LA IGLESIA EVANGÉLICA, LA MÁS CATÓLICA.
Nadie podría negar que en los papeles la Iglesia Católica Romana -junto a/o además de la Iglesia Ortodoxa- tiene credenciales más que suficientes para probar su unidad y catolicidad, salvo idéntica pretensión por parte de los ortodoxos. ¡Menudo problema mientras no se clarifique la situación o se concrete la fusión en una misma organización! (Pretensión igualitaria que recuerda a los tres Papas simultáneos del siglo XV).
La iglesia evangélica, por el contrario, no sólo carece de papeles que garanticen tal cosa, sino que los que hay sólo sirven para probar lo contrario.
Los papeles que acreditan la Unidad y Catolicidad de la ICR (con o sin la ortodoxa) están en los textos de historia, la literatura patrística, en las obras de los Doctores de la Iglesia, en las Actas de los Concilios, en las encíclicas papales, en los documentos pontificios, en el Catecismo, etc.
La ausencia de los papeles protestantes en tal sentido (de Unidad y Catolicidad) es absoluta; pues más nos vale no mostrar los que tenemos pues haríamos un gran papelón: sólo demostraríamos la gran diversidad de doctrinas, formas y prácticas.
Siendo esto así, parecería que estoy probando lo contrario de lo que pretendo. ¡Sí... parecería ser así! ¡Pero no es!
Antes que mis propios hermanos me expulsen de este Tópico por romanista encubierto o jesuíta disfrazado aclararé la situación.
La Catolicidad y Unidad de los católicos romanos ( y/o ortodoxos) solamente existe en la ficción novelesca de aquellos papeles, que por amarillentos y arrugados que se hayan puesto, en nada cambian la realidad. Que los decretos de todo eso luzcan en sendos volúmenes en las bibliotecas de católicos acaudalados, colegios, museos, monasterios y casas parroquiales, no los ha dejado impresos sin embargo en la conciencia colectiva de un pueblo religioso que ni sabe siquiera lo que cree.
Si hablamos de Catolicidad, la tan mentada universalidad de esa "fe" es desmentida por el sincretismo que desde muy antiguo se fue operando, y que comenzando en Roma subió hacia los germanos y normandos, se extendió hacia el lejano oriente confundiéndose con las milenarias religiones de la India, China y Japón, y luego cruzó el Océano "catolizando" prácticas amerindias y africanas, como sucede en Haití y Brasil. Como dije en mi primer mensaje de este epígrafe, las devociones populares cuestionadas formalmente por las autoridades eclesiásticas, pero consentidas y fomentadas siempre por cada cura párroco del lugar, ha dado lugar a una multiplicidad de "devociones" que excede la variedad de toda la gama protestante, con la salvedad, todavía, que estos realizan un culto auténticamente cristiano y espiritual, muy lejos del paganismo y satanismo mezclado con prácticas idolátricas.
Si hablamos de Unidad, cualquiera que entre a una misa católica, entrará, saldrá y nadie se dará cuenta de quien es, cómo está o qué vino a hacer. Allí nadie conoce a nadie, ni tampoco hay interés en ello. Sé que ahora muchos católicos del Foro podrán testimoniar que en su comunidad no es así, sino todo lo contrario. ¡Es cierto! Me consta que por lo menos aquí en América los católicos están tomando de modelo a las iglesias evangélicas e imitan cuanto pueden nuestras prácticas. Pero no hablo conforme a las excepciones que se dan por influencia del testimonio de los evangélicos, sino por lo que es común, tradicional y corriente por todo el mundo donde el catolicismo romano sobrevive lo mejor que puede.
Pues bien, ahora le llega el turno de acreditar su Catolicidad y Unidad a esta iglesia evangélica que en los papeles va muerta, pues los que hay van en su contra. ¿Cuáles son pues sus credenciales?
1 - La más visible es su apego a la Sagrada Escritura como Palabra de Dios. Aun cuando haya diversidad de interpretaciones, lo importante es que la Biblia rige la conciencia individual y colectiva de los evangélicos. Aunque algunos puedan enseñar cosas incorrectas y otros puedan fracasar en la práctica de la sana doctrina, lo cierto es que la generalidad de los evangélicos en todas partes del mundo exhiben vidas que son ejemplos para toda la sociedad.
