Ricardo:
1 - En cuanto a la primera observación que me haces, que luego de la consulta resuelta en la asamblea de Jerusalem siguieron habiendo judaizantes, es cierto, pero sentó un precedente en tal asunto, pues lo allí resuelto fue enviado por carta a todas las iglesias. En el propio DOCUMENTO de Ratzinger, una y otra vez se corrige ciertos desvíos de la ortodoxia católica, poniendo las cosas en su lugar. Obviamente que a quienes se está corrigiendo no es a Billy Graham ni Luis Palau, sino a obispos y sacerdotes católicos que en diversas partes del mundo asumen posiciones particulares y desencontradas con lo que está en consonancia con el propio Magisterio de la Iglesia Católica. Si no existieran diferentes criterios en el catolicismo en cuanto a unas cuantas cosas, tampoco hubiese sido necesario este documento. En todo caso, se hubieran reafirmado simplemente algunas posiciones católicas "no negociables" en el diálogo ecumenista y con las demás religiones. Pero tanto el sincretismo como el relativismo son modalidades que afectan la vida interna de la Iglesia Católica, pues es obvio que la Congregación para la Doctrina de la Fe no legisla para protestantes y ortodoxos.
Luis:
Lo que yo quisiera que me dijeras, Ricardo, es dónde está el Ratzinger protestante que tiene la autoridad para corregir los desvíos doctrinales de vuestras iglesias. Lo que yo quisiera que me dijeras también, querido Ricardo, es dónde están los concilios generales de los protestantes, en los que analizáis los problemas de los herejes (no hace falta que sean judaizantes) en vuestras filas.
Que en la Iglesia Católica hay personas que se separan del Magisterio es algo conocido. Pero para eso está la autoridad papal, delegada en este caso en la persona de Ratzinger. Lo malo no es que haya diferencia de criterios, sino que no haya nadie con la autoridad suficientes como para decir el qué está bien y el qué está mal. Y como quiera que la verdad no puede ser negociable, ha sido necesario, lógico, razonable y bíblico que Dios haya establecido una autoridad para establecer dicha verdad en su Iglesia. Y claro, lo más fácil sería decir que esa autoridad es la propia Biblia, pero como da la casualidad de que la Biblia no vino acompañada de un manual de interpretación hermenéutico, fue necesario, lógico, razonable y bíblico el que Dios estableciera el que en su Iglesia hubiera alguien (o "alguienes" :cool
con la misión de, asistido por la gracia divina derramada por el Espíritu Santo, confirmar a los creyentes, pastorearlos y guiarlos por los caminos de Dios. La Iglesia Ortodoxa afirma que esa guianza viene dada por los concilios ecuménicos. La Iglesia Católica afirma que viene dada por esos concilios y por el sucesor de Pedro. Vosotros los protestantes os ufanáis en decir que es el Espíritu Santo el que os guía a la verdadera interpretación, pero la realidad es que no sois capaces de poneros de acuerdo sobre qué dice el E.S acerca de muchas doctrinas bíblicas, con lo cual es como si no dijerais nada.
Ricardo:
2 - En el supuesto tuyo, me dices que aquellos diez sinceros y bien intencionados creyentes, estudiando juntos la Biblia bajo la guía del Espíritu Santo, concluyen tal como empezaron, reafirmando sus posiciones particulares. ¡El caso es que no creo que tal suceda! Si se dan en ellos las condiciones convenidas, necesariamente han de concordar con el mismo resultado.
Luis:
Bien, pues ante eso que dices existen dos posibles respuestas ante la realidad del protestantismo:
1- No han existido diez protestantes creyentes sinceros y bien intencionados estudiando la Biblia bajo la guía del Espíritu Santo desde el siglo XVI.
2- Han existido pero no han podido concordar en el mismo resultado aunque tú te niegues a creerlo.
Ricardo:
La unidad de espíritu y pensamiento entre los cristianos no es una utopía;
Luis:
Y el protestantismo es una clara prueba de lo que dices, ¿verdad Ricardo?
Ricardo:
de otro modo estarían sobrando las exhortaciones de los apóstoles en sus epístolas a que fuésemos unánimes, pensando, sintiendo y hablando todos una misma cosa. Es así, que manteniendo tal unidad el grupo de los diez, no hay por qué vaticinar que de entre los convertidos surjan después quienes quieran independizarse y formar sus propias iglesias particulares. Pero tampoco es imposible que tal cosa pudiera ocurrir.
