Lo muy bueno del DOCUMENTO RATZINGER

Apreciado LUIS FERNANDO: 1 - Pues algún hermano mío podría
decir: ¡ni falta que nos hace tener un Ratzinger entre nosotros! Pero
no te preocupes que yo te entiendo y convengo que asiste razón a
tal pregunta. Pero si bien carecemos de una autoridad humana que
pueda presidir una congregación para el estudio y definición de la
doctrina, en el cuerpo de Cristo como iglesia suya, siempre hemos
tenido y tenemos hermanos dotados espiritualmente que sirven a la
iglesia con tal cometido. El cristiano individual, puede ser solícito
a esa guía del Espíritu que imprime la convicción íntima de la verdad
en nuestro propio espíritu y mente, o puede resistirse a ello. Pero
entre los católicos, pese a estar obligados a aceptar como verídico
lo expuesto en un documento como éste, tampoco lo reciben como
una imposición forzada a la que deban de someterse a disgusto, y es
así que no pocos lo cuestionan y ofrecen sus reparos.
Como ya he expresado en otra oportunidad, en términos generales
diría que el protestantismo está dividido por su conocimiento de las
Escrituras, y el catolicismo romano está unido por su ignorancia de
las mismas. No estoy hablando de pastores y sacerdotes, sino de
centenares de millones de fieles de uno y otro lado. Es fácil para esa
gran masa del catolicismo estar unida en una misma fe que desconoce
y substituye con supersticiones locales; y es igualmente fácil la diversidad doctrinal en el protestantismo que lo muestra más desunido
de lo que real y espiritualmente está, por su acceso frecuente a la
Biblia. El conocimiento bíblico que exponen los católicos de este Foro
es excepcional, pues no es el que se percibe en el católico común de
tu país o el mío. El desconocimiento bíblico expuesto también por
algunos de mis hermanos de este Foro, tampoco es el normal promedio
en nuestras iglesias evangélicas. Lo realmente admirable en el
protestantismo, es lo que ya ha señalado el hermano ANTON tomando
como ejemplo nuestro Foro: cristianos que no nos conocemos y fuimos
formados doctrinalmente en diferentes denominaciones con prácticas y
doctrinas diversas, sin embargo, en lo esencial, lo susbstancial, tenemos
una unidad tal que a nosotros mismos nos asombra. Si esta no es la
obra del Espíritu Santo abriéndonos las Escrituras, ¿de quién es?
2 - En cuanto a la "figura magisterial" de la que hablas como imprescindible en el cuerpo de Cristo, no lo creo: si tal figura se desviara o apostatara, junto con ella caerían cuantos la siguieran.
Aun Pedro fue corregido y reprendido por Pablo, y en la contienda de
este con Bernabé parece que no se apeló a nadie para dirimir el diferendo.
3 - En cuanto a tu propuesta a que naufraguemos solitos en una isla donde discutamos privadamente por E-Mail, me parece interesante, pero no sé si no defraudaremos a nuestros lectores de tu epígrafe PAGANISMO-FARISEISMO, pues allí me invitaste a un debate público. No quisiera que algún forista pensase que no quieres exponerte públicamente. En cuanto a mí, me da lo mismo; pero habiendo hecho pública tu original intención, creo que deberíamos pedir una "dispensa foral" para hacerlo, pues quizá no se conformen con leer las conclusiones, pues quisieran seguir y aportar al debate.
4 - Me olvidaba responderte al ejemplo que propones con el padre
enfrentado al dilema si dará o no a a su hija en casamiento. Te contesto
que efectivamente lo creo y lo obedezco, y no necesito interpretarlo a
la luz del tiempo presente, pues Pablo mismo basó su consejo en base
a las circunstancias de su propio tiempo (vs.26,29). De todos modos,
en este asunto deja en libertad de acción al padre: "En cuanto a las
vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer..."(25). Con gusto daré a mi hija en un matrimonio que sea "en el Señor", y a disgusto no aprobaré ni bendeciré un casamiento en
yugo desigual con un incrédulo. Si fuere mayor de edad, no podré impedirlo, pero sí mantengo mi derecho a no consentirlo.
Proseguimos, si Dios quiere.
(Hoy es un día muy especial para mí, pues estoy cumpliendo mis
apenas flamantes 59 añitos).
Ricardo.
 
Ricardo:

¡Muchas felicidades en tu cumpleaños!

Ya sabes que la vida del hombre sobre la tierra son setenta años y ohenta si somos sanos. La verdad es que las expectativas de vida han cambiado en estos tiempos. No demasiado pero algo sí.

Me pregunto muchas veces porqué el Señor vivió en esta tierra tan pocos años..."en la mitad de mis días...".

Gracias a El la Vida no acaba nunca.

Un cordial saludo

Laurisilvo
 
Con el permiso de Ricardo y de Luis Fernando, quiero preguntarle algo a Luis Fernando (claro que Ricardo y los demás pueden opinar), sobre el ejemplo de los náufragos:
Supongamos ahora que los que están en la isla son CATÓLICOS, qué sucedería????
Lejos de su magisterio, no se podrían enterar de las bulas, escritos, nuevos dogmas, etc. que se dictan desde Roma, por ejemplo si hubieran naufragado antes del Vaticano II serían prácticamente otra iglesia. Si hubieran naufragado antes de darle al Biblia a los laicos, de poco les hubiera servido tener una Biblia cada uno, porque tendrían prohibida su lectura, etc.
Su "tradición", sería totalmente distinta a la de Roma, porque tendrían que "escribirla" desde su posición, sin el contacto con el resto de los católicos no sabrían por dónde va esa "tradición viva".
Fácilmente se pueden imaginar muchas situaciones que harían que esos católicos no se parecieran mucho a los católicos que conocemos, y eso me lleva a pensar entonces el problema de no estar centrado en la Palabra sino en un magisterio o una tradición.
Luis Fernando, ¿cómo serían esos católicos y cuál sería su fuente de autoridad?
 
Estimados coforistas:
He aquí algunas precisiones, limitadas solamente a los casos planteados por Maripaz y refutados por Luis Fernando.
Podemos traer algunos otros deslices papales a colación si lo desean.

Bendiciones en Cristo,
Jetonius
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A. El caso de Liberio, que terminó firmando una confesión de fe arriana y condenando a San Atanasio

Luego de las decisiones de Nicea, la cuestión arriana no quedó definitivamente zanjada, ni mucho menos. Cuando los arrianos ganaron las simpatías del nuevo emperador, Constancio, quien presionó a los obispos ortodoxos de Occidente para que condenasen a Atanasio, obispo de Alejandría y campeón de la fe nicena. La mayoría de los obispos claudicaron, y Liberio, obispo de Roma (352-366), quien se resistía a condenar a Atanasio sin escucharle primero, fue como muchos otros deportado a Asia.

Tras dos años de exilio, Liberio finalmente claudicó y suscribió una confesión de fe que, si bien era ambigua, era aceptable a los arrianos. La fórmula que Liberio firmó era una redactada por los obispos de la corte, la misma que el anciano Osio, obispo de Córdoba y antes consejero de Constantino, había sido obligado suscribir.

