La paradoja respecto a la Verdad.
Aunque muchos adjudican a Jesús una excelente humanidad, creen sinceramente que fue el más maravilloso hombre, que creen en él como maestro (que lo es), que creen que sus enseñanzas son preciosas (y lo son) y le miran externamente como modelo de perfección humana; no dejan de considerarle como un hombre que aprendió de Dios.
De ser este el caso – que no lo es – Jesús mismo estaría sujeto a la mentira, con lo cual desdiría su razón de ser y podría quedar en entredicho su esencia divina. ¿Porque digo esto?
Porque el hombre (la humanidad) fue contaminado por la mentira en Edén, escuchó la voz de la mentira, escucho la voz del príncipe de la mentira, escuchó la voz de quién miente desde el principio, creyó la mentira y cayó en la mentira, derivado de esto vino la caída del hombre haciéndole inútil a la verdad, a recibir la verdad y ver la verdad.
Pablo lo explica de una mejor manera, refiriéndose al hombre:
“Como está escrito: No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Ro 3:9)
Mucha gente cree en Jesús el hombre y lo circunscribe a esta posición; pero no consideran que si solo fuera “un buen hombre” y no “el Hijo del Hombre”, entonces, Jesús mismo estaría condenado por esta verdad, en suma sería quizás una cuestión de grado (menor grado) pero igualmente incapaz de ser justo; esto haría por definición a Jesús injusto y no lo es.
Dios mismo pone una línea entre esta naturaleza caída del hombre diciendo la clara diferencia que hay entre Dios que es veraz y el hombre, que es mentiroso.
La Palabra de Dios, que es verdadera afirma: “Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso” (Ro 3:4)
Si Jesús fuese solo un hombre (no importa que fuera “el más grande hombre”, 2l mejor hombre”, pero al fin y al cabo solo un hombre) Jesús por definición y bajo esta característica esencialmente humana, seria por definición mentiroso; sobre todo si el mismo aseguró ser la Verdad sin serlo, seria quizás la mentira más grande que habría; y si Jesús realmente es “la Verdad”, siendo hombre, y siendo que todo hombre es mentiroso, entonces, la Palabra de Dios (y la palabra no puede ser quebrantada) seria mentira, pues su palabra dice que todo hombre es mentiroso.
La pregunta seria, entonces ¿Quién miente? ¿Miente la Palabra, miente Jesús o miente el hombre?
La respuesta bíblica es evidente: el hombre es el mentiroso.
Jesús efectivamente se despojó a sí mismo; pero jamás se despojó ni de su justicia, ni de su misericordia, ni de su piedad, ni de su divinidad, ni de su bondad, ni de su verdad pues Él es la Verdad pues él siendo Dios a diferencia del hombre, jamás ha dejado de ser la Verdad.
Bendiciones.
