LA LEY Y LA GRACIA

Estos mandamientos:

Juan 14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es EL QUE ME AMA; y EL QUE ME AMA, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.


Juan 14:23 Respondió Jesús y le dijo: EL QUE ME AMA, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

Están contenidos en la ley de Cristo:

1 Corintios 9:21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la LEY DE CRISTO), para ganar a los que están sin ley.

Pablo estaba bajo la ley de Cristo y no bajo las dos tablas de piedra.

El Señor es el Legislador de la tribu de Judá anunciado por la profecía:

Génesis 49:10 No será quitado el cetro de Judá, Ni el LEGISLADOR de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.
 
Natanael1;n3121152 dijo:
Hebreos 7:12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también CAMBIO DE LEY;

Si tuviera una biblia completa no andaría expresando incongruencias...

el cambio de Ley no refiere a cambiar lo que Dios habló desde el cielo, sino a aquel que legitimaba el Sacerdocio a la tribu de Levi, porque el nuevo sacerdote, era de la tribu de Judá..

[SUP]12 [/SUP]Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;

[SUP]13 [/SUP]y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar.

[SUP]14 [/SUP]Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
 
JAVAN;n3121138 dijo:
Lo que no entiendes es que no se puede perfeccionar lo que ya es perfecto.

Salmos 19:7
La ley de Jehová es perfecta

El problema es que te aferras a atribuir a la pluma de Moisés lo que el mismo Dios habló desde el cielo..

Yerras mucho porque "aparte"no tiene el énfasis en la Ley sino en la Justicia.

por eso Pablo te recuerda.

los hacedores de la Ley serán justificados
Por las obras dela ley nadie será justificado.

La ley de Jehová es perfecta...es cierto, pero a cual ley se está refiriendo el Salmista...

¿A las dos tablas de piedra?

Lee bien:

Salmos 19:7 La LEY DE JEHOVÁ es perfecta, que convierte el alma;
El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.

Si habla de convertir el alma su alusión es al evangelio.

Y si habla de la Fidelidad del Testimonio de Dios, esto es tocante a las promesas...que el hombre sencillo espera.

Porque la obediencia a las dos tablas de piedra exigen el esfuerzo humano "HAREMOS"...para cumplirlas...y esto ya es un compromiso que el mismo pueblo con el cual se hizo este pacto, invalidó, aquí contemplamos el compromiso:

Éxodo 24:7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: HAREMOS todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.

Y aquí contemplamos la declaración Divina a través de su profeta:

Jeremías 31:32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos INVALIDARON MI PACTO, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

Y en el NT encontramos que su pueblo regido por las dos tablas de piedra, nunca cumplió nada, leemos:

Juan 7:19 ¿No os dio Moisés la ley, y NINGUNO DE VOSOTROS CUMPLE LA LEY? ¿Por qué procuráis matarme?

Romanos 10:21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo REBELDE Y CONTRADICTOR.

¿Qué puede ser más claro que esto?

Natanael1
 
JAVAN, es mejor dar gracias al Señor en esta edad de la Iglesia porque nosotros, siendo gentiles, tenemos un Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades, uno que fue tentado en todo pero sin pecado.

Los que se guían bajo la ley del viejo código mosaico están en clara desventaja, Cristo no es su guía y mucho menos el Sumo Sacerdote, porque el Señor es de la Tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.

Esta mucho mejor la Iglesia que Israel respecto a rendir cuentas a Dios.

Israel tiene la ley, pero no tiene a Cristo.

Nosotros tenemos a Cristo como Cabeza de la Iglesia en el cielo, y aquí en la tierra, tenemos la invaluable ayuda del Espíritu Santo, que no habla por su propia cuenta, sino que toma de lo de Cristo y nos lo hace saber.

¿Qué más queremos?

¿Volver a una legislación que nada perfeccionó?

Y lo más ridículo es que nosotros en nuestra condición de gentiles nada tenemos que ver con dicha ley....como bien lo afirma la Escritura y como bien explico el forista judío Rav Sefaradí.

¿Entonces?

En que quedamos, en la ley o en la Gracia.
 
Natanael1;n3121151 dijo:
Estos mandamientos:

Juan 14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es EL QUE ME AMA; y EL QUE ME AMA, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.


Juan 14:23 Respondió Jesús y le dijo: EL QUE ME AMA, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

Están contenidos en la ley de Cristo:

1 Corintios 9:21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la LEY DE CRISTO), para ganar a los que están sin ley.

Pablo estaba bajo la ley de Cristo y no bajo las dos tablas de piedra.

El Señor es el Legislador de la tribu de Judá anunciado por la profecía:

Génesis 49:10 No será quitado el cetro de Judá, Ni el LEGISLADOR de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.

En Juan 8:51, JESÚS DICE:
-En VERDAD, en VERDAD os DIGO que todo el que COMETE PECADO es SIERVO del PECADO......PALABRA DE DIOS. AMÉN.