Lo que no resultó ambigua fue su condena de Atanasio. Liberio les escribió a los arrianos como sus “amadísimos hermanos” y se disculpó por haber defendido a Atanasio, sobre la base de que su predecesor, Julio, así lo había hecho. Decía: “Yo no defiendo a Atanasio... habiendo sabido cuando le plugo a Dios, que lo habéis condenado justamente, asentí a vuestra sentencia. Así que, habiendo sido Atanasio expulsado de la comunión de todos nosotros, de manera tal que no voy siquiera a recibir sus cartas, digo que estoy muy en paz y concordia con todos vosotros, y con todos los obispos orientales en las provincias. Pero para que sepáis mejor que en esta carta hablo en la verdadera fe lo mismo que mi común señor y hermano, Demófilo, quien fue tan bueno de conceder mostrarme vuestro credo católico, el cual en Sirmia fue por muchos de nuestros hermanos considerado, establecido y recibido por todos los presentes: esto recibí con mente bien dispuesta, sin contradecir nada. A esto le doy mi asentimiento; esto es lo que sigo; esto es sostenido por mí... Os ruego que obréis conjuntamente para que pueda ser librado de este exilio y pueda volver a la sede que me fue confiada por Dios.”

Testigos de la defección de Liberio son el propio Atanasio, Hilario de Poitiers, Jerónimo, Hermias Sozomeno, Faustino y Marcelino.

Atanasio menciona la resistencia inicial de Liberio (quien “era consciente de la conspiración formada contra nosotros”) y su claudicación después de dos años de exilio (Apología contra los arrianos, 89). En otra parte (Historia de los arrianos, 41) dice: “Así se esforzaron [los conspiradores arrianos] al principio para corromper la Iglesia de los romanos, deseando introducir la impiedad en ella así como en otras. Pero Liberio, después de haber estado en el exilio dos años, cedió, y por miedo a la amenaza de muerte suscribió. Aún así, esto sólo muestra la conducta violenta, y el odio de Liberio contra la herejía, y su apoyo de Atanasio, mientras se le permitió ejercitar una libre elección.”
Evidentemente Liberio no estaba hecho de la misma madera que algunos de sus antecesores y obispos contemporáneos, capaces de enfrentar el martirio por causa de su fe.

Jerónimo, en su Vidas de Varones Ilustres (97), dice: “Fortunatiano, africano de nacimiento, obispo de Aquilia durante el reino de Constancio, ... , es detestado porque, cuando Liberio obispo de Roma fue exiliado por la fe, fue inducido por la insistencia de Fortunatiano a suscribir la herejía.”

Sozomeno en su Historia de la Iglesia (IV,15) dice que Liberio había escrito una confesión de fe ortodoxa que fue aprobada “partcialmente”. “Pues cuando Eudoxio y sus partidarios en Antioquía, quienes favorecían la herejía de Aecio, recibieron la carta de Osio, circularon el informe de que Liberio había renunciado al término ‘consubstancial’ y había admitido que el Hijo es disimilar con el Padre. Luego de que estas sanciones habían sido hechas por los obispos occidentales, el emperador permitió a Liberio retornar a Roma.”

Faustino y Marcelino presentaron a los emperadores un librito en 383, en el que se contaba que dos años después de haber sido exiliado Liberio, Constancio visitó Roma. Cuando la gente le preguntó por Liberio, el emperador respondió que volvería, y mejor que cuando había partido. “De esta manera”, dicen los autores, “aludió el emperador al consentimiento de Liberio, mediante el cual estrechó las manos de la perfidia.”

Hilario de Poitiers, quien transcribe la carta de Liberio citada antes, interrumpe la transcripción con palabras muy severas: “Esta es la infidelidad arriana”, “anatema, te digo, Liberio y tus cómplices”, “de nuevo, por tercera vez, anatema al prevaricador Liberio.” Escribiendo a Constancio en 360, dice Hilario: “No sé si cometiste mayor impiedad cuando lo exiliaste [a Liberio] que cuando lo restauraste.”

La defección de Liberio era reconocida por los martirologios y breviarios romanos, hasta que en el siglo XVI –supongo que al calor de la controversia religiosa- fueron quitados. En uno de ellos se dice “Liberio, papa, había expresado su conformidad con la perfidia arriana.” Lo mismo reconoce Baronio en sus Anales (56:57).

Tomando en cuenta todos los datos, parece correcto afirmar que Liberio no era arriano en su corazón. Esto no lo exonera del hecho de haber suscripto el arrianismo y la condenación a Atanasio con tal de recuperar su sede. En otras palabras, aceptó lo que sabía que era injusto y erróneo , y lo comunicó oficialmente a los obispos orientales, para poder retornar a Roma, como efectivamente lo hizo. En esta compleja situación histórica, lo menos que puede decirse del obispo de Roma es que hizo un papel muy pobre y no defendió la ortodoxia nicena, que hubo de ser sostenida contra viento y marea por el obispo de Alejandría, Atanasio.

B. El caso de Zósimo, un “supremo maestro” que no sabía distinguir un documento pelagiano de uno ortodoxo, y que desconocía tanto los cánones de Nicea (que confundió con los de Sardis) como los límites de su propia autoridad, y hubo de ser enseñado por los obispos africanos.

Traduzco lo siguiente de la Catholic Encyclopedia:
“No mucho después de la elección de Zósimo el pelagiano Celestio , quien había sido condenado por el papa precedente , Inocencio I, vino a Roma para justificarse ante el nuevo papa, habiendo sido expulsado de Constantinopla. En el verano de 417, Zósimo realizó una reunión con la clerecía romana en la basílica de San Clemente, ante la cual compareció Celestio. Las proposiciones redactadas por el diácono Paulino de Milán, por causa de las cuales Celestio había sido condenado en Cartago en 411, fueron dispuestas ante él. Celestio se rehusó a condenar tales proposiciones, declarando al mismo tiempo en general que él aceptaba la doctrina expuesta en las cartas del papa Inocente y haciendo una confesión de fe que fue aprobada. El papa fue ganado por la conducta astutamente calculada de Celestio, y dijo que no estaba seguro de si el hereje había realmente mantenido la doctrina falsa rechazada por Inocente, y por tanto consideraba demasiado apresurada la acción de los obispos africanos contra Celestio. Escribió de inmediato en este sentido a los obispos de la provincia africana, y convocó a quienes tuviesen algo que decir contra Celestio para que compareciesen en Roma dentro de los dos meses. Poco después de esto, Zósimo recibió de Pelagio también una confesión de fe artificiosamente expresada, junto con un tratado del heresiarca sobre el libre albedrío. El papa reunió un nuevo sínodo de la clerecía romana, ante la cual ambos escritos fueron leídos. Las expresiones hábilmente escogidas de Pelagio ocultaban el contenido herético; la asamblea sostuvo que las afirmaciones eran ortodoxas, y Zósimo les escribió de nuevo a los obispos africanos defendiendo a Pelagio y reprobando a sus acusadores, entre los cuales se hallaban los obispos galos Hero y lázaro. El arzobispo Aurelio de Cartago rápidamente convocó un sínodo, el cual le envió a Zósimo una carta en la que se probaba que el papa había sido engañado por los herejes. En su respuesta, Zósimo declaró que no había determinado nada en forma definitiva, y que no deseaba establecer nada sin consultar a los obispos africanos. Luego de la nueva carta sinodal del concilio africano, del 1 de mayo de 418, al papa, y luego de las medidas tomadas en contra de los pelagianos por el emperador Honorio, Zósimo reconoció el verdadero carácter de los herejes. Ahora publicó su “Tractoria”, en el cual eran condenados el pelagianismo y sus autores. Así, finalmente, el ocupante de la Sede Apostólica en el momento exacto mantuvo con toda autoridad el dogma tradicional de la Iglesia, y protegió la verdad de la Iglesia contra el error.
“Poco después de esto, Zósimo se involucró en una disputa con los obispos africanos con respecto al derecho de apelación a la sede romana de clérigos que habían sido excomulgados por sus obispos. Cuando el sacerdote Apiario de Sica había sido excomulgado a causa de sus delitos, apeló directamente al papa, sin consideración por el curso regular de la apelación en África, que estaba exactamente prescrito. El papa aceptó la apelación de inmediato, y envió al África legados con cartas para investigar el asunto. Un procedimiento más sabio hubiese sido referir primero a Apiario al curso ordinario de apelación en la misma África. A continuación, Zósimo cometió el error añadido de basar su acción en un supuesto canon del Concilio de Nicea [ecuménico], que era en realidad un canon del Concilio de Sárdica [local]. En los manuscritos romanos, los cánones de Sárdica seguían a los de Nicea inmediatamente, sin un tpitulo independiente, en tanto que los manuscritos africanos contenían únicamente los cánones genuinos de Nicea, de modo que el canon al que apeló Zósimo no se hallaba en las copias africanas de los cánones nicenos. Así surgió un serio desacuerdo acerca de esta apelación, que se prolongó después de la muerte de Zósimo.”
J.P. Kirsch, Pope St. Zosimus (Catholic Encyclopedia , vol. XV).


