La Vigencia de los Dones del Espíritu Santo

Estimado Caleb:

Si para ud las experiencias establecen las doctrinas ¿que le diría a un Católico que le dijese: Le aseguro que el Señor Jesucristo se me apareció, y me dijo tal y tal cosa?

Si su experiencia no es Bíblica, ud está experimentando algo que no viene de Dios.

Yo conozco la iglesia pentecostal, ¿porque no lee todo este debate detenidamente, y luego me da su opinión?

Que Dios le bendiga.

Roman
 
Apreciado hermano ROMAN: No necesitas disculparte pues ya nos habías advertido de tu demora, y como siempre, nos recompensas con un exhaustivo estudio que nos lleva a profundizar en la Escritura.
Como bien adviertes, la semejanza de las formas castellanas de "esperar" y "esperanza" se corresponden con las griegas de "elpis" y "elpizö". Con lo que sigo sin estar de acuerdo es cuando dices:
"El uso Bíblico de estas palabras no permite pensar que son eternas, ya que siempre que se las usa es en relación a un objeto y cumplimiento puntual, que para el creyente no va mas allá de la Venida de Cristo".
Hasta en los mismos textos que aportas es posible vislumbrar que la esperanza se proyecta más allá de la Venida de Cristo: "...y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios" (Rom.5:2). "Así que teniendo tal esperanza" (2Cor.3:12): "mucho más glorioso será lo que permanece" (v.11): "el ministerio de justificación" (v.9): "el ministerio del espíritu" (v.8). "a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos" (Col.1:5). "...nos hizo renacer para una esperanza viva..."(no muere-no termina)- "...para que vuestra fe y esperanza sean en Dios" (1P.1:3,21).
Por supuesto que cualquier esperanza puesta en alguna promesa divina cesa como tal a la vista de su cumplimiento: "pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?" (Rom.8:24). Pero notemos que este texto se refiere a: "esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos..." (vs.23b,24a). Cuando el Señor regrese por los suyos, transforme nuestros cuerpos y nos lleve con El, salvándonos de la presencia del pecado y de la ira que vendrá sobre el mundo, se verá consumada tal bendita esperanza. Pero que cese esa esperanza ante el cumplimiento de la misma, no significa que desaparezca la esperanza como tal. Pablo usa la profecía de Isaías (64:4) para instruir a los corintios sobre aquellas cosas que Dios reveló a sus apóstoles por el Espíritu: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1Co.2:9). Que exista una eterna expectativa en todos los hijos de Dios por todo cuanto El ha de manifestarnos por los tiempos sin fin, es algo que se corresponde con los atributos de la Deidad.
Sentenciar a muerte la ESPERANZA como tal, es quitarle algo al amor, a Cristo y a Dios mismo. Veamos: ese amor al que tu te esmeras por darle la exclusividad de la permanencia eterna, es el que Pablo describe diciendo que "...todo lo cree, todo lo espera..." (1Co.13:7), pero que según tú en la eternidad se verá disminuído ante la cesación de la fe y la esperanza. El Cristo que es en nosotros "la esperanza de gloria" (Col.1:27b) y que se nos presenta como el "Señor Jesucristo nuestra esperanza" (1Tim.1:1), por la eternidad también perdería uno de sus encantos y atractivos, carente entonces de esa ESPERANZA a la que le quitas su calidad de eterna, por más que le achaques a la Biblia tal responsabilidad. En fin, veamos Rom.15:13: "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo". Honestamente, no veo el por qué lo que es ya una realidad en nuestra vida aquí, haya de cesar ante el estado de perfección en la eternidad. Tal estado, al que llegaremos, no supone una capacidad tal como para que entonces podamos prescindir de la fe y la esperanza, como si pudiésemos medir al Infinito y abarcar lo inconmensurable. Mas bien creo, que tal estado de perfección y lo ilimitado del tiempo, no impedidarán que prosigamos en conocer a nuestro Dios. De veras que no entiendo tu manera de limitar el alcance de las Escrituras, haciendo que Oseas 6:3 se concrete y limite al conocimiento por Israel de su Mesías. Si la hermenéutica nos señala un comienzo que no debemos dejar de admitir, tampoco baja el telón de la revelación como para que no prosiga más allá de lo puntual.
Hay un evento que va más allá de la Venida del Señor, y que el apóstol Pedro refiere (y que ni siquiera tú has pasado por alto): "Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia" (2P.3:13). Es cierto que apenas tendremos que esperar un tan escaso tiempo como pueda ser poco más de mil años en una perspectiva ya de eternidad; pero aunque ignoramos ahora que será desde allí y en adelante, tomo ésto sólo como una muestra de que la esperanza del cristiano no desaparece tras el encuentro con el Señor en el aire, en su venida.
Tú dices: " pretender una actitud de esperanza en tal estado es simplemente un menosprecio al cumplimiento de las promesas de Dios".
Pues no te entiendo. El que eternamente subsista la esperanza no veo como pueda estar reñido con el cumplimiento de las promesas de Dios.
También dices: " con la Venida del Señor comienza el cumplimiento de nuestra esperanza, por lo cual la esperanza misma ya no se necesita más.Cuándo ud espera a alguien, lo espera hasta que llega, después que llegó ya no lo espera más, esta con él".
El pasado sábado fui al Aeropuerto a esperar a mi hermano Roberto que hace más de 20 años está radicado en los EEUU. Estuve con él apenas unos minutos, pues el siguió para la casa de nuestra madre y yo para la mía. Pero tenemos proyectadas muchas cosas durante su estada.
En un sentido, ya no lo espero, pues ya llegó. Pero la esperanza que me había hecho del disfrute de su venida y nuestro reencuentro, se mantiene latente, y telefónicamente nos hablamos y planificamos las próximas actividades juntos. El cumplió la promesa de su venida y no faltó a nada de lo prometido, pero mi esperanza cumplida se abre ahora en un abanico de oportunidades planeadas y otras aún desconocidas. Traes el texto de Proverbios 13:12: “La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: Mas árbol de vida es el deseo cumplido.” Pero es obvio que aquí se trata de una esperanza precisa, conocida y que se anhela. En tal sentido, ninguna esperanza nuestra basada en las promesas específicas que Dios nos ha hecho en su Palabra quedará sin cumplimiento. Pero la esperanza no se nutre únicamente de las promesas, sino de lo que espera de "Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" (Ef.3:20). En mi país, los niños escriben sus cartas a los Reyes Magos pidiendo algunas cosas. Pero la esperanza de ellos no está puesta únicamente en determinadas cosas, pues saben que siempre reciben regalos que jamás habrían imaginado y que supera sus expectativas. Fíjate que la esperanza trocada en deseo cumplido no es comparada a ningún objeto estable, sino con el árbol de vida, que en Génesis y Apocalipsis es un tipo del mismo Señor Jesucristo. Así también la esperanza tiene una trascendencia tan eterna como la fe y el
amor, y el Señor Jesucristo en unidad con el Padre y el Espíritu Santo.
Volveré luego por la continuación de tu mensaje.
Muchas gracias por todo y que el Señor te siga bendiciendo mucho.
Ricardo.
 
quiero felicitarte Roman,por ser el mas biblico y basas tus convicciones en lo perfecto,que es la palabra de Dios,y no en emociones,o sentimentalismos,que a lo largo eso desepciona,cuando yo en mis comiensos de mi vida cristiana milite en una iglesia pentecostal,el que no hablaba en lenguas ,merjor dicho taramudeaba,decian que no tenia el espiritu santo,y muchas cosas mas,me tomaron a mal cuando le dije al pastor, que como yo, no tenia el espiritu santo, no hiba a diezmar, ya sabras lo que me contesto,y les decia como exigen santidad de alguien cuando al mismo tiempo le dicen que no tiene el espiritu santo,la biblia dice sin cristo nada podemos hacer,esa ha sido la tactica de sicologica de inseguridad que se ha usado para promover el pentecostalismo actual,no dudo de que la mayoria busca estas experiencias basados en su mente que esa es la voluntad de ellos para su vida.
no es mi intencion lastimar a nadie ,asi como ustedes defienden sus convicciones demen a mi tambien la oportunidad.
En Cristo Julio
 
Estimado hermano Ricardo:

FE y ESPERANZA

El término griego elpís significa esperanza. Su verbo asociado elpizö significa principalmente esperar, y en su voz media (elpö), significa ni más ni menos que hacer esperar, dar esperanza.
En el griego koinë, quien tiene esperanza es el que espera ALGO o ALGUIEN, y el que espera ALGO o ALGUIEN es porque tiene esperanza.
Por ejemplo:

“Y Herodes, viendo á Jesús, holgóse mucho, porque hacía mucho que deseaba verle; porque había oído de él muchas cosas, y TENÍA ESPERANZA que le vería hacer alguna señal.” (Lc. 23:8 – RV1909).
Aquí “tenía esperanza” es traducción del VERBO elpizö. Bien podría traducirse: “... y esperaba que le vería hacer alguna señal”, como traduce RV1960. Ambas expresiones son equivalentes.