La LEY DE CRISTO, NO anula LA LEY de las Tablas de Piedra; y NO AMA AL SEÑOR NI LO SIGUE, el PECADOR que la INFRINGE; NI CONOCE SU LEY (LEY DE CRISTO).
Saúlo CONOCÍA LA LEY de las Tablas, pero la INFRINGÍA persiguiendo y matando CONTRA LA VOLUNTAD DE DIOS. Cuando se convirtió en Pablo, AMÓ AL SEÑOR, dejó las INFRACCIONES de la LEY de las Tablas, y "SUBLIMÓ" LA LEY DE CRISTO por SU DON....

Solo para MEDITAR...

Que ÉL os Bendiga a TODOS. AMÉN.
 
Natanael1;n3121156 dijo:
La ley de Jehová es perfecta...es cierto, pero a cual ley se está refiriendo el Salmista...

¿A las dos tablas de piedra?

Lee bien:

Salmos 19:7 La LEY DE JEHOVÁ es perfecta, que convierte el alma;
El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.

Si habla de convertir el alma su alusión es al evangelio.

Y si habla de la Fidelidad del Testimonio de Dios, esto es tocante a las promesas...que el hombre sencillo espera.

Porque la obediencia a las dos tablas de piedra exigen el esfuerzo humano "HAREMOS"...para cumplirlas...y esto ya es un compromiso que el mismo pueblo con el cual se hizo este pacto, invalidó, aquí contemplamos el compromiso:

Éxodo 24:7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: HAREMOS todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.

Y aquí contemplamos la declaración Divina a través de su profeta:

Jeremías 31:32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos INVALIDARON MI PACTO, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

Y en el NT encontramos que su pueblo regido por las dos tablas de piedra, nunca cumplió nada, leemos:

Juan 7:19 ¿No os dio Moisés la ley, y NINGUNO DE VOSOTROS CUMPLE LA LEY? ¿Por qué procuráis matarme?

Romanos 10:21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo REBELDE Y CONTRADICTOR.

¿Qué puede ser más claro que esto?

Natanael1

Sigue sin atinar una..

Comprometerse a obedecer a Dios no es ninguna afrenta a Dios. La afrenta es la falta de compromiso que enseñas..

EL problema del primer pacto es que los judíos prefirieron oír a Moisés y no a Dios. Porque maldito el varón que confía en otro hombre..

La fragilidad humana de Moisés fue el problema del primer pacto. Porque después de su muerte, el pueblo judío invalidó el Pacto.

Toma nota. EL Pacto Sinaítico es invalidado por el pueblo judío después de la muerte de Moisés y no cuando pactan hacer todo lo que Dios dijera.

Deuteronomio 31:16
Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él;

¿Cuál biblia lees?
 
El asunto no es Moisés....el asunto es la imperfección de una ley dada al hombre irredento:

Hebreos 7:19 (pues NADA PERFECCIONÓ LA LEY), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.


2Co 3:5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,

2Co 3:6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

2Co 3:7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

2Co 3:8 ¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

2Co 3:9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

2Co 3:10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.

2Co 3:11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

2Co 3:12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;

2Co 3:13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.

2Co 3:14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

2Co 3:15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

2Co 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.


JAVAN...abandona ese Ministerio de condenación y ven a Cristo para que se te quite el velo que no te deja ser guiado por Cristo.
 
Natanael1;n3121169 dijo:
El asunto no es Moisés....el asunto es la imperfección de una ley dada al hombre irredento:

Hebreos 7:19 (pues NADA PERFECCIONÓ LA LEY), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.


2Co 3:5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,

2Co 3:6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

2Co 3:7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

2Co 3:8 ¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

2Co 3:9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

2Co 3:10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.

2Co 3:11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

2Co 3:12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;

2Co 3:13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.

2Co 3:14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

2Co 3:15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

2Co 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.


JAVAN...abandona ese Ministerio de condenación y ven a Cristo para que se te quite el velo que no te deja ser guiado por Cristo.

La LEY ES PERFECTA, así ESTÁ ESCRITO EN el Salmo 19:8,9, y ASÍ ES:
-LA LEY de YAVÉ ES PERFECTA: RESTAURA el ALMA; el TESTIMONIO de YAVÉ ES FIEL: hace SABIO al SIMPLE.
-Los PRECEPTOS DE YAVÉ son LIMPIOS: ESCLARECEN los OJOS.

Pero NO PERFECCIONA a los INFRACTORES. Por tal motivo, los GUARDIANES de LA LEY tenían el ENTENDIMIENTO EMBOTADO, y mantenían en la IGNORANCIA al resto del Pueblo...Ni ENTRABAN NI DEJABAN ENTRAR. CIEGOS TODOS, REOS de PECADO, SIN CONOCIMIENTO DE DIOS.
En Isaías 56:10, ESTÁ ESCRITO:
-"Mis GUARDIANES son CIEGOS TODOS, NO ENTIENDEN NADA...."
Y, en Mateo 23:13, JESÚS les REPROCHA:
-¡Ay de vosotros escribas y fariseos, HIPÓCRITAS, que CERRÁIS a los hombres el Reino de los cielos! NI ENTRÁIS vosotros NI PERMITÍS ENTRAR a los que QUERRÍAN ENTRAR.