Es probablemente un hecho afortunado para la Iglesia de Roma que el obispado de Zósimo (417-418) haya durado tan poco, pues de lo contrario es posible que hubiera cometido todavía más errores.

Aunque el autor del artículo citado pretende exonerar a Zósimo y presentarle como el guardián de la ortodoxia que “en el momento exacto mantuvo con toda autoridad el dogma tradicional de la Iglesia, y protegió la verdad de la Iglesia contra el error”, los hechos que él mismo narra son bien diferentes.

El titular de la sede romana examinó cuidadosamente lo expuesto por Celestio y Pelagio, y llegó a la conclusión de que ambos eran ortodoxos. Se ve que el Espíritu Santo no le asistió para distinguir la verdad del error. Como consecuencia de su evaluación, corrigió la condenación pronunciada por el obispo romano anterior (lo que muestra que en esta época los papas no se sentían aún obligados por las enseñanzas y decisiones de sus predecesores, que podían ser anuladas si era necesario) , censuró gravemente a los obispos galicanos acusadores –a los que calificó de maliciosos y turbulentos y pretendió excomulgar- , aconsejó paternalmente a los obispos africanos para que no se apresurasen a creer lo malo de su prójimo, y dijo que hubiera deseado que los africanos hubiesen podido oír las exposiciones de Celestio y Pelagio, a quienes llamó hombres de ortodoxia perfecta (absolutae fidei).

A pesar de la decisión del obispo romano, los obispos africanos se mantuvieron en su posición y reafirmaron la condenación de los errores pelagianos. Fue solamente frente a la firmeza de los africanos y a la condenación y destierro de Pelagio por la autoridad imperial (que vaticinaba un negro futuro para sus defensores) que Zósimo publicó su condenación de los pelagianos y sus escritos. Lo hizo muy tarde para defender la ortodoxia, que ya había sido reivindicada por los obispos de la Galia y del África, y apenas a tiempo para salvar su propio pellejo de la acusación de herejía.

Así que, si Zósimo no era pelagiano, al menos se tragó la carnada pelagiana con anzuelo y plomada, se atrevió a amonestar a los obispos que defendían la ortodoxia, y reaccionó en el instante final. Por cierto, un papel muy triste para un pastor y maestro supremo.
Y si bien el problema del pelagianismo fue mucho más grave, la nueva controversia sostenida con los africanos a propósito de las apelaciones, lo muestra al pobre Zósimo como muy poco avezado también en cuestiones de disciplina eclesiástica, otra área en la cual se enseña hoy que las decisiones de los papas son inapelables.

El Código de Derecho Canónico vigente establece:

“El Romano Pontífice es juez supremo para todo el orbe católico, y dicta sentencia o personalmente, o mediante los tribunales ordinarios de la Sede Apostólica, o por jueces en los cuales delega.” (# 1442)
“No cabe apelación: 1º contra la sentencia del mismo Sumo Pontífice o de la Signatura Apostólica...” (# 1629).
“No cabe apelación ni recurso contra una sentencia o un decreto del Romano Pontífice.” (# 333, § 3).
“Por razón del Primado del Romano Pontífice, cualquier fiel puede llevar o introducir ante la Santa Sede una causa, tanto conteciosa como penal, en cualquiera instancia del juicio y cualquiera que sea el estado en el que se encuentre el litigio.” (# 1417.1).

Parece que los obispos africanos del siglo V no estaban enterados de estas leyes .


C. El caso de Vigilio, un papa en extremo vacilante, muy poco apto para ser maestro supremo de la cristiandad.

A pesar de las definiciones de Calcedonia, el monofisitismo (doctrina de una única naturaleza divino-humana en Cristo) distaba de estar vencido. Mientras que las iglesias de Occidente se aferraban a lo proclamado por Calcedonia, el emperador Justiniano favorecía la herejía monofisita.

En esta situación el obispo de Roma, Vigilio, puesto allí por el mismo emperador, se hallaba en una incómoda posición. Aunque intentó resistir los decretos imperiales, una visita obligada a la corte bizantina hizo que , en 548, en el documento Iudicatum, suscribiese la condenación imperial de los escritos de tres teólogos antioquenos (detestados por los monofisitas) : Teodoro de Mopsuestia , Teodoreto de Ciro e Ibas de Edesa. Al mismo tiempo que hacía esto, intentaba sostener las decisiones de Calcedonia.

Aparentemente Vigilio deseaba quedar bien con ambas partes. Sin embargo, los obispos occidentales no estaban dispuestos a tolerar semejante actitud. Fue considerado un violador de la ortodoxia, y se lo tuvo por hereje en las Galias, Dalmacia, Iliria y en el África, donde en 550 fue excomulgado por un sínodo.

Ante esta reacción, Vigilio anuló su propio escrito y sugirió convocar un concilio general en el cual hubiese igual representación de los obispos occidentales que de los orientales. Esto le malquistó con el emperador y con los obispos orientales. Como respuesta a las pretensiones del obispo romano, Justiniano convocó a un concilio ecuménico, el II de Constantinopla de 553, del cual el papa quedó excluido. El Concilio le acusó de nestorianismo. Vigilio fue desterrado, y su nombre borrado de los registros y documentos oficiales.

Por tercera o cuarta vez, luego de seis meses de exilio, el desafortunado obispo romano cambió nuevamente de opinión y aceptó las resoluciones del II Concilio de Constantinopla. En una carta que dirigió al patriarca Eutiquio de Constantinopla, confesaba haber sido un instrumento en manos de Satán, pero había sido finalmente iluminado por Dios. Luego de esta capitulación, le fue permitido regresar a Roma, cosa que nunca llegó a hacer porque falleció en el camino.

De Vigilio puede decirse con justa razón que sus contemporáneos, primero de Occidente y luego de Oriente, le tuvieron por hereje . Sus marchas y contramarchas en el terreno doctrinal lo tornaban en extremo inepto como maestro y pastor supremo de la cristiandad (idea que, sospecho, le hubiera resultado entonces por igual de ridícula a los obispos de Oriente como a los de Occidente).


D. El caso del papa Honorio, cuya condenación como hereje permaneció en el breviario romano hasta el siglo XVIII , cuando fue piadosamente omitido.

Honorio sucedió a Bonifacio V, fue obispo de Roma entre octubre-noviembre de 625 y el 12 de octubre de 638. La condenación de Honorio por el III Concilio de Constantinopla muestra cabalmente de que el obispo de Roma estaba sujeto a la misma disciplina que los demás obispos, y que podía ser disciplinado si erraba como maestro y pastor. La Iglesia antigua no conoce nada de la actual doctrina de la infalibilidad sancionada por Roma hace poco más de un siglo.

