Re: Las transfusiones de sangre. Son permitidas o prohibidas ??
La Ley de Dios es eterna. Ley que se impuso a los israelitas, cuando eran el pueblo de Dios, aunque ademàs Dios les incluyò otras leyes, en el pacto mosaico, que Jesucristo aboliò cuando vino a la Tierra, pero las Leyes principales, se repiten para los cristianos, las cuales estàn incluidas en el Nuevo Pacto que Jesucristo hizo con sus discìpulos (Lucas 22:28-30), que segùn la profecìa de Jeremìas, que el apòstol Pablo cita en la carta a los hebreos, dicha Ley serìa escrita, figurativamente, en la mente y en el corazòn, puesto que lo que debe de mover a un cristiano a obedecer dichas leyes es el amor a Dios, no el temor por un castigo al transgredir dichas leyes (Colosenses 2:16,17; Hebreos 8:6-13), por èso, Jesucristo resumiò toda la Ley en dos mandamientos: Amar a Dios con todo el alma, mente y corazòn, y amar al pròjimo como a uno mismo (Mateo 22:37-40).
Pero como dijo el apòstol Pablo, el hecho que debe ser el amor lo que nos debe mover a obedecer la Ley de Dios, y estar bajo bondad inmerecida por parte de Dios al enviar a su Hijo, Jesucristo, para que muriese por la humanidad para cubrir los pecados que uno pueda cometer, no quiere decir que uno pueda transgredir la Ley de Dios impunemente (Romanos 6:15-20), pues tambièn dijo Jesucristo, que "no todo el que me dice señor señor entrarà en el Reino de los Cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre (Dios) que està en los Cielos" (Mateo 7:21-23); por tanto, los cristianos demostramos que amamos a Dios si cumplimos sus mandamientos, los cuales no son gravosos (Juan 15:10; 1ªJuan 5:3).
Y uno de esos mandamientos que se diò, primero a Noè y despuès a los israelitas, era NO comer sangre de ningùn tipo (Gènesis 9:3,4; Levìtico 17:14); mandamiento que no debìa pasarse por alto, pues por ej., en una ocasiòn en que los hombres del rey Saùl comieron carne con su sangre, es decir, carne que probablemente no habìa sido suficientemente desangrada, tuvieron despuès que hacer sacrificios de animales para perdòn de ese pecado que habìan cometido contra Dios (1ºSamuel 14:33,34); y esa carne con su sangre mencionada en dicho relato, no se refiere a los pequeños capilares sanguìneos que pueden quedar cuando uno come un filete de ternera o de cordero, por ej., de otra forma, Dios no hubiese ordenado a Noè, y despuès a los israelitas, que comiesen carne, en el caso de los israelitas, la de animales permitidos; ni tampoco hubiese dicho, màs tarde, al apòstol Pedro y Pablo, que los cristianos podìan comer la carne que quisieran (Hechos 10:10-15; Romanos 14:3,4; 1ªCorintios 10:25,26).
Pero, ya que la Biblia se complementa, coherentemente, por sì misma desde Gènesis hasta Apocalipsis, en una reuniòn que tuvo lugar en Jerusalèn donde se reunieron los apòstoles y presbìteros (ancianos) de la Iglesia (Congregaciòn) cristiana entonces, cuyo primer problema a tratar tenìa que ver con la circuncisiòn, que parece ser que algunos judìos querìan imponer (Hechos 15:1,2,6), al final de dicha reuniòn, lo que se acordò fuè que quedase establecido algunas leyes conocidas por los judìos, no la de la circuncisiòn, sino otras leyes que parecìan ser tambièn algo controvertidas, sobre todo para los que no eran judìos, para la gente de las naciones (los paganos), quienes estaban acostumbrados a comer carne sacrificada a ìdolos (imàgenes/estatuas religiosas sagradas), y a comer animales que habìan sido estrangulados y sangre junto con la carne, o sangre completa, ademàs de la fornicaciòn, que suele referirse al final de dicha resoluciòn, quizàs para distinguir los tres primeros mandatos, que tienen que ver con alimentos, con una prohibiciòn que tiene que ver con la conducta moral o ètica, la fornicaciòn (Hechos 15:28,29; 21:25).
