LEJOS DE ROMA, CERCA DE DIOS

2 Junio 1999
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Testimonio de Richard P. Bennett, extraído del libro “Lejos de Roma, cerca de Dios”, donde 55 ex-sacerdotes católicorromanos nos cuentan sus experiencias (Ed. Portavoz) Pgs. 366-369

Años de vacilación

La virgen María, los santos y el sacerdocio eran sólo una pequeña parte de la gran batalla con la que me enfrentaba. ¿Quién era el Señor de mi vida: Jesucristo conforme se revela en su Palabra, o la Iglesia Católica Romana? Esta pregunta fundamental ardía dentro de mí, especialmente durante los seis últimos años como cura párroco de Sangre Grande, entre 1979 y 1985. La idea de que la Iglesia Católica Romana era suprema en todos los aspectos de fe y moral me la habían grabado en la mente desde la infancia. Me parecía imposible poder cambiar. Roma no sólo era suprema, sino que siempre la llamaban "Santa Madre Iglesia". ¿Cómo podría rebelarme contra la "Santa Madre Iglesia", especialmente cuando yo cumplía una parte oficial en dispensar sus sacramentos y en mantener a los feligreses fieles a ella?
En 1981, me redediqué seriamente al servicio de la Iglesia Católica Romana mientras asistía a un seminario de renovación parroquial que se llevó a cabo en Nueva Orleans. Sin embargo, cuando regresé a Trinidad para ocuparme de los verdaderos problemas de la vida, de nuevo volvía a la autoridad de la Palabra de Dios. Finalmente la tensión se volvió un tira y afloja dentro de mí. A veces consideraba que la Iglesia Católica Romana era la autoridad absoluta, y otras veces consideraba que la Biblia era la base fundamental. Durante esos años sufrí muchos problemas del estómago debido a las tensiones emocionales. Tendría que haberme dado cuenta de la simple verdad de que uno no puede servir a dos señores. En el cargo que ocupaba, debía colocar la autoridad absoluta de la Palabra de Dios bajo la supuesta autoridad suprema de la Iglesia Católica Romana
Esa contradicción se representó en lo que hice con las cuatro estatuas que estaban en la Iglesia de Sangre Grande. Saqué y quebré las imágenes de San Francisco y San Martín porque el segundo mandamiento de la Ley de Dios declara, en Éxodo 20:4, 'No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni debajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. Pero cuando algunos feligreses se opusieron a mi decisión de quitar las imágenes del Sagrado Corazón y de la Virgen María, las dejé en su lugar por la autoridad superior, o sea, la autoridad de la Iglesia Católica Romana, que en su Ley Canónica 1188 dice: “La práctica de presentar las sagradas imágenes en las iglesias para la veneración de los fieles debe permanecer". No me di cuenta, entonces, de que estaba tratando de hacer que la Palabra de Dios se sometiera a la palabra de los hombres.

Mi propia culpa

Aunque anteriormente ya había descubierto que la palabra de Dios es absoluta, todavía experimentaba la agonía de sostener que la Iglesia Católica Romana era recipiente de más autoridad que la Palabra de Dios, hasta en los aspectos donde la Iglesia de Roma hablaba en contra de lo que dice la Biblia. ¿Cómo podría ser esto? En primer lugar, era mi propia culpa. Si yo hubiera aceptado la autoridad de la Biblia como suprema la Palabra de Dios me habría convencido de que renunciara a mi cargo sacerdotal como mediador; pero esto era demasiado preciado para mi. Segundo, nadie jamás cuestionaba mis acciones como sacerdote. Visitantes de ultramar venían a misa, veían nuestros aceites sagrados, el agua bendita, las medallas, imágenes, vestimentas, rituales, pero nunca
decían una palabra. Este estilo maravilloso, el simbolismo, la música, y el gusto artístico de la Iglesia Católica es muy cautivante. El incienso no sólo tiene un fuerte aroma, sino que también infunde misterio a la mente.