El contexto histórico es el de la herejía monotelita, que enseñaba la existencia de una sola voluntad en Cristo, lo que tendía a minimizar la naturaleza humana de nuestro Señor como antes lo habían hecho los monofisitas.

El emperador Heraclio deseaba conciliar a los monofisitas con los ortodoxos, y una fórmula que parecía adecuada para ambos bandos le fue remitida a Sergio, patriarca de Constantinopla. A su vez Sergio le envió a Honorio de Roma una carta dogmática, solicitando su opinión.

Honorio aceptó la fórmula de compromiso entre monofisismo y ortodoxia (“Estas cosas predicará vuestra fraternidad con vosotros, así como nosotros las predicamos juntamente con vos”, dijo a Sergio). Lo que es peor, en lugar de “una energía” como los griegos, Honorio expresó: “También confesamos una sola voluntad de nuestro Señor Jesucristo” (ver Denzinger 251). La enseñanza de Honorio dio origen a la formulación del monotelismo (una voluntad).

Frente al hecho de que como obispo de Roma, consultado formalmente por el obispo de Constantinopla, confirmó a éste en su error en lugar de corregirlo, Honorio recibió de Sofronio, patriarca de Jerusalén, y de otros obispos, un documento que defendía la ortodoxia. Como respuesta, Honorio escribió una segunda carta a Sergio, donde ratificaba y ampliaba lo dicho; la carta concluía:

“y estas cosas hemos decidido manifestar a vuestra muy santa fraternidad para que, estableciendo esta confesión, podamos mostrarnos como de una misma mente con vuestra santidad, estando claramente de acuerdo en un mismo espíritu, con una misma enseñanza de la fe ... Y hemos escrito a nuestros colegas y hermanos, Ciro y Sofronio, para que no persistan en la nueva expresión de una o dos energías.”

Los defensores de la infalibilidad papal han empleado sin éxito diversas tácticas para soslayar la condenación de Honorio: a partir de la época de Torquemada, se cuestionaron las actas del Concilio que condenó a Honorio; posteriormente, al fracasar esto, se quiso reinterpretar lo dicho por Honorio para tomarlo en sentido ortodoxo (supongo que por esta razón su declaración se publica en el Denzinger). Otra artimaña de valor histórico fue tomar la enseñanza de Honorio como la opinión de un teólogo privado. Al respecto dice John Chapman, autor del artículo sobre Honorio en la Catholic Encyclopedia: “La carta [de Honorio] no puede ser tenida como privada, pues es una respuesta oficial a una consulta formal.”

Sin embargo, Chapman a su vez recurre a otro subterfugio, a saber, que la carta supuestamente no define ni condena nada, ni se presenta como vinculante para todos los cristianos, por lo cual no puede considerársela “ex cathedra” según la moderna definición del Concilio Vaticano I (1870). De hecho, Honorio suscribe plenamente, con toda su autoridad, a lo dicho por Sergio, y para más agrega la confesión de “una sola voluntad”.
Más allá de las sutilezas, la cuestión es que por muchos siglos nadie puso en duda que Honorio fuese hereje.

Chapman dice de Honorio que “Su mayor notoriedad le ha venido por el hecho de que fue condenado como hereje por el sexto concilio ecuménico (680).”...
“ En la Sesión 13ª del 28 de marzo, las dos cartas de Sergio fueron condenadas, y el concilio añadió: «A aquellos cuyos impíos dogmas execramos, juzgamos que sus nombres también sean expulsados de la santa Iglesia de Dios ... Y además de estos decidimos que Honorio también, quien fue papa de la antigua Roma, sea con ellos expulsado de la santa Iglesia de Dios, y anatematizado con ellos, porque hemos hallado en su carta a Sergio que siguió la opinión de éste en todo, y confirmó sus dogmas impíos». Estas últimas palabras son suficientemente verdaderas, y, si Sergio había de ser condenado, Honorio no podía ser rescatado. Los legados [papales] no objetaron su condenación.”
... “La condenación del papa Honorio fue retenida en las lecciones del Breviario para el 28 de junio (San León II) hasta el siglo XVIII ...”

(John Chapman, Pope Honorius I. Catholic Encyclopedia, vol. VII; negritas añadidas).

El Concilio dirigió una carta al entonces obispo de Roma, Agatón, en la cual se incluía a Honorio entre los que “erraron en la fe”.
En el Edicto imperial que otorgaba fuerza legal a las decisiones conciliares, se mencionaba como anatematizado a “Honorio, que fue papa de la antigua Roma, quien en todas las cosas promovió y cooperó y confirmó la herejía.”
La condenación de Honorio fue renovada por los Concilios II de Nicea (787) y IV de Constantinopla (869-870).
Aún antes del Concilio Ecuménico citado, un importante sínodo de Letrán en 649, presidido por un sucesor de Honorio, Martín (649-655) condenó a cualquiera que confesase una sola voluntad y operación en Cristo, lo cual de hecho incluía a Honorio, aunque quizá por vergüenza, su nombre no aparecía en la lista.
El papa León II (682-683), sucesor de Agatón, reiteró la condenación de Honorio. En una carta al emperador dice del papa hereje que Honorio “no santificó esta apostólica Iglesia con la enseñanza de la tradición apostólica sino que con profana traición trastornó su fe inmaculada”. En otra parte lo coloca junto a otros herejes como Arrio, Apolinar, Nestorio y Eutiques.
Durante varios siglos, el Liber Diurnus, que contenía los juramentos que cada obispo de Roma debía prestar, incluía un anatema contra “Honorio, que encendió el fuego de las afirmaciones impías.” Este anatema fue pronunciado por cerca de cincuenta papas que prestaron juramento en el lapso mencionado.


Honorio fue tenido por hereje durante siglos, y tal opinión generalizada, sostenida aún por decenas de sus sucesores, solamente ha sido cuestionada por su efecto pulverizador sobre la doctrina de la infalibilidad papal.

Que un obispo de Roma cayese en la herejía era una cosa poco frecuente, además de una gran desgracia; pero a nadie, ni siquiera a los propios obispos de Roma, se le pasaba por la cabeza que fuese imposible.

En definitiva, la historia muestra que la solución romanista para las diferencias en la interpretación de las Escrituras no es válida. La Iglesia hubiese admitido el arrianismo si hubiera capitulado con Liberio; hubiese afirmado el pelagianismo si los africanos no hubieran corregido a Zósimo; estaría aún vacilante si siguiese a Vigilio; y sería monotelita si de Honorio hubiese dependido.

Como lo expresa muy bien George Salmon:

“Cuando se sugirió que podríamos contentarnos con la guía de las Sagradas Escrituras, los abogados del romanismo han replicado que aunque la Biblia pueda ser infalible no es una guía infalible; es decir, no protege a quienes la siguen del peligro de errar. Ciertamente ahora podemos decir otro tanto del papa . Que sea infalible, si queréis; que sea en su corazón de la más admirable ortodoxia, aún así no es un guía infalible si por sus afirmaciones públicas lleva al error al pueblo cristiano. Es indisputable que ha habido casos en que el pueblo cristiano hubiese errado si seguía la guía del obispo de Roma. Aún si fuese posible demostrar que ningún obispo de Roma jamás albergó sentimientos que no fuesen de la más rígida ortodoxia, quedaría demostrado que el papa no es una guía infalible.
Podemos señalar caso tras caso en el cual se le ha otorgado autoridad papal a decisiones que sabemos erróneas, y en cada caso puede hacerse algún intento ingenioso para mostrar que la decisión errónea no compromete el atributo de la infalibilidad; pero tarde o temprano los hombres deben despertar para ver que el resultado de todos estos pedidos de excepción es que, mientras esperaban un guía que siempre los dirigiese correctamente, ellos tienen en su lugar un guía que siempre puede hallar alguna excusa plausible para cada vez que los extravía.”
(The Infallibility of the Church, pp. 441-442, vi; negritas añadidas).
 