Luis:
Desde luego que NO SOBRAN esas exhortaciones. Lo que sobra es ese espíritu que se empeña en negar la posibilidad de que la Iglesia tenga un solo credo, una sola fe y una unanimidad esencial en el espíritu.
Dices que no hay que vaticinar el que surjan después independientes que quieran formar sus propias iglesias. Depende, diría yo. Si son protestantes, no tengo la más mínima duda de que acabarán independizándose y formando sus propias iglesias. ESA Y NO OTRA ES LA NATURALEZA DEL PROTESTANTISMO, QUERIDO RICARDO. De no haber sido así, la Reforma habría dado como fruto una sola Iglesia y no decenas de miles de comunidades eclesiales independientes entre sí.
Ricardo:
Ni siquiera el Catolicismo Romano con su férrea y monolítica estructura pudo evitar los cismas que a lo largo de la historia dieron lugar a las escicisiones conocidas y otras menos conocidas.
Luis:
Hombre Ricardo, el que existan divisiones es normal cuando hay gente que las quiere causar. Pero para eso está la Palabra de Dios:
Tit 3,10-11
Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio.
Y como ya dijo Cristo:
¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!
O sea, cuéntame tú que hacemos con todos aquellos que han causado divisiones en el Cuerpo de Cristo -me da igual a la Iglesia o comunidad eclesial a la que pertenecieran- y con los que siguen jugando a ese juego con la desfachatez de hacerlo en el nombre de Dios y de la pureza bíblica.
Ricardo:
En el ejemplo de los diez ministros protestantes náufragos, lo que facilita el entendimiento entre todos ellos, es que su misma y especial circunstancia de haber quedado desconectados del mundo exterior, ya no les compromete con su denominación, autoridades o Seminarios en los que recibieron su formación teológica.
Luis:
Ricardo, te propongo que te vengas conmigo a un "naufragio". Mi email es
[email protected]
Vamos a ser los dos igual de sinceros y de bien intencionados. Vamos a estudiar unas cuantas doctrinas bíblicas. Yo propongo dos doctrinas y tú otras dos. Las discutimos por email (si lo hacemos en el foro no nos van a dejar unos y otros). Nos damos un tiempo prudencial para llegar a un acuerdo y luego, si hemos sido capaces de ponernos de acuerdo sobre esas doctrinas, las exponemos en el foro. Y si no hemos llegado a conclusiones iguales, cada cual expone la suya. ¿Qué opinas?
Ricardo:
Aunque no voy a acusar de falta de sinceridad a los pastores evangélicos, lo cierto es, que estén o no convencidos de la escrituralidad de sus prácticas y doctrinas, tampoco les queda otra opción que la de conformarse. Si un bautista creyera que la forma adecuada de gobierno de la iglesia es la presbiteriana, y a la vez, un presbiteriano creyera que el bautismo debe practicarse únicamente a los que se convierten, y por inmersión, podrán quedarse en el molde mientras no enseñen ni practiquen su diferente forma de encarar estos asuntos.
Luis:
Je, je, je. Si yo te contara.....
Ricardo:
Difícilmente se arriesgue prestigio, posición y sueldo, a menos que de una iglesia que sostiene su misma y nueva visión de las cosas, surja una propuesta ventajosa.
Luis:
Difícilmente podrán dormir con sus conciencias tranquilas. Es más fácil vivir del sistema que ser honesto y consecuente con uno mismo. Los Gene Edwards no abundan hoy en día en el sistema protestante. Y los guyonitas en el católico tampoco.
Ricardo:
No creo que la mayor dificultad para un mejor entendimiento entre los evangélicos esté en el aferrarse a lo aprendido, sino que cualquier variación en sus ideas y actitudes conlleva riesgos que pueden malograr su ministerio y la seguridad económica en el sostén de sus familias. Pero ésta es nuestra situación actual, no la que estamos considerando.
Luis:
Dejémoslo ahí o te van a acusar de ser un tipo cenizo que saca a relucir los trapos sucios (les da igual que esos trapos estén sucios de verdad)
Ricardo:
3 - En cuanto a tu pregunta: "¿Crees que hay una única y verdadera interpretación de la Biblia?", tendría que comenzar por responder que la Palabra de Dios nos fue dada para leerla, creerla y obedecerla, y no para interpretarla.