El punto decisivo

Cierto día, una señora me desafió con estas palabras: "Ustedes, los católicos romanos tienen apariencia de piedad, pero niegan su poder". Esta fue la única cristiana que me enfrentó en todos mis 22 años de sacerdocio. Esas palabras me molestaron por algún tiempo porque las luces, los banderines, la música de la gente, las guitarras y los tambores me gustaban mucho. Probablemente ningún otro sacerdote en la isla de Trinidad tenía sotanas, vestimentas y adornos tan coloridos como los que tenía yo. Era evidente que yo no deseaba renunciar a esta "apariencia de piedad". Así pues, por esas razones no quería poner en vigor lo que me revelaban mis ojos.
En octubre de 1985, la gracia de Dios se sobrepuso a la mentira que yo estaba tratando de vivir Me fuí a la isla de Barbados para enfrentar en oración la duplicidad en que me había forzado a vivir Me sentía realmente atrapado. La Palabra de Dios, en verdad, es absoluta. Sólo debo obedecerle a ella. No obstante, a ese mismísimo Dios le había jurado obediencia a la autoridad suprema de la Iglesia Católica. En Barbados pude leer un libro donde se explicaba el significado bíblico de «Iglesia" como «la hermandad de creyentes". Tenía comentarios sobre el muy conocido texto que se encuentra en Mateo 16:18, donde el Señor Jesucristo declara «... yo edificaré mi iglesia..." En el propio lenguaje de Jesús, la palabra iglesia es edah, que significa «hermandad". Yo siempre había entendido que la palabra "iglesia" significaba “la autoridad suprema para enseñar sobre todo asunto de fe y moral". En el Nuevo Testamento no hay indicio alguno de una jerarquía, mucho menos de un "clero que se enseñorea sobre el “laicado". Más bien, era como el Señor lo había declarado en persona “.. porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" (Mateo 23:8). Ahora que veía y comprendía el significado de la palabra iglesia como “hermandad", esto me dio la libertad que necesitaba para desprenderme de la Iglesia Católica como la autoridad suprema y colocar mi dependencia en las Sagradas Escrituras y en Jesucristo como Señor Al fin me di cuenta de que en términos bíblicos, los obispos de la Iglesia Católica que yo conocía no eran creyentes en la Biblia. La mayoría eran hombres piadosos dados a la devoción a la virgen María, al Rosario, y eran leales a Roma. Pero ninguno tenía idea de la obra completa de salvación que Cristo consumó en la cruz del Calvario; que la salvación es personal y completa. Todos predicaban penitencia para el pecado, sufrimiento humano, obras religiosas, “el camino del hombre” en lugar del evangelio de la Gracia. Pero por la misericordia de Dios, vi que no es por la Iglesia Católica ni por ninguna clase de obras que uno se salva. La Escritura dice: ”Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9)


Continuará.............
 
Por el silencio parece que a algunos no les gusta el testimonio de este hermano.
 
ami si.
Demuetra el querer hacer la voluntad de DIos.

Paz...

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Lámpara es a mis pies tu palabra,Y lumbrera a mi camino. Sal 119:105
 
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VEINTITRES AÑOS EN LA ORDEN JESUITA
Por Luis Padroza
(Extraído del libro Lejos de Roma, cerca de Dios)

"He descubierto que no hay base en el Evangelio para los dogmas de la Iglesia Católica Romana". Tal afirmación de labios del Reverendo Padre Luis Padrosa, vestido con su sotana sacerdotal, dejaron casi mudo de asombro al pastor evangélico Samuel Vila, cuyo consejo buscó el sacerdote en esa primera entrevista memorable.


Vino a hablar con Samuel Vila, ya persuadido por la fuerza de la verdad y constreñido por el Espíritu de Dios, ansioso por explicar lo que él mismo había descubierto en las páginas de las Sagradas Escrituras, la Biblia.

Había decidido dar el doloroso y peligroso paso (peligroso especialmente en España) de renunciar a su oficio y posición, y sacrificar la fama que se había ganado como catedrático y director de los Institutos Loyola de Barcelona y Tarrasa, para poder ser fiel a la luz que había recibido.



Roma no es la verdadera iglesia

Luis Padrosa escribe: "Las razones de mi gran decisión son muchas. Después de vivir cuarenta y tres años como católico romano sincero, quince de intensa preparación eclesiástica, diez como sacerdote y popular orador frente a multitudes, y veintitrés de vida religiosa en la orden jesuita, he llegado a la convicción de que la Iglesia Católica Romana no es la verdadera iglesia de Cristo Jesús. Trece años de intenso estudio de apologético me han traído a esta inquebrantable convicción. Conozco los argumentos de ambos lados, los he analizado a todos.