Para Mari Paz:

Dices:¡ Caerás del caballo, Luis, y el Señor mismo te ha de tirar, pues estás menospreciando a Su Iglesia, y estás por lo tanto menospreciandole a Él !!.

Aunque no sea un tema muy importante, en la Biblia no se dice nada de que Pablo fuera en un caballo. Eso es una interpretación pictórica de la Edad Media. Como la "manzana" de Eva.

Hay que escudriñar mejor las Escrituras.
 
Amigos foristas:

Este asunto de la "infalibilidad papal", se suele entender mal, tanto por protestantes como por católicos.

La infalibilidad del Papa, deriva de la Infalibilidad de la Iglesia, NO ES AUTÓNOMA.

El Papa en ciertos actos será infalible, porque La Iglesia es infalible, por la Promesa del Señor.

Ahora, durante las profundas crisis de fé como las narradas en el escrito anterior, cuando la Iglesia aún no había definido la Ortodoxia, cómo cada acto de esos Papas podían ser totalmente acertados ?

Esto requeriría una iluminación que la Iglesia en su conjunto en ese momento no había todavía recibido.

Por eso, esos actos puntuales no eran infalibles.

Lo mismo podría suceder con algunos actos o enseñanzas puntuales de los Papas hoy en día.

El Papa será "infalible" en un acto, cuando la Iglesia ya haya establecido la Ortodoxia respecto a ese asunto.

Mientras los temas están "abiertos",el Papa no puede ser más infalible que la Iglesia, porque su "infalibiblidad" depende de la de Ella.

Juan Manuel
 
Gracias hermano Jetonius por otro excelente aporte que el Señor te ha de pagar, porque ya lo copié!!!!
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<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Juan Manuel:
Amigos foristas:

Este asunto de la "infalibilidad papal", se suele entender mal, tanto por protestantes como por católicos.

La infalibilidad del Papa, deriva de la Infalibilidad de la Iglesia, NO ES AUTÓNOMA.

El Papa en ciertos actos será infalible, porque La Iglesia es infalible, por la Promesa del Señor.

Ahora, durante las profundas crisis de fé como las narradas en el escrito anterior, cuando la Iglesia aún no había definido la Ortodoxia, cómo cada acto de esos Papas podían ser totalmente acertados ?

Esto requeriría una iluminación que la Iglesia en su conjunto en ese momento no había todavía recibido.

Por eso, esos actos puntuales no eran infalibles.

Lo mismo podría suceder con algunos actos o enseñanzas puntuales de los Papas hoy en día.

El Papa será "infalible" en un acto, cuando la Iglesia ya haya establecido la Ortodoxia respecto a ese asunto.

Mientras los temas están "abiertos",el Papa no puede ser más infalible que la Iglesia, porque su "infalibiblidad" depende de la de Ella.

Juan Manuel
[/quote]


Juan Manuel, será esto más tierra para tratar de tapar la cuita que huele tan mal????
Ya parece que ni están de acuerdo entre ustedes, en su desesperación de tapar el Sol con un dedo!!
 
Ricardo:
1 - Pues algún hermano mío podría decir: ¡ni falta que nos hace tener un Ratzinger entre nosotros! Pero no te preocupes que yo te entiendo y convengo que asiste razón a tal pregunta. Pero si bien carecemos de una autoridad humana que pueda presidir una congregación para el estudio y definición de la doctrina, en el cuerpo de Cristo como iglesia suya, siempre hemos tenido y tenemos hermanos dotados espiritualmente que sirven a la iglesia con tal cometido.
Luis:
Ricardo, tú mismo has dado el ejemplo del concilio de Jerusalén. Sabes que no hay ningún tipo de mecanismo en el protestantismo similar a dicho concilio. Sabes que en el fondo, en el protestantismo no hay nadie con la autoridad ni la unción suficiente como para hacer que la verdad sobre muchas doctrinas pueda ser aceptada por todas vuestras iglesias. Que tenéis hermanos dotados espiritualmente no lo dudo. Que puedan haber hecho algo para evitar la gran dispersión doctrinal que sufrís en el protestantismo es algo que tú mismo no puedes negar. En ese sentido, os parecéis al cristianismo primitivo lo que un huevo a una castaña. Nadie en el protestantismo puede hacer de freno para que no ocurra lo dicho por Pablo en Efesios 4,14. Dime donde está el Tito protestante que pueda hablar, exhortar y reprender con TODA autoridad (Tit 2,15) a todos los protestantes y que además pueda desechar a aquel que causa divisiones. ¿Dónde Ricardo?. No lo veo. ¿Está escondido?
¿Cómo podéis pretender ser Iglesia de Cristo si no tenéis una autoridad definitiva para fijar la doctrina? ¿Cómo podéis pretender ser Iglesia de Cristo sin obispos, sin concilios ecuménicos, sin un credo unificado que os identifique a TODOS, sin alguien ungido por Cristo que os confirme en la fe, que tenga las llaves del Reino, que os pastoree, que os apaciente y que pueda hablar por todos vosotros ante el mundo? ¿Cómo podéis pretender ser Iglesia de Cristo si unos decís que Dios quiere que todos sean salvos y otros decís que ha predestinado desde antes de nacer a unos para la condenación y a otros para salvación; y si unos afirmáis que no se puede caer de la gracia de Dios y otros que sí, y si unos decís que Cristo está realmente presente en el pan y el vino, mientras que otros afirmáis que está espiritualmente y finalmente otros pensáis que la Santa Cena es sólo un memorial? ¿dónde está en vosotros la Iglesia de Cristo si NUNCA habéis sido solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, ni tenéis una sola fe y un solo bautismo (Ef 4)? ¿Dónde Ricardo? ¿me lo puedes decir tú? ¿me puedes decir porqué está equivocado Ratzinger cuando afirma que no sois Iglesia de Cristo? ¿o no será más bien que tiene razón?

Ricardo:
El cristiano individual, puede ser solícito a esa guía del Espíritu que imprime la convicción íntima de la verdad en nuestro propio espíritu y mente, o puede resistirse a ello. Pero entre los católicos, pese a estar obligados a aceptar como verídico lo expuesto en un documento como éste, tampoco lo reciben como una imposición forzada a la que deban de someterse a disgusto, y es así que no pocos lo cuestionan y ofrecen sus reparos.
Luis:
El cristiano individual....... siempre el cristiano individual...... ¿y qué pasa con el PUEBLO de DIOS? ¿Tenemos que rechazar a ser un sólo pueblo, a tener una sola voz a cambio de tener un cristianismo en el que prima la individualidad por encima de cualquier cosa? ¿Hacemos del cristianismo un capitalismo espiritual en el que cada cual se busque las habichuelas según su capacidad y en el que no se permita que "papá" Estado intervenga para nada?
Por supuesto que habrá personas que no se someterán a lo que dice ese documento. Küng, especialista en no someterse a nada que venga de Roma, ya está quejándose, para no variar. Y los amantes del sincretismo y del falso irenismo están que trinan con el Dominus Iesus. Pero, ¿sabes qué? sus voces son como humo que se lleva el viento. Al final, como dice el refrán, lo que diga el Papa va a misa y si los Kung y compañía no están de acuerdo, ya saben donde tienen la puerta de salida. Es como aquellos que no estaban de acuerdo con las disposiciones del concilio de Jerusalén o, más tarde, con las admoniciones paulinas a los corintos. Podían patalear, llorar, quejarse, pero si no se sometían a la autoridad impuesta por Dios..... a la calle, con los de fuera. Así son las cosas: o en la Iglesia de Cristo o fuera. O dentro jugándose el pescuezo si hace falta para reformar lo que sea necesario o fuera montándose un chiringuito a lo que luego llamar "iglesia".

