La Mujer y el silencio

Originalmente enviado por: toni
SEn mi casa todas las decisiones importantes las tomo yo.....


.... lo que pasa es que todavía no he tenido que tomar ninguna

Pero que conste que ella siempre se sujeta a mi...

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Pta: Todos conocen mi posición al respecto, pero si alguien me está cambiando con tanto empecimaniento son estos que no dejan de traer peleas en torno SIEMPRE a lo mismo.

Si la mujer debe callar, tranquilos..... que el Señor en su día dará la razón a quien la tenga, procurad vosotros evangelizar que a eso es lo que estais llamados.

No seré yo el que calle a una mujer cuando esta esté dando una clase de lo que es predicar el evangelio.

"Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma: (una de ellas es)
.... el que siembra discordia entre hermanos" Pro 6:16

Y esto solo crea discordia....

Bendiciones a todos los Hijos de DIOS!!

Si Toni : Todos sabemos que tu compraste una mordaza para tu esposa , y tres mas , una para cada hija .. Pero tambien sabemos lo que pasó con todas ... :D :burla: :D

La capitana te degradó a teniente . :burla: :clown: :burla:

Explicale a peregrino en el peligro que está :dnormal:
 
Estimada Elisa

En verdad yo también soy un peregrino hacia la meta que es Cristo, lo único es que yo voy hacia adelante, osea avanzo y si avanzo es en todos los aspectos...

:D
 


http://www.elpais.es/articulo.html?...20020710elpepiopi_8&type=Tes&anchor=elpepiopi

Miércoles, 10 de julio de 2002

Cuando las mujeres eran sacerdotes

JUAN JOSÉ TAMAYO-ACOSTA

Juan José Tamayo-Acosta es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de la Religión en la Universidad Carlos III de Madrid.

Durante los últimos meses han aparecido numerosos documentos y declaraciones de teólogos y teólogas, grupos de sacerdotes y religiosos, movimientos cristianos y organizaciones cívico-sociales, e incluso de obispos y cardenales de la Iglesia católica, pidiendo el acceso de las mujeres al sacerdocio. Todos ellos consideran la exclusión femenina del ministerio sacerdotal como una discriminación de género que es contraria a la actitud inclusiva de Jesús de Nazaret y del cristianismo primitivo, va en dirección opuesta a los movimientos de emancipación de la mujer y a las tendencias igualitarias en la sociedad, la política, la vida doméstica y la actividad laboral.

El alto magisterio eclesiástico responde negativamente a esa reivindicación, apoyándose en dos argumentos: uno teológico-bíblico y otro histórico, que pueden resumirse así: Cristo no llamó a ninguna mujer a formar parte del grupo de los apóstoles, y la tradición de la Iglesia ha sido fiel a esta exclusión, no ordenando sacerdotes a las mujeres a lo largo de los veinte siglos de historia del catolicismo. Esta práctica se interpreta como voluntad explícita de Cristo de conferir sólo a los varones, dentro de la comunidad cristiana, el triple poder sacerdotal de enseñar, santificar y gobernar. Sólo ellos, por su semejanza de sexo con Cristo, pueden representarlo y hacerlo presente en la eucaristía.

Estos argumentos vienen repitiéndose sin apenas cambios desde hace siglos y son expuestos en tres documentos de idéntico contenido, a los que apelan los obispos cada vez que los movimientos cristianos críticos se empeñan en reclamar el sacerdocio para las mujeres: la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe Inter insigniores (15 de octubre de 1976) y dos cartas apostólicas de Juan Pablo II: Mulieris dignitatem (15 de agosto de 1988) y Ordinatio sacerdotalis. Sobre la ordenación sacerdotal reservada sólo a los hombres (22 de mayo de 1984). La más contundente de todas las declaraciones al respecto es esta última, que zanja la cuestión y cierra todas las puertas a cualquier cambio en el futuro: 'Declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia'.