Tomé las Sagradas Escrituras y comencé a buscar, pero ¿dónde estaba la infalibilidad papas? No la pude encontrar en ninguna parte. ¿Dónde estaba todo lo referente al ayuno eucarístico ... y la misa? ¿Dónde estaba todo? No lo pude encontrar. Cuanto más estudiaba, más veía que el cristianismo es una cosa y el catolicismo romano otra completamente distinta. Cuanto más estudiaba las Escrituras, más me convencía de esta verdad. En el catolicismo romano se presenta a Jesús como un fósil, un cuerpo muerto, un hombre clavado en la cruz, pero muerto, no vivo. Por eso la iglesia no logra que un católico ame a Jesús, y si no hay amor, no hay posible salvación, no importa cuántas misas, escapularios, medallas, novenas e imágenes uno tenga. Es inútil a menos que haya una fe y un amor sinceros, y no puede haber tal amor a menos que el hombre vea a Cristo vivo, con su sacrificio terminado. En el catolicismo romano la salvación depende de uno mismo, de decir muchos rezos, de usar escapularios, de la devoción a la Virgen, de tomar la comunión. Por todo esto y otras cosas llegué a ver que la doctrina católica no puede ser verdad.

Si solamente supieran por lo que yo pasé, es algo muy grave.



Católicos Romanos atormentados

Uno se encuentra enfrentado a su tradición de toda la vida, a su ambiente nativo, a su familia, parientes y amigos, todos los cuales dirán una de dos cosas (o ambas) porque no tienen otra explicación para quien deja la Iglesia Católica por el cristianismo: se ha vuelto loco, o se ha enamorado.

Si solamente supieran la tortura de alma que sufren los católicos romanos. Personas que van a misa todos los días y asisten permanentemente a las iglesias católicas romanas, viven con el alma atormentada, diciéndose a sí mismas: ¿Seré salvo o no? ¿Me confesé bien o no? No tienen paz. ¿Es esto la verdadera religión? ¿Qué es todo esto? ¿En qué parte de los Evangelios encontramos este método para torturar al pecador? ¿Cuánto atormentaron con sus preguntas Jesús o sus apóstoles al pecador?

Qué maravilla saber en el corazón que Jesucristo nuestro Señor nos ha redimido, ¡qué somos salvos por gracia! ¿Acaso Pablo no dice: "No desecho la gracia de Dios; "pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Jesús" (Gálatas 2:21). La salvación del hombre depende solamente de Jesucristo, nuestro divino Redentor.



Jesús es el verdadero camino

Él es el camino. Jesús nunca dijo que el camino era la iglesia. sino 'Yo soy el camino, y la verdad, y la vida...' (Juan 14:6). Por otra parte, la Iglesia Católica quiere ser ella misma el camino y ser la dueña de la Verdad, para poder modificarla a voluntad.

Para lograrlo, ha puesto al clero en lugar de Jesucristo y a la iglesia en lugar de la Biblia.

Puedo ofrecer una sencilla palabra de consejo a quien quiera conocer la verdad: lea con toda la frecuencia posible los Evangelios y las Epístolas que están en el Nuevo Testamento. Allí podrá ver qué debe creer y practicar quien desee ser cristiano:

"...Porque también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición" (Mateo 15:3).

"...bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres" (Mateo 15: 7-9).

Entonces, dejemos a los hombres y escuchemos al Señor Jesús, porque solamente Él tiene palabras de vida eterna. "De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación mas ha pasado de muerte a vida" (Juan 5:24).

Luis Padroza.
 
NO ME OPONIA A LA VERDAD
Bruno Bottesin
(Extraído del libro Lejos de Roma, cerca de Dios)


Nací en Vicenza, Italia, en 1917. A los once años entré al colegio franciscano para estudiar para el sacerdocio. Después de mi ordenación me convertí en el pastor de una pequeña parroquia de montaña en Castagnara. En 1954 me transfirieron a una parroquia más grande en la ciudad de Chieti. Luego el obispo Piasentini me invitó a enseñar en el seminario en Chioggia y también me asignó allí a una iglesia.


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Cristianos católico romanos

Pensé que al final había hallado el lugar adecuado para mi ministerio. Enseñaba en el seminario, era pastor de una buena parroquia, y me había ganado el favor del obispo. Organicé un Grupo de Acción muy bueno. Trabajaba día y noche para mi gente con gran celo, pero muy pronto comencé a comprender que todas mis actividades y enseñanza del catecismo y los dogmas romanos no podían cambiar la vida de la gente. Venían a la iglesia todos los domingos, a los sacramentos e incluso al confesionario, pero se negaban a seguir las enseñanzas del Evangelio de Cristo. ¿Cómo podía seguir dando los sacramentos a personas que no querían renunciar a su pecado? Pretendían ser cristianos pero hacían lo opuesto a lo que Cristo nos dice que hagamos en su Evangelio. La mayoría de mi gente, que no quería sacrificarse por Cristo y cambiar su vida pecaminosa, comenzó a oponerse a mí y muchos de ellos decían: "Qué tonterías nos enseña. ¿Por qué tenemos que cambiar nuestra manera de vivir si ya cumplimos con lo que nos pide la Iglesia Católica Romana? Recibimos la comunión, llevamos a nuestros hijos al sacerdote para que los bautice y confirme. Nos casó el sacerdote, no comemos carne el viernes santo y vamos a misa todos los domingos. ¿Qué más quiere nuestro nuevo pastor de nosotros? Somos cristianos porque pertenecemos a la iglesia romana".