Ricardo:
Como ya he expresado en otra oportunidad, en términos generales diría que el protestantismo está dividido por su conocimiento de las Escrituras, y el catolicismo romano está unido por su ignorancia de las mismas.
Luis:
Bendita ignorancia la que lleva a la unidad en el amor sin mucha teología antes que el mucho conocimiento bíblico que lleva a la división. ¿De qué os ha valido tanto conocer la Biblia, Ricardo? ¿Me estás diciendo que el mucho conocimiento de la Biblia lleva necesariamente a la división? ¿sí?
Pues me quedo con mis hermanos católicos "ignorantes", que sólo van a misa a oir la Palabra de Dios y escuchar el sermón del cura para luego participar de la comunión con Cristo.
Entre mucho conocimiento de la Biblia y división por un lado y poco conocimiento de la Biblia y unidad cristiana por otro, me quedo con lo último. Pero es que además, cada vez son más los católicos laicos que se están empapando del conocimiento de las Escrituras, sin que ello les esté llevando a separarse de la Iglesia..... curioso, ¿no?

Ricardo:
No estoy hablando de pastores y sacerdotes, sino de centenares de millones de fieles de uno y otro lado. Es fácil para esa gran masa del catolicismo estar unida en una misma fe que desconoce y substituye con supersticiones locales; y es igualmente fácil la diversidad doctrinal en el protestantismo que lo muestra más desunido de lo que real y espiritualmente está, por su acceso frecuente a la Biblia. El conocimiento bíblico que exponen los católicos de este Foro es excepcional, pues no es el que se percibe en el católico común de tu país o el mío. El desconocimiento bíblico expuesto también por algunos de mis hermanos de este Foro, tampoco es el normal promedio en nuestras iglesias evangélicas.
Luis:
Ricardo, tú me reconociste hace meses que las cosas están cambiando a pasos agigantados. De la misma manera que el número de católicos que conoce bien la Biblia está aumentando, el número de evangélicos que la desconoce hasta en lo más elemental se está disparando. Sólo tienes que comparar la situación de ahora con la de hace tan solo 20 años. Nada más que 20 añitos, Ricardo. ¿Hacemos un vaticinio sobre cómo estarán las cosas dentro de otros 20? Seguro que Dios te dará vida para verlo.
Y ten en cuenta que tú estás en una congregación en la que la enseñanza bíblica todavía juega un papel fundamental. Pero dime tú si son las asambleas de hermanos las que están creciendo numéricamente en Hispanoamérica o, por el contrario, son los pentencostales los que se llevan la palma en dicho crecimiento. Y dime tú si el nivel promedio de conocimiento bíblico de los cristianos pentecostales se parece siquiera lejanamente al nivel de los adolescentes de tu congregación.

Ricardo:
Lo realmente admirable en el protestantismo, es lo que ya ha señalado el hermano ANTON tomando como ejemplo nuestro Foro: cristianos que no nos conocemos y fuimos formados doctrinalmente en diferentes denominaciones con prácticas y doctrinas diversas, sin embargo, en lo esencial, lo susbstancial, tenemos una unidad tal que a nosotros mismos nos asombra. Si esta no es la obra del Espíritu Santo abriéndonos las Escrituras, ¿de quién es?
Luis:
Veamos, Ricardo, ¿a qué llamas tú sustancial?
Yo te voy a decir en qué estáis unidos:
-en vuestras críticas a las doctrinas católicas
-en aspectos de la fe cristiana que también son aceptados por los católicos, como son la divinidad de Cristo, su papel de Salvador del Hombre, la trinidad.......
No Ricardo, no quieras tapar el sol con un dedo. Para que vosotros mostréis unidad en la doctrina cristiana tenéis que dejar de hablar de muchas doctrinas en las que no estáis de acuerdo. Y si por aquí aparecieran muchos protestantes presbiterianos, episcopalianos, anglicanos tradicionales y luteranos, te aseguro que el espectáculo que ibais a dar sería digno de verse.

Ricardo:
2 - En cuanto a la "figura magisterial" de la que hablas como imprescindible en el cuerpo de Cristo, no lo creo: si tal figura se desviara o apostatara, junto con ella caerían cuantos la siguieran.
Luis:
Ya, pero es que para eso está el Espíritu Santo. Para que la Iglesia no se caiga. El Magisterio no se sostiene sin la gracia de Dios y a pesar de la debilidad humana de los que forman parte del Magisterio, es presumible que el Espíritu Santo no permitiría la apostasía general de la Iglesia

Ricardo:
Aun Pedro fue corregido y reprendido por Pablo, y en la contienda de este con Bernabé parece que no se apeló a nadie para dirimir el diferendo.
Luis:
Es que la actitud de Pedro era hipócrita. No son pocos los casos en la historia del catolicismo en el que los papas han tenido que ver como personas usadas por Dios les aconsejaban o les reconvenían sin que eso haya supuesto que dejaran de ser papas. E incluso el papa actual, Juan Pablo II, pide ayuda en su encíclica Ut unum sint para que se mire la forma de dar un sentido positivo al primado petrino de cara al nuevo milenio.

Ricardo:
3 - En cuanto a tu propuesta a que naufraguemos solitos en una isla donde discutamos privadamente por E-Mail, me parece interesante, pero no sé si no defraudaremos a nuestros lectores de tu epígrafe PAGANISMO-FARISEISMO, pues allí me invitaste a un debate público. No quisiera que algún forista pensase que no quieres exponerte públicamente.
Luis:
No, no estoy diciendo que abandonemos ese debate. Ni tan siquiera otros debates que están en curso como éste. Lo que te digo es que nos elijamos unos temas sobre los que podamos estudiar la Biblia juntos por email para ver si podemos llegar a las mismas conclusiones.
Ricardo:
En cuanto a mí, me da lo mismo; pero habiendo hecho pública tu original intención, creo que deberíamos pedir una "dispensa foral" para hacerlo, pues quizá no se conformen con leer las conclusiones, pues quisieran seguir y aportar al debate.
Luis:
Bien, creo que una vez que vayamos avanzando en el estudio bíblico, podemos ir haciendo públicos los emails para que el resto de foristas pueda ir haciéndose una idea de por donde van las cosas. Lo que trato de evitar no es la participación de los demás, sino el agobio que se me crea cuando sobre un mismo tema tengo que responder a varios foristas a la vez que suelen enfadarse si no les doy una respuesta personalizada. Y claro, no tengo dieciocho manos y cuatro cerebros para seguir ese ritmo.
Tú me dirás si te animas con esta propuesta.