Todos èsos eran mandamientos, parte de la Ley de Dios, los cuales un cristiano debìa cumplir; sin embargo, el apòstol Pablo, hablando sobre alimento ofrecido a los ìdolos (imàgenes/estatuas religiosas sagradas), dice que el cristiano podìa comer todo tipo de carne que se vende en las carnicerìas, y cualquier comida a la que un cristiano sea invitado, pero si alguien dijese, por ej., que esa comida fuè sacrificada a un ìdolo, no debìan de tomarla, no sòlo por su conciencia, sino por la conciencia de los demàs (1ªCorintios 8:4-13; 10:25-31); algo que nunca se dice respecto, por ej., a la fornicaciòn, jamàs se dice en la Biblia, que uno pueda cometer fornicaciòn, si uno no estaba informado de èllo previamente, o que uno no pueda cometer fornicaciòn por la conciencia de los demàs.
Por tanto, obviamente, el mismo apòstol Pablo, quien llevò la resoluciòn tomada por los apòstoles y presbìteros en Jerusalèn, a la gente de las naciones (paganos) (Hechos 21:25), hace una distinciòn entre los mandamientos que tienen que ver con alimentos, los tres primeros mandatos, con el cuarto mandato, que tiene que ver con la prohibiciòn de cometer fornicaciòn. Lo que no significa que uno alegre e impunemente pase olìmpicamente los tres primeros mandatos, que tienen que ver con alimentos.
Ahora bien, la controversia hoy dìa, ya que en aquellos tiempos no existìa, es si un cristiano debe abstenerse tambièn de transfusiones de sangre, de sangre humana, pero, en vez de ingerida, via intravenosa. Aunque el contexto de Hechos 15:28,29 estè hablando de sangre de animal, no hay que olvidar que para Dios toda la sangre es sagrada, incluso la sangre de animales, que es lo que hacìa expiaciòn por los pecados de los israelitas (Levìtico 17-10-14), por tanto, con mucha màs razòn considera sagrada la sangre humana, sobre todo porque tuvo que enviar a su Hijo, Jesucristo, para derramar su sangre, su vida, por toda la humanidad (Hebreos 9:11-14; 1ªPedro 1:18,19). Ademàs, al emplear, en Hechos 15:28,29, la expresiòn "abstenerse de sangre", y en Hechos 21:25, la expresiòn "guardarse de", abarca mucho màs que si se hubiese dicho, por ej., no ingerir o comer.
Asì pues, ya que es un mandato que està incluido dentro los tres primeros mandatos que se dan en Hechos 15:28,29 y que tienen que ver con alimentos, lo que menciona el apòstol Pablo en 1ªCorintios 8:7-13 y 10:25-31, sobre alimentos sacrificados a ìdolos (imàgenes/estatuas religiosas sagradas), tambièn es valido para el caso de la sangre, en este caso concreto, para las transfusiones de sangre; es decir, como dice el apòstol Pablo, uno debe tener muy en cuenta no hacer tropezar a su hermano cristiano; asì que, en el caso de las mentes màs dèbiles, ponerse una transfusiòn de sangre, por ej., podrìa hacerlo tropezar, mientras que para otros, lo verìan normal. Por tanto, siempre debemos buscar un tèrmino medio, sin irse a extremos.
Lo màs prudente es evitar las transfusiones de sangre, no sòlamente por ser una cuestiòn religiosa, sino tambièn por cuestiòn de salud, ya que està comprobado que a veces, las transfusiones de sangre pueden ser peligrosas, de hecho, han muerto muchas màs personas por transfusiones de sangre o negligencias mèdicas, que por el rechazo directo de las mismas, teniendo en cuenta ademàs que hoy dìa, en muchos sitios, existen tratamientos mèdicos alternativos, màs costosos, pero màs seguros que las transfusiones de sangre. Tambièn tiene que ver la conciencia, no sòlamente de uno mismo, sino la de los demàs, cuando el cristiano se confronta con un caso extremo, cuando no hay otra opciòn, cuando por ej., alguien ha tenido un accidente y se està desangrando, y no hay tampoco en ese momento ningùn otro tratamiento mèdico, y es urgente que se le transfunda sangre, pues podrìa morir; en ese caso, la conciencia del cristiano, teniendo en cuenta tambièn la de los demàs, es quien debe dirigirlo a què hacer al respecto; pues como dijo tambièn Jesucristo, "quiero misericordia, no sacrificios" (Mateo 12:7).