Solo Cristo

Alguien me acusó al obispo. Este me llamó a su casa y me dijo que debía renunciar a mi posición como maestro y pastor porque no seguía las enseñanzas e instrucciones de la Madre Iglesia Católica Romana. Dijo que yo estaba enseñando a la gente a ir a Cristo y depender de Él en lugar de decirles que dependan de los santos de la iglesia romana, de los sacramentos y de los sacerdotes que tenían el mismo poder que Cristo para perdonar pecados. Intenté en vano convencer a mi obispo que no estaba enseñando herejía sino solamente el Evangelio. Que no podían ser perdonados de sus pecados a menos que se arrepintieran ante Dios porque hay un solo Mediador entre Dios y el hombre, Jesucristo Hombre. El obispo se irritó mucho y me sacó de mi cargo como pastor y maestro. Le dije que apelaría a Roma, al Papa, y me sugirió que lo hiciera.

La gracia de Dios en la habitación silenciosa

Partí para Roma a los pocos días después de preparar mi argumento, y fui al Vaticano a presentar mi caso al Papa Pío XII. Durante varios días no recibí respuesta. Luego me informaron que el Papa no tenía tiempo de atender mi caso, y que debía apelar a la Sagrada Congregación. A esa altura comprendí que me habían dejado solo, que incluso aquel que se llama a sí mismo el Vicario de Cristo y el Santo Padre me había abandonado. En resumen, estaba indefenso. Comencé a comprender la diferencia entre el Evangelio y una organización de iglesia. El Evangelio es para la gente, pero la organización de la Iglesia Católica Romana no está pensada para el beneficio del individuo sino del de sus líderes políticos y sociales.

Dejé Roma y volví a mi gente, pero cuando llegué no tenía iglesia ni lugar para enseñar. No me rendí definitivamente, sino que puse mi confianza en el Señor. Me quedé en la ciudad entre mi gente. Un amigo me dio una habitación, y allí, en la quietud de ese cuarto, después de tantas pruebas y tribulaciones con el obispo y en Roma, comencé a leer el Evangelio en busca de consuelo. Nunca antes había leído un libro con tanto interés. Para mi sorpresa, encontré la respuesta a muchas dudas que tenía acerca de enseñanzas de la Iglesia Católica Romana. Muy pronto, por la gracia de Dios, comencé a comprender que la mayoría de los dogmas y enseñanzas que yo como sacerdote había instado a mi gente a creer no estaban en el Evangelio sino que eran hechas por el hombre, incluso en contra de la Santa Biblia. Comencé a ver que durante diecisiete años no había sido un siervo de Jesucristo y su sacerdote, sino un siervo de una poderosa organización.

¿Por qué diecisiete años para descubrir la verdad?

Puede sorprender que me llevó tanto tiempo descubrir la verdad. Pero deben recordar que un candidato para el sacerdocio entra al seminario siendo sólo un niño y es adulto cuando completa su preparación. Por eso no es fácil decidir en contra de la Iglesia Católica Romana. ¿Piensan ustedes que todos los sacerdotes creen lo que enseñan? Muchos de ellos no lo hacen, pero permanecen en el sacerdocio porque tienen temor de salir. Por mi parte yo no podía seguir sirviendo a dos señores: el Papa y Cristo.

La obra es de Cristo, no nuestra

He elegido a Cristo y lo he aceptado como mi Salvador personal. "Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo" (Tito 3:5). Ahora predico el verdadero Evangelio con libertad y sin restricciones en el mismo pueblo donde era sacerdote. Las persecuciones son muchas, pero el Señor es poderoso. Varias personas se han convertido.

Mis queridos sacerdotes, si están leyendo esto, no se opongan a la verdad, sino búsquenla en el Evangelio y prediquen la verdad de la Biblia. No deben adaptar el Evangelio a sus enseñanzas; sino sean ustedes cambiados de acuerdo con las Escrituras. Si no se vuelven a las verdades del Evangelio no habrá esperanza ni gozo para ustedes, sino solamente oscuridad, sufrimiento y pecado. Como dijo Cristo a los "hombres religiosos" de sus días: "Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis." (Juan 8:24)

"Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo Jehová me recogerá. Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos. No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad." (Salmos 27:10-12).

