UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee
21. de febrero
Sabemos que la ley es espiritual; más yo soy carnal, vendido al pecado. Romanos 7:14.
Si tienes un siervo torpe que se sienta todo el día sin hacer nada, su torpeza no se evidencia. Es cierto que si nada hace en todo el día, te será de poca utilidad, pero al menos de esta manera no hará ningún daño. Pero si tu le dices: “Vamos, levántate y haz algo útil”, de inmediato comienzan los problemas. Golpea la silla al levantarse, tropieza con un banquito, rompe alguna fuente de valor y así sucesivamente. Si no le exiges nada, su torpeza pasa desapercibida, pero tan pronto le pides que haga algo, comienzan los problemas. Es igual con nosotros. Las demandas que se nos plantean son concretas pero el problema radica en el hombre que debe ejecutarlas. Somos todos pecadores por naturaleza y sin la ley no lo llegamos a reconocer. Mientras Dios no pida algo de nosotros, todo marcha bien. Cuando El demanda algo de nosotros, entonces aparece la gran oportunidad que evidencia nuestra pecaminosidad, de modo que “por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso”.
¡Oh Señor Jesús! Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y…
Watchman Nee
21. de febrero
Sabemos que la ley es espiritual; más yo soy carnal, vendido al pecado. Romanos 7:14.
Si tienes un siervo torpe que se sienta todo el día sin hacer nada, su torpeza no se evidencia. Es cierto que si nada hace en todo el día, te será de poca utilidad, pero al menos de esta manera no hará ningún daño. Pero si tu le dices: “Vamos, levántate y haz algo útil”, de inmediato comienzan los problemas. Golpea la silla al levantarse, tropieza con un banquito, rompe alguna fuente de valor y así sucesivamente. Si no le exiges nada, su torpeza pasa desapercibida, pero tan pronto le pides que haga algo, comienzan los problemas. Es igual con nosotros. Las demandas que se nos plantean son concretas pero el problema radica en el hombre que debe ejecutarlas. Somos todos pecadores por naturaleza y sin la ley no lo llegamos a reconocer. Mientras Dios no pida algo de nosotros, todo marcha bien. Cuando El demanda algo de nosotros, entonces aparece la gran oportunidad que evidencia nuestra pecaminosidad, de modo que “por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso”.
¡Oh Señor Jesús! Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y…