Queridos hermanos y amigos<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com
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Me gustaría, en el amor del Señor, haceros una reflexión para vuestra consideración.<o
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Me sorprende, con que facilidad olvidamos las “cuerdas de amor” con las que fuimos atraídos; ninguno de nosotros llego al conocimiento de la Verdad, a golpes, ni con palabras duras, sino que fue por la misericordia del Señor que fuimos alumbrados.<o
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A veces se nos olvida, cuando discutimos con católicos, que no somos nosotros quienes convencemos sino el Espíritu Santo, y la Palabra del Señor , aquella que es “espada afilada”, “fuego y martillo”.<o
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Cuando discutimos con judíos, parecemos olvidar también, lo que nos ha sido dicho: “como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.” (Rom. 11.8) (ver también Dt. 29.4 y Is. 29.9-24), y parecemos ignorar que el Señor, ha mostrado una y otra vez su misericordia para con su Pueblo, que ellos son las ramas naturales del Olivo, y que, sin duda, Él tiene un plan y un propósito perfecto para los que ama.<o
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Los cristianos hemos de argumentar como cristianos, la Palabra es suficientemente clara en cuanto a esto también.<o
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Y sin embargo, me sorprende la “tolerancia” que mostramos con los que se cuelan en medio nuestro a “vender” en los atrios toda clase de “mercancías” fraudulentas, con que facilidad perdemos de vista, que entre los que participan y leen hay “recién paridas”, débiles, “niños” que todavía han de gustar de la leche sin adulterar. ¿Acaso los “estorbamos”? (recordemos al sacerdote Eli), el que nosotros tengamos discernimiento no nos da derecho a callar o transigir con lo que leemos, mas bien lo contrario, nos pone la responsabilidad de “no callar”, de ser “atalayas”.<o
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Hemos sido advertidos contra los lobos en el rebaño, una y otra vez; sabemos que el enemigo “anda como león rugiente, viendo a quien devorar”, hermanos, no callemos, no los tengamos en poco, pues un día hemos de dar cuenta. Tenemos razones para no callar.<o
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El Señor os bendiga<o
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Me gustaría, en el amor del Señor, haceros una reflexión para vuestra consideración.<o
Me sorprende, con que facilidad olvidamos las “cuerdas de amor” con las que fuimos atraídos; ninguno de nosotros llego al conocimiento de la Verdad, a golpes, ni con palabras duras, sino que fue por la misericordia del Señor que fuimos alumbrados.<o
A veces se nos olvida, cuando discutimos con católicos, que no somos nosotros quienes convencemos sino el Espíritu Santo, y la Palabra del Señor , aquella que es “espada afilada”, “fuego y martillo”.<o
Cuando discutimos con judíos, parecemos olvidar también, lo que nos ha sido dicho: “como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.” (Rom. 11.8) (ver también Dt. 29.4 y Is. 29.9-24), y parecemos ignorar que el Señor, ha mostrado una y otra vez su misericordia para con su Pueblo, que ellos son las ramas naturales del Olivo, y que, sin duda, Él tiene un plan y un propósito perfecto para los que ama.<o
Los cristianos hemos de argumentar como cristianos, la Palabra es suficientemente clara en cuanto a esto también.<o
Y sin embargo, me sorprende la “tolerancia” que mostramos con los que se cuelan en medio nuestro a “vender” en los atrios toda clase de “mercancías” fraudulentas, con que facilidad perdemos de vista, que entre los que participan y leen hay “recién paridas”, débiles, “niños” que todavía han de gustar de la leche sin adulterar. ¿Acaso los “estorbamos”? (recordemos al sacerdote Eli), el que nosotros tengamos discernimiento no nos da derecho a callar o transigir con lo que leemos, mas bien lo contrario, nos pone la responsabilidad de “no callar”, de ser “atalayas”.<o
Hemos sido advertidos contra los lobos en el rebaño, una y otra vez; sabemos que el enemigo “anda como león rugiente, viendo a quien devorar”, hermanos, no callemos, no los tengamos en poco, pues un día hemos de dar cuenta. Tenemos razones para no callar.<o
El Señor os bendiga<o