No es amor lo que sostiene al matrimonio, sino que es el matrimonio lo que sostiene al amor.
La verdadera vida se apoya en pactos y no en sentimientos. Somos un pueblo de pacto. Dios les bendiga a todos.
No es amor lo que sostiene al matrimonio, sino que es el matrimonio lo que sostiene al amor.
La verdadera vida se apoya en pactos y no en sentimientos. Somos un pueblo de pacto. Dios les bendiga a todos.
En cierta reunión con misioneros norteamericanos se nos preguntó si nos gustaría participar de una reunión para renovación del