Meditaciones diarias
UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee
12 de marzo
A ti te daré las llaves del reino de los cielos. Mateo 16:19.
¿Qué fue lo que calificó a Pedro para llegar a ser la voz de Dios que abrió las puertas de la fe primero a los judíos y después a los gentiles? Sin duda fue que antes de hablar él, Dios le había hablado. Antes de utilizar las llaves del reino, él tuvo que hacer frente a las demandas de ese reino sobre su propia vida.
¿Qué significa la palabra “reino”? Sin duda se refiere al dominio de un rey, a la esfera de su autoridad. Poco después de este evento, en el monte de la transfiguración, Pedro hizo la brillante proposición que hubiera provisto a Moisés y a Elías de un lugar al mismo nivel que el Señor. Pero en el reino esto o es posible. No se puede tener más de una autoridad. Sólo puede haber una voz, para señalar esta lección, “mientras él aún hablaba”, el Padre irrumpió con una amonestación que deja bien a las claras que en el reino, todo gira en derredor del mismo Rey que nos habla, y de nuestra obediencia a sus palabras.
UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee
12 de marzo
A ti te daré las llaves del reino de los cielos. Mateo 16:19.
¿Qué fue lo que calificó a Pedro para llegar a ser la voz de Dios que abrió las puertas de la fe primero a los judíos y después a los gentiles? Sin duda fue que antes de hablar él, Dios le había hablado. Antes de utilizar las llaves del reino, él tuvo que hacer frente a las demandas de ese reino sobre su propia vida.
¿Qué significa la palabra “reino”? Sin duda se refiere al dominio de un rey, a la esfera de su autoridad. Poco después de este evento, en el monte de la transfiguración, Pedro hizo la brillante proposición que hubiera provisto a Moisés y a Elías de un lugar al mismo nivel que el Señor. Pero en el reino esto o es posible. No se puede tener más de una autoridad. Sólo puede haber una voz, para señalar esta lección, “mientras él aún hablaba”, el Padre irrumpió con una amonestación que deja bien a las claras que en el reino, todo gira en derredor del mismo Rey que nos habla, y de nuestra obediencia a sus palabras.