor, oraremos por tu sabiduría y discernimiento para que halles tu camino en Cristo Jesús. Amén.
Emmaús