TODOS, PECADORES IMPENITENTES y REINCIDENTES, SIN ARREPENTIMIENTO, SIN GRACIA DE DIOS, y SIN SALVACIÓN, por sus propias causas; como los Corintios descritos por Pablo en capítulo 13:2 de su 2ª Epístola:
-Os lo he dicho ya, y ahora de antemano lo REPITO ausente, y declaro a los que han PECADO y a TODOS los demás que, cuando otra vez vuelva, NO PERDONARÉ.

-"Porque EL SEÑOR ES ESPÍRITU, y donde ESTÁ EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ la LIBERTAD". (2ª Corintios 3:17)

EL SEÑOR ES ESPÍRITU SIN PECADO, y donde ESTÁ EL ESPÍRITU SIN PECADO DEL SEÑOR, está la LIBERTAD DE SU GRACIA SIN PECADO, DON SUYO, para GLORIA SUYA.

JESÚS ES EL SEÑOR, ÉL ES EL EJEMPLO. GLORIA A ÉL. AMÉN.

Solo para MEDITAR....

Que ÉL os Bendiga a TODOS con SU PAZ y SU AMOR. AMÉN.
 
El cristiano y la ley

¿Es la ley una «regla de vida» para el cristiano?

C. H. Mackintosh



Hay tres importantes puntos, relacionados entre sí, que a veces son tergiversados, sobre los cuales quisiéramos escribir unas palabras con el solo fin de guardar la verdad de toda falsificación, y de remover, dentro de nuestras capacidades, un tropiezo del camino de los lectores honestamente interesados en la verdad de Dios. Estos puntos son, el sábado, la ley y el ministerio cristiano. En esta ocasión sólo vamos a considerar el tema de la ley en relación con el cristiano, dejando para otra oportunidad los otros dos puntos.

A la ley se la contempla erróneamente de dos maneras:

· Primero, como fundamento de la justificación, y

· Segundo, como regla de vida del cristiano

Un pasaje o dos de la Escritura serán suficientes para zanjar la cuestión tanto de lo uno como de lo otro. En cuanto a la justificación:

“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20).

“Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28).

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16).

En cuanto al hecho de ser una regla de vida, leemos:

“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios” (Romanos 7:4).

“Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu [lit.: ‘en novedad de espíritu’, véase Lacueva] y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:6).

Obsérvense dos cosas en este último pasaje citado:

· 1.º “Estamos libres de la ley”

· 2.º No para hacer lo que agrada a la vieja naturaleza, sino para que sirvamos “en novedad de espíritu”.

Aunque fuimos librados de esclavitud, es nuestro privilegio “servir” en libertad. Asimismo, leemos también en este capítulo:

“Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte” (v. 10).

Evidentemente, la ley no demostró ser una prueba de vida para él.

“Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí” (v. 9).

Independientemente de quién represente el “yo” en este capítulo de la epístola a los Romanos, él estaba vivo hasta que vino la ley, y entonces murió. De ahí, pues, que la ley no podía haber sido una regla de vida para él; ella, en realidad, era todo lo contrario: una regla de muerte.

Es evidente, pues, que un pecador no puede ser justificado por las obras de la ley; y es igualmente evidente que la ley no constituye la regla de vida del creyente:

“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10).

La ley no reconoce ninguna distinción entre un hombre nacido de nuevo y otro que no lo es; maldice a todos los que intentan colocarse ante ella; rige y maldice a un hombre entretanto éste vive. Nadie como el verdadero creyente reconocerá plenamente que es incapaz de guardarla, y nadie así estaría más completamente bajo la maldición.

¿Cuál es, pues, el fundamento de nuestra justificación?

Y ¿cuál es nuestra regla de vida?


La Palabra de Dios responde de la siguiente manera: Somos “justificados por la fe de Cristo” (Gálatas 2:16), y Cristo es nuestra regla de vida. Él llevó todos “nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero” (1.ª Pedro 2:24). Cristo fue “hecho por nosotros maldición” (Gálatas 3:13). Él bebió por nosotros la copa de la justa ira de Dios “hasta sus sedimentos” (Isaías 51:17; Juan 18:11). Despojó a la muerte de su aguijón, y al sepulcro de su victoria (1.ª Corintios 15:55-56). Dio su vida por nosotros. Descendió hasta la muerte, donde estábamos nosotros, a fin de conducirnos a una eterna asociación con Él en vida, justicia, favor y gloria delante de nuestro Dios y de Su Dios, de nuestro Padre y de Su Padre. (Véanse cuidadosamente los siguientes pasajes: Juan 20:17; Romanos 4:25; Romanos 5:1-10; Romanos 6:1-11; Romanos 7. pássim, Romanos 8:1-4; 1.ª Corintios 1:30, 31; 1.ª Corintios 6:11; 1.ª Corintios 15:55-57; 2.ª Corintios 5:17-21; Gálatas 3:13, 25-29; Gálatas 4:31; Efesios 1:19-23; Efesios 2:1-6; Colosenses 2:10-15; Hebreos 2:14, 15; 1.ª Pedro 1:23.).