La Ley de Dios es eterna. Ley que se impuso a los israelitas, cuando eran el pueblo de Dios, aunque ademàs Dios les incluyò otras leyes, en el pacto mosaico, que Jesucristo aboliò cuando vino a la Tierra, pero las Leyes principales, se repiten para los cristianos, las cuales estàn incluidas en el Nuevo Pacto que Jesucristo hizo con sus discìpulos (Lucas 22:28-30), que segùn la profecìa de Jeremìas, que el apòstol Pablo cita en la carta a los hebreos, dicha Ley serìa escrita, figurativamente, en la mente y en el corazòn, puesto que lo que debe de mover a un cristiano a obedecer dichas leyes es el amor a Dios, no el temor por un castigo al transgredir dichas leyes (Colosenses 2:16,17; Hebreos 8:6-13), por èso, Jesucristo resumiò toda la Ley en dos mandamientos: Amar a Dios con todo el alma, mente y corazòn, y amar al pròjimo como a uno mismo (Mateo 22:37-40).
Pero como dijo el apòstol Pablo, el hecho que debe ser el amor lo que nos debe mover a obedecer la Ley de Dios, y estar bajo bondad inmerecida por parte de Dios al enviar a su Hijo, Jesucristo, para que muriese por la humanidad para cubrir los pecados que uno pueda cometer, no quiere decir que uno pueda transgredir la Ley de Dios impunemente (Romanos 6:15-20), pues tambièn dijo Jesucristo, que "no todo el que me dice señor señor entrarà en el Reino de los Cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre (Dios) que està en los Cielos" (Mateo 7:21-23); por tanto, los cristianos demostramos que amamos a Dios si cumplimos sus mandamientos, los cuales no son gravosos (Juan 15:10; 1ªJuan 5:3).
Y uno de esos mandamientos que se diò, primero a Noè y despuès a los israelitas, era NO comer sangre de ningùn tipo (Gènesis 9:3,4; Levìtico 17:14); mandamiento que no debìa pasarse por alto, pues por ej., en una ocasiòn en que los hombres del rey Saùl comieron carne con su sangre, es decir, carne que probablemente no habìa sido suficientemente desangrada, tuvieron despuès que hacer sacrificios de animales para perdòn de ese pecado que habìan cometido contra Dios (1ºSamuel 14:33,34); y esa carne con su sangre mencionada en dicho relato, no se refiere a los pequeños capilares sanguìneos que pueden quedar cuando uno come un filete de ternera o de cordero, por ej., de otra forma, Dios no hubiese ordenado a Noè, y despuès a los israelitas, que comiesen carne, en el caso de los israelitas, la de animales permitidos; ni tampoco hubiese dicho, màs tarde, al apòstol Pedro y Pablo, que los cristianos podìan comer la carne que quisieran (Hechos 10:10-15; Romanos 14:3,4; 1ªCorintios 10:25,26).
Pero, ya que la Biblia se complementa, coherentemente, por sì misma desde Gènesis hasta Apocalipsis, en una reuniòn que tuvo lugar en Jerusalèn donde se reunieron los apòstoles y presbìteros (ancianos) de la Iglesia (Congregaciòn) cristiana entonces, cuyo primer problema a tratar tenìa que ver con la circuncisiòn, que parece ser que algunos judìos querìan imponer (Hechos 15:1,2,6), al final de dicha reuniòn, lo que se acordò fuè que quedase establecido algunas leyes conocidas por los judìos, no la de la circuncisiòn, sino otras leyes que parecìan ser tambièn algo controvertidas, sobre todo para los que no eran judìos, para la gente de las naciones (los paganos), quienes estaban acostumbrados a comer carne sacrificada a ìdolos (imàgenes/estatuas religiosas sagradas), y a comer animales que habìan sido estrangulados y sangre junto con la carne, o sangre completa, ademàs de la fornicaciòn, que suele referirse al final de dicha resoluciòn, quizàs para distinguir los tres primeros mandatos, que tienen que ver con alimentos, con una prohibiciòn que tiene que ver con la conducta moral o ètica, la fornicaciòn (Hechos 15:28,29; 21:25).