Es verdad que la historia no es pródiga en narrar casos de mujeres sacerdotes. Esto no debe extrañar, ya que ha sido escrita por varones, en su mayoría clérigos, y su tendencia ha sido a ocultar el protagonismo de las mujeres en la historia del cristianismo. 'Si las mujeres hubieran escrito los libros, estoy segura de que lo habrían hecho de otra manera, porque ellas saben que se les acusa en falso'. Esto escribía Cristina de Pisan, autora de La ciudad de las damas (1404). Sin embargo, importantes investigaciones históricas desmienten tan contundentes afirmaciones del magisterio, hasta invalidarlas y convertirlas en pura retórica al servicio de una institución patriarcal. Entre los estudios más relevantes al respecto cabe citar Mujeres en el altar, de Lavinia Byrne, religiosa expulsada de su congregación por publicar este libro; Cuando las mujeres eran sacerdotes, de Karen Jo Torjesen, catedrática de Estudios sobre la Mujer y la Religión en Claremont Graduate School, y los trabajos del historiador Giorgio Otranto, director del Instituto de Estudios Clásicos y Cristianos de la Universidad de Bari. En ellos se demuestra, mediante inscripciones en tumbas y mosaicos, cartas pontificias y otros textos, que las mujeres ejercieron el sacerdocio católico durante los 13 primeros siglos de la historia de la Iglesia. Veamos algunas de estas pruebas que quitan todo valor a los argumentos del magisterio eclesiástico.

Debajo del arco de una basílica romana aparece un fresco con cuatro mujeres. Dos de ellas son las santas Práxedes y Prudencia, a quienes está dedicada la iglesia. Otra es María, madre de Jesús de Nazaret. Sobre la cabeza de la cuarta hay una inscripción que dice: Theodora Episcopa (= Obispa). La 'a' de Theodora está raspada en el mosaico, no así la 'a' de Episcopa.

En el siglo pasado se descubrieron inscripciones que hablan a favor del ejercicio del sacerdocio de las mujeres en el cristianismo primitivo. En una tumba de Tropea (Calabria meridional, Italia) aparece la siguiente dedicatoria a 'Leta Presbytera', que data de mediados del siglo V: 'Consagrada a su buena fama, Leta Presbytera vivió cuarenta años, ocho meses y nueve días, y su esposo le erigió este sepulcro. La precedió en paz la víspera de los Idus de Marzo'. Otras inscripciones de los siglos VI y VII atestiguan igualmente la existencia de mujeres sacerdotes en Salone (Dalmacia) (presbytera, sacerdota), Hipona, diócesis africana de la que fue obispo san Agustín cerca de cuarenta años (presbiterissa), en las cercanías de Poitires (Francia) (presbyteria), en Tracia (presbytera, en griego), etcétera.

En un tratado sobre la virtud de la virginidad, del siglo IV, atribuido a san Atanasio, se afirma que las mujeres consagradas pueden celebrar juntas la fracción del pan sin la presencia de un sacerdote varón: 'La santas vírgenes pueden bendecir el pan tres veces con la señal de la cruz, pronunciar la acción de gracias y orar, pues el reino de los cielos no es ni masculino ni femenino. Todas las mujeres que fueron recibidas por el Señor alcanzaron la categoría de varones' (De virginitate, PG 28, col. 263).

En una carta del papa Gelasio I (492-496) dirigida a los obispos del sur de Italia el año 494 les dice que se ha enterado, para gran pesar suyo, de que los asuntos de la Iglesia han llegado a un estado tan bajo que se anima a las mujeres a oficiar en los sagrados altares y a participar en todas las actividades del sexo masculino al que ellas no pertenecen. Los propios obispos de esa región italiana habían concedido el sacramento del orden a mujeres, y éstas ejercían las funciones sacerdotales con normalidad.

Un sacerdote llamado Ambrosio pregunta a Atón, obispo de Vercelli, que vivió entre los siglos IX y X y era buen conocedor de las disposiciones conciliares antiguas, qué sentido había que dar a los términos presbytera y diaconisa, que aparecían en los cánones antiguos. Atón le responde que las mujeres también recibían los ministerios ad adjumentum virorum, y cita la carta de san Pablo a los Romanos, donde puede leerse: 'Os recomiendo a Febe, nuestra hermana y diaconisa en la Iglesia de Cencreas'. Fue el concilio de Laodicea, celebrado durante la segunda mitad del siglo IV, sigue diciendo en su contestación el obispo Aton, el que prohibió la ordenación sacerdotal de las mujeres. Por lo que se refiere al término presbytera, reconoce que en la Iglesia antigua también podía designar a la esposa del presbítero, pero él prefiere el significado de sacerdotisa ordenada que ejercía funciones de dirección, de enseñanza y de culto en la comunidad cristiana.