Si el lector pondera con oración todos estos pasajes de las Escrituras, verá claramente que no somos justificados por las obras de la ley, y no sólo eso, sino que también verá cómo somos justificados. Verá los profundos y sólidos fundamentos de la vida, la justicia y la paz cristianas, conforme a los consejos eternos que Dios tenía en sus planes, puestos en la consumada expiación de Cristo, desarrollados por Dios el Espíritu Santo en la Palabra escrita, y hechos efectivos en la bienaventurada experiencia de todos los verdaderos creyentes.

Luego, en cuanto a la regla de vida del creyente, el apóstol no dice: «Para mí el vivir es la ley», sino: “Para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21). Cristo es nuestra regla, nuestro modelo, nuestra piedra de toque, nuestro todo. Lo que el cristiano debiera preguntarse continuamente en su vida, no es: «¿Es esto conforme a la ley?», sino: «¿Es esto conforme a Cristo?». La ley nunca podría enseñarme a amar, a bendecir y a orar por mis enemigos; pero esto es precisamente lo que el Evangelio me enseña a hacer, y lo que la nueva naturaleza me lleva a hacer. “El cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10), y si yo no obstante fuese a buscar justificación por la ley, estaría perdido; y si fuese a hacer de la ley mi norma de acción, erraría totalmente mi propio blanco. Fuimos predestinados para ser conformados, no a la ley, sino a la imagen del Hijo de Dios. Debemos ser como Él. (Véanse los siguientes pasajes: Mateo 5:21-48; Romanos 8: 29; 1.ª Corintios 13:4-8; Romanos 13:8-10; Gálatas 5:14-26; Efesios 1:3-5; Filipenses 3:20, 21; Filipenses 2:5; Filipenses 4:8; Colosenses 3:1-7).

A algunos les parece una paradoja que se diga que “la justicia de la ley se cumple en nosotros” (Romanos 8:4) y a la vez que no podemos ser justificados por la ley, ni hacer de la ley nuestra regla de vida. Sin embargo, así es si hemos de formar nuestras convicciones por la Palabra de Dios. Tampoco para la mente renovada existe la menor dificultad en el entendimiento de esta bendita doctrina. Nosotros estábamos, por naturaleza, “muertos en nuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1), y ¿qué puede hacer un hombre muerto? ¿Cómo puede un hombre obtener la vida guardando aquello que requiere vida para poder ser guardado; una vida que no tiene? Y ¿cómo obtenemos nosotros la vida? Cristo es nuestra vida. Vivimos en Aquel que murió por nosotros; somos bendecidos en Aquel que fue hecho maldición por nosotros al ser colgado en un madero; somos justos en Aquel que fue hecho pecado por nosotros; somos traídos cerca en Aquel que fue arrojado fuera por nosotros (Romanos 5:6-15; Efesios 2:4-6; Gálatas 3:13).

Teniendo así, pues, vida y justicia en Cristo, somos llamados a andar como Él anduvo, y no simplemente a andar como un judío. Somos llamados a purificarnos así como él es puro; a andar en sus pisadas; a anunciar sus virtudes; a manifestar su Espíritu (Juan 13:14, 15; Juan 17:14-19; 1.ª Pedro 2:21; 1.ª Juan 2:6, 29; 1.ª Juan 3:3).

Concluiremos nuestras observaciones sobre este tema sugiriendo al lector dos preguntas, a saber:

(1) ¿Podrían los Diez Mandamientos sin el Nuevo Testamento ser una regla de vida suficiente para el creyente?

(2) ¿Podría el Nuevo Testamento sin los Diez Mandamientos ser una regla de vida suficiente?

Seguramente aquello que es insuficiente, no puede ser nuestra regla de vida. Recibimos los Diez Mandamientos como parte del canon de la inspiración; y, además, creemos que la ley permanece plenamente vigente para regir y maldecir a un hombre en tanto que éste vive. Que un pecador tan sólo intente obtener vida mediante la ley, y verá dónde ésta lo emplazará; y que un creyente tan sólo dirija su camino conforme a ella, y verá lo que la ley hará de él. Estamos plenamente convencidos de que si un hombre anda conforme al espíritu del Evangelio, no cometerá homicidio ni hurtará; pero también estamos convencidos de que todo hombre que se circunscriba a las normas de la ley de Moisés, se desviará totalmente del espíritu del Evangelio.