“Esto te escribo CON ESPERANZA que iré presto á ti:” (1 Timoteo 3:4 – RV1909).
Aquí “con esperanza” también es traducción del VERBO elpizö. Bien podría traducirse: “Esto te escribo ESPERANDO ir a ti pronto:” (BdA). Ambas expresiones son equivalentes.

“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni PONGAN LA ESPERANZA en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos:” (1 Ti. 6:17 – RV1909/1960 y BdA). Al igual que los casos anteriores, el concepto es equivalente:
poner/tener esperanza = esperar.

Ahora bien:

1) "...y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios" (Rom.5:2).
¿Cuándo estemos ante la gloria de Dios, seguiremos esperando estar ante ella?: No.
¿Necesitaremos a partir de ese momento tener esperanza en la gloria de Dios?: No.
Lo que haremos a partir de ese momento es gozarnos ante la gloria de Dios.

2) “7 Y si el ministerio de muerte en la letra grabado en piedras, fué con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudiesen poner los ojos en la faz de Moisés á causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
8 ¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
9 Porque si el ministerio de condenación fué con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justicia.
10 Porque aun lo que fué glorioso, no es glorioso en esta parte, en comparación de la excelente gloria.
11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más será en gloria lo que permanece.
12 Así que, teniendo tal esperanza, hablamos con mucha confianza;” (2 Co. 3:7-12)
¿A que gloria se refiere Pablo? Pues el mismo concluye en el vs. 18:
“Por tanto, nosotros todos, mirando á cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.”
Esta gloria en la cual somos transformados para ser conformados cada día más a la imagen del Señor, ha de ser manifestada en el futuro:
“Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios.
Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza,
Que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios”. (Ro. 8:19-21)
¿Cuándo llegue el día de la manifestación gloriosa de los hijos de Dios, seguiremos esperando la manifestación de esa gloria?: No.
¿Necesitaremos a partir de ese momento tener esperanza en nuestra manifestación gloriosa? : No.

3) “Habiendo oído vuestra fe en Cristo Jesús, y el amor que tenéis á todos los santos,
A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual habéis oído ya por la palabra verdadera del evangelio:” (Col 3:4-5)
La esperanza guardada en los cielos es ese tabernáculo glorioso e indestructible prometido por Dios, un nuevo cuerpo espiritual donde no mora el pecado (Fil 3:20; 2 Co. 5:1-2)
¿Cuándo poseamos esa “habitación celestial” que ahora esperamos, la seguiremos esperando? : No.
¿Necesitaremos a partir de ese momento tener esperanza en lo que no está guardado en los cielos?: No.

4) “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
Para una herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse, reservada en los cielos” (1 P. 1:3-4)
“En esperanza viva”, es una expresión que parte de la presente regeneración y hace referencia al hecho de la futura resurrección. Pedro no está hablando de la esperanza en si, sino del hecho de que nuestra esperanza parte del hecho de la vida eterna que tenemos, apuntando a la futura resurrección, cuando poseeremos esta vida eterna.
El objeto de la esperanza es la vida, por lo que la esperanza es “viva”:
El Sr. Vine opina al respecto:
“zaö: vivir, estar vivo, se emplea en el NT: ... (f) de la esperanza de la resurrección, 1 P. 1:3” (Diccionario Expositivo de Palabras del NT, Tomo IV, pag. 254)
La esperanza en las Promesas de Dios que nos son reveladas por Su Palabra, es viva en si misma. Un incrédulo NO tiene una esperanza muerta, directamente NO tiene esperanza:
“Que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros á los pactos de la promesa, SIN ESPERANZA y sin Dios en el mundo.” (Ef. 2:12)
¿Cuándo resucitemos, seguiremos teniendo la esperanza de la resurrección?: No.

5) “Que por él creéis á Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sea en Dios.” (1 P. 3:21)
Nuestra fe y esperanza es en Dios, porque el es Fiel para cumplir sus promesas.
¿Cuándo Dios cumpla con Sus promesas, y resucitemos, y se manifieste en Su gloria y estemos ante Su presencia, seguiremos esperando?: No.
¿Necesitaremos a partir de ese momento tener esperanza?: No.

CONCLUSIÓN: Si ninguna de estas cosas seguiremos esperando por la eternidad ¿necesitaremos la esperanza?: No.

Ud dice con respecto a Ro. 8:24:
“Pero notemos que este texto se refiere a: "esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos..." (vs.23b,24a). Cuando el Señor regrese por los suyos, transforme nuestros cuerpos y nos lleve con El, salvándonos de la presencia del pecado y de la ira que vendrá sobre el mundo, se verá consumada tal bendita esperanza. Pero que cese esa esperanza ante el cumplimiento de la misma, no significa que desaparezca la esperanza como tal”
En Ro. 8:24a Pablo habla de la esperanza en la salvación plena, pero en 8:24b enuncia un principio general de la esperanza: “mas la esperanza que se ve, no es esperanza”. Pablo cita este principio, aplicándolo a las salvación, pero este principio NO sólo es cierto para la esperanza en la salvación plena, sino para cualquier objeto de la esperanza.

Ud dice:
“Pablo usa la profecía de Isaías (64:4) para instruir a los corintios sobre aquellas cosas que Dios reveló a sus apóstoles por el Espíritu: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1Co.2:9).”
¿Cuándo veamos las cosas que Dios ha preparado para los que le aman, seguiremos esperándolas?: No.

Ud dice:
“Que exista una eterna expectativa en todos los hijos de Dios por todo cuanto Él ha de manifestarnos por los tiempos sin fin, es algo que se corresponde con los atributos de la Deidad.”
Este concepto no pasa de ser un simple enunciado académico. NO aparece en la Biblia, NO es Bíblico. Siempre que en la Biblia se habla de esperanza, se lo hace en referencia a un objeto puntual. Nada tiene que ver la esperanza y la fe Bíblicas, con lo que Dios haya de manifestarnos por la eternidad y que NO haya prometido en Su Palabra.
La esperanza y la fe en algo que no esté Prometido por Dios en Su Palabra NO es Bíblica, y por lo tanto, no es cierta.

El Amor es uno de los Atributos de Dios, o como dice Ryrie, una de Sus Perfecciones. Pero hay ciertas cosas como la fe y la esperanza, que no son Perfecciones de Dios, sino más bien medios que tienen su origen en el Amor de Dios, y que son para beneficio del hombre, para que este se salve y viva.
Pero que tengan su origen en el Amor de Dios, no significa que al cumplir su objetivo disminuyan tal Amor.
Muchas cosas ha creado Dios en su Amor, como el mismo santo amor entre el hombre y la mujer en el matrimonio, que en la eternidad ya no existirá como tal, ¿disminuirá el Amor de Dios por ello? En ninguna manera.

El Señor Jesucristo es HOY nuestra “Esperanza de Gloria”, pero cuando estemos con Él, para nosotros será MAS que ahora, pues será nuestra “Realidad de Gloria”. ¿Le parece que disminuirá en algo su atractivo cuando estemos ante Él, en comparación de ahora que no le vemos?. ¿No aumentará su atractivo para nosotros, cuando estemos con Él? Si Ud cree que por no esperarlo más, perderá Su atractivo, entonces ¡quédese para siempre aquí!, claro ¡si puede!. Pero esto no será así, pues para el Señor tendremos más atractivo en la Gloria junto a Él:
“Hijas de reyes entre tus ilustres: Está la reina á tu diestra con oro de Ophir.
Oye, hija, y mira, é inclina tu oído; Y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
Y deseará el rey tu hermosura: E inclínate á él, porque él es tu Señor.”
(Sal 45:9-11)
¿Le parece que esta descripción de la Gloria Venidera del Reino perderá su encanto cuando sea una realidad y no la esperemos mas?
Es Ud. estimado hermano el que le achaca a la Biblia un propiedad que la Esperanza y la Fe Bíblicas NO poseen.
Le diré porque la fe y la esperanza, que son una realidad en nuestra vida aquí, hayan de cesar en el estado de perfección de la eternidad: Porque habrán cumplido su objetivo.