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Bruno Bottesin
 
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Daniel
(Juan 8:32)

Sola Fe
Sola Gracia
Sola Biblia
Solo Cristo
Solo gloria a Dios
 
Y dale
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Mira que hay libros contra el catolicismo escrito por no católicos. Sólo me he leído el primer párrafo y ya me parece bostezante. Sin duda tiene problemas psicológicos ese hombre. Supongo que le meterían en un manicomio después de destrozar todas las imágenes de su ciudad, fotos, carteles, estatuas, televisiones y los espejos. Maripaz te gusta mucho esto de ilustrar para convencerte. No tienes tu fe sólidamente cimentada que necesitas que te aplaudan y pones esos muñequitos
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. Estas botando de orgullo. Poco serio debe ser ese libro que tiene en su portada la silueta de la catedral de Florencia, no de Roma. Cosas de los conversos. También yo conozco páginas web de conversos del protestantismo al catolicismo.
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En fin, a mi no me convences y a los demás ya los tienes convencidos.

Yo cuando estuve en Roma, sí estuve cerca de Dios
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Ramon... solo se puede servir a un amo,
o se sirve al "Papa,lider de la iglesia catolica romana"
o se sirve a "Dios, creador del universo, quien es uno con Jesus"

O guardas la tradicion que viene de la iglesia catolica romana, dada por el PaPa
o guardas los mandamientos de Dios, que fueron dados por el mismo Dios.

O crees que puedes ser salvo por mediacion de virgenes, santos, y sacerdotes
O crees que puedes ser salvo, por el cordero que quita el pecado del mundo, que fue entregado por DIos, a nosotros, para el perdon de los pecados.
Y todo lo que pidieréis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo, si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré(Jesús, Evangelio de Juan 14:13-14)
Solo existe un mediador entre los hombres y Dios, Jesuscristo, el enviado por Dios.
Las virgenes,santos y sacerdotes no son enviado por Dios para ser mediadores entre DIos y el hombre. Solo existia uno para pagar la deuda del pecado,el sin pecado,Jesus. si por uno entro muerte por otro entro la vida. No hay amor mas grande que el Amor de Dios, que dio lo que mas amaba , por lo que era digno del fuego,¿que le costaba a Dios, destruir la falla, y hacer todo denuevo? sin embargo entrego lo que mas amaba al fuego, para que lo que era digno del fuego, se salvara.

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- "Clamaba con fuerza: <<Rindan a Dios honor y gloria, porque llegó la hora de su Juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y las fuentes.>>" Ap.14:7
- "Otro angel lo siguio, gritando: <<Cayó, cayo Babilonia la grande, la prostituta que dio de beber a todas la naciones y las emborrachó con su vino.>>" Ap.14:8
- "Un tercer ángel pasó después clamando: <<Si alguien adora a la bestia o su imagen o se hace marcar en la frente o en la mano, éste también tomará el vino puro del furor de Dios, que ya esta preparado en la copa de su enojo. Sufrirá el suplicio del fuego y del azufre en presencia de los ángeles santos y del Cordero.>> Ap.14:9-10
 
Ramón: Yo no convenzó a nadie, eso lo ha de hacer el Espíritu Santo.

Pues si te parecen aburridos, no los leas
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. A mí, la lectura de este libro, me pareció fascinante y sus relatos serios y edificantes.

Hay 55 ex sacerdotes, yo conozco a dos de ellos, y la editorial Portavoz, es una de las de más renombre dentro del campo evangélico; cuando yo trabajaba en la distribuidora de libros evangélicos, muchas librerias católicas nos hacían pedidos importantes de material de esta editorial; y en la parte de abajo de la distribuidora, que es libreria venta al publico, venían monjas y curas a comprar libros y material. Yo también he comprado libros en librerias católicas, ya lo dijo Pablo: examinadlo todo, retened lo bueno

En fin, si no te gusta saber que ha habido sacerdotes, que lo han sido durante años, y que un día conocieron a Cristo, cosa que no pudieron hacer mientras estuvieron "en las redes de Roma", pues no lo leas y dedícate a rezar el rosario, o mejor......le pides a emmanuel que haga otro exorcismo a la web
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Por cierto, me parece absurdo e infantil el comentario sobre la tapa del libro, que procede a su vez de otro libro "Piligrinage from Rome" escrito por Bartolmé Brewer (otro ex sacerdote convertido al evangelio de Cristo); ¿que más dará lo que hay en la foto de la tapa?, ¿De veras crees que los editores no saben que eso no es del Vaticano?
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Chico, tus comentarios son ridículos y no impedirán que la gente que en la voluntad de Dios haya de leer estos testimonios, lo haga.