2 - El Espíritu Santo es invisible, pero sus frutos y resultados son patentes en todas las iglesias evangélicas de cualquier o de ninguna denominación. Algunos le contristan, otros le apagan y aún le ofenden y resisten, pero es innegable la realidad de la unción espiritual en los cultos de oración y alabanza cuando la presencia del Señor es notoria en medio de los congregados a Su nombre. Al abrirse las Escrituras y tronar la voz del predicador desde el púlpito, parecen ser ecos de los profetas y los apóstoles de antaño. Cuando borrachos, ladrones, mujerzuelas, y toda la escala de la ralea humana perdida por el pecado son convertidos a Jesucristo, y confesando su nombre son perdonados por su sangre, y bautizados y congregados en la iglesia pasan a ser personas totalmente nuevas y ciudadanos útiles a la sociedad, ¿cómo podríamos negar que verdaderamente Dios está con nosotros?
3 - Y mi tercer punto es la vida. No importa la raza, el color, el idioma, la posición social o cualquier otra contingencia terrenal. Hay una comunión de vida que nos une en el amor fraternal. Y esta Unidad en Cristo, Unidad que no somos llamados a lograr sino a guardar pues en Cristo y por El esta Unidad ya la realizó, es perfecta, visible, tangible y práctica por todas partes del mundo. Así que la Catolicidad en ese sentido de Universalidad es una marca tan patente y evidente de la iglesia evangélica como lo es su perfecta Unidad. Y esta Unidad y Catolicidad no deja fuera de la misma a ningún auténtico hijo de Dios, aun cuando se apellide de cristiano católico u ortodoxo.
Y finalmente, cualquiera que esté en la iglesia evangélica, sabe positivamente, que ésta (no por protestante ni evangélica sino por estar edificada sobre la Roca) es columna y baluarte de la verdad.
La Iglesia Católica (con o sin la Ortodoxa) no es más que un deteriorado zócalo que conserva todavía algunas antiguas verdades. Pero de allí a ser columna y baluarte de la verdad hay una distancia tan grande, que el grito de tal pretensión es ahogado por el peso de la Escritura, la historia y la sangre de tantos mártires de su absolutismo.
Mi más profundo respeto y amor fraternal hacia sacerdotes, monjas y seglares que me consta que pertenecen al Señor no menos que yo, no me puede inhibir de proclamar esta verdad a todos los vientos.
Recojo pues el guante que se arrojó en uno de los tópicos desafiando a un "guapo" que pudiera afirmar y sostener lo que aquí afirmo y sostengo. Y si éste (lamentablemente) es un reducto evangélico donde no son bienvenidos los católicos, dispuesto estoy a debatir este asunto en el epígrafe apropiado.(Me refería a SOLO PARA EVANGÉLICOS).
Que el Señor abra la mente de los católicos y los corazones de los evangélicos.
Ricardo.
Nadie podría negar que en los papeles la Iglesia Católica Romana -junto a/o además de la Iglesia Ortodoxa- tiene credenciales más que suficientes para probar su unidad y catolicidad, salvo idéntica pretensión por parte de los ortodoxos. ¡Menudo problema mientras no se clarifique la situación o se concrete la fusión en una misma organización! (Pretensión igualitaria que recuerda a los tres Papas simultáneos del siglo XV).
La iglesia evangélica, por el contrario, no sólo carece de papeles que garanticen tal cosa, sino que los que hay sólo sirven para probar lo contrario.
Los papeles que acreditan la Unidad y Catolicidad de la ICR (con o sin la ortodoxa) están en los textos de historia, la literatura patrística, en las obras de los Doctores de la Iglesia, en las Actas de los Concilios, en las encíclicas papales, en los documentos pontificios, en el Catecismo, etc.
La ausencia de los papeles protestantes en tal sentido (de Unidad y Catolicidad) es absoluta; pues más nos vale no mostrar los que tenemos pues haríamos un gran papelón: sólo demostraríamos la gran diversidad de doctrinas, formas y prácticas.
Siendo esto así, parecería que estoy probando lo contrario de lo que pretendo. ¡Sí... parecería ser así! ¡Pero no es!
Antes que mis propios hermanos me expulsen de este Tópico por romanista encubierto o jesuíta disfrazado aclararé la situación.
La Catolicidad y Unidad de los católicos romanos ( y/o ortodoxos) solamente existe en la ficción novelesca de aquellos papeles, que por amarillentos y arrugados que se hayan puesto, en nada cambian la realidad. Que los decretos de todo eso luzcan en sendos volúmenes en las bibliotecas de católicos acaudalados, colegios, museos, monasterios y casas parroquiales, no los ha dejado impresos sin embargo en la conciencia colectiva de un pueblo religioso que ni sabe siquiera lo que cree.