Luis:
Estoooo, vale. Pues vamos al grano. Sé que tienes una hija que está entrando en la adolescencia. Pues mira, mira lo que te dice Pablo:
Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case. Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace. De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor.
¿Cómo lo ves Ricardo? ¿lo lees, lo crees y lo obedeces o lo interpretas de acuerdo a los tiempos en que te ha tocado vivir?
Ricardo:
O sea, no es un libro en clave, o un crucigrama que debamos resolver. El mayor problema con la Biblia precisamente se da por la resistencia a reconocer lo obvio; pasando a alegorizar lo que debería tomarse al pie de la letra, o a literalizar lo que a todas luces se dice en sentido figurado.
Luis:
Ya Ricardo, pero sabes muy bien que ni tan siquiera hay acuerdo para saber cuándo se ha de tomar algo al pie de la letra y cuándo hay que alegorizar. Y dime tú quién es el que decide sobre esa cuestión.
Ricardo:
Sin duda que el Espíritu Santo ilumina nuestra razón, para que aquellos pasajes que sí son difíciles y requieren de una recta interpretación, podamos entenderlos correctamente. De ahí el auxilio de una buena exégisis y de la hermenéutica.
Luis:
¿Y quién marca las reglas de exégesis y hermenéutica, Ricardo? ¿tú? ¿yo?
Fíjate en el propio Nuevo Testamento y analiza la cantidad de veces que los autores de los libros utilizan el Antiguo Testamento dándole un significado al texto veterotestamentario que nos deja alucinados -por lo menos a mí-.
Ricardo:
Pero no toda la Biblia requiere de interpretación. Para guardar los dos primeros grandes mandamientos de amar a Dios y al prójimo, no precisamos que se nos explique demasiado.
Luis:
¡¡¡AAAAMÉN!!!
Por eso el que ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo, ha cumplido TODA la Escritura. Por eso la letra MATA mas el Espíritu da vida.
Ricardo:
Pero concretamente, claro está que no puede haber más que una sola interpretación verdadera del texto bíblico.
Luis:
Hombre. No está mal que reconozca eso un protestante,
Ricardo:
Tu pregunta complementaria: "¿a quién daría el Espíritu Santo esa verdadera interpretación?", entiendo que se contesta en la enseñanza de Pablo en cuanto a los dones espirituales en los caps.12 al 14 de 1Corintios. Entre esos dones están: "palabra de sabiduría", "palabra de ciencia", "lenguas", "interpretación de lenguas", "discernimiento", "profecía". Estos dones son dados a los creyentes, sean o no pastores. Por eso dice en 1Cor.14:29: "Los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen". No es que en Corinto hubiese un obispo que mandara callar a unos y corrigiese a otros, sino que estando el Señor Jesús presente como Cabeza de la iglesia congregada a su nombre, a través del Espíritu Santo usaba a los miembros idóneamente capacitados, tanto para enseñar la verdad como para corregir cualquier ocasión de error. Esto es lo que advierto en la enseñanza del N.T. y la práctica de la iglesia primitiva.
Luis:
Ricardo, precisamente en 1ª Cor 12,27 se da un orden o jerarquía de los dones y los ministerios. Primero apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros.... No puede ser que uno que hable en lenguas pueda creerse con la misma capacidad para enseñar doctrina que un maestro, y el maestro no puede pensar que tiene la misma autoridad que el apóstol para FIJAR doctrina. Dios es un Dios de orden y la Iglesia que Dios quiere es una Iglesia ordenada, cada cual en su sitio y sin nadie que tome la función que no le corresponde. Y si eso es en relación a una iglesia local como era la de Corinto, ¿qué no será para TODA la Iglesia de Cristo como Cuerpo?
Necesariamente tiene que existir alguien (o como dije antes, "alguienes"
) que marque las pautas doctrinales de las que el verdadero creyente no se puede separar. Nosotros los católicos llamamos Magisterio a ese "alguien" y, sin entrar a considerar la fiabilidad del magisterio católico, espero que me reconozcas que esa figura magisterial es imprescindible en la Iglesia de Cristo.
Dios te bendiga
PD: Espero que me dés respuesta a la propuesta del "naufragio",