LA MÁQUINA DEL TIEMPO
Siglo XXI, en algún lugar del mundo. Científicos acaban de terminar una máquina que los hará viajar a través del tiempo, en esta máquina pueden caber hasta veinte personas y viajar adelante en el tiempo o al pasado, cualquier época, cualquier lugar. Hay una reunión para decidir cuál será el primer viaje oficial de la “Máquina del Tiempo”, son quince las personas quienes están listas para hacer el primer viaje, entre ellos: científicos, historiadores, arqueólogos, médicos y periodistas, segundos antes de tomar la decisión un grupo de no menos de treinta personas irrumpen en el lugar, el grupo de viajeros del tiempo se asustan un poco, pero antes de que pudieran pronunciar alguna palabra los visitantes dijeron: sabemos que están sorprendido por nuestra inesperada llegada, somos eruditos bíblicos y queremos hacerles una petición, necesitamos ir a Jerusalén, específicamente al momento en que se realizó el primer concilio de la ciudad, entendemos que quizás ustedes tienen sus propios planes; pero véanlo de esta manera: conocerán a los apóstoles y los primeros cristianos, sabrán de primera mano lo concerniente a los primeros pasos de la iglesia y cuando estén de regreso tendrán mucho que compartir con el mundo.
El grupo de “viajeros del tiempo” se reunieron, y después de varios minutos decidieron que era buena la propuesta de los visitantes, a lo que dijeron: nos parece muy interesante realizar este viaje y estamos dispuestos a cambiar nuestro itinerario, solamente tenemos espacio para cinco personas más, así que elijan entre ustedes quienes serán. Después de la decisión procedieron a montarse en la “Máquina del Tiempo” los quince viajeros más los cinco visitantes. Hicieron un conteo de regreso y apretaron el botón, la máquina comenzó con un ligero sonido, como si fuera un silbido, alrededor todo se nubló y en menos de treinta segundos estaban en Jerusalén en esos primeros años del primer siglo, todos bajaron apresurados para observar todo lo que rodeaban, se instalaron sus micrófonos y audífonos especiales que le permitían entender cualquier idioma y traducir sus propios idiomas a los de sus interlocutores. La gente del sitio se extrañaban al ver a este grupo de personas viajeros que tenían atuendos extraños, uno de los eruditos preguntó por el sitio donde estaban reunidos los discípulos, después de habérselo señalado los visitantes corrieron al lugar de reunión. Entraron en el preciso momento en que Jacobo decía: Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre, inesperadamente uno de los visitantes interrumpió diciendo: ¿no se te olvida algo Jacobo?.
El discípulo extrañado responde: bueno, creo que nada
El visitante dice:¿seguro Jacobo que no se te olvida nada?.
Nada, ¿por qué? replicó Jacobo.
El visitante nuevamente dice: yo soy un erudito bíblico del siglo XXI y a mi a mis compañeros nos parece que deberías agregar a tus palabras que los gentiles deben observar el sábado, recuerda que es algo que está establecido desde la fundación del mundo y además no es parte de la ley ceremonial, sino que pertenece a la ley moral
Cuando terminó de hablar el visitante, hubo primero un silencio y después una especie de susurro general que llenó el lugar, todos se veían las caras extrañados, se preguntaban mientras también veían a los extraños visitantes: ¿ley ceremonial?, ¿ley moral?, ¿qué es eso?, un grupo de creyentes gentiles decían: ¿tenemos también que guardar el sábado?
Jacobo, los apóstoles y los discípulos pidieron hacer silencio y Jacobo haciendo caso omiso al visitante continuó.
En eso sonó el reloj despertador y me desperté, todo era un sueño; pero ¡qué! interesante.
Y ahora me pregunto: ¿cuántas veces no estamos nosotros en esta situación de querer cambiar la Palabra de Dios para que se amolde a nuestras creencias?, creo que algunas veces hasta quisiéramos tener una máquina del tiempo para viajar al pasado y tratar de persuadir a los escritores bíblicos a que cambien lo que escribieron.