El tema de “la ley” demandaría una exposición mucho más elaborada, pero los límites de este breve escrito que me he propuesto, no lo permitirían, y nos vemos obligados así a encomendar al lector la consideración de los diversos pasajes de la Escritura a los que hemos hecho referencia y que los examine con cuidado. De este modo —creemos con certeza— llegará a una sana conclusión, y será independiente de toda enseñanza e influencia humanas. Verá cómo un hombre es justificado libremente por la gracia de Dios, a través de la fe en un Cristo crucificado y resucitado; verá que es hecho “participante de la naturaleza divina”, e introducido en una condición de justicia divina y eterna, siendo totalmente libre de toda condenación; verá que en esta santa y elevada posición, Cristo es su objeto, su tema, su modelo, su regla, su esperanza, su gozo, su fuerza, su todo; verá que la esperanza puesta delante de él, es estar con Jesús donde Él está, y ser semejante a Él por siempre. Y verá asimismo que si como pecador perdido halló perdón y paz a los pies de la cruz, él no es, como un hijo acepto y adoptado, enviado de nuevo a los pies del Monte Sinaí, para ser allí aterrado y rechazado por las terribles maldiciones de una ley quebrantada (Hebreos 12:18-24). El Padre no podía pensar en regir con una ley de hierro al hijo pródigo a quien Él había recibido en Su seno con la más pura, profunda y rica gracia. ¡Oh, no! “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:1-2). El creyente es justificado, no por obras, sino por medio de la fe; él se halla, no en la ley, sino en la gracia; y aguarda, no el juicio, sino la gloria.


Comentario de Natanael1:

Mas claro....imposible!!
 
Natanael1;n3121169 dijo:
El asunto no es Moisés....el asunto es la imperfección de una ley dada al hombre irredento:

Hebreos 7:19 (pues NADA PERFECCIONÓ LA LEY), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.


2Co 3:5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,

2Co 3:6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

2Co 3:7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

2Co 3:8 ¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

2Co 3:9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

2Co 3:10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.

2Co 3:11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

2Co 3:12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;

2Co 3:13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.

2Co 3:14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

2Co 3:15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.

2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

2Co 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.


JAVAN...abandona ese Ministerio de condenación y ven a Cristo para que se te quite el velo que no te deja ser guiado por Cristo.

Cada vez más, su obstinación a aceptar lo evidente, le enreda en sus propios laberintos..

ahora niega la evidencia que la imperfección es atribuible al hombre y no a la ley de Dios... y para ello se vale de Hebreos "Nada perfeccionó la Ley"

lamentablemente para su interés de confundir, en los versos6siguientes Pablo da a conocer la razón del por qué "Nada perfeccionó la Ley"

veamos si se entera de una vez y deja de estar dando "patadas de ahogado".

[SUP]1 [/SUP]Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico ¿Acaso dice si la perfección fuese por la Ley?


[SUP]16 [/SUP]no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.

estos sacerdotes tenían una vida destructivos.


​​​[SUP]23 [/SUP]Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar;

eran hombres pecadores..

[SUP]27 [/SUP]que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

[SUP]28 [/SUP]Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres;

[SUP]18 [/SUP]Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia

¿Qué se abroga?

[SUP]14 [/SUP]Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
[SUP]16 [/SUP]no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.


pablo no refiere a la Ley de Dios sino a su ministerio y lo que hace es comparar el ministerio Levítico conformado por hombres débiles que fueron capaces de hacer llegar al pueblo judío la perfecta Ley de Dios, que convierte el alma, con el ministerio de Cristo..

por eso concluye..

Hebreos 8:6
Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

Pf lea su biblia y discierna. No se deje llevar por los "empaquetados"
 
Natanael1;n3121405 dijo:
El cristiano y la ley

¿Es la ley una «regla de vida» para el cristiano?

C. H. Mackintosh



Hay tres importantes puntos, relacionados entre sí, que a veces son tergiversados, sobre los cuales quisiéramos escribir unas palabras con el solo fin de guardar la verdad de toda falsificación, y de remover, dentro de nuestras capacidades, un tropiezo del camino de los lectores honestamente interesados en la verdad de Dios. Estos puntos son, el sábado, la ley y el ministerio cristiano. En esta ocasión sólo vamos a considerar el tema de la ley en relación con el cristiano, dejando para otra oportunidad los otros dos puntos.

A la ley se la contempla erróneamente de dos maneras:

· Primero, como fundamento de la justificación, y

· Segundo, como regla de vida del cristiano

Un pasaje o dos de la Escritura serán suficientes para zanjar la cuestión tanto de lo uno como de lo otro. En cuanto a la justificación:

“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20).

“Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28).

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16).

En cuanto al hecho de ser una regla de vida, leemos:

“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios” (Romanos 7:4).

“Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu [lit.: ‘en novedad de espíritu’, véase Lacueva] y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:6).

Obsérvense dos cosas en este último pasaje citado:

· 1.º “Estamos libres de la ley”

· 2.º No para hacer lo que agrada a la vieja naturaleza, sino para que sirvamos “en novedad de espíritu”.

