Ev. Mateo 23:3.
“ASÍ, QUE, TODO LO QUE OS DIGAN QUE GUARDÉIS, GUARDADLO Y HACEDLO; MAS NO HAGÁIS CONFORME A SUS OBRAS, PORQUE DICEN Y NO HACEN”.
Sobre Lutero o los papas. Si ellos dicen o dijeron que “hay que amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a sí mismo”, lo haré, porque son las enseñanzas de Jesús. Pero si ellos en sus vidas personales vivían o viven de manera contraria al evangelio, pues no los copiaré. Ningún hombre es perfecto, aunque viva toda la vida encerrado, tenga el poder religioso que tenga o se valla a vivir al monte más lejano de la sociedad, seguirá siendo imperfecto. Lo único que lo salvará y lo justificará en el día final, será su fe en el único Salvador dado por Dios a todos los hombres, Jesucristo.
Bastantes líderes evangélicos en mi país predican y no practican, pero hay otros que se esfuerzan por ser consecuentes. De igual modo ocurre con bastantes sacerdotes católicos. Muchos se han desviado de la fe, estableciendo sus propias ideas como doctrinas. Habrá siempre personas que escribirán libros refiriéndose a los líderes religiosos, lo harán para bien o para mal, como por ejemplo Pepe Rodríguez. De este autor leí dos libros refiriéndose a la jerarquía religiosa católica: “La vida sexual del clero” y “Mentiras fundamentales de la iglesia católica”. El autor los deja muy mal parados, mostrando en su segundo libro la distorsión que han hecho de pasajes bíblicos. Cualquiera –quizás- después de leer estos libros formaría una opinión contraria generalizada de los sacerdotes católicos y simplemente, más se alejarían de Dios. No sé realmente que le motiva a este señor esta lucha contra el catolicismo, pero también veo que de algún modo u otro, también está afanado en desacreditar la Biblia.
En mi país existió un sacerdote jesuita llamado Alberto Hurtado, el cual motivado por el amor de Dios visitaba, amparaba y alimentaba a los pobres de mi país, él decía que en cada rostro veía la imagen de Cristo “tuve hambre y me distéis de comer”. También hay bastantes cristianos protestante que realizan esta labor, teniendo varios centros de rehabilitación para jóvenes drogadictos y alcohólicos. Sabemos que “la fe sin obras es muerta” (Stgo. 2:17), pero también las obras deben ser el fruto de nuestra fe y no porque haga simplemente buenas obras seré salvo o bueno delante de Dios. La fe y las obras van de la mano.
La fe cristiana no se fundamenta en un poder religioso legalizado, sea una institución grande o pequeña, se fundamenta en la persona de Jesucristo, el cual es el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2). Es ahí donde deben estar puestos los ojos de los cristianos. No defenderé nunca las doctrinas creadas por los hombres, los cuales, por intereses monetarios, personales, lucrativos y de ambiciones de poder absoluto, han convertido sus ideas doctrinales en dogma de fe y en palabra de Dios.
Si algunos católicos quieren desacreditar a Lutero, con el fin de hacer valer su catolicismo, será cosa de ellos, tengan o no tengan la razón. De igual modo ocurre con la jerarquía católica cuestionada por otros cristianos. Dios juzgará a todo hombre (2 Tim. 4:1; Hch. 17:31), como también lo hará con su pueblo cristiano (He. 10:30). Lo importante es que cada uno juzgue su propia obra y examine su propia fe. Cristo enseñó sobre la necesidad de nacer de nuevo, del agua y del espíritu. La Biblia me muestra que los que se bautizaban en agua no eran lactantes, tampoco Jesús le dio una importancia a su madre María de la manera que la jerarquía católica lo hace. Tampoco aprecio a Jesús postrado ante una imagen que represente a su Padre. Yo no estoy en contra de la fe en Dios que tengan los católicos, pero no comparto sus doctrinas que permiten la veneración directa o indirecta a Dios o de Jesús por medio de imágenes tangibles, no porque crea tener la verdad absoluta, no, no la tengo, sino porque la Biblia es contraria a tales doctrinas. En oportunidades he conversado con católicos, que van todos o casi todos los domingos a misa, pero ha sido elocuente que conocen poco o nada de la Biblia. Se fundamentan en frases de sus autoridades religiosas, diciendo y repitiendo "la Biblia dice tal cosa” y uno que lleva años leyendo la Biblia sabe que no está en ninguna parte.
