Re: LOS NUEVOS JUDAIZANTES VUELVEN A COLOCAR EL YUGO SOBRE LOS HOMBRES.
No estoy del todo de acuerdo.
De alguna forma la historia judía es para Dios la historia del hombre.
La historia del pueblo de Dios es (1) gentil, (2) judío, y (3) cristiano.
Aunque siempre uno puede pasar de gentil a cristiano o de judío a cristiano.
La ley no es un error.
La ley es parte del proceso y no tiene nada que ver con un recurso pasajero.
Cristo no podía venir si la ley no venía primero y si quitamos la ley la sangre de Cristo pierde todo su valor.
LA LEY, SOLO PARA ISRAEL.
La ley de Moisés, fue un recurso pasajero que Dios entrego, temporalmente, y solo al pueblo de Israel, a ningún otro pueblo de la tierra: “Estos son los decretos, derechos y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés” (Lev. 26:46) y “Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés, para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí” (27:34)
Dios establece la ley, llamada ley de Moisés o mosaica, porque fue entregada para Israel por mano de Moisés; ésta ley promovía la buena convivencia y los valores tales como la honestidad, la bondad y una estricta moral (Lev. 19:13-17). Asimismo, no permitía la unión o mezcla con pueblos extranjeros, estimulaba a los judíos a amarse los unos a los otros, y les protegía de los pueblos extranjeros para no contaminarse con sus culturas, enseñanzas o practicas idolatras y paganas: “Y Jehová tu Dios las hubiere entregado delante de ti, y las hirieres, del todo las destruirás: no harás con ellos alianza, ni las tomarás a merced y no emparentarás con ellos: no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo” (Deut. 7:2)
Dios prometió a los israelitas bendecirlos abundantemente, darles una vida dichosa y concederles especiales privilegios si guardaban lo que la ley enseñaba (“Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel” (Ex. 19:5,6)
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Entonces insistimos en señalar que la ley era exclusivamente para Israel, pero con término de vida, era pasajera; aunque se extendiera bastante a través del tiempo, llegaría a su término: “ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de la corrección”.
Por tanto los gentiles, es decir, todos los pueblos de la tierra fuera del pueblo de Israel, estaban y están excluidos de ésta ley; el apóstol Pablo enseñó que los gentiles no tienen ley: “Porque los Gentiles que no tienen ley” (Rom. 2:14)
También el apóstol enseñó en forma terminante, que solo los judíos estaban sujetos a la ley y no los gentiles, y hace clara diferencia entre unos y otros, “Heme hecho a los Judíos como Judío, por ganar a los Judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no sea sujeto a la ley) como sujeto a la ley, por ganar a los que están sujetos a la ley” (1 Cor. 9:20) El mismo apóstol Pablo, un judío, se declara no estar sujeto a la ley.
De modo que podemos comprobar claramente que la ley fue dada solo a Israel, es decir la ley es para un pueblo; pero la gracia, en donde se incluye el evangelio, es para toda criatura, pero efectiva en aquellos que abrazan el cristianismo.
Aún ahora, el mismo Pablo, ya como cristiano, a pesar de su condición de judío de judíos: “Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, Hebreo de Hebreos; cuanto a la ley, Fariseo” (Fil. 3:5), declara que él ya no está sujeto a la ley “aunque yo no sea sujeto a la ley”.
Sin embargo, los judaizantes, es decir,aquellos judíos que enseñaban a guardar la ley, perturbaban a los gentiles recién convertidos a Cristo, y los apóstoles y primeros judíos cristianos salieron en defensa de los gentiles; y Hechos 15:24, nos dice: “Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, a los cuales no mandamos”.Los judíos judaizantes, enseñaban que los creyentes debían ser judíos antes que cristianos; es decir, debían someterse a la ley de Moisés y a las tradiciones judías, además de creer en Cristo.
Esta controversia se llevó al examen de los apóstoles y los ancianos en Jerusalén, y a ellos les fue revelado por el Espíritu Santo, que los gentiles no estaban obligados a guardar la Ley de Moisés, ya que ellos, así como los judíos, eran salvos a través de la gracia del Señor Jesús; por tanto rechazaron tal imposición (judaísmo), diciendo: “Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes por la gracia del Señor Jesús creemos que seremos salvos, como también ellos” (Hch 15:10,11).
No solamente los apóstoles rechazaron las pretensiones de ciertos judíos de imponer la ley de Moisés; sino aún antes, Jesús ya hablaba de la ley en términos de tiempo pasado; en el sermón del monte, en varias oportunidades, se refirió a la ley en tiempo pasado “oísteis que fue dicho(tiempo pasado)… más yo os digo” (tiempo presente)…
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También su palabra determinantemente dice. “Porque la ley por Moisés fue dada: más la gracia y la verdad por Jesucristo fue hecha” (Juan 1:17) Así como la Ley vino por Moisés, un hombre terrenal; la Gracia vino por Cristo, un hombre celestial. Por tanto la diferencia entre la Ley y la Gracia es evidente.
La ley de Cristo ha reemplazado completa y perfectamente a la ley mosaica, como una regla de doctrina y de conducta.
No estoy del todo de acuerdo.
De alguna forma la historia judía es para Dios la historia del hombre.
La historia del pueblo de Dios es (1) gentil, (2) judío, y (3) cristiano.
Aunque siempre uno puede pasar de gentil a cristiano o de judío a cristiano.
La ley no es un error.
La ley es parte del proceso y no tiene nada que ver con un recurso pasajero.
Cristo no podía venir si la ley no venía primero y si quitamos la ley la sangre de Cristo pierde todo su valor.