Aunque fuimos librados de esclavitud, es nuestro privilegio “servir” en libertad. Asimismo, leemos también en este capítulo:

“Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte” (v. 10).

Evidentemente, la ley no demostró ser una prueba de vida para él.

“Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí” (v. 9).

Independientemente de quién represente el “yo” en este capítulo de la epístola a los Romanos, él estaba vivo hasta que vino la ley, y entonces murió. De ahí, pues, que la ley no podía haber sido una regla de vida para él; ella, en realidad, era todo lo contrario: una regla de muerte.

Es evidente, pues, que un pecador no puede ser justificado por las obras de la ley; y es igualmente evidente que la ley no constituye la regla de vida del creyente:

“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10).

La ley no reconoce ninguna distinción entre un hombre nacido de nuevo y otro que no lo es; maldice a todos los que intentan colocarse ante ella; rige y maldice a un hombre entretanto éste vive. Nadie como el verdadero creyente reconocerá plenamente que es incapaz de guardarla, y nadie así estaría más completamente bajo la maldición.

¿Cuál es, pues, el fundamento de nuestra justificación?

Y ¿cuál es nuestra regla de vida?


La Palabra de Dios responde de la siguiente manera: Somos “justificados por la fe de Cristo” (Gálatas 2:16), y Cristo es nuestra regla de vida. Él llevó todos “nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero” (1.ª Pedro 2:24). Cristo fue “hecho por nosotros maldición” (Gálatas 3:13). Él bebió por nosotros la copa de la justa ira de Dios “hasta sus sedimentos” (Isaías 51:17; Juan 18:11). Despojó a la muerte de su aguijón, y al sepulcro de su victoria (1.ª Corintios 15:55-56). Dio su vida por nosotros. Descendió hasta la muerte, donde estábamos nosotros, a fin de conducirnos a una eterna asociación con Él en vida, justicia, favor y gloria delante de nuestro Dios y de Su Dios, de nuestro Padre y de Su Padre. (Véanse cuidadosamente los siguientes pasajes: Juan 20:17; Romanos 4:25; Romanos 5:1-10; Romanos 6:1-11; Romanos 7. pássim, Romanos 8:1-4; 1.ª Corintios 1:30, 31; 1.ª Corintios 6:11; 1.ª Corintios 15:55-57; 2.ª Corintios 5:17-21; Gálatas 3:13, 25-29; Gálatas 4:31; Efesios 1:19-23; Efesios 2:1-6; Colosenses 2:10-15; Hebreos 2:14, 15; 1.ª Pedro 1:23.).

Si el lector pondera con oración todos estos pasajes de las Escrituras, verá claramente que no somos justificados por las obras de la ley, y no sólo eso, sino que también verá cómo somos justificados. Verá los profundos y sólidos fundamentos de la vida, la justicia y la paz cristianas, conforme a los consejos eternos que Dios tenía en sus planes, puestos en la consumada expiación de Cristo, desarrollados por Dios el Espíritu Santo en la Palabra escrita, y hechos efectivos en la bienaventurada experiencia de todos los verdaderos creyentes.

Luego, en cuanto a la regla de vida del creyente, el apóstol no dice: «Para mí el vivir es la ley», sino: “Para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21). Cristo es nuestra regla, nuestro modelo, nuestra piedra de toque, nuestro todo. Lo que el cristiano debiera preguntarse continuamente en su vida, no es: «¿Es esto conforme a la ley?», sino: «¿Es esto conforme a Cristo?». La ley nunca podría enseñarme a amar, a bendecir y a orar por mis enemigos; pero esto es precisamente lo que el Evangelio me enseña a hacer, y lo que la nueva naturaleza me lleva a hacer. “El cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10), y si yo no obstante fuese a buscar justificación por la ley, estaría perdido; y si fuese a hacer de la ley mi norma de acción, erraría totalmente mi propio blanco. Fuimos predestinados para ser conformados, no a la ley, sino a la imagen del Hijo de Dios. Debemos ser como Él. (Véanse los siguientes pasajes: Mateo 5:21-48; Romanos 8: 29; 1.ª Corintios 13:4-8; Romanos 13:8-10; Gálatas 5:14-26; Efesios 1:3-5; Filipenses 3:20, 21; Filipenses 2:5; Filipenses 4:8; Colosenses 3:1-7).

A algunos les parece una paradoja que se diga que “la justicia de la ley se cumple en nosotros” (Romanos 8:4) y a la vez que no podemos ser justificados por la ley, ni hacer de la ley nuestra regla de vida. Sin embargo, así es si hemos de formar nuestras convicciones por la Palabra de Dios. Tampoco para la mente renovada existe la menor dificultad en el entendimiento de esta bendita doctrina. Nosotros estábamos, por naturaleza, “muertos en nuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1), y ¿qué puede hacer un hombre muerto? ¿Cómo puede un hombre obtener la vida guardando aquello que requiere vida para poder ser guardado; una vida que no tiene? Y ¿cómo obtenemos nosotros la vida? Cristo es nuestra vida. Vivimos en Aquel que murió por nosotros; somos bendecidos en Aquel que fue hecho maldición por nosotros al ser colgado en un madero; somos justos en Aquel que fue hecho pecado por nosotros; somos traídos cerca en Aquel que fue arrojado fuera por nosotros (Romanos 5:6-15; Efesios 2:4-6; Gálatas 3:13).