Maripaz

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Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas.(2 Cron. 32:7-8)
 
Hola

<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Ramón dijo:
Sólo me he leído el primer párrafo y ya me parece bostezante. Sin duda tiene problemas psicológicos ese hombre. Supongo que le meterían en un manicomio..:"[/quote]

Yo he sido católico durante 32 años, los cuales considero suficientes para conocer por dentro las prácticas, costumbres, doctrinas, etc. Ante mis comentarios de tono crítico hacia la religiosidad que abandoné, el recurrente "reproche" que recibo es que yo en realidad no conozco el catolicismo por dentro, porque sinó no lo criticaría..., o sea aducen que mis críticas son basadas en mi desconocimiento real del catolicismo (a pesar de que muchos nunca pertenecieron al evangelismo bíblico y opinan sobre él..
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)

Ahora, lo mas importante de este comentario es remarcar lo que responden cuando quien critica es un ex-sacerdote católico.

Obviamente ante ellos no pueden utilizar el argumento de que "no conocían el catolicismo". Entonces el método es desacreditarlo, blasfemarlo...

Las respuestas acostumbradas son:

1. Es un apóstata.
2. Enloqueció.
3. Se enamoró y por eso abandonó todo.

Según he leído en el libro "El Vaticano contra Dios", la blasfemia y el descrédito son recursos muy utilizados por la Curia Vaticana. En muchos testimonios podemos leer que los sacerdotes callan por no ser víctimas de estas deleznables prácticas. Han abandonado todo: familias, su pueblo, no tienen una profesión con la que puedan subsistir, etc. Entonces callan simplemente por no poner en riesgo su carrera-sustento, ya que sus "expedientes eclesiales" literalmente "se mueren" (nunca mas ascienden, muchas veces única ambición del religioso). Inclusive el libro cuenta que en la propia ciudad de Roma, el Vaticano ha conseguido que el gobierno italiano no le de empleo a un sacerdote excomulgado...

En fin, lamentable...



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Daniel
(Juan 8:32)

Sola Fe
Sola Gracia
Sola Biblia
Solo Cristo
Solo gloria a Dios
 
Recupero este epígrafe del pasado :leyendo:
 
La unidad espiritual de los cristianos

La unidad espiritual de los cristianos

La Verdadera Vida en Dios
12 de diciembre de 2001

"Yo soy el Guardián de Mi Casa y de Mi familia. Me atormenta ver que Mi Casa se desgarra. ¿Has leído: "Por negligencia las vigas del techo ceden, por falta de cuidado la casa deja entrar la lluvia"? 4 Mi Casa ha sido descuidada. Cada casa está pagada por alguien. Yo he comprado Mi Casa con Mi Propia Sangre. ¿Por qué no ha escuchado nadie Mi súplica cuando rogaba al Padre que fuerais uno? Hoy, si hubierais respondido a Mi llamada mostrando obediencia, estaríais compartiendo una sola Copa alrededor de un solo altar.


Ah, Señor, pero ¿cuántos creen realmente
que Tú me estás hablando
diciéndonos que Tu mayor deseo es la unidad?
¿La unidad y compartir una sola Copa,
todos reunidos alrededor de un solo Altar?

Deben abrir sus corazones y creerán...


Oh Cristo, ¿cuánto más Tu Precioso Cuerpo
debe ser taladrado y lanceado y fragmentado,
antes de que nos demos cuenta
de que hemos podido dividir Tu Cuerpo
como instrumentos del "divisor" mismo?
Lo hemos hecho sin querer e inconscientemente;
ayúdanos a encontrar y preservar
ese remanente tan sagrado llamado Tu Iglesia.
Ayúdanos a unirla de nuevo.

Si las iglesias son capaces de ir más allá de los obstáculos negativos que las impiden unirse, obstáculos que, según las Escrituras, están en contra del logro de la unidad de fe, amor y adoración entre ellos, Yo seré fiel a Mi promesa de conceder un tiempo de paz en el mundo entero. Esta paz atraerá a todos los seres hacia Mi Cuerpo Místico, cumpliéndose Mis Palabras, que se os dieron a todos vosotros en Mi oración a Dios Padre, cuando imploré:

"Que sean uno en Nosotros, como Tú estás en Mí y Yo estoy en Ti, a fin de que el mundo pueda creer que fuiste Tú quien Me enviaste". 5 Esta súplica pronunciada por Mis Labios divinos, aún hace eco desde el cielo, cada segundo.

Las Palabras que entoné significaban que toda la creación debe ser movida hacia una unidad espiritual y no una unidad mediante la firma de un tratado. Para cumplir Mis Palabras, las iglesias deben buscar primero la humildad y el amor, gracias que se pueden obtener por medio del Espíritu Santo y por un gran arrepentimiento.