Sería muy importante para los católicos, reconsiderar la lectura bíblica de manera más profunda. Será más importante escudriñar las escrituras, que defender a sus líderes religiosos o ha tacar a otros que no comparten con sus doctrinas. Algunas autoridades católicas en Chile han llamado a sus feligreses a leer más la Biblia, como lo hacen los evangélicos o protestantes. Todo aquél que se dice ser creyente de Dios, debe preocuparse de haber nacido espiritualmente de nuevo, de haber recibido el don del Espíritu Santo y tener las evidencias de su presencia en su vida (Ev. 16: 16-18). Porque cualquiera puede decir yo creo en Dios, hasta los demonios dicen que creen en Dios tiemblan (Stgo. 2:19).
Resulta una estupidez doctrinal oír a una autoridad católica referirse a María como la eterna virgen inmaculada, le creería si Jesús lo hubiese dicho y establecido como dogma de fe, pero no lo creo, porque simplemente no lo enseñó, y no porque tenga algo personal contra los católicos, porque no lo tengo. Por eso se da la necesidad que cada católico y creyente en Dios volcarse a la lectura de la Biblia, el principal medio –junto con el Espíritu- para ir obteniendo el conocimiento de Dios y su voluntad perfecta. La salvación y la fe es un asunto personal.
Persistir en una doctrina religiosa que no se fundamenta claramente en la Biblia –a mi juicio- es caer en una especie de fanatismo y sectarismo religioso. Un sacerdote católico fundamentó su doctrina de “María la mediadora entre Cristo y los hombres” en el evangelio de Juan 2:1-12, donde Cristo convierte el agua en vino. Decía que ahí estaba reflejado el futuro ministerio de María, el ministerio de la intercesión. Pero en el libro de los Hechos encontramos que ninguno de los reunidos en el aposento alto estaba inclinado ante María orando para que llegase la promesa del Espíritu Santo (Hch. 1:12-14), sino que todos como iguales oraban, como tampoco después de su muerte, los cristianos lo hicieron.
Lutero no es el fundamento de los cristianos, como tampoco debería serlo los papas y sus doctrinas para los católicos. Sólo Jesús murió en la cruz por la humanidad, sólo él venció a la muerte y sólo él es nuestra esperanza.
A Dios por Cristo, a Cristo por la Fe.
“Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN; PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO, DADO A LOS HOMBRES, EN QUE PODAMOS SER SALVOS”
(Hechos 4:12)
“PORQUE HAY UN SOLO DIOS, Y UN SOLO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES, JESUCRISTO HOMBRE”.
(1 Timoteo 2:5)
“ASÍ, QUE, TODO LO QUE OS DIGAN QUE GUARDÉIS, GUARDADLO Y HACEDLO; MAS NO HAGÁIS CONFORME A SUS OBRAS, PORQUE DICEN Y NO HACEN”.
Sobre Lutero o los papas. Si ellos dicen o dijeron que “hay que amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a sí mismo”, lo haré, porque son las enseñanzas de Jesús. Pero si ellos en sus vidas personales vivían o viven de manera contraria al evangelio, pues no los copiaré. Ningún hombre es perfecto, aunque viva toda la vida encerrado, tenga el poder religioso que tenga o se valla a vivir al monte más lejano de la sociedad, seguirá siendo imperfecto. Lo único que lo salvará y lo justificará en el día final, será su fe en el único Salvador dado por Dios a todos los hombres, Jesucristo.
Bastantes líderes evangélicos en mi país predican y no practican, pero hay otros que se esfuerzan por ser consecuentes. De igual modo ocurre con bastantes sacerdotes católicos. Muchos se han desviado de la fe, estableciendo sus propias ideas como doctrinas. Habrá siempre personas que escribirán libros refiriéndose a los líderes religiosos, lo harán para bien o para mal, como por ejemplo Pepe Rodríguez. De este autor leí dos libros refiriéndose a la jerarquía religiosa católica: “La vida sexual del clero” y “Mentiras fundamentales de la iglesia católica”. El autor los deja muy mal parados, mostrando en su segundo libro la distorsión que han hecho de pasajes bíblicos. Cualquiera –quizás- después de leer estos libros formaría una opinión contraria generalizada de los sacerdotes católicos y simplemente, más se alejarían de Dios. No sé realmente que le motiva a este señor esta lucha contra el catolicismo, pero también veo que de algún modo u otro, también está afanado en desacreditar la Biblia.
En mi país existió un sacerdote jesuita llamado Alberto Hurtado, el cual motivado por el amor de Dios visitaba, amparaba y alimentaba a los pobres de mi país, él decía que en cada rostro veía la imagen de Cristo “tuve hambre y me distéis de comer”. También hay bastantes cristianos protestante que realizan esta labor, teniendo varios centros de rehabilitación para jóvenes drogadictos y alcohólicos. Sabemos que “la fe sin obras es muerta” (Stgo. 2:17), pero también las obras deben ser el fruto de nuestra fe y no porque haga simplemente buenas obras seré salvo o bueno delante de Dios. La fe y las obras van de la mano.