Teniendo así, pues, vida y justicia en Cristo, somos llamados a andar como Él anduvo, y no simplemente a andar como un judío. Somos llamados a purificarnos así como él es puro; a andar en sus pisadas; a anunciar sus virtudes; a manifestar su Espíritu (Juan 13:14, 15; Juan 17:14-19; 1.ª Pedro 2:21; 1.ª Juan 2:6, 29; 1.ª Juan 3:3).

Concluiremos nuestras observaciones sobre este tema sugiriendo al lector dos preguntas, a saber:

(1) ¿Podrían los Diez Mandamientos sin el Nuevo Testamento ser una regla de vida suficiente para el creyente?

(2) ¿Podría el Nuevo Testamento sin los Diez Mandamientos ser una regla de vida suficiente?

Seguramente aquello que es insuficiente, no puede ser nuestra regla de vida. Recibimos los Diez Mandamientos como parte del canon de la inspiración; y, además, creemos que la ley permanece plenamente vigente para regir y maldecir a un hombre en tanto que éste vive. Que un pecador tan sólo intente obtener vida mediante la ley, y verá dónde ésta lo emplazará; y que un creyente tan sólo dirija su camino conforme a ella, y verá lo que la ley hará de él. Estamos plenamente convencidos de que si un hombre anda conforme al espíritu del Evangelio, no cometerá homicidio ni hurtará; pero también estamos convencidos de que todo hombre que se circunscriba a las normas de la ley de Moisés, se desviará totalmente del espíritu del Evangelio.

El tema de “la ley” demandaría una exposición mucho más elaborada, pero los límites de este breve escrito que me he propuesto, no lo permitirían, y nos vemos obligados así a encomendar al lector la consideración de los diversos pasajes de la Escritura a los que hemos hecho referencia y que los examine con cuidado. De este modo —creemos con certeza— llegará a una sana conclusión, y será independiente de toda enseñanza e influencia humanas. Verá cómo un hombre es justificado libremente por la gracia de Dios, a través de la fe en un Cristo crucificado y resucitado; verá que es hecho “participante de la naturaleza divina”, e introducido en una condición de justicia divina y eterna, siendo totalmente libre de toda condenación; verá que en esta santa y elevada posición, Cristo es su objeto, su tema, su modelo, su regla, su esperanza, su gozo, su fuerza, su todo; verá que la esperanza puesta delante de él, es estar con Jesús donde Él está, y ser semejante a Él por siempre. Y verá asimismo que si como pecador perdido halló perdón y paz a los pies de la cruz, él no es, como un hijo acepto y adoptado, enviado de nuevo a los pies del Monte Sinaí, para ser allí aterrado y rechazado por las terribles maldiciones de una ley quebrantada (Hebreos 12:18-24). El Padre no podía pensar en regir con una ley de hierro al hijo pródigo a quien Él había recibido en Su seno con la más pura, profunda y rica gracia. ¡Oh, no! “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:1-2). El creyente es justificado, no por obras, sino por medio de la fe; él se halla, no en la ley, sino en la gracia; y aguarda, no el juicio, sino la gloria.


Comentario de Natanael1:

Mas claro....imposible!!

Es usted el que considera a la Ley de Dios como fundamento de la justificación y por este concepto errado cruje su concepto sobre la gracia. Usted mezcla las cosas lo hace su referente.. y termina más liado que él.
 
No seas ingenuo.

Permite que Cristo tome el control de tu vida.

Recibe:


Juan 14:21 El que tiene mis mandamientos, Y LOS GUARDA, ÉSE ES EL QUE ME AMA; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
 
Excelso es el Altísimo.


Biblia Todo;n3118856 dijo:
si sigues la ley de los hombres, no estas en la verdadera iglesia


espero te perciban los que añadieron interpretaciones humanas con caracter de ley.


A propósito: ¿consideras estar en la verdadera iglesia el congregar en una tipo Filadelfia ó Smirna?


Saludole
 
Juan 1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero LA GRACIA Y LA VERDAD vinieron por medio de Jesucristo.

La Iglesia de Cristo, goza de la Gracia y la Verdad....

La Iglesia de Moisés continúa bajo la ley.

Así de sencillo.
 
Humbertito;n3118977 dijo:
A ver.