Oseas 6:3 se aplica al pueblo de Israel. Quienes pretenden que las “lluvias tempranas y tardías” son para la Iglesia, aplican este pasaje fuera de contexto para explicar sus equivocadas doctrinas. Solo el remanente fiel del pueblo de Israel “conoció” a Jehová, cuando vino el Señor Jesucristo (Jn. 1:14; 14:7-9). Pero aún resta que TODO Israel le conozca, y llegue la “lluvia tardía” sobre el, pero eso será en el futuro. (Zac. 12:10). Este pasaje no habla de ningún evento en la eternidad, sino mas bien de eventos puntuales que han de cumplirse.
En el momento en que Oseas se escribió esto, nada de lo anterior se había cumplido, por eso el conocimiento es en dos tiempos: 1) Conoceremos 2) Proseguiremos en conocer.
Como los eventos a que hace referencia son puntuales, el segundo caso no está haciendo referencia a la eternidad.
De veras que no entiendo donde ve Ud. un cumplimiento eterno en este pasaje.

En 2 P. 3:13 Pedro contrasta el hecho de que este mundo será desecho, con el hecho de que para el creyente nada de este mundo es de desear.
¿Pero sabe una cosa? Cuando cité 2 P. 3:14 en la lista acerca del uso del término esperanza ¡me equivoqué!, pues tanto en 1 P. 3:12, 13 y 14, el verbo “esperamos” proviene del griego prosdokáö, que tiene un significado totalmente distinto: aguardar, esperar, velar, temer, sospechar, suponer.
Prosdokaö proviene de prosdokía, que en el NT sólo se usa de la expectación del mal. (Lc. 21:26 y Hch. 12:11)
Por lo tanto, prosdokaö se usa también para la expectativa de algo malo, cosa que jamás ocurre con elpizö.
En 2 P. 3:12-14, prosdokaö presupone una actitud o expectativa temerosa ante un evento inevitable. No es el ejercicio de la esperanza cristiana en las promesas de Dios PARA el creyente, que es el caso que nos ocupa, sino que es la expectativa ante el juicio venidero sobre este mundo. En este sentido, también esperamos el juicio ante el Trono Blanco, el lago de fuego y la condenación eterna de Satanás, sus ángeles y los impíos. Pero esta esperanza NO es PARA nosotros.
Como verá, el creyente NO dirige su Esperanza (elpizö) mas allá de la Venida del Señor, aunque por supuesto aguarda (prosdokaö) el cumplimiento de toda Escritura.

Por otro lado, el Apóstol Pablo dice en 1 Co. 15:17-20:
“17 Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aun estáis en vuestros pecados.
18 Entonces también los que durmieron en Cristo son perdidos.
19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, los más miserables somos de todos los hombres.
20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.”

Creo que está claro: “en esta vida SOLAMENTE esperamos en Cristo”, porque EN Cristo tenemos TODO lo demás.

Yo digo: “pretender una actitud de esperanza en tal estado es simplemente un menosprecio al cumplimiento de las promesas de Dios”.
Ud responde: “Pues no te entiendo. El que eternamente subsista la esperanza no veo como pueda estar reñido con el cumplimiento de las promesas de Dios.
Le respondo:
Pues creo que efectivamente, necesito aclarar esto. Cuando llegue el día en que la promesa de estar con el Señor para siempre sea una realidad, si alguien asume la actitud de seguir esperando “algo” a pesar de estar con Él, pues sencillamente estará menospreciando el hecho real de que el YA ESTÁ con El Señor para siempre.

Su hermano Roberto llega al aeropuerto, al encontrarse con Ud, la esperanza de verlo nuevamente es cumplida, y ya no necesita esperarlo.
Luego, como él no viene directamente a verlo a Ud, sino que viene a ver primero a su madre, todavía su esperanza de disfrutar de su compañía no se ha cumplido. Al fin cuando esté con él, la esperanza de disfrutar su compañía será una realidad, y ya no estará esperándolo más.
Aún así, como todo ejemplo, es limitado, ya que en esta vida, jamás nuestras esperanzas se ven plenamente cumplidas, a no ser por breves intervalos de tiempo.
Pero ante el Señor, esto NO será así. Pues la comprensión de la realidad que tendremos ante su presencia, seguramente quitará cualquier duda o expectativa infundada, y la contemplación de la Excelsa Gloria de todo su Ser, junto a su Compañía, será nuestro magnífico y eterno solaz, de Quien NO esperaremos NADA más, pues lo tendremos TODO.

A mi cita de Pr. 13:12, Ud responde: “Pero es obvio que aquí se trata de una esperanza precisa, conocida y que se anhela. En tal sentido, ninguna esperanza nuestra basada en las promesas específicas que Dios nos ha hecho en su Palabra quedará sin cumplimiento. Pero la esperanza no se nutre únicamente de las promesas, sino de lo que espera de "Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos" (Ef.3:20).”
¿Así que Ud se refiere a la esperanza basada en algo que Dios NO promete en Su Palabra?
Pues bien, eso resuelve el problema, porque a la esperanza que Ud. se refiere NO ES LA DE LA BIBLIA.
¿Que cosa espera Ud. que no esté basada en las promesas de Dios? ¿No le parece que está yendo mas halla de lo Escrito?

Y ya que tiene en poco Sus Promesas, vea Ud lo que dice el Apóstol Pedro:
“Como todas las cosas que pertenecen á la vida y á la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud:
Por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huído de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia.” (2 P. 1:3-4)
Las promesas de Dios que nos han sido dadas, llegan hasta el punto de hacernos partícipes de la Naturaleza Divina, no de Su Ser, sino de Su Presencia. ¿Acaso Ud espera más que esto? ¿No le parece que esperar más, cuando Dios YA le ha prometido TODO, es un menosprecio a las promesas de Dios?

En mi país, muchas veces los niños no reciben nada, a pesar de haber depositado su esperanza en cosas que SI se habían imaginado.
¿Sabe Ud? Prefiero esperar lo que Dios me ha prometido, con eso me basta y etsoy lleno de gozo, y es mas que suficiente para fortalecerme cada día.
Si Ud espera cosas que Dios no prometió mejor que se prepare a NO recibirlas, y por supuesto a esperarlas eternamente.

Las cosas que esperamos tienen trascendencia eterna, pero la esperanza y la fe no, porque poseyendo una vez lo esperado, no necesitaremos creer que lo recibiremos, ni lo esperaremos más.

Si Ud. revisa nuestros diálogos anteriores, notará que ha dejado mucho sin contestar, por favor, hágalo.

Que Dios le bendiga.

Roman.
 
Estimado hermano Julio:

Estimado Julio, me gozo en que compartamos las mismas convicciones y creencias.

Sólo le señalaré, que por reverencia, es sumamente conveniente escribir Espíritu Santo, con mayúsculas.
El hecho del énfasis desmedido que los hermanos pentecostales dan a Éste, cuando le colocan por encima del Señor Jesucristo, no debe llevarnos en un equivocado “efecto péndulo”, a cometer el más mínimo desliz al considerar la Excelsa Persona del Espíritu Santo, y la vital importancia que tiene para nosotros los creyentes.
Y digo que este énfasis desmedido sucede, por el simple hecho de que estos hermanos separan y colocan la experiencia del bautismo del Espíritu Santo, por encima de la conversión a Jesucristo, llegando al punto de admitir que una persona puede tener a Jesucristo en su corazón, pero aún así, no poseer la plenitud del Espíritu Santo. Lo cual equivale a decir, que un creyente puede tener plenamente al Señor Jesucristo, y no tener plenamente al Espíritu Santo. Esto es un gran error.
Entiendo su experiencia, y crea que yo he tenido las mías.
Los errores doctrinales del pentecostalismo, deben ser combatidos con Amor, Verdad , Firmeza y Eficacia.
Recordemos querido hermano que nuestra actitud debe ser siempre:

“Mirando bien que ninguno se aparte de la gracia de Dios, que ninguna raíz de amargura brotando os impida, y por ella muchos sean contaminados;” (Hebreos 12:15)

“Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo;” (Ef. 4:15)

“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros de la común salud, me ha sido necesario escribiros amonestándoos que contendáis eficazmente por la fe que ha sido una vez dada á los santos.” (Judas 1:3)

Que Dios le bendiga.

Román.
 
Estimado hermano Ricardo:

Como me llama la atención que no haya respondido a mi último mensaje, escribo éste con el sólo motivo de enviar éste tema a la primera sección del foro, por si quizá no haya notado ud. mi última respuesta.

A la espera de su respuesta.

Que Dios le bendiga.

Roman.
 