La fe cristiana no se fundamenta en un poder religioso legalizado, sea una institución grande o pequeña, se fundamenta en la persona de Jesucristo, el cual es el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2). Es ahí donde deben estar puestos los ojos de los cristianos. No defenderé nunca las doctrinas creadas por los hombres, los cuales, por intereses monetarios, personales, lucrativos y de ambiciones de poder absoluto, han convertido sus ideas doctrinales en dogma de fe y en palabra de Dios.
Si algunos católicos quieren desacreditar a Lutero, con el fin de hacer valer su catolicismo, será cosa de ellos, tengan o no tengan la razón. De igual modo ocurre con la jerarquía católica cuestionada por otros cristianos. Dios juzgará a todo hombre (2 Tim. 4:1; Hch. 17:31), como también lo hará con su pueblo cristiano (He. 10:30). Lo importante es que cada uno juzgue su propia obra y examine su propia fe. Cristo enseñó sobre la necesidad de nacer de nuevo, del agua y del espíritu. La Biblia me muestra que los que se bautizaban en agua no eran lactantes, tampoco Jesús le dio una importancia a su madre María de la manera que la jerarquía católica lo hace. Tampoco aprecio a Jesús postrado ante una imagen que represente a su Padre. Yo no estoy en contra de la fe en Dios que tengan los católicos, pero no comparto sus doctrinas que permiten la veneración directa o indirecta a Dios o de Jesús por medio de imágenes tangibles, no porque crea tener la verdad absoluta, no, no la tengo, sino porque la Biblia es contraria a tales doctrinas. En oportunidades he conversado con católicos, que van todos o casi todos los domingos a misa, pero ha sido elocuente que conocen poco o nada de la Biblia. Se fundamentan en frases de sus autoridades religiosas, diciendo y repitiendo "la Biblia dice tal cosa” y uno que lleva años leyendo la Biblia sabe que no está en ninguna parte.
Sería muy importante para los católicos, reconsiderar la lectura bíblica de manera más profunda. Será más importante escudriñar las escrituras, que defender a sus líderes religiosos o ha tacar a otros que no comparten con sus doctrinas. Algunas autoridades católicas en Chile han llamado a sus feligreses a leer más la Biblia, como lo hacen los evangélicos o protestantes. Todo aquél que se dice ser creyente de Dios, debe preocuparse de haber nacido espiritualmente de nuevo, de haber recibido el don del Espíritu Santo y tener las evidencias de su presencia en su vida (Ev. 16: 16-18). Porque cualquiera puede decir yo creo en Dios, hasta los demonios dicen que creen en Dios tiemblan (Stgo. 2:19).
Resulta una estupidez doctrinal oír a una autoridad católica referirse a María como la eterna virgen inmaculada, le creería si Jesús lo hubiese dicho y establecido como dogma de fe, pero no lo creo, porque simplemente no lo enseñó, y no porque tenga algo personal contra los católicos, porque no lo tengo. Por eso se da la necesidad que cada católico y creyente en Dios volcarse a la lectura de la Biblia, el principal medio –junto con el Espíritu- para ir obteniendo el conocimiento de Dios y su voluntad perfecta. La salvación y la fe es un asunto personal.
Persistir en una doctrina religiosa que no se fundamenta claramente en la Biblia –a mi juicio- es caer en una especie de fanatismo y sectarismo religioso. Un sacerdote católico fundamentó su doctrina de “María la mediadora entre Cristo y los hombres” en el evangelio de Juan 2:1-12, donde Cristo convierte el agua en vino. Decía que ahí estaba reflejado el futuro ministerio de María, el ministerio de la intercesión. Pero en el libro de los Hechos encontramos que ninguno de los reunidos en el aposento alto estaba inclinado ante María orando para que llegase la promesa del Espíritu Santo (Hch. 1:12-14), sino que todos como iguales oraban, como tampoco después de su muerte, los cristianos lo hicieron.
Lutero no es el fundamento de los cristianos, como tampoco debería serlo los papas y sus doctrinas para los católicos. Sólo Jesús murió en la cruz por la humanidad, sólo él venció a la muerte y sólo él es nuestra esperanza.
A Dios por Cristo, a Cristo por la Fe.
“Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN; PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO, DADO A LOS HOMBRES, EN QUE PODAMOS SER SALVOS”
(Hechos 4:12)
“PORQUE HAY UN SOLO DIOS, Y UN SOLO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES, JESUCRISTO HOMBRE”.
(1 Timoteo 2:5)