************
Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor
Filipenses 3:8
Carlos
Siglo XXI, en algún lugar del mundo. Científicos acaban de terminar una máquina que los hará viajar a través del tiempo, en esta máquina pueden caber hasta veinte personas y viajar adelante en el tiempo o al pasado, cualquier época, cualquier lugar. Hay una reunión para decidir cuál será el primer viaje oficial de la “Máquina del Tiempo”, son quince las personas quienes están listas para hacer el primer viaje, entre ellos: científicos, historiadores, arqueólogos, médicos y periodistas, segundos antes de tomar la decisión un grupo de no menos de treinta personas irrumpen en el lugar, el grupo de viajeros del tiempo se asustan un poco, pero antes de que pudieran pronunciar alguna palabra los visitantes dijeron: sabemos que están sorprendido por nuestra inesperada llegada, somos eruditos bíblicos y queremos hacerles una petición, necesitamos ir a Jerusalén, específicamente al momento en que se realizó el primer concilio de la ciudad, entendemos que quizás ustedes tienen sus propios planes; pero véanlo de esta manera: conocerán a los apóstoles y los primeros cristianos, sabrán de primera mano lo concerniente a los primeros pasos de la iglesia y cuando estén de regreso tendrán mucho que compartir con el mundo.
El grupo de “viajeros del tiempo” se reunieron, y después de varios minutos decidieron que era buena la propuesta de los visitantes, a lo que dijeron: nos parece muy interesante realizar este viaje y estamos dispuestos a cambiar nuestro itinerario, solamente tenemos espacio para cinco personas más, así que elijan entre ustedes quienes serán. Después de la decisión procedieron a montarse en la “Máquina del Tiempo” los quince viajeros más los cinco visitantes. Hicieron un conteo de regreso y apretaron el botón, la máquina comenzó con un ligero sonido, como si fuera un silbido, alrededor todo se nubló y en menos de treinta segundos estaban en Jerusalén en esos primeros años del primer siglo, todos bajaron apresurados para observar todo lo que rodeaban, se instalaron sus micrófonos y audífonos especiales que le permitían entender cualquier idioma y traducir sus propios idiomas a los de sus interlocutores. La gente del sitio se extrañaban al ver a este grupo de personas viajeros que tenían atuendos extraños, uno de los eruditos preguntó por el sitio donde estaban reunidos los discípulos, después de habérselo señalado los visitantes corrieron al lugar de reunión. Entraron en el preciso momento en que Jacobo decía: Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre, inesperadamente uno de los visitantes interrumpió diciendo: ¿no se te olvida algo Jacobo?.
El discípulo extrañado responde: bueno, creo que nada
El visitante dice:¿seguro Jacobo que no se te olvida nada?.
Nada, ¿por qué? replicó Jacobo.
El visitante nuevamente dice: yo soy un erudito bíblico del siglo XXI y a mi a mis compañeros nos parece que deberías agregar a tus palabras que los gentiles deben observar el sábado, recuerda que es algo que está establecido desde la fundación del mundo y además no es parte de la ley ceremonial, sino que pertenece a la ley moral
Cuando terminó de hablar el visitante, hubo primero un silencio y después una especie de susurro general que llenó el lugar, todos se veían las caras extrañados, se preguntaban mientras también veían a los extraños visitantes: ¿ley ceremonial?, ¿ley moral?, ¿qué es eso?, un grupo de creyentes gentiles decían: ¿tenemos también que guardar el sábado?
Jacobo, los apóstoles y los discípulos pidieron hacer silencio y Jacobo haciendo caso omiso al visitante continuó.
En eso sonó el reloj despertador y me desperté, todo era un sueño; pero ¡qué! interesante.
Y ahora me pregunto: ¿cuántas veces no estamos nosotros en esta situación de querer cambiar la Palabra de Dios para que se amolde a nuestras creencias?, creo que algunas veces hasta quisiéramos tener una máquina del tiempo para viajar al pasado y tratar de persuadir a los escritores bíblicos a que cambien lo que escribieron.
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Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor
Filipenses 3:8
Carlos