SEÑAL DE MALDICIÓN Y

BENDICIÓN DEL PACTO

por

El Doctor O. Palmer Robertson

Dios no tiene por costumbre sorprender a su pueblo con lo
novedoso e inesperado. La dilatada historia de preparación, a través del
Antiguo Testamento, tenía el propósito de suavizar el trauma potencial de la
encarnación del Hijo de Dios. Difícilmente encontraremos una doctrina o
experiencia cristiana en el Nuevo Testamento que no tenga su contraparte en
el Antiguo Testamento. La tenue formación de las sombras ha precedido a la
esplendente incursión de la realidad. Con el propósito de asegurar la
comprensión adecuada del contexto, Dios cuidadosamente preservó la
entrada de su verdad en el mundo.

La historia de la salvación

Este "principio de preparación", a todas luces jugó un prominente papel en el
don carismático de las lenguas. En el día de Pentecostés, Pedro apunta
inmediatamente al profeta Joel como una figura del Antiguo Testamento que
había anticipado muy específicamente el derramamiento del Espíritu Santo
sobre toda carne. La conexión establecida por Pedro entre Pentecostés y el
Antiguo Testamento es harto conocida.

No ocurre de la misma manera con la conexión hecha por Pablo. En forma
interesante, Pablo relaciona el Antiguo Testamento explícitamente con el don
de lenguas, mientras Pedro aplica al fenómeno de las lenguas del Pentecostés
una profecía general del Antiguo Testamento que tiene que ver directamente
con las lenguas.

El pasaje de Pablo, frecuentemente pasado por alto, está incrustado en el puro
corazón de su exposición sobre Las lenguas en Corinto. En forma muy
especial, singular y excepcional, Pablo ubica el punto de apoyo para la
solución del problema del pueblo del N.T., en las inspiradas escrituras del
Antiguo Testamento. Porque si se trata de hallar respuestas precisas a los
problemas que surgen dentro del pueblo de Dios en el Nuevo Testamento,
estas deben buscarse en los documentos autoritarios del pueblo de Dios en el
viejo pacto.

En 1Corintios 14:20-22; se encuentra el comentario pertinente de Pablo, y se
lee así:

20 Hermanos, no se seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la
malicia, pero maduros en el modo de pensar.

21 En la ley está escrito: en otras lenguas y con otros labios
hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor

22 Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a
los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los
creyentes.

Se observa en primer termino que Pablo identifica las lenguas como una señal
de cumplimiento del pacto. La cita que el apóstol aplica al corriente fenómeno
de las lenguas se origina en Isaías 28:11. Sin embargo, el proceso de
anticipación del A.T., de las lenguas no puede detenerse en Isaías. Cuando el
profeta anuncia que una nación extranjera va a traspasar las fronteras de
Israel, balbuciendo una lengua extraña, está aplicando simplemente a su día la
maldición del pacto en Deuteronomio 28:49: "Jehová traerá contra ti una
nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya
lengua no entiendas".

Las lenguas: señal del juicio divino.

El juicio de Dios sobre el pueblo desobediente vendría por medio de una
nación extranjera. La señal del juicio del pacto de Dios sobre Israel será el
sonido de una lengua extraña.

El contexto de la alusión de Isaías a la maldición del pacto de Deuteronomio
es evidencia plena que el profeta mismo entendía que estaba anunciando el
cumplimiento del juicio del pacto divino sobre su pueblo. Examínese de nuevo
Isaías 28:9 y los versículos siguientes. El profeta pregunta: "A quien se
enseñara ciencia, o quien se hará entender doctrina?" (v. 9a). Isaías
responde su propia pregunta aparte del fracaso que ha experimentado al
intentar la comunicación del mensaje de Dios al pueblo rebelde.

La respuesta infantil del pueblo ofende a Dios su Hacedor. Actúan como si
fueran infantes, como lactantes, como recién destetados (v. 9b).

Como "ellos no escucharon" (v. 12), Dios debía hablarles como si estuviesen
todavía aprendiendo a hablar par medio de rimas infantiles:

"Mandamiento tras mandamiento

mandato sobre mandato

renglón tras renglón

línea sobre línea"

En hebreo:

"sav lasav

sav lasav

kav lakav

kav lakav" (w. 10, 13)

¿Cual sería el resultado de esta deliberada reversión a la infancia par parte de
Israel? ¿Cuál fue la consecuencia de su infantilismo? Isaías aturde a sus
oyentes. De persistir ellos en su actitud infantil e inmadura, pretendiendo no
escuchar ni entender, Dios les hablaría con juicio en su condición infantil. Su
voz sonaría como las palabras de un adulto deben parecer a un niño. En lugar
de comunicarse con ellos claramente, en su lengua nativa, hablaría "a este
pueblo en lengua de un pueblo extranjero" (v. 11 ). El haría realidad la
maldición del pacto señalada por Moisés. Una nación cuya lengua no era su
lengua vendría sobre ellos para ejecutar la ira y la maldición de Dios. Su
relación favorable para con ellos terminaría a través de un pueblo cuya lengua
ellos no podrían entender. Dios hablara en acentos desconocidos, "hasta que
ellos vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos" (v.
13).

La amenaza de Isaías en el sentido que Dios haría efectivas las maldiciones del
pacto en Deuteronomio sobre Israel, hablando a ellos en "lengua de
tartamudos y lengua de un pueblo extranjero" (v. 11), alcanza un desarrollo
posterior y más amplio en los versículos inmediatamente siguientes del
capítulo. En efecto, Isaías 28:16 declara:

"Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en
Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular,
preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure".

Este versículo se reconoce inmediatamente como un pasaje de particular
importancia para los escritores del Nuevo Testamento. Pablo, en Romanos
9:31-33, explica el tropiezo de Israel a la luz de este pasaje de Isaías. La
parábola de Cristo mismo que dramatiza el arrebatamiento del reino de Israel
se basa en el contexto del A.T., de la piedra angular que también opera como
piedra de escándalo para Israel (Mt. 21:42-46 ).

Este amplio uso del mensaje de Isaías 28 en el Nuevo Testamento,
aplicándolo al cese de la relación distintiva de Dios con Israel, corrobora el
sentido de la cita paulina de las maldiciones del pacto en la medida en que
estas están relacionadas con el fenómeno de las lenguas. Las lenguas no
resultan ser una sorpresa para el pueblo de Dios. Al contrario, tienen el
objetivo definido de ser señales del pacto. Cuando las lenguas ocurrieron, el
juicio de Dios sobre Israel llegó a formar parte de la historia de la redención.
Las lenguas sirven como una señal de la maldición del pacto.

El problema de Corinto en contexto histórico redentivo.

Siendo que esta perspectiva sobre el papel de las lenguas es bastante nueva, el
punto de partida de esta discusión debe subrayarse de nuevo. Es Pablo, quien,
al tratar el problema de las lenguas en Corinto, cita la sentencia de Isaías para
explicar el significado de las lenguas. Un examen mas cuidadoso del contexto
de la cita de Pablo puede servir para reforzar la conexión del argumento de
Pablo con el de Isaías. Pablo comienza en 1 Corintios 14:20; interrumpiendo
su discusión sobre las lenguas para exhortar a sus lectores a no ser "niños" en
el modo de pensar. Los corintios estaban actuando francamente como niños al
hacer ostentación del don de lenguas. Estaban practicando el don en forma
inmadura, sin restricciones, y sin hacer consideraciones adecuadas sobre su
papel fundamental en el propósito de Dios.

Con especial interés notamos la semejanza de contextos en Isaías y en Pablo.
El problema de Isaías era el infantilismo de la nación israelita; el problema de
Pablo, el infantilismo de la iglesia de Corinto. Al establecer su énfasis en un
contexto comparable con el de Isaías, Pablo refuerza el peso de sus palabras.
Los corintios indirectamente reciben la exhortación de no caer en el mismo
error en que cayera el viejo Israel.

Al mismo tiempo, la semejanza de contextos entre Isaías 28 y 1 Corintios 14;
sugiere claramente que Pablo sabia lo que estaba haciendo cuando citaba
Isaías 28:11, acerca del juicio de Dios para con Israel "en lengua de
tartamudos y en lengua extraña". No se trata de que Pablo cita un aforismo
aislado para reaplicarlo tendenciosamente a su circunstancia. El sabia muy bien
que las lenguas en Isaías aparecían como una señal de la maldición del pacto.
El entendía que el juicio de Israel era el tema que se estaba tratando. En
síntesis, Pablo citaba a Isaías 28:11; precisamente porque entendía el
fenómeno de las lenguas del Nuevo Testamento como el clímax del
cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento.

