Esta es una propuesta para meditar y compartir.
La mecánica sería leer el cuento CON MUCHA ATENCION, y después leer el texto bíblico, y tratar de relacionarlos.
Se pueden leer otros textos más que se les ocurran relacionados con el tema.
Espero los comentarios de quienes quieran hacer aportes para nuestra edificación mutua.
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El cuento: Los Tres Sabios Poseedores de la Verdad
Había una vez tres hombres que se creían muy sabios.
Cada uno de ellos había estudiado desde su juventud multitud de doctrinas y eran reconocidos como los mejores maestros por toda la gente.
Entonces a alguien en el pueblo se le ocurrió efectuar un certamen para determinar cuál de ellos era el más sabio, al cual los otros dos deberían reconocer como el poseedor de la Verdad y la Sabiduría.
Entre todos imaginaron que la prueba sería la siguiente:
Se pondrá en un cuarto completamente oscuro un gran animal traído desde un país muy lejano, al cual nadie, ni siquiera los tres sabios, había visto jamás.
Luego harán entrar por turnos a cada sabio con los ojos vendados al cuarto, y una vez allí éste podrá tocar al animal durante un breve tiempo, sin poder verlo.
Después que los tres hayan hecho esto, se encerrará a los tres sabios para que discutan entre sí sobre cómo es realmente el animal.
Y no podrán salir de su encierro hasta que los tres se pongan de acuerdo sobre cómo es realmente el animal desconocido.
Y el Sabio cuya descripción personal sobre cómo es realmente el animal, se asemeje más a la figura verdadera del mismo, ese será el Sabio Mayor, el Poseedor de la Verdad y de la Sabiduría.
El certamen se desarrolló tal como estaba previsto.
Los sabios fueron encerrados con agua y provisiones para una semana, tiempo que se pensaba más que suficiente para que se pusieran de acuerdo.
Pero el tiempo pasó...
Pasó una semana, y otra, y todo un mes, y los sabios no salían de su encierro.
La gente se preguntaba qué estaría sucediendo, por qué ellos no salían con el resultado del certamen.
Finalmente, decidieron entrar para ver qué estaba sucediendo.
Se encontraron con un patético espectáculo:
Los tres sabios estaba muertos, ellos se habían matado entre ellos un poco después que se les acabaron las provisiones, porque fueron incapaces de llegar a un acuerdo.
Cada uno tenía en su mano un dibujo del animal con una descripción del mismo.
El primero decía:
El animal se parece a un tubo blando y largo. Era el que le había tocado la trompa.
El segundo decía:
El animal se parece a una columna muy fuerte y gruesa. Era el que le había tocado las patas.
Y el tercero decía:
El animal se parece a una espada durísima y puntiaguda.
Era el que le había tocado los colmillos.
Porque en verdad el animal era un elefante.
FIN DEL CUENTO
Les propongo que lo meditemos a la luz del siguiente texto de la Palabra de Dios:
1 Juan 4
8 Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.
9 En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él.
10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
11 Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
12 A Dios nadie le ha visto nunca.
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
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Juan Manuel
La mecánica sería leer el cuento CON MUCHA ATENCION, y después leer el texto bíblico, y tratar de relacionarlos.
Se pueden leer otros textos más que se les ocurran relacionados con el tema.
Espero los comentarios de quienes quieran hacer aportes para nuestra edificación mutua.
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El cuento: Los Tres Sabios Poseedores de la Verdad
Había una vez tres hombres que se creían muy sabios.
Cada uno de ellos había estudiado desde su juventud multitud de doctrinas y eran reconocidos como los mejores maestros por toda la gente.
Entonces a alguien en el pueblo se le ocurrió efectuar un certamen para determinar cuál de ellos era el más sabio, al cual los otros dos deberían reconocer como el poseedor de la Verdad y la Sabiduría.
Entre todos imaginaron que la prueba sería la siguiente:
Se pondrá en un cuarto completamente oscuro un gran animal traído desde un país muy lejano, al cual nadie, ni siquiera los tres sabios, había visto jamás.
Luego harán entrar por turnos a cada sabio con los ojos vendados al cuarto, y una vez allí éste podrá tocar al animal durante un breve tiempo, sin poder verlo.
Después que los tres hayan hecho esto, se encerrará a los tres sabios para que discutan entre sí sobre cómo es realmente el animal.
Y no podrán salir de su encierro hasta que los tres se pongan de acuerdo sobre cómo es realmente el animal desconocido.
Y el Sabio cuya descripción personal sobre cómo es realmente el animal, se asemeje más a la figura verdadera del mismo, ese será el Sabio Mayor, el Poseedor de la Verdad y de la Sabiduría.
El certamen se desarrolló tal como estaba previsto.
Los sabios fueron encerrados con agua y provisiones para una semana, tiempo que se pensaba más que suficiente para que se pusieran de acuerdo.
Pero el tiempo pasó...
Pasó una semana, y otra, y todo un mes, y los sabios no salían de su encierro.
La gente se preguntaba qué estaría sucediendo, por qué ellos no salían con el resultado del certamen.
Finalmente, decidieron entrar para ver qué estaba sucediendo.
Se encontraron con un patético espectáculo:
Los tres sabios estaba muertos, ellos se habían matado entre ellos un poco después que se les acabaron las provisiones, porque fueron incapaces de llegar a un acuerdo.
Cada uno tenía en su mano un dibujo del animal con una descripción del mismo.
El primero decía:
El animal se parece a un tubo blando y largo. Era el que le había tocado la trompa.
El segundo decía:
El animal se parece a una columna muy fuerte y gruesa. Era el que le había tocado las patas.
Y el tercero decía:
El animal se parece a una espada durísima y puntiaguda.
Era el que le había tocado los colmillos.
Porque en verdad el animal era un elefante.
FIN DEL CUENTO
Les propongo que lo meditemos a la luz del siguiente texto de la Palabra de Dios:
1 Juan 4
8 Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.
9 En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él.
10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
11 Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
12 A Dios nadie le ha visto nunca.
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
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Ev. San Mateo cap. 28,18-20
Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré
siempre con ustedes hasta el fin del mundo".
Juan Manuel