No os sorprendáis de Mis proyectos. Aquél que es llamado por gracia se hace uno con el Dios Trino y ya no está solo, porque Nosotros vivimos en él. Nosotros habitamos en él. Habiendo hecho de ese modo Nuestra morada en él, Nosotros le poseemos y él Nos posee. Y así es como Nosotros te llamamos, hija, para Nuestra alabanza y Nuestro honor, para servirnos no durante una hora o dos, sino para que estuvieras con Nosotros durante todo el día sin interrupción, y estuvieses constantemente a la búsqueda del bienestar de Mi Iglesia. Que tus esfuerzos puedan traer la paz y que la Iglesia se beneficie de todas Mis palabras y que, al hacerlo así, se reconstituya con Mis bendiciones."

Mis bendiciones en Cristo y María. Inés
 
¿?

¿?

¿Pero qué comunión hay entre la luz y las tinieblas?
 
Inés


No se esfuerce más, la verdadera unidad es en el Espíritu, no bajo las sotanas de los curas....
 
Re: LEJOS DE ROMA, CERCA DE DIOS

Originalmente enviado por: Maripaz
Testimonio de Richard P. Bennett, extraído del libro “Lejos de Roma, cerca de Dios”, donde 55 ex-sacerdotes católicorromanos nos cuentan sus experiencias (Ed. Portavoz) Pgs. 366-369

Años de vacilación

La virgen María, los santos y el sacerdocio eran sólo una pequeña parte de la gran batalla con la que me enfrentaba. ¿Quién era el Señor de mi vida: Jesucristo conforme se revela en su Palabra, o la Iglesia Católica Romana? Esta pregunta fundamental ardía dentro de mí, especialmente durante los seis últimos años como cura párroco de Sangre Grande, entre 1979 y 1985. La idea de que la Iglesia Católica Romana era suprema en todos los aspectos de fe y moral me la habían grabado en la mente desde la infancia. Me parecía imposible poder cambiar. Roma no sólo era suprema, sino que siempre la llamaban "Santa Madre Iglesia". ¿Cómo podría rebelarme contra la "Santa Madre Iglesia", especialmente cuando yo cumplía una parte oficial en dispensar sus sacramentos y en mantener a los feligreses fieles a ella?
En 1981, me redediqué seriamente al servicio de la Iglesia Católica Romana mientras asistía a un seminario de renovación parroquial que se llevó a cabo en Nueva Orleans. Sin embargo, cuando regresé a Trinidad para ocuparme de los verdaderos problemas de la vida, de nuevo volvía a la autoridad de la Palabra de Dios. Finalmente la tensión se volvió un tira y afloja dentro de mí. A veces consideraba que la Iglesia Católica Romana era la autoridad absoluta, y otras veces consideraba que la Biblia era la base fundamental. Durante esos años sufrí muchos problemas del estómago debido a las tensiones emocionales. Tendría que haberme dado cuenta de la simple verdad de que uno no puede servir a dos señores. En el cargo que ocupaba, debía colocar la autoridad absoluta de la Palabra de Dios bajo la supuesta autoridad suprema de la Iglesia Católica Romana
Esa contradicción se representó en lo que hice con las cuatro estatuas que estaban en la Iglesia de Sangre Grande. Saqué y quebré las imágenes de San Francisco y San Martín porque el segundo mandamiento de la Ley de Dios declara, en Éxodo 20:4, 'No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni debajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. Pero cuando algunos feligreses se opusieron a mi decisión de quitar las imágenes del Sagrado Corazón y de la Virgen María, las dejé en su lugar por la autoridad superior, o sea, la autoridad de la Iglesia Católica Romana, que en su Ley Canónica 1188 dice: “La práctica de presentar las sagradas imágenes en las iglesias para la veneración de los fieles debe permanecer". No me di cuenta, entonces, de que estaba tratando de hacer que la Palabra de Dios se sometiera a la palabra de los hombres.

Mi propia culpa

Aunque anteriormente ya había descubierto que la palabra de Dios es absoluta, todavía experimentaba la agonía de sostener que la Iglesia Católica Romana era recipiente de más autoridad que la Palabra de Dios, hasta en los aspectos donde la Iglesia de Roma hablaba en contra de lo que dice la Biblia. ¿Cómo podría ser esto? En primer lugar, era mi propia culpa. Si yo hubiera aceptado la autoridad de la Biblia como suprema la Palabra de Dios me habría convencido de que renunciara a mi cargo sacerdotal como mediador; pero esto era demasiado preciado para mi. Segundo, nadie jamás cuestionaba mis acciones como sacerdote. Visitantes de ultramar venían a misa, veían nuestros aceites sagrados, el agua bendita, las medallas, imágenes, vestimentas, rituales, pero nunca
decían una palabra. Este estilo maravilloso, el simbolismo, la música, y el gusto artístico de la Iglesia Católica es muy cautivante. El incienso no sólo tiene un fuerte aroma, sino que también infunde misterio a la mente.

