Re: Manifestaciones del Espiritu Santo?
Por falta de tiempo no había podido seguir participando en este tema, sin embargo, he procurado (en la medida de mis posibilidades) leer las diferentes participaciones en el mismo. Y con ellas en mente, es que hago este aporte.
El título del tema y el aporte que lo habre el mismo giran en torno a la forma en que el Espíritu Santo se manifiesta en la vida del creyente ¿Cuáles son manifestaciones del Espíritu Santo y cuáles no? sería la pregunta clave. Pero para responderla, primero debemos tener bien claro lo que es una manifestación.
De acuerdo a la RAE, tenemos:
manifestación
(Del lat. manifestatĭo, -ōnis)
manifestar
(Del lat. manifestāre)
Por tanto, si hablamos de manifestaciones del Espíritu Santo, estamos hablando de aquello en lo que se pone a la vista, se descubre, se muestra, se da a conocer, que el Espíritu Santo está presente, que está actuando, que está obrando en alguien. Y en ese sentido, lo único que refiere la Escritura que indefectiblemente y sin lugar a dudas es muestra de que el Espíritu Santo está en el creyente es en el carácter del mismo, en que este es cada vez más como el de Jesús, y esto es a lo que la Escritura refiere con fruto del Espíritu. Y perdón a mis hermanos, pero aquellos que no quieran ver al fruto del Espíritu Santo como manifestación de este, están en un error, porque es justamente esto lo que da a conocer, sin lugar a dudas, la presencia del Espíritu Santo en alguien que ha nacido de nuevo. Lo demás, puede ser falsificado o imitado, no así el carácter de Cristo, el cual sólo puede ser cambiado en nosotros por la obra del Espíritu Santo. Por ello, si en verdad queremos ver si en alguien se está mostrando en Espíritu Santo, si en alguien se está haciendo presente, si en alguien se está dando a conocer, es a través del carácter transformado de ese alguien.
Y de eso es de lo que justamente habla Efesios 5 y 6
El asunto de los dones del Espíritu Santo es algo diferente. En 1 Corintios 12, en el versículo 1, se les llama simplemente "los espirituales", pero ya en el versículo 4 se les llama "carismas", del griego jarísmata, que aunque distinto de járis (gracia), es de la misma raíz en cuanto a que son "regalo" de Dios, no merecido por el ser humano. Ryrie los define del modo siguiente:
"Es una capacidad (ability, en ingles) dada por Dios para servir al Cuerpo de Cristo dondequiera y comoquiera que Él lo dirija"
El Espíritu Santo es quien los imparte y los distribuye, directamente para provecho de la congregación; e indirectamente, para provecho del que ejercita el don. Es decir, al revés de la járis (gracia). De aquí botran tres diferencias principales entre el járisma (don o carisma) y la járis (gracia):
Atte.
Joaco <><
Gracia y paz a todos los que leen y participan en este tema.Originalmente enviado por Joaco
Hermanos,
Gracia y paz estén siendo derramadas abundantemente en sus preciadas vidas.
A pesar de no disponer ya de mucho tiempo para aportar en los foros, no puedo dejar de compartirles esto que, desde hace algunos días que estoy leyendo los aportes en este tema, tengo en mi corazón.
Si vamos a hablar de manifestaciones del Espíritu Santo y de experimentar Su llenura, no debemos hacerlo con base en nuestras experiencias personales (las cuales son subjetivas), sino desde el fundamento de la Palabra de Dios, proclamando y danto testimonio de ella, no de nosotros mismos.
La Escritura nos habla de manera muy clara respecto a la forma en que el Espíritu Santo se manifiesta en el creyente, también nos habla de la obra que Él hace y de lo que es estar lleno de Él:
El Espíritu Santo, en la vida del creyente, se manifiesta, no en experiencias extravagantes o raras, sino en su carácter, pues es la función del Espíritu Santo moldear el carácter del creyente y conformarlo al de Jesucristo. Eso es precisamente el fruto del Espíritu Santo. Por tanto, el control del Espíritu Santo en la vida, se manifiesta, no en los dones o en las experiencias "extraordinarias", sino en el carácter, en la vida ordinaria y cotidiana.