Todos èsos eran mandamientos, parte de la Ley de Dios, los cuales un cristiano debìa cumplir; sin embargo, el apòstol Pablo, hablando sobre alimento ofrecido a los ìdolos (imàgenes/estatuas religiosas sagradas), dice que el cristiano podìa comer todo tipo de carne que se vende en las carnicerìas, y cualquier comida a la que un cristiano sea invitado, pero si alguien dijese, por ej., que esa comida fuè sacrificada a un ìdolo, no debìan de tomarla, no sòlo por su conciencia, sino por la conciencia de los demàs (1ªCorintios 8:4-13; 10:25-31); algo que nunca se dice respecto, por ej., a la fornicaciòn, jamàs se dice en la Biblia, que uno pueda cometer fornicaciòn, si uno no estaba informado de èllo previamente, o que uno no pueda cometer fornicaciòn por la conciencia de los demàs.
Por tanto, obviamente, el mismo apòstol Pablo, quien llevò la resoluciòn tomada por los apòstoles y presbìteros en Jerusalèn, a la gente de las naciones (paganos) (Hechos 21:25), hace una distinciòn entre los mandamientos que tienen que ver con alimentos, los tres primeros mandatos, con el cuarto mandato, que tiene que ver con la prohibiciòn de cometer fornicaciòn. Lo que no significa que uno alegre e impunemente pase olìmpicamente los tres primeros mandatos, que tienen que ver con alimentos.
Ahora bien, la controversia hoy dìa, ya que en aquellos tiempos no existìa, es si un cristiano debe abstenerse tambièn de transfusiones de sangre, de sangre humana, pero, en vez de ingerida, via intravenosa. Aunque el contexto de Hechos 15:28,29 estè hablando de sangre de animal, no hay que olvidar que para Dios toda la sangre es sagrada, incluso la sangre de animales, que es lo que hacìa expiaciòn por los pecados de los israelitas (Levìtico 17-10-14), por tanto, con mucha màs razòn considera sagrada la sangre humana, sobre todo porque tuvo que enviar a su Hijo, Jesucristo, para derramar su sangre, su vida, por toda la humanidad (Hebreos 9:11-14; 1ªPedro 1:18,19). Ademàs, al emplear, en Hechos 15:28,29, la expresiòn "abstenerse de sangre", y en Hechos 21:25, la expresiòn "guardarse de", abarca mucho màs que si se hubiese dicho, por ej., no ingerir o comer.
Asì pues, ya que es un mandato que està incluido dentro los tres primeros mandatos que se dan en Hechos 15:28,29 y que tienen que ver con alimentos, lo que menciona el apòstol Pablo en 1ªCorintios 8:7-13 y 10:25-31, sobre alimentos sacrificados a ìdolos (imàgenes/estatuas religiosas sagradas), tambièn es valido para el caso de la sangre, en este caso concreto, para las transfusiones de sangre; es decir, como dice el apòstol Pablo, uno debe tener muy en cuenta no hacer tropezar a su hermano cristiano; asì que, en el caso de las mentes màs dèbiles, ponerse una transfusiòn de sangre, por ej., podrìa hacerlo tropezar, mientras que para otros, lo verìan normal. Por tanto, siempre debemos buscar un tèrmino medio, sin irse a extremos.
Lo màs prudente es evitar las transfusiones de sangre, no sòlamente por ser una cuestiòn religiosa, sino tambièn por cuestiòn de salud, ya que està comprobado que a veces, las transfusiones de sangre pueden ser peligrosas, de hecho, han muerto muchas màs personas por transfusiones de sangre o negligencias mèdicas, que por el rechazo directo de las mismas, teniendo en cuenta ademàs que hoy dìa, en muchos sitios, existen tratamientos mèdicos alternativos, màs costosos, pero màs seguros que las transfusiones de sangre. Tambièn tiene que ver la conciencia, no sòlamente de uno mismo, sino la de los demàs, cuando el cristiano se confronta con un caso extremo, cuando no hay otra opciòn, cuando por ej., alguien ha tenido un accidente y se està desangrando, y no hay tampoco en ese momento ningùn otro tratamiento mèdico, y es urgente que se le transfunda sangre, pues podrìa morir; en ese caso, la conciencia del cristiano, teniendo en cuenta tambièn la de los demàs, es quien debe dirigirlo a què hacer al respecto; pues como dijo tambièn Jesucristo, "quiero misericordia, no sacrificios" (Mateo 12:7).