De la misma epistola de Bernabé :
Por qué sufre el Señor en su carne
5. Consideremos, otrosí, este punto, hermanos míos: Si es cierto que el Señor se dignó padecer por nuestra alma, siendo como es Señor de todo el universo, a quien dijo Dios desde la constitución del mundo:
Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra, ¿cómo, digo, se dignó padecer bajo la mano de los hombres? Aprendedlo.
6. Los profetas, teniendo como tenían de Él la gracia, con miras a Él profetizaron. Ahora bien, Él, para destruir la muerte y mostrar la resurrección, toda vez que tenía que manifestarse en carne,
7. sufrió primero para cumplir la promesa a los padres, y luego, a par que se preparaba Él mismo para si un pueblo nuevo, para demostrar, estando sobre la tierra, que después de hacer Él mismo la resurrección, juzgará.
8. Por fin, predicó, enseñando a Israel y haciendo tan grandes prodigios y señales, con lo que le mostró su excesivo amor.
9. Y cuando se escogió a sus propios Apóstoles, los que habian de predicar su Evangelio, hombres ellos injustos respecto a la ley sobre todo pecado—a fin de mostrar
que no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores—, entonces fué cuando puso de manifiesto que era Hijo de Dios.
10. Porque de no haber venido en carne, tampoco hubieran los hombres podido salvarse mirándole a Él. como quiera que mirando al sol, que al cabo está destinado a no ser, como obra que es de sus manos, no son capaces de fijar los ojos en sus rayos.
11. En conclusión, el Hijo de Dios vino en carne a fin de que llegara a su colmo la consumación de los pecados de quienes persiguieron de muerte a sus profetas.
12. Luego para ese fin sufrió. Dice Dios, en efecto, que la haga de su carne procede de ellos:
Cuando hirieren a su propio pastor, entonces perecerán las ovejas del rebaño.
13. Ahora bien, Él mismo fué quien quiso así padecer, pues era preciso que sufriera sobre el madero. Dice, en efecto, el que profetiza acerca de Él:
Perdona a mi alma de la espada. Y:
Traspasa con un clavo mis carnes, porque las juntas de malvados se levantaron contra mi.
14. Y otra vez dice:
He aquí que puse mi espalda para los azotes y mis mejillas para las bofetadas; pero mi rostro lo puse como una dura roca.
Los símbolos o figuras de la cruz
XII
1. De nuevo igualmente define acerca de la cruz en otro profeta, que dice:
¿Y cuándo se cumplirán estas cosas? Dice el Señor: Cuando el madero se incline y se levante y cuando del madero destilare sangre. Ahí tienes otra vez cómo se habla de la cruz y del que había de ser crucificado.
2. Otra vez habla también en Moisés, en ocasión en que Israel era combatido por los extranjeros; y para recordarles que eran derrotados porque a causa de sus pecados habían sido entregados a la muerte, el Espíritu inspira en el corazón de Moisés que fabricara una figura de la cruz y del que había de sufrir en ella; pues si no confiaren—dice—en Él, serán derrotados para siempre. Coloca, pues, Moisés arma sobre arma en medio del campamento y, poniéndose más alto que todos los demás, extendía sus brazos. Y de esta manera vencía de nuevo Israel. Luego, cuando los bajaba, otra vez eran pasados a cuchillo.
3. ¿Para qué fin? Para que conocieran que no podían salvarse, si no confiaban en Él.
4. Y otra vez dice en otro profeta:
Todo el día extendí mis manos a un pueblo incrédulo y que contradice mi camino justo.
5. Y otra vez, en ocasión que Israel también caía, fabrica Moisés una figura de Jesús, figura de cómo Él tenía que padecer, y Él, otrosí, vivificar, cuando ellos creían que había perecido en el signo. En efecto, el Señor hizo que les mordieran toda clase de serpientes, y morían de sus mordeduras; serpientes, justamente, pues la transgresión en Eva se debió a la serpiente, para convencerlos de que por su transgresión serían entregados a tribulación de muerte.
6. En resolución, Moisés, que había establecido por mandamiento:
No tendréis imagen esculpida ni fundida para Dios vuestro, la fabrica él mismo para mostrar una figura de Jesús. Así, pues, manda hacer Moisés una serpiente de bronce y la levanta gloriosamente y, a voz de pregón, convoca al pueblo.
7. Reunidos que estuvieron, suplicaban a Moisés que ofreciera oraciones por la curación de ellos. Y Moisés les respondió:
Cuando alguno de vosotros—dice-—fuere mordido, venga a la serpiente colocada sobre el madero y confíe con viva fe que ella, aun siendo muerta, puede darle la vida y al punto quedará sano." Ahí tienes otra vez, en estos nuevos símbolos, la gloria de Jesús, pues todo está en Él y todo es para Él.