El punto decisivo

Cierto día, una señora me desafió con estas palabras: "Ustedes, los católicos romanos tienen apariencia de piedad, pero niegan su poder". Esta fue la única cristiana que me enfrentó en todos mis 22 años de sacerdocio. Esas palabras me molestaron por algún tiempo porque las luces, los banderines, la música de la gente, las guitarras y los tambores me gustaban mucho. Probablemente ningún otro sacerdote en la isla de Trinidad tenía sotanas, vestimentas y adornos tan coloridos como los que tenía yo. Era evidente que yo no deseaba renunciar a esta "apariencia de piedad". Así pues, por esas razones no quería poner en vigor lo que me revelaban mis ojos.
En octubre de 1985, la gracia de Dios se sobrepuso a la mentira que yo estaba tratando de vivir Me fuí a la isla de Barbados para enfrentar en oración la duplicidad en que me había forzado a vivir Me sentía realmente atrapado. La Palabra de Dios, en verdad, es absoluta. Sólo debo obedecerle a ella. No obstante, a ese mismísimo Dios le había jurado obediencia a la autoridad suprema de la Iglesia Católica. En Barbados pude leer un libro donde se explicaba el significado bíblico de «Iglesia" como «la hermandad de creyentes". Tenía comentarios sobre el muy conocido texto que se encuentra en Mateo 16:18, donde el Señor Jesucristo declara «... yo edificaré mi iglesia..." En el propio lenguaje de Jesús, la palabra iglesia es edah, que significa «hermandad". Yo siempre había entendido que la palabra "iglesia" significaba “la autoridad suprema para enseñar sobre todo asunto de fe y moral". En el Nuevo Testamento no hay indicio alguno de una jerarquía, mucho menos de un "clero que se enseñorea sobre el “laicado". Más bien, era como el Señor lo había declarado en persona “.. porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" (Mateo 23:8). Ahora que veía y comprendía el significado de la palabra iglesia como “hermandad", esto me dio la libertad que necesitaba para desprenderme de la Iglesia Católica como la autoridad suprema y colocar mi dependencia en las Sagradas Escrituras y en Jesucristo como Señor Al fin me di cuenta de que en términos bíblicos, los obispos de la Iglesia Católica que yo conocía no eran creyentes en la Biblia. La mayoría eran hombres piadosos dados a la devoción a la virgen María, al Rosario, y eran leales a Roma. Pero ninguno tenía idea de la obra completa de salvación que Cristo consumó en la cruz del Calvario; que la salvación es personal y completa. Todos predicaban penitencia para el pecado, sufrimiento humano, obras religiosas, “el camino del hombre” en lugar del evangelio de la Gracia. Pero por la misericordia de Dios, vi que no es por la Iglesia Católica ni por ninguna clase de obras que uno se salva. La Escritura dice: ”Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9)


Continuará.............
 
Originalmente enviado por: Maripaz
Inés


No se esfuerce más, la verdadera unidad es en el Espíritu, no bajo las sotanas de los curas....

Maripaz
No es para mi un esfuerzo sino una alegría difundir los deseos de mi amigo Jesús. Y verdaderamente la unidad espiritual de los cristianos sera obra del Espiritu Santo ( se le olvidó la palabra Santo Maripaz, tenga cuidado que hay otros espiritus que vagan por el mundo para la perdición de las almas). Y todos los que se opongan a ese plan que es de Dios, bueno, pobrecito de ellos, no? En verdad no me gustaría estar en su lugar el Día en que el Señor los llame a su presencia. Mis bendiciones en Cristo y María. Inés
 
Inés


Espíritu lo puse con mayúscula y sin necesidad de poner Santo, pues así se encuentra en la Escritura, cosa que no podemos decir de su despedida, igualando a María con Cristo. :(
 
Maripaz yo no la igualo a Santa María, la Virgen, con Nuestro Señor, es una imposibilidad lógica, una es una criatura humana glorificada y el otro es Dios. Y es Jesús quien honra a su mamá vinculándola a su misterio de salvación. Pero bueno, no pretendo que lo entienda es sólo por gracia que se llega a aceptar este misterio de Dios. Un abrazo. Que Dios la bendiga. Inés