Ricardo:
4 - Me olvidaba responderte al ejemplo que propones con el padre enfrentado al dilema si dará o no a a su hija en casamiento. Te contesto que efectivamente lo creo y lo obedezco, y no necesito interpretarlo a la luz del tiempo presente, pues Pablo mismo basó su consejo en base a las circunstancias de su propio tiempo (vs.26,29). De todos modos, en este asunto deja en libertad de acción al padre: "En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer..."(25). Con gusto daré a mi hija en un matrimonio que sea "en el Señor", y a disgusto no aprobaré ni bendeciré un casamiento en yugo desigual con un incrédulo. Si fuere mayor de edad, no podré impedirlo, pero sí mantengo mi derecho a no consentirlo.
Luis:
Si es que en el fondo tú eres un cristiano conservador de los de toda la vida, hermano,
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Dios te bendiga y nuevamente te deseo que pases un feliz día de cumpleaños
 
Haaz, antes de responderte, ¿me podrías decir si conoces de algo a los coptos y a los melquitas?
 
Laurisilvo dice:

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Para Mari Paz:
Dices:¡ Caerás del caballo, Luis, y el Señor mismo te ha de tirar, pues estás menospreciando a Su Iglesia, y estás por lo tanto menospreciandole a Él !!.

Aunque no sea un tema muy importante, en la Biblia no se dice nada de que Pablo fuera en un caballo. Eso es una interpretación pictórica de la Edad Media. Como la "manzana" de Eva.

Hay que escudriñar mejor las Escrituras.[/quote]


Estimado Laurisilvo, aunque yo no he nombrado a Pablo, TIENES RAZON, estaba pensando en él; y por supuesto te doy toda la razón que las tradiciones la mayor parte de las veces son falsas, y comenzaron con "boca a boca" y hoy toda una iglesia como la católica las acepta, vease:

Perpetua virginidad de Maria.
Inmaculada Concepción de María.
Asunción de María.
Infancia de María.
Pedro fue obispo de Roma.
Etc etc etc............


Hay que leer más la Biblia, amigos católicos.
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Maripaz




------------------
La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.(1 Juan 1:7)

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.(Juan 14:26)
 
Ricardo:
¿Has terminado ya con tu serie de aportes en el comentario del Documento Ratzinger?
Estoy conforme contigo en que se trata de un documento dirigido a obispos y teólogos católicos, pero tú le está sacando mucho partido válido para todo cristiano.
Espero respuesta.

Laurisilvo
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR> Originalmente enviado por Juan Manuel
Amigos foristas:
Este asunto de la "infalibilidad papal", se suele entender mal, tanto por protestantes como por católicos.
[/quote]

Es una interesante observación que tanto protestantes como católicos malentiendan la infalibilidad papal. Sugiero que se debe a una falla en la función docente de la Iglesia de Roma.

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
La infalibilidad del Papa, deriva de la Infalibilidad de la Iglesia, NO ES AUTÓNOMA.
[/quote]

¿Es ésta una afirmación ex cathedra? ¿o resultado de la proclamación de un concilio ecuménico? Porque si no lo es, resulta probable que en lugar de aclarar confunda aún más las cosas.

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
El Papa en ciertos actos será infalible, porque La Iglesia es infalible, por la Promesa del Señor.
[/quote]

Conozco muchas promesas del Señor, pero ninguna que diga que la Iglesia de Roma (o la Iglesia en general) sea infalible.

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
Ahora, durante las profundas crisis de fé como las narradas en el escrito anterior, cuando la Iglesia aún no había definido la Ortodoxia, cómo cada acto de esos Papas podían ser totalmente acertados ?
Esto requeriría una iluminación que la Iglesia en su conjunto en ese momento no había todavía recibido.
[/quote]

Según este curiosísimo razonamiento, los Papas eran pastores que debían seguir a las ovejas, y maestros que debían aprender de sus discípulos. Según la moderna doctrina romanista, es el Magisterio, ordinario y extraordinario, y en particular el del Romano Pontífice, quien define la ortodoxia. Y según dice Roma hoy, las enseñanzas ex cathedra son irreformables de por sí, y no por el asentimiento de la Iglesia . Si los papas de entonces se encontraban en la misma situación que cualquier otro obispo o creyente común, y necesitaban que la Iglesia les dijese lo que tenían que enseñar infaliblemente, tal infalibilidad es por completo superflua.



Por eso, esos actos puntuales no eran infalibles.
Lo mismo podría suceder con algunos actos o enseñanzas puntuales de los Papas hoy en día.
El Papa será "infalible" en un acto, cuando la Iglesia ya haya establecido la Ortodoxia respecto a ese asunto.
Mientras los temas están "abiertos",el Papa no puede ser más infalible que la Iglesia, porque su "infalibiblidad" depende de la de Ella.
De nuevo me ataca la idea de que con tu posición trivializas por completo cualquier importancia que la infalibilidad pudiese tener. Según esto, sólo sirve para ratificar lo que ya la Iglesia cree de todos modos. Es decir, que antes de definir una doctrina, supuestamente el papa debe esperar a que la Iglesia la crea... Si se le ocurre ser él quien decide la ortodoxia, no puede ser infalible.
A mí me parece que, desde el punto de vista católico, tales nociones son próximas a la herejía. Te sugiero que envíes urgentemente un mail a la Congregación de la Doctrina de la Fe (att. Cardenal Ratzinger) para que te den su opinión con respecto a la posición que defiendes.
Después me cuentas.

Bendiciones en Cristo,
Jetonius
<{{{><
 
Apreciado LUIS FERNANDO: 1 - Para comenzar deberé recordarte,
que como ya lo discutimos hace algún tiempo, y pese a que las mismas
Biblias que usamos titulan al cap.15 de Hechos: "El concilio en Jerusalén", propiamente no lo es. No viajaron a esta ciudad delegaciones de ancianos de las iglesias de la región para una reunión
de eclesiásticos, sino los apóstoles Pablo y Bernabé con algunos otros
de la iglesia en Antioquía (donde se había suscitado la controversia),
para estudiar el problema con los apóstoles y ancianos de allí, y luego
resolverlo con la comparecencia plena de la iglesia. Propiamente, aquello fue una asamblea abierta de la iglesia para evacuar la consulta
que les fue planteada. Los así llamados "Concilios" fueron otra cosa.
Lo que sí importa destacar, es que lo allí resuelto tuvo alcance universal. En cuanto a todas las deficiencias que tú marcas del protestantismo, las tales no son condiciones para que - si bien no todos -, muchos de nosotros tengamos las marcas sí exigibles y necesarias para que esencialmente seamos iglesia de Cristo. El
Catolicismo Romano, en cambio, pareciera tener la apariencia de
serlo - a vuestros propios ojos -, pero le falta lo esencial: el Señor
dijo: "edificaré mi iglesia", pero vosotros habéis estructurado una
versión distorsionada del modelo original. Esto, a la luz de la Biblia
y de la historia. Imagínate que tomas a un campesino japonés que
nunca supo nada del cristianismo, pero que es educado e inteligente.
Dale un Nuevo Testamento para que lo lea completo. Luego tráelo a
Tokyo, y durante una semana, llévalo a todos los cultos que se realicen
en la catedral católica de la ciudad. A la siguiente semana haz lo mismo
con una iglesia evangélica, y para mayor contraste (por la simplicidad), una asamblea de hermanos. Luego pregunta al japonés cual de las dos
le pareció más semejante a las iglesias de las que leyó en el N.T. No es
ni necesario que diga cual debió ser su respuesta.
2 - El cristiano individual, como miembro en parte del cuerpo de Cristo, a los ojos de Dios es tan importante como el cuerpo colectivo.
Solamente aquellos miembros que se mantienen unidos a la Cabeza, son propiamente cuerpo de Cristo. La iglesia, como cuerpo, es una comunión de vida divina corriendo por venas humanas. No es la adhesión a la institución católica romana por vía del bautismo que a la
inconsciente criatura la hace miembro de ese cuerpo, sino su
experiencia individual de conversión a Cristo, el Salvador.
3 - Tú puedes quedarte con los católicos domingueros que "cumplen
con Dios" en su fiel asistencia a misa. Pero la generalidad de ellos no
suelen tratarse o siquiera conocerse unos a otros, a menos que se trate de un pueblo chico. No existe normalmente vida cristiana congregacional.
4 - En el párrafo que sigue a mi comentario anterior, tienes razón, mas ello no afecta a lo que llevo dicho.
5 - No sé yo cuales sean las causas por las que tengamos poca participación de las denominaciones históricas del protestantismo. Pero es probable que como ellas no continuaron reformándose, sino
que se detuvieron en la historia, al leernos no se animen a entrar al
debate pues se sienten incompetentes para afrontarlo.
6 - Que existan católicos que son buenos y aún excelentes cristianos,
no obliga al Espíritu Santo a sostener un Magisterio y una institución
con la que El no contrajo jamás compromiso alguno, pues ella precisamente se formó, al contristarle, apagarle y resistirle. La
apostasía en el catolicismo no es un peligro futuro, sino un antiguo
hecho histórico. El catolicismo no puede ir hacia la apostasía, pues de
ahí proviene.
7 - Reitero mi interés por el estudio conjunto por E-Mail, sólo que debo ver el tiempo que podría disponer en ello, ya que llevo atraso
con otros tópicos, y también en otros Foros.
El Señor te bendiga.
Ricardo.
 