Si hablamos de Catolicidad, la tan mentada universalidad de esa "fe" es desmentida por el sincretismo que desde muy antiguo se fue operando, y que comenzando en Roma subió hacia los germanos y normandos, se extendió hacia el lejano oriente confundiéndose con las milenarias religiones de la India, China y Japón, y luego cruzó el Océano "catolizando" prácticas amerindias y africanas, como sucede en Haití y Brasil. Como dije en mi primer mensaje de este epígrafe, las devociones populares cuestionadas formalmente por las autoridades eclesiásticas, pero consentidas y fomentadas siempre por cada cura párroco del lugar, ha dado lugar a una multiplicidad de "devociones" que excede la variedad de toda la gama protestante, con la salvedad, todavía, que estos realizan un culto auténticamente cristiano y espiritual, muy lejos del paganismo y satanismo mezclado con prácticas idolátricas.
Si hablamos de Unidad, cualquiera que entre a una misa católica, entrará, saldrá y nadie se dará cuenta de quien es, cómo está o qué vino a hacer. Allí nadie conoce a nadie, ni tampoco hay interés en ello. Sé que ahora muchos católicos del Foro podrán testimoniar que en su comunidad no es así, sino todo lo contrario. ¡Es cierto! Me consta que por lo menos aquí en América los católicos están tomando de modelo a las iglesias evangélicas e imitan cuanto pueden nuestras prácticas. Pero no hablo conforme a las excepciones que se dan por influencia del testimonio de los evangélicos, sino por lo que es común, tradicional y corriente por todo el mundo donde el catolicismo romano sobrevive lo mejor que puede.
Pues bien, ahora le llega el turno de acreditar su Catolicidad y Unidad a esta iglesia evangélica que en los papeles va muerta, pues los que hay van en su contra. ¿Cuáles son pues sus credenciales?
1 - La más visible es su apego a la Sagrada Escritura como Palabra de Dios. Aun cuando haya diversidad de interpretaciones, lo importante es que la Biblia rige la conciencia individual y colectiva de los evangélicos. Aunque algunos puedan enseñar cosas incorrectas y otros puedan fracasar en la práctica de la sana doctrina, lo cierto es que la generalidad de los evangélicos en todas partes del mundo exhiben vidas que son ejemplos para toda la sociedad.
2 - El Espíritu Santo es invisible, pero sus frutos y resultados son patentes en todas las iglesias evangélicas de cualquier o de ninguna denominación. Algunos le contristan, otros le apagan y aún le ofenden y resisten, pero es innegable la realidad de la unción espiritual en los cultos de oración y alabanza cuando la presencia del Señor es notoria en medio de los congregados a Su nombre. Al abrirse las Escrituras y tronar la voz del predicador desde el púlpito, parecen ser ecos de los profetas y los apóstoles de antaño. Cuando borrachos, ladrones, mujerzuelas, y toda la escala de la ralea humana perdida por el pecado son convertidos a Jesucristo, y confesando su nombre son perdonados por su sangre, y bautizados y congregados en la iglesia pasan a ser personas totalmente nuevas y ciudadanos útiles a la sociedad, ¿cómo podríamos negar que verdaderamente Dios está con nosotros?
3 - Y mi tercer punto es la vida. No importa la raza, el color, el idioma, la posición social o cualquier otra contingencia terrenal. Hay una comunión de vida que nos une en el amor fraternal. Y esta Unidad en Cristo, Unidad que no somos llamados a lograr sino a guardar pues en Cristo y por El esta Unidad ya la realizó, es perfecta, visible, tangible y práctica por todas partes del mundo. Así que la Catolicidad en ese sentido de Universalidad es una marca tan patente y evidente de la iglesia evangélica como lo es su perfecta Unidad. Y esta Unidad y Catolicidad no deja fuera de la misma a ningún auténtico hijo de Dios, aun cuando se apellide de cristiano católico u ortodoxo.
Y finalmente, cualquiera que esté en la iglesia evangélica, sabe positivamente, que ésta (no por protestante ni evangélica sino por estar edificada sobre la Roca) es columna y baluarte de la verdad.
La Iglesia Católica (con o sin la Ortodoxa) no es más que un deteriorado zócalo que conserva todavía algunas antiguas verdades. Pero de allí a ser columna y baluarte de la verdad hay una distancia tan grande, que el grito de tal pretensión es ahogado por el peso de la Escritura, la historia y la sangre de tantos mártires de su absolutismo.
Mi más profundo respeto y amor fraternal hacia sacerdotes, monjas y seglares que me consta que pertenecen al Señor no menos que yo, no me puede inhibir de proclamar esta verdad a todos los vientos.
Recojo pues el guante que se arrojó en uno de los tópicos desafiando a un "guapo" que pudiera afirmar y sostener lo que aquí afirmo y sostengo. Y si éste (lamentablemente) es un reducto evangélico donde no son bienvenidos los católicos, dispuesto estoy a debatir este asunto en el epígrafe apropiado.(Me refería a SOLO PARA EVANGÉLICOS).
Que el Señor abra la mente de los católicos y los corazones de los evangélicos.
Ricardo.