Eso es lo que proclama la Escritura, y ejemplo de estos lo vemos en los siguiente pasajes.
Efesios 5:15-17:
"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor"
Este texto nos insta a andar con diligencia, con sabiduría y no neciamente. Una persona diligente es alguien cuidadoso y activo. Vemos como los versículos 15 y 16 marcan esta idea, de ser activos y diligentes: aprovechando bien el tiempo y siendo entendidos de cuál es la voluntad de Dios.
El necio es aquel que está en contraposición del sabio, alguien pues, que carece de sabiduría y de diligencia.
El sabio aprovechará el tiempo en conocer y en vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, en tanto que el necio perderá su tiempo atendiendo a los que dicen "cosas vanas", es decir, sin sentido ni sustento, y viviendo fuera de la perfecta voluntad del Señor.
En estos versículos, la palabra griega para tiempo aquí es ‘kairos’, que significa tiempo oportuno o tiempo adecuado, resultando entonces la traducción de esta parte del texto de esta manera: "aprovechando bien el momento oportuno", o también "aprovechando bien las oportunidades (que da el Señor). ¿Cómo?: Haciendo un esfuerzo cuidadoso cada oportunidad que se presenta en nuestro diario vivir para actuar del mejor modo, haciendo siempre las cosas que le agradan al Señor.
¿Por qué? "porque los días son malos", o sea, moralmente corrompidos.
Si hacemos esto, no seremos entonces insensatos, sino entendidos de lo que es bueno delante de Dios: conocer su preciosa voluntad, para llevarla a cabo.
Efesios 5:18-20:
"No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo"
Una aclaración: este texto no dice que no hay que tomar vino, sino que uno no debe embriagarse con vino.
La prohibición está aplicada sobre el beber en exceso, lo cual produce borrachera y genera disolución, que tiene el sentido de desunir lo que estaba unido, o sea la unidad del Espíritu con el creyente. Es por eso que Pablo contrasta la acción de embriagarse, estar llenos de vino, con la de estar llenos del Espíritu Santo.
El comportamiento de aquel que está embriagado con vino, será en absoluto desorden. La intoxicación que se produce al beber en exceso bebidas alcohólicas genera a su vez todo tipo de locuras, y del corazón del hombre saldrán todo tipo de tonterías. El creyente borracho pierde la noción y la dependencia del Espíritu Santo.
Contrariamente aquél que está lleno del Espíritu, vivirá en orden, en paz y en amor. De su corazón, santificado por la presencia plena del Espíritu Santo, brotarán cual fresco manantial las más preciosas palabras inspiradas por el mismo Señor. Cantará las más bellas canciones e himnos de gloria, las mejores alabanzas y las más sentidas gratitudes a quien todo esto hizo posible en nosotros: el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
El ser lleno del Espíritu Santo pues, es estar bajo Su control, bajo Su guía, bajo su dirección, la cual nos encausa a pensar, actuar y sentir como nuestro Señor Jesucristo, y no sólo eso, sino que nos transforma para que nuestro carácter sea conformado al Suyo.
¿Cuál es la evidencia de esta llenura del Espíritu Santo? ¿Cómo se hace manifiesto que estamos bajo Su control? Pues los siguientes versículos, desde el 21, y hasta el capítulo 6, vesículo 21, nos dan la respuesta:Estos son sólo unos cuantos aspectos (hay muchos más) de la actitud y comportamiento de alguien que es verdaderamente lleno del Espíritu Santo, y esta son las verdaderas manifestaciones de Su presencia y acción en el creyente. Y en todo esto Dios es verdaderamente glorificado, y de aquí es donde parte la verdadera adoración, porque la verdadera adoración es el carácter de Jesucristo reflejado en nosotros.
- Estando voluntariamente sometidos unos a otros, y todos sujetos a Cristo
- Amandonos unos a otros
- Teniendo familias unidas
- Obedeciendo a quien debemos obediencia
- Sirviendonos de buena voluntad
- No amenazandonos
- Vistiendonos con toda la armadura de Dios para resistir y estar firmes
Termino este aporte con las mismas palabras con las que termina el apóstol Pablo esta bellísima epístola:
"Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable.