Ya es igual, Ricardo.

Si ves que tienes tiempo, me escribes a [email protected] y seguiremos manteniendo el contacto por ahí

Dios te bendiga
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Mars, saludos,,,, desde Toluca, México. mi correo electronico es [email protected]
Tengo familia en morelia y quisiera cartearme contigo.[/quote]

Hermano y paisano Antonio, un saludo afectuoso desde la joya colonial y patrimonio de la humanidad.

Perdona la demora en responderte, apenas hoy he tenido tiempo para revisar los epígrafes.

Mi correo es: [email protected] y será un placer "platicar" contigo.

Dios te bendiga

Marcela
 
Jetonius:

Tu afirmación, comentando las mías:

"Es decir, que antes de definir una doctrina, supuestamente el Papa debe esperar a que la Iglesia la crea... "

Es ABSOLUTAMENTE CORRECTA, ESTA ES LA ESENCIA DE LA IDEA DE LA INFALIBILIDAD PAPAL.

El papa no es infalible "porque a él se le ocurre algo", sino es infalible PRONUNCIANDO SENTENCIA SOBRE UN PUNTO QUE LA IGLESIA CREE DESDE SIEMPRE.

Los pronunciamientos "ex-cathedra" NO INVENTAN NADA, SOLO EXPLICITAN ALGUNAS DOCTRINAS ANTERIORMENTE IMPLICITAS, QUE YA FORMABAN PARTE DEL DEPOSITO DE LA FE.

Por eso, el Papa es infalible SOLO PORQUE LA IGLESIA LO ES.

Lo que hace el Papa es por así decir "ser el altavoz" de la Iglesia.

Por ejemplo, previo a declarar el dogna de la Asunción de María (en 1950), se hizo una CONSULTA MUNDIAL A TODOS LOS OBISPOS.

Después que se comprobó que este punto formaba parte de la Fé Universal, SOLO DESPUES, el Papa ENUNCIO EL DOGMA.

La doctrina ya existía antes en toda la Iglesia Catolica.

Esto lo puedes COMPROBAR históricamente, es reciente.

Bendiciones.

Juan Manuel
 
Esta es la Promesa del Señor:

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>
Lucas 22

31 «¡Simón, Simón!
Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;

32 pero yo (Jesucristo) he rogado por ti, para que tu FE no desfallezca.

Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»
[/quote]

Acaso la oración del Señor será desoída por el Padre ????
 
Estimado Ricardo:
Quiero reproducir aquí unas líneas tuyas:
=============================================
"5. Para poner remedio a esta mentalidad relativista, cada vez más difundida, es necesario reiterar, ante todo, el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo. Debe ser, en efecto, firmemente creída la afirmación de que en el misterio de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, el cual es « el camino, la verdad y la vida » (cf. Jn 14,6), se da la revelación de la plenitud de la verdad divina: « Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar » (Mt 11,27). « A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha revelado » (Jn 1,18); « porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente » (Col 2,9-10).
Fiel a la palabra de Dios, el Concilio Vaticano II enseña: « La verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación ».9 Y confirma: « Jesucristo, el Verbo hecho carne, “hombre enviado a los hombres”, habla palabras de Dios (Jn 3,34) y lleva a cabo la obra de la salvación que el Padre le confió (cf. Jn 5,36; 17,4). Por tanto, Jesucristo -ver al cual es ver al Padre (cf. Jn 14,9)-, con su total presencia y manifestación, con palabras y obras, señales y milagros, sobre todo con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos, y finalmente, con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con el testimonio divino [...]. La economía cristiana, como la alianza nueva y definitiva, nunca cesará; y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo (cf. 1 Tm 6,14; Tit 2,13) ».10". - (hasta aquí el DOCUMENTO).
Prosigo:
Lo que acabamos de leer nos será muy útil, en primer lugar, para el
diálogo con los católicos, ya que la sana doctrina que aquí se reafirma
no es cosa de modificarla luego a fuerza de otras consideraciones
.
===========================================

Quiero llamar la atención sobre el texto subrayado por mí. El "nucleo" que calificass de sana doctrina lo podía haber escrito Ratzinger o tú mismo o cualquier luterano o católico consciente de aquello en que cree.

"no es cosa de modificarla luego a fuerza de otras consideraciones". Eso sería entrar en la dialéctica tradicional que se podría resumir por parte de los protestantes en algo así como: "vosotros los católicos habéis complicado las cosas con muchas otras cosas innecesarias".

No me interesa ese tipo de controversia y menos en un foro evangélico, aunque sea sólo por educación de quien se sabe huesped en casa ajena. Pero en cambio sí que me parece importante que ahondemos en ese terreno común que tan bien has acotado.

Yo pienso que es importante el diálogo sereno entre católicos y protestantes sobre algo común muy serio sin preocuparnos demasiado de adonde vamos a llegar...Se trata tan solo de tomar conciencia de lo que nos une.

Si te animas puedo plantear temas o los puedes plantear tú. Tendríamos que resistir la tentación de acudir "al trapo" (valga la metáfora taurina) de provocaciones por parte de fundamentalistas o fideistas de todos los campos.

Un cordial saludo

Laurisilvo
 
Hermano LAURISILVO: Mucho agradezco tus
palabras y sugerencias, y las tendré muy en
cuenta. Quizá necesite algunos días para
recapacitar un poco y reencontrarme, pues
aún no me he recuperado de los incidentes de
ayer.
El ostracismo de LUIS FERNANDO realmente que
me aflige. No me animo a proseguir en los
tópicos que él estaba discutiendo, no porque
no reconozca la capacidad de otros foristas
para hacerlo con solvencia, pero sí porque
me da la sensación como de que pudiese aun
inconscientemente aprovecharme de la actual
coyuntura.
He aprendido a apreciarte y tendré mucho
gusto en debatir contigo, pues sé que me
exigirás a fondo dándome ocasión de aprender.
Quizá dentro de unos días recupere el ánimo.
Recibe todo mi respeto y amor en el Señor
Jesús.
Ricardo.