REFLEXIÓN DE NATANAEL
Cuando leemos que el Espíritu Santo glorifica a Cristo como Dios:
Jua 16:14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Jua 16:15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Porque si todo lo que tiene el Padre también lo tiene el Hijo, no existe absolutamente, ningún atributo del Padre que no tenga el Hijo.
De manera que las veces que el Hijo declaró su igualdad con su Padre, esta afirmación provocó un estallido de cólera indomable y asesina, de sus enemigos.
Jua_10:33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
En Juan 8:44 Jesús los identificó como hijos del diablo, asesinos y mentirosos.
Aquí en el foro, tenemos a varios de esa descendencia espiritual, Olga Linares, Antisistema, Marcelino, y otros semejantes a ellos, son instrumentos diabólicos para contradecir y atacar las doctrinas prístinas de la inmortalidad del alma y de Jesús como Dios todopoderoso al mismo nivel del su Padre Dios y del Espíritu Santo.
Les da una rabia perruna, y ladran cada vez que se les muestra la Escritura donde se afirma la Deidad y el Eterno Poder del Hijo, incluso, llegan a negar el significado implícito dentro de un pasaje tan claro y contundente, como es aquel, cuando Pedro señala que en breve debe dejar su cuerpo vacío de él, porque va al encuentro con Jesús en el cielo.
Marcelino es uno, que ataca el hombre interior, en referencia a Pedro dentro del cuerpo, y cuando el apóstol afirma que va abandonar el cuerpo, este instrumento, señala que como no dice "alma", entonces el hombre interior no es Pedro.
Se le preguntó ¿Quién es el hombre interior entonces?
Y se quedó como una piedra, completamente mudo.
Así son ellos, cuando la palabra los confronta, se quedan mudos, y prefieren atender otros foristas.
Pero Cristo los está observando y evaluando la consideración de criatura y negación de sus doctrinas, que tienen estos instrumentos del diablo (Jn.8:44).
¿Tienen posibilidades de perdón y salvación?
Claro que sí, pero la soberbia, el orgullo y el que dirán, les impide sincerarse con Cristo.