Israel recibió en los días del Antiguo Testamento el juicio al cual
Moíses e Isaías se refirieron. Ambos habían profetizado que
como resultado de la desobediencia del pacto, la señal de
balbucir lenguas se escucharía en su tierra. Sus profecías se
unificaron por una confirmación posterior hecha a través de un
tercer profeta, contemporáneo al hecho histórico del
cumplimiento. Moíses hablo en el siglo XV a.C., respecto de un
pueblo con lengua extraña que vendría para juicio de Israel
(Deut. 28:49). Isaías en el siglo VIII a.C., profetizo con la misma
perspectiva. En el tiempo del cautiverio de Israel, Jeremías
reitero el mismo mensaje:

"He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de
Israel, dice Jehová·; gente robusta, gente antigua, gente cuya
lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare" (Jer. 5:15).

Esta triple profecía de los siglos XV, VIII y V a.C. encontró su cumplimiento
inicial cuando los "balbucientes" babilonios avanzaron sobre Israel. Pero Pablo
dice que este signo de maldición del pacto sobre Israel halla su clímax de su
cumplimiento en la manifestación del don de lenguas de la era del Nuevo
Testamento. El juicio de Dios sobre Israel en el ano 586 a.C., fue solo un
anticipo de juicios aun mas severos pronunciados por Cristo mismo: "He aquí,
vuestra casa os es dejada desierta" ( Lc. 13: 35 ) .

Ahora bien; ¿en que forma sirvieron las lenguas como una señal del juicio del
pacto para con Israel?

Las lenguas en Pentecostés; clímax del cumplimiento profético

En un sentido bien literal, las "lenguas" de Pentecostés representaron el
arrebatamiento del reino de manos de Israel para destinarlo a los hombres de
todas las naciones. En efecto, todos los que presenciaron el fenómeno de
Pentecostés fueron de origen israelita. El carácter sobreabundante de la gracia
divina en ninguna parte es mas claro que en la salvación de los israelitas. De la
misma manera el significado de las lenguas es muy claro. Dios no quería
continuar confinándose a un solo pueblo, y comunicando en una sola lengua.
No era la voluntad de Dios continuar encauzando su obra de gracia salvadora
a través de una nación singular. Mas bien, ahora, Dios hablará en todas las
lenguas a todos los pueblos de la tierra. A todas las naciones del mundo se
dirigirá el mismo. Las lenguas, así, sirven como una señal del pacto. Las
lenguas indican el cumplimiento de la maldición de Dios sobre Israel, debido a
su infidelidad hacia el pacto.

Evidentemente, la magnitud de la gracia de Dios se ve claramente en el amplio
cumplimiento de salvación representado por el don de lenguas. Sin duda
alguna, las lenguas sirven simultáneamente· como señal de maldición y de
bendición del pacto. Dios se vuelve de Israel hacia todas las naciones. El
sermón de Pedro en Pentecostés analiza el don de lenguas como una evidencia
del derramamiento del Espíritu sobre toda carne. Pero el significado completo
todavía quedaba por ver. Por otro lado, Pablo ha establecido a través de su
cita del Antiguo Testamento que las lenguas son signo de maldición y de
bendición del pacto. Esta es una perspectiva equilibrada que debe tenerse en
cuenta.

El carácter de señal presente en el fenómeno de las lenguas

Es oportuno notar el papel que las lenguas desempeñan en el pacto y resulta
igualmente significativo anotar su carácter de señal. Después de citar Isaías
28:11, Pablo ofrece su propia versión interpretativa. "Las lenguas", dice Pablo,
"son por señal". Tanto la naturaleza esencial de las lenguas, como el contexto
de la cita paulina del Antiguo Testamento, que ya se discutido antes,
coadyuvan a la precisa definición del "carácter de señal" de las lenguas. Las
lenguas, pues, sirven como señal para indicar que el plan redentor de Dios ha
sido desplazado de la actividad centrada en los judíos, hay una actividad que
involucra a todas las naciones del mundo.

Los profetas del Nuevo Testamento explotan repentina y espontáneamente,
declarando la obra magnifica de Dios en las lenguas de toda la humanidad. La
señal es inequívoca. La transición ha ocurrido. Dios dejará de hablar en la
lengua exclusiva de un solo pueblo para hacerlo después en las muchas
lenguas de los mas variados pueblos de la tierra. La señal de las lenguas es una
señal de transición. Un nuevo día ha despuntado para el pueblo de Dios.

Se indico anteriormente que el contexto de la cita de Pablo en Isaías 28; tiene
que ver con el juicio de Dios para con Israel, por la dureza de su Corazón. La
referencia a la "preciosa piedra angular" de Isaías 28:16, tal como se emplea
en el Nuevo Testamento corrobora la idea que resulta del contexto de la cita
de Pablo respecto de la remoción del reino de manos de Israel. Las "lenguas"
tienen en este contexto la función de una "señal". Señal del cumplimiento del
juicio de Dios sobre Israel. Señal de la maldición del pacto hecha realidad
sobre Israel. Señal del cambio de tratamiento exclusivo de Dios con una
nación en su lenguaje especial hacia la manifestación abierta de Dios a los
hombres de todas las naciones, comunicándose con ellos en sus propias
lenguas.

Es posible que esta perspectiva arroje paz sobre los comentarios subsecuentes
del apóstol. Pablo dice que las lenguas son por señal "no a los que creen,
sino a los incrédulos;" (1Cor. 14:22). Ahora bien; ¿que pueden significar
estas palabras? Es esencial notar que Pablo une inmediatamente esta
aseveración con su cita de Isaías. "Así que", puesto que el carácter de juicio
de las lenguas se manifiesta en el contexto del pacto del Antiguo Testamento,
"las lenguas son por señal... a los incrédulos". En virtud de su papel
particular como sello del juicio de Dios sobre Israel, el pueblo incrédulo, las
lenguas comunican un mensaje especial a los incrédulos en general, sean judíos
o gentiles. Las lenguas deben ser tomadas en cuenta, especialmente por los
incrédulos. Las lenguas así dan testimonio de la fidelidad de Dios a las
palabras de sus maldiciones en el pacto.

Israel persistió en su incredulidad y Dios hizo realidad el juicio anunciado. Las
lenguas dan testimonio del juicio de Dios sobre Israel. Era claro que Dios no
habría de continuar a tratar en forma exclusiva con una sola nación. A través
de las lenguas el anuncia su comunicación a los hombres de todas las naciones.
A la vez, las lenguas anuncian al incrédulo las dimensiones universales de la
gracia de Dios. Una transición ha tomado lugar. La intención de la gracia de
Dios ha sido expuesta. Dios ha explicitado su determinación de hablar en el
lenguaje de los hombres que cubren el orbe entero.

De modo que las lenguas son para los incrédulos. Sirven inicialmente "como
una voz de júbilo al dar inicio a la era evangélica" Cuando se trata propiamente
con el trasfondo de la perspectiva del A.T., las lenguas dan su testimonio y
señal al incrédulo. Sin embargo, esta señal de transición tiene un papel de
menor importancia para quien ha entrado al compañerismo de los creyentes.
"Las lenguas son por señal... a los incrédulos" (1Cor. 14:22). Dios no ha
señalado el don de lenguas para la edificación sólida del creyente. Por su
misma naturaleza, las lenguas tienen un papel concreto que jugar en la historia
de la redención. Como la mayoría de las señales, las lenguas orientan a lo
largo del camino. Pero una vez que la señal ha sido rebasada, concluye su
función.

Profecía y lenguas; comparación de dones

En este punto, es necesario establecer comparación entre el don de profecía y
el don de lenguas en el campo de su funcionalidad en la era del Nuevo
Testamento .

Los dones representaban puntos significativos de semejanza y al mismo tiempo
presentaban puntos distintivos que les daban el carácter de unicidad. Tanto las
profecías como las lenguas eran dones de naturaleza verbal. Dones como el
"dar" y el "mostrar misericordia" (Rom. 12: 8) no eran dones precisamente
verbales. Pero la profecía y las lenguas tenían en común su calidad verbal.

Por otro lado, tanto la profecía como las lenguas aparecen como dones de
mensaje inspirados. En el caso de las lenguas, la veracidad de esta evaluación
es clara. Puesto que Dios hacia mover la boca, el mensaje en una lengua tenía
relación directa con la inspiración de Dios frase a frase, portando
consecuentemente elementos infalibles e inequívocos. El que los mensajes de
lenguas fuesen interpretables (1Cor. 14:5) parecía eliminar la posibilidad de
que las lenguas fuesen articulaciones verbales sin sentido. Ellas comunicaban la
verdad divinamente inspirada.