.......Al parecer los que creen que por estar en un estado de gracia no se deben de observar los mandamientos de Dios, pues van a recibir castigo, porque en muchas oportunidades se les está diciendo y diciendo una y que otra vez que es indispensable guardar los mandamientos, que la ley nunca expiró y que Jesús nunca la invalidó.


explicado como la mashal del Mesías, empero: ¿las normas del foro no estan abolidas o las quebrantamos porque alguien las puede cumplir por nosotros?

Las normas del foro también están vigentes.


Saludos desde la diáspora.
 
Uno de los peores errores que poseen aquellos que se quedaron bajo la Legislación Mosaica...es el de creer que Cristo fue un violador de la ley dada en el Monte de Sinaí.

De nada vale demostrar que Jesús jamás quebrantó ni una jota ni una tilde de la ley hasta el "CONSUMADO ES".

El mero hecho de identificarnos con el Señor Jesucristo en su vida, en su muerte, en su glorificación...nos convierte en objetivos militares de los que se rigen por la ley del viejo código mosaico y no por Cristo.

Juan 13:15 Porque EJEMPLO OS HE DADO, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

Viven constantemente quebrándonos las dos tablas de piedra en nuestras cabezas....una y otra vez se repite el mismo abuso como sí nosotros fuéramos judíos.

Ni ellos mismos son judíos.

Son farsantes...

Poseen una crisis de identidad, la Escritura los denuncia con facilidad:

Apocalipsis 3:9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos Y NO LO SON, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.

Deben regresar a su Sinagoga, allí sí pueden cambiar a Cristo por Moisés.
 
Judas 1:3. Queridos amigos: estaba ocupado trabajando escribiéndoles sobre la salvación que compartimos, cuando encontré necesario escribirles alentándolos a que se mantengan contendiendo arduamente por la fe que ha sido transmitida al pueblo de YHWH de una vez por todas.

4. Porque ciertos individuos, de los que se ha escrito hace mucho tiempo que han sido destinados a condenación, se han introducido solapadamente; gente perversa, pervierten la misericordia de YHWH en licencia para libertinaje y niegan a nuestro Unico Amo y Adón Yahshua El Mesías.[3]

5. Puesto que todos ya saben todo esto, mi propósito es sólo recordarles que YHWH, quien una vez salvó al pueblo sacándolo de Mitzrayim (Egipto), después destruyó a los que no confiaron.

6. Y a los malajim (ángeles) que no se mantuvieron dentro de Su autoridad original, sino que abandonaron su propia morada, El los ha guardado en oscuridad, atados con cadenas eternas[4] para el Juicio del Gran Día.

7. Y Sedom (sodoma), Amorah (gomorra) y las ciudades vecinas, siguiendo un comportamiento como el de ellos, cometieron pecados sexuales y perversión; yacen expuestos como advertencia del fuego eterno que aguarda a aquellos que tendrán que sufrir el castigo.[5]

8. Asimismo, esta gente con sus visiones, profanan su propia carne, desprecian la autoridad divina e insultan seres malajim.
 
Bondadoso es el Altísimo.


la casa de Judá (en la que algunos practican el Judaísmo y otros no) necesita comprender bíblicamente que el Elohim de Ysrael ha expresado Su gracia y misericordia a Su pueblo por medio del Mesías (Mashíaj) judío Yahshua/Jesús.

La casa de Ysrael (las denominaciones de la "iglesia") necesita comprender bíblicamente que la Torá es la Parabla de YHVH y la Parabla de YHVH es la Torá y que la Torá va desde Génesis (Bereshit) hasta Revelación (apocalipsis).

Además, la casa de Ysrael necesita comprender que la Torá es ETERNA y que el Elohim de Ysrael no eliminó Su Torá por medio de la muerte y resurrección del Mesías(Mashíaj) judío Yahshua/Jesús. Si el Elohim de Ysrael hubiera eliminado Su Torá/Parabla de YHVH, tendría que eliminarse A Sí Mismo por causa de que el Mesías (Mashíaj) judío Yahshua/Jesús es la Torá/Parabla de YHVH manifestada en carne. El Cielo y la tierra pasarán pero la Torá/Parabla de YHVH vivirá y permanecerá PARA SIEMPRE (Isaías [Yeshayahu]40:8; 1ª Pedro [Kefa] 1:23-25).



saludos a los hermanos


Filadelfia y Smirna
 
Salmo 1:1 ¡Bendecido es el hombre que no ha caminado en el consejo de los perversos, y no ha estado en camino de pecadores ni se ha sentado con los escarnecedores!

2. Su delicia está en la Toráh [1] de YHWH en Su Toráh medita día y noche.[2]

3. Es como árbol plantado junto a corrientes de agua, da su fruto en temporada, sus hojas nunca marchitan, todo lo que hace prospera.

4. No así el perverso, no así; es como paja que arrebata el viento,[3] y dispersa en la faz del mundo.

5. Por esta razón el perverso no se levantará en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos.

6. Porque YHWH conoce el camino de los justos, pero el camino de los perversos perecerá.




Bendecidos los vencedores, previamente llamados y luego escogidos.