Amén" (Efesios 6:23-24)
Atte.
Joaquín <><
Por falta de tiempo no había podido seguir participando en este tema, sin embargo, he procurado (en la medida de mis posibilidades) leer las diferentes participaciones en el mismo. Y con ellas en mente, es que hago este aporte.
El título del tema y el aporte que lo habre el mismo giran en torno a la forma en que el Espíritu Santo se manifiesta en la vida del creyente ¿Cuáles son manifestaciones del Espíritu Santo y cuáles no? sería la pregunta clave. Pero para responderla, primero debemos tener bien claro lo que es una manifestación.
De acuerdo a la RAE, tenemos:
manifestación
(Del lat. manifestatĭo, -ōnis)
- f. Acción y efecto de manifestar o manifestarse
manifestar
(Del lat. manifestāre)
- tr. Declarar, dar a conocer. U. t. c. prnl.
- tr. Descubrir, poner a la vista. U. t. c. prnl.
Por tanto, si hablamos de manifestaciones del Espíritu Santo, estamos hablando de aquello en lo que se pone a la vista, se descubre, se muestra, se da a conocer, que el Espíritu Santo está presente, que está actuando, que está obrando en alguien. Y en ese sentido, lo único que refiere la Escritura que indefectiblemente y sin lugar a dudas es muestra de que el Espíritu Santo está en el creyente es en el carácter del mismo, en que este es cada vez más como el de Jesús, y esto es a lo que la Escritura refiere con fruto del Espíritu. Y perdón a mis hermanos, pero aquellos que no quieran ver al fruto del Espíritu Santo como manifestación de este, están en un error, porque es justamente esto lo que da a conocer, sin lugar a dudas, la presencia del Espíritu Santo en alguien que ha nacido de nuevo. Lo demás, puede ser falsificado o imitado, no así el carácter de Cristo, el cual sólo puede ser cambiado en nosotros por la obra del Espíritu Santo. Por ello, si en verdad queremos ver si en alguien se está mostrando en Espíritu Santo, si en alguien se está haciendo presente, si en alguien se está dando a conocer, es a través del carácter transformado de ese alguien.
Y de eso es de lo que justamente habla Efesios 5 y 6
El asunto de los dones del Espíritu Santo es algo diferente. En 1 Corintios 12, en el versículo 1, se les llama simplemente "los espirituales", pero ya en el versículo 4 se les llama "carismas", del griego jarísmata, que aunque distinto de járis (gracia), es de la misma raíz en cuanto a que son "regalo" de Dios, no merecido por el ser humano. Ryrie los define del modo siguiente:
"Es una capacidad (ability, en ingles) dada por Dios para servir al Cuerpo de Cristo dondequiera y comoquiera que Él lo dirija"
El Espíritu Santo es quien los imparte y los distribuye, directamente para provecho de la congregación; e indirectamente, para provecho del que ejercita el don. Es decir, al revés de la járis (gracia). De aquí botran tres diferencias principales entre el járisma (don o carisma) y la járis (gracia):
- El járisma es efecto del Espíritu Santo y obra sobre, no dentro, del individuo (1 Samuel 16:13; Isaías 61:1; Hechos 2:3), por lo cual puede darse en inconversos (Mateo 7:21-23; 1 Corintios 13:1-4), mientras que la járis penetra toda la persona y actúa desde dentro, manifestandose en el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23).
- La járis es efecto de una elección para la vida eterna, mientras que los jarísmata son efecto de una elección para desempeñar ciertos oficios en la iglesia o para obarra en el mundo (Mateo 7:22-23; Lucas 9:1-6; Juan 6:70).
- La járis tiene que ver con el oficio sacerdotal de Cristo, pues comporta sacrificio (Romanos 12.1), mientras que los jarísmata tienen que ver con el oficio regio de Cristo (Hebros 6:5).
Atte.
Joaco <><