En contra de conceder la palabra a las mujeres se manifestaba el papa Honorio III (1216-1227) en una carta a los obispos de Burgos y Valencia, en la que les pedía que prohibieran hablar a las abadesas desde el púlpito, práctica habitual entonces. Éstas son sus palabras: 'Las mujeres no deben hablar porque sus labios llevan el estigma de Eva, cuyas palabras han sellado el destino del hombre'.

Estos y otros muchos testimonios que podría aportar son rechazados por el magisterio papal y episcopal y por la teología de él dependiente, alegando que carecen de rigor científico. Pero ¿quién es la teología y quiénes son el papa, los cardenales y los obispos para juzgar sobre el valor de las investigaciones históricas? La verdadera razón de su rechazo son los planteamientos patriarcales en que están instalados. El reconocimiento de la autenticidad de esos testimonios les llevaría a revisar sus concepciones androcéntricas y a abandonar sus prácticas misóginas. Y a eso no parecen estar dispuestos. Prefieren ejercer el poder autoritariamente y en solitario encerrados en la torre de su 'patriarquía', a ejercerlo democráticamente y compartirlo con las mujeres creyentes, que hoy son mayoría en la Iglesia católica y, sin embargo, carecen de presencia en sus órganos directivos y se ven condenadas a la invisibilidad y al silencio.

 
Gracias Bart por esta interesante aportación, sin duda, el oscurantismo de las instituciones eclesiásticas sigue entre nosotros.


La Gran Ramera y su sistema religioso. :(
 
Exodo 33 Tendre misericordia de quien tendre misericordia

Exodo 33 Tendre misericordia de quien tendre misericordia

Originalmente enviado por: Bart


Prefieren ejercer el poder autoritariamente y en solitario encerrados en la torre de su 'patriarquía', a ejercerlo democráticamente y compartirlo con las mujeres creyentes, que hoy son mayoría en la Iglesia católica y, sin embargo, carecen de presencia en sus órganos directivos y se ven condenadas a la invisibilidad y al silencio.



Democracia ??? :confused: Exodo 33:19
 
Excelente Bart
Si a todo ello le añadimos que la cuestión de "ordenación" al estilo romanista no se contampla en el Nuevo Testamento la cuestión aún está más clara.
Pero, como bien puedes ver los hay que están a favor de dicha práctica romanista. Y además pone como ejemplo....

Democracia ??? Exodo 33:19

Parece que los hay anclados en el A. T. O sea, en la ley judia.
Lo que ocurre además es que tambien ignoran el resto del A. T. y se demuestra con la siguiente pregunta:

¿Como eran elegidos los Jueces de Israel? ¿Cual era el método?

Supongo que será inútil esperar una respuesta.

Es extraordinario constatar que los hay que saben más que Pablo y que rechazan la práctica de las iglesias primitivas porque tambien saben más. ¡¡¡Admirable tanta sabiduría!!!
 


Gracias Tobi.
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Hola Chon:

Creo en la Teocracia dentro de la Iglesia. Es Su Reino. NO en el gobierno de los hombres, a consecuencia de esto último, hemos llegado a un terrible estado de sopor y apostasía. Ausencia de Cristo, Él está llamando a la puerta, y no le dejamos entrar.

Devolvamos la Iglesia a Cristo

Es Suya

No nuestra

Todavía hay un poco de tiempo...


Él Vuelve con Poder a Rescatarnos,
y a líbranos de los usurpadores.

Y ¡ay! De los usurpadores


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Bendiciones

Bart

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“42Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. 43Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. 45Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:42-45.)

“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:28.)

 
Bart dice:


Devolvamos la Iglesia a Cristo

Es Suya

No nuestra

Todavía hay un poco de tiempo...


Él Vuelve con Poder a Rescatarnos,
y a líbranos de los usurpadores.

Y ¡ay! De los usurpadores


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Estimado Bart:

La Esposa, siempre ha estado con Él, y quien no es de la Esposa, es de la Ramera, la que se ha prostituido con enseñanzas y prohibiciones de hombres, como bien demuestran las hermanas de los tiempos apóstolicos y que han quedado plasmadas en la Palabra y en la historia. Junias, Priscila, las 4 hijas de Felipe el evangelista, Febe.........................