El don de profecía también parece tener un mensaje derivado directamente de
la inspiración de Dios. En (1Cor. 14:29-31), se habla de este don en términos
de "revelación". Aunque el caso no es tan claro como en las lengua, la profecía
manifiesta, al parecer, su carácter de revelación.

Pero estos dones presentan marcadas diferencias. Aunque se ubican en la
misma categoría básica tienen sus diferencias significativas. La mas importante
para esta discusión es el carácter peculiar que Pablo asigna a cada uno de
estos dones en la vida de la iglesia. La profecía es para edificación,
exhortación y consolación de los hombres. Las lenguas tienen el efecto de
edificar únicamente a quien habla, a menos que sean interpretadas (1Cor.
14:3-5). Este valor relativo de los dos dones encuentra confirmación
permanente en el hecho de que las palabras elegidas de la "profecía" (2Ped.
1:l9), son adecuadas para hacer al hombre de Dios "perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra" (2Tim. 3:16 ). Precisamente por su
continuo valor de edificación para la iglesia, las palabras de inspiración
profética han sido preservadas en la Escritura. El don de lenguas, no obstante,
no posee este valor esencial para la edificación del pueblo de Dios. Por lo
tanto, los mensajes en lenguas no habrían de tener un valor permanente para
preservar. Las lenguas sirven como una "señal" comunicada a los incrédulos
(1Cor. 14:22 ); en cambio la profecía cumplía el propósito de edificar a los
creyentes.

Una "diferencia de especies" por consiguiente separaba los dones de lenguas y
de profecía a despecho de sus semejanzas. El uno es objeto de limitaciones
drásticas en forma y función. El otro no presenta estas limitaciones. Es esta
"diferencia de especies" radical la que sirve para resolver el problema de
interpretación asociado con el siguiente tratamiento de Pablo (vv. 23-25 ) .

Pablo acaba de asignar las lenguas a los incrédulos y la profecía a los
creyentes. Ahora, en los versículos 23-25, parece retroceder completamente,
tanto que el siguiente comentario se encuentra en una nota al final de la pagina
en la traducción del Nuevo Testamento de J. B. Phillips en ingles:

Esta es la única instancia que sirve de base al traductor a partir
del texto aceptado. El se siente impulsado a concluir, del sentido
de los siguientes tres versículos, que tenemos aquí es un desliz de
la pluma de Pablo, o, mas probablemente, un error del copista.

En el versículo 23, Pablo dice que el efecto de las lenguas sobre los incrédulos
sera llevarlos a concluir que quienes están congregados en la asamblea
cristiana están "locos". Evidentemente, no seria capaz de comprender el
fenómeno. Pero, continua el apóstol, en los versículos 24 y 25, si todos se
ocupan de profetizar en la congregación y un incrédulo los visita, el se
convencerá y se convertirá. De modo que, mientras las lenguas conducen al
incrédulo a la conclusión de que los cristianos están locos, la profecía lo habrá
de guiar a la salvación.

Ahora bien; ¿cómo resolver esta paradoja del apóstol? En el versículo 22,
asigna las lenguas al incrédulo, y en los versículos 24-25, le asigna la profecía.
La solución a este problema radica en la distinción hecha anteriormente
respecto a la naturaleza básica de las lenguas y de la profecía. Las lenguas son
"señales"; la profecía no. Las lenguas tienen tal carácter que, inherentemente,
imita su función a una perspectiva mas verbal que el ministerio característico
de la profecía. Las lenguas sirven de indicador; la profecía cumple funciones
de comunicador. Las lenguas fijan la atención en los portentosos hechos de
Dios; la profecía llama al arrepentimiento y a la fe como respuesta a los hechos
poderosos de Dios.

La verdadera función de las lenguas

Si se examina la linea del pensamiento paulino en 1Corintios 14:20-25 a la luz
de Hechos 2, resultara claro que Pablo recomienda con respecto a los
incrédulos de Corinto nada mas que el procedimiento seguido en Pentecostés.
En primer termino, las lenguas sirven como señal para el incrédulo. Entonces la
profecía insta al arrepentimiento y a la fe al mismo incrédulo. Los apóstoles
primero manifestaron el don de lenguas, que a nadie convirtió. En efecto, solo
sirvió para que la multitud atribuyera embriaguez a los apóstoles (Hch. 2:13).
Pablo afirma que en forma semejante los corintios pueden esperar que los
inconversos concluyan como consecuencia del don de lenguas que ellos están
locos (1Cor. 14: 23 ). El fenómeno de las lenguas puede explicarse a través
del don de profecía. La declaración de la Palabra debe seguir a continuación y
lo que se había perdido podrá entonces ser recobrado.

La historia de la redención hace clara la verdad. Aunque las lenguas resultaran
ser importantes como señal, tendrían una muy limitada utilidad para
profundizar el entendimiento de la iglesia. De acuerdo con Pablo, las lenguas
señalaron inequívocamente el punto del juicio sobre Israel, y la ocasión de la
transición hacia el resto de las naciones. De esta manera, sirven como señal de
maldición y bendición del pacto. Es en este contexto que el carácter· temporal
adscrito al don de lenguas viene a verse mas claro. Las lenguas son una señal
atada vitalmente, y en forma intransferible, a una coyuntura particular de la
historia de la redención. Por ello, no puede esperarse que el don de lenguas
cumpla en forma active e indefinida su función asignada.

Por la naturaleza verdadera del caso, el don de lenguas podría llenar su
función, divinamente señalada, solo en el contexto histórico acordado por Dios
para una señal semejante.

En un punto crucial de la historia necesariamente se requería que el juicio de
Dios sobre Israel fuera sellado por una señal. El propósito de Dios era
necesario su evangelio por igual a los hombres de todas las naciones y esto
debía manifestarse a través de una señal.

Las lenguas sirvieron bien para mostrar que el cristianismo, aunque hubiese
empezado en cuna judaica, no seria distintivamente judío. Las lenguas
ayudaron significativamente a mostrar la transición de un evangelio
contextualmente judío a un evangelio universal. Las lenguas proporcionaron
base de señal a la estructura fundamental del cristianismo. Ahora que el
cimiento ya fue colocado, la continuación de la señal de las lenguas no tendría
una función significativa. Ahora, la transición se había dado; la señal de
transición no tendría mas valor unificante en la vida de la iglesia.

Hoy no hay necesidad de una señal para mostrar que Dios se esta moviendo
de la nación singular de Israel a todas las naciones. Ese movimiento ya se dio.
Como en el caso del establecimiento del oficio de apóstol, así el don particular
de transición de las lenguas ha cumplido su función como señal del pacto,
tanto para el pueblo de Dios del Antiguo Testamento como del Nuevo. Una
vez desempeñando su papel, no tiene mas que hacer dentro del pueblo de
Dios.
atte;julio
 
Estimado hermano Ricardo:

Le escribo este mensaje con el sólo motivo de llevar este tema a la primera página, por si quizá Ud lo vea, porque me resulta extraño que no haya respondido a mi último mensaje.
Por si quizá no había notado Ud. mi última respuesta, pues aquí se lo hago notar.

A la espera de su respuesta.

Que Dios le bendiga.

Roman.
 
Hermano ROMAN: Extrañado por tu falta de respuesta a mi último
mensaje en este epígrafe, pero en conocimiento de que varias veces
avisaste que te demorarías algún tiempo en responder, hoy me da por
retroceder y me encuentro no sólo con tu mensaje sino con dos avisos de que seguías esperando respuesta mía. Yo alcancé a leer hasta el
mensaje de JULIO del 25.1.2000, y siempre que volví al tópico no
logré encontrar nada nuevo. Así que te pido disculpas por esta omisión
que, aunque involuntaria, me deja en una situación incómoda.
En aras de no diferir más una respuesta, y sabiendo que tu exposición conforma todo un estudio bíblico de gran utilidad, atenderé ahora a lo más importante, como cuando dices:
"En Ro. 8:24a Pablo habla de la esperanza en la salvación plena, pero en 8:24b enuncia un principio general de la esperanza: “mas la esperanza que se ve, no es esperanza”. Pablo cita este principio, aplicándolo a las salvación, pero este principio NO sólo es cierto para la esperanza en la salvación plena, sino para cualquier objeto de la esperanza." Ahora bien, aceptando este principio con carácter general, no creo que se le pueda adjudicar jerarquía de dogma, como si baste la visualización de la esperanza para que súbitamente se esfume en el aire. Mas bien creo que lo que Pablo pretende (o el Espíritu a través de él), es infundirnos la confianza cierta en cuanto a la realidad de nuestra esperanza. De ningún modo veo allí que se agote la esperanza, sino que cuando por la fe ya entramos al disfrute de su cumplimiento, produce sí en nosotros el efecto de ¡tarea cumplida!, pero no necesariamente que deje de ser. De todos modos, la esperanza adquiere la misma dimensión de nuestra expectativa. Yo te concederé que si tu expectativa se concreta exclusivamente a ésto, aquello y lo otro, bien estará para tí que tras la venida del Señor no tengas esperanza de más nada, pues ya lo tendrás todo al llegar a Su presencia. Pero concédeme tú a mí, que si de mi propio entendimiento de la Escritura tengo una esperanza ilimitada que no se cierra con la venida del Señor, sino que recién se abre a la mejor y mayor esperanza de lo que todavía vendrá, ¡pues que mantenga su permanencia por la eternidad!, de acuerdo a la luz que yo también he recibido del Señor, la cual no pretendo que sea más que la tuya, pero es a Su luz que debo andar, y no bajo la intensidad de la tuya, como tampoco tú limitándote a la mía.
Considero que tu comprensión de este asunto está atada a la relación -tanto en castellano como en griego-, entre "esperar" y "esperanza". Yo también veo tal relación, pero no al grado de identificarlas en la práctica. Mientras que el verbo me indica una acción del estado de ánimo, la "esperanza" es el objetivo distante adónde apunta, disfrutable en la medida de lo que de él se obtiene, e inalcanzable pues está en una dimensión tan infinita como Dios mismo. Así, mi esperanza en el Señor, ilustrada e inspirada por el Espíritu en el constante aprender de la Palabra, es corta y cercana en todo cuanto adquiero de El, pero distante e inagotable, pues cuanto más me acerco a El - no que se me aleje-, pero sí que se acrecienta mi visión espiritual de Su grandeza y los atributos divinos que me dejan absorto en adoración. Al llegar a Su presencia, pues claro está que desbordará la copa y se colmarán todas las expectativas de las que ahora vivo asiéndome de sus promesas. Nunca el Señor mantendrá un saldo deudor conmigo en orden al cumplimiento pleno de todo cuanto me ha prometido en las Escrituras. Pero la misma naturaleza de su divino ser implica que lo insondable y profundo de su amor me mantenga en esa esperanza eterna de hundirme en tal océano, de modo que nunca acabe de recibir más de El, al tiempo que la fe me sigue en cuanto al tributo eterno de los redimidos en el recuerdo perpetuo a la sangre de su sacrificio en la cruz.
Tú ahora escribes tal como yo pensaba cuando tenía tu edad. Entonces, aunque fuera en forma inconsciente, yo me sentía satisfecho de mi conocimiento bíblico, y así abundaba en juicios temerarios: -¡Eso no es bíblico! ó -¡Eso es antiescritural! Ya verás que conforme madures, sin dejar jamás de apasionarte por las Escrituras y la fidelidad a las mismas, tu relación más íntima con su divino autor aumentará tu comprensión en muchos asuntos que ya tenías como muy definidos y acabados. No es haciendo hablar a la Biblia que somos doctos en la Palabra, sino prestando nuestros oídos para escuchar a Dios hablándonos por su Palabra.
Es así que me adjudicas una esperanza que no está basada en las promesas bíblicas, como si de algún modo yo estuviese menospreciando las Escrituras, yéndome fuera de ellas. En realidad, nunca me ha asaltado tal duda, ni a los que me conocen, ni siquiera a los hermanos que no simpatizan conmigo. El problema que siempre me ha enfrentado, ha sido precisamente el haberlas valorado en un grado que los demás tenían por excesivo. El hecho de que ahora yo no las cite extensamente (como hice cuando joven), es porque la Biblia ya se hizo "biblina" en mi sangre, como decía Spurgeon hablando de John Bunyan. Si de veras creo estar hablando "conforme a las palabras de Dios" (1Pe.4:11a) solamente de ser necesario transcribo los textos y doy las referencias de las citas. Con en este testimonio no pretendo exaltarme, pero sí testificarte por tu propio bien, para que veas que si bien ya es mucho lo que has alcanzado (y no he sido mezquino a la hora de reconocértelo), seguramente aún hay mucho más que el Señor tiene para tí.
Soy conciente de que te debo respuesta en unos cuantos puntos que aún no te contesté. Procuraré ponerme al día en cuanto pueda. De todos modos ahora sí me apuré en enviar cuanto antes este mensaje, a la vista de tan considerable atraso.
Creo que tu participación en el Foro es mucho más útil y provechosa de cuanto puedas imaginar.
El Señor te siga bendiciendo mucho.
Ricardo.
 
Roman: Estoy completamente de acuerdo con su planteamiento inicial acerca de estos dones (incluido el de la interpretacion), y aunque comparto la posicion de que la experiencia no es la que debe fijar la doctrina, a veces yo creo que la experiencia tambien ayuda a aclarar cosas, de hecho hay cantidades de cristianos verdaderos que no hablan lenguas y esto ho indica que no tengan al Espiritu Santo en sus vidas, antes por el contrario, he visto iglesias donde algunos hermanos hablan cosas que se supone que son en leguas pero nunca he visto un traductor y mucho me parece que tenemos un Dios de orden que no trabaja de ese modo.

Quiero formularle una pregunta...cuando usted dice que no podemos pedir dones porque el Espiritu es el que los reparte...cual es entonces la interpretacion del verisiculo que nos dice "procurad los dones mejores" como si aparte de que nos repartieran, tuvieramos la oportunidad de pedir otros?
 
Estimado hermano Ricardo:

No se haga problema Ud. por su demora, ya que en ninguna situación incómoda se encuentra para conmigo.

Yo dije:
“En Ro. 8:24a Pablo habla de la esperanza en la salvación plena, pero en 8:24b enuncia un principio general de la esperanza: “mas la esperanza que se ve, no es esperanza”. Pablo cita este principio, aplicándolo a las salvación, pero este principio NO sólo es cierto para la esperanza en la salvación plena, sino para cualquier objeto de la esperanza.”

A lo que Ud. responde:
“Ahora bien, aceptando este principio con carácter general, no creo que se le pueda adjudicar jerarquía de dogma, como si baste la visualización de la esperanza para que súbitamente se esfume en el aire.”

Todo principio Escritural es dogmático.
Este principio no sólo se sustenta en la Palabra de Dios, sino en la misma gramática griega. La raíz etimológica de elpis se corresponde con la del verbo elpizö, que es esperar. La idea de espera es de tipo temporal, no cabe el concepto de expectativa eterna en el uso de la palabra esperanza.
Por otro lado, como dice el Proverbio:
“La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: Mas árbol de vida es el deseo cumplido.” (Proverbios 13:12)
El gozo es el fin de la esperanza ante el deseo cumplido, y esto no puede producirse en el caso de una eterna expectativa de cumplimiento para tal deseo.
No existe ningún problema en que la esperanza se esfume, porque en ese momento lo esperado se hace realidad dando lugar al gozo, que es superior a la esperanza.
Lo importante para el cristiano NO es la esperanza, sino el objeto de su esperanza, el cual es Cristo.
Como la esperanza del creyente está basada en las promesas de Dios, en el momento inicial de cumplirse tales promesas, pues la esperanza deja de ser, para dar lugar al cumplimiento de dicha esperanza.
Cuando estemos ante Dios, toda esperanza se desvanecerá, para dar lugar a algo mejor: el gozo del cumplimiento de la esperanza, y el disfrute de las promesas recibidas.

Me resulta difícil entender porque Ud. se siente tan fascinado con la idea de esperar eternamente ante Dios, cuando el gozo mismo será ESTAR ante Dios. Me temo que esto es simplemente una tenaz resistencia de su parte, para no aceptar el normal sentido de interpretación de 1 Co. 13.

Aquí no se trata de hacer mutuas concesiones en cuanto a la aplicación del término esperanza, sino en ver cual es su utilización Bíblica. Si Ud. quiere pensar en la esperanza como eterna, pues bien, hágalo, pero esta no es la esperanza de que habla la Biblia.
Ya he mostrado exhaustivamente que la palabra esperanza en la Biblia siempre esta asociada con un objeto temporal, y tiene su cumplimiento antes de la eternidad. Y en el caso del creyentes, en la Segunda Venida de Cristo.

Ud. dice:
“Considero que tu comprensión de este asunto está atada a la relación -tanto en castellano como en griego-, entre "esperar" y "esperanza". Yo también veo tal relación, pero no al grado de identificarlas en la práctica.”

Esto me deja perplejo. ¡Si en la práctica Ud. no halla correspondencia con lo revelado, entonces reduce la Revelación a una simple teoría!
Pero esto no es así.
Yo considero que su equivocada comprensión de la esperanza Bíblica, radica en el hecho de situarla fuera del individuo, como si esta fuese un atributo Divino, y por lo tanto de infinitud inherente, lo cual no es así. La esperanza es un profundo sentimiento provocado por el Espíritu Santo en nuestros corazones, lo cual nos lleva a esperar confiadamente en nuestro Señor. Pero esta esperanza tiene un objetivo, no es el objetivo mismo.
La esperanza NO es un atributo Divino.

Ud.dice:
“Al llegar a Su presencia, pues claro está que desbordará la copa y se colmarán todas las expectativas de las que ahora vivo asiéndome de sus promesas. Nunca el Señor mantendrá un saldo deudor conmigo en orden al cumplimiento pleno de todo cuanto me ha prometido en las Escrituras. Pero la misma naturaleza de su divino ser implica que lo insondable y profundo de su amor me mantenga en esa esperanza eterna de hundirme en tal océano, de modo que nunca acabe de recibir más de El, al tiempo que la fe me sigue en cuanto al tributo eterno de los redimidos en el recuerdo perpetuo a la sangre de su sacrificio en la cruz.”

¡Es que para eso no necesitaremos de la fe ni la esperanza! ¡Estaremos allí, viviéndolo, no esperándolo ni confiando en que lo recibiremos! ¡Lo tendremos! ¡Lo disfrutaremos! ¡Ya nunca más lo esperaremos! ¡Estaremos en tal océano, no fuera de él!
Por mas que esto dure una eternidad, al comenzar el disfrute, el objetivo de la esperanza ya estará cumplido.
La esperanza y la fe es necesaria hoy porque NO estamos ante la presencia de Dios. Hoy no vemos ni tenemos, mas entonces veremos y tendremos.
Por otro lado, si bien nunca terminaremos de conocer TODO lo que Dios es, tampoco tal esperanza esta basada en alguna promesa registrada en las Sagradas Escrituras.
Es imposible que Pablo tuviera esto en mente cuando escribía 1 Co. 13. Él jamás habló de una esperanza eterna en conocer TODO lo que es Dios, sino principalmente de una esperanza temporal de nuestro encuentro con Cristo.


Estimado Ricardo, Ud. aún abunda en juicios temerarios, que no se limitan a un “¡Eso no es bíblico! ó -¡Eso es antiescritural!”, sino que van hasta un “lo ya dicho es suficientemente grave para nuestra fe evangélica”.
Por lo tanto no puedo reconocerle a Ud. por su edad, en la misma base de sus dichos, una madurez tal, ni una relación tan íntima con el Señor, por encima de la que yo mismo tengo.

Si en su criterio Ud. piensa que yo soy quien hago hablar a la Biblia, y no quien escucha lo que la Biblia dice, pues
creo que debería intervenir también en los temas “Sábado o Domingo” y el “Dispensacionalismo” para refutar lo que pudiera “estar haciéndole decir a la Biblia”. Pero como en estos temas acordamos ampliamente, Ud. no dirá que estoy haciéndole decir a la Biblia lo que yo quiero ¿verdad?
Mas bien creo que Ud. mismo debería considerar este riesgo en base al uso mismo de los términos fe y esperanza en la Biblia. Ya que su pretendida eternidad de la esperanza ni se nombra en las páginas de las Sagradas Escrituras, muy por el contrario, en 1 Co. 13 hay suficiente evidencia para demostrar su temporalidad, ya que allí sólo del amor se dice que “nunca dejará de ser”. También en todo lugar que se le usa, siempre está asociada a un cumplimiento temporal.

El hecho de que le adjudique a ud. una esperanza que no está basada en los promesas Bíblicas, es en base a sus propias palabras, que ubican el objeto de su esperanza en la eternidad, antes que en la temporalidad del cumplimiento de las promesas de Dios.
¿Puede encontrar algún pasaje en la Biblia que deposite el objeto de la esperanza en la eternidad? Desde ya le digo que en Oseas. 6:3 no se dice ni infiere tal cosa.
Así que por más que Ud. se excuse diciendo que jamás pensó tal cosa, ni nadie se lo dijo antes, pues en sus mismas palabras es donde encontrará el origen de lo que le protesto.

Que Dios le bendiga.

Roman
 
Estimado hermano Jimmy:

Me gozo en el Señor que nos dio este mismo sentir (Fil. 2:2)

Sin duda alguna que la experiencia es útil para confirmar la doctrina, pero como aquí muchos hermanos han puesto a la experiencia por encima de la doctrina, siempre me he visto en la obligación de hacer énfasis en la importancia primaria de la doctrina, y nunca he tenido la oportunidad de hacer la aclaración que Ud. hace ahora.
Gracias por su aporte.

La palabra griega traducida “procurad” en 1 Co. 12:31 es traducción del verbo griego zëloö.
Este mismo verbo es usado en; 1 Co. 14:1 (procurad), 14:39 (procurad); 2 Co. 11:2 (celo); Ga. 4:18 (ser celosos).
El verbo zëloö usado en sentido positivo significa: celar, y en sentido negativo: envidiar.
Esto refleja una actitud interna.

Cuando en estos pasajes se usa este verbo, no se está haciendo referencia a buscar recibir un don, sino a enfatizar, o dar prioridad, en descubrir internamente los dones ya otorgados por el Espíritu Santo, principalmente los que producen edificación a la iglesia.
Todos los versículos están dirigidos a la iglesia. La iglesia tiene que ordenar la manera en que su congregación actúa en la asamblea. Todo el contexto enfatiza la prioridad de los dones de edificación: apóstol, profeta, maestro, sobre el don espectacular de lenguas, que recibió demasiada importancia en Corinto.

El griego tiene otras palabra que significan propiamente “buscar” (zëteö, oregö) y “desear” (thelö, epithumeö y boulomai), pero nunca son usados para referirse a buscar recibir un don del Espíritu.

Pablo usó estos otros verbos frecuentemente en otros versículos. El verbo zëteö es usado por Pablo 19 veces, aún en el mismo contexto, pero no para buscar recibir un don.
Pablo usó oregö para describir el hecho de buscar o anhelar el obispado (1 Ti. 3: l), pero nunca con relación a desear dones espirituales.
Pablo usó thelö 60 veces, boulomai 8 veces y epithumeö 5 veces para comunicar lo que debemos desear o buscar, pero no usó ninguno en este versículo.

Todos los pasajes con zëloö se traducen mejor por “tener celo”, en vez de “buscar” o “procurar”. El verbo zëloö está relacionada con zeö: “hervir”, o sea, tener un cálido interés por algo que YA se tiene, de lo contrario sería codiciar. Nadie tiene celo por algo que NO posee.

La misma palabra es usada en 14:1 y 14:39 con el mismo sentido. Los versículos 12:31 y 14:1, 39 están relacionados. Después de un paréntesis en capítulo el 13, Pablo vuelve al tema que venía tratando: los dones de edificación son preferibles al don de lenguas. El argumento continúa hasta el versículo 14:25, y no tiene nada que ver con que un individuo deba buscar recibir un don, sino que trata con el celo que la iglesia debe tener en descubrir los dones de edificación.

En 14:12, Pablo usó el verbo buscar (zeteö) junto con el sustantivo zëlötai (celosos). Usando las dos palabras en un versículo Pablo quería marcar la diferencia entre las dos. El estaba diciendo, “Puesto que estáis celosos (zëlotai) de cosas espirituales, buscad (zëteö) edificar”.
O sea, ya que existía una actitud interna de búsqueda de los dones otorgados por el Espíritu Santo, también debía existir una actitud externa en servir con estos dones para la edificación de la iglesia.

En 14:39, Pablo expresa que la iglesia entera debía tener celo por la profecía. Aquí Pablo no está diciendo que cada persona debe buscar el don de profecía, sino que él está hablando a toda la iglesia exhortándole a ser celosa en descubrir este don de edificación. Como Pablo está poniendo énfasis en que los dones de edificación debían celarse más, para que no se malentendiese que él estaba diciendo que ya NO debía celarse más el don de lenguas, dice en 14:39: “no impidáis el hablar en lenguas”.

Resumiendo: 1 Co. 12:31; 14:1, 39, fue un llamado a la iglesia, para que fuesen celosos y descubriesen los dones de edificación, y no tan sólo los espectaculares y milagrosos como el don de lenguas.
Una vez descubiertos los dones, debían ser utilizados para la edificación del cuerpo de Cristo, y no para vanagloria.

Estimado hermano, espero haber respondido su pregunta, de no ser así estoy a su disposición para cualquier pregunta, sugerencia, acotación o corrección que desee realizar.

Que Dios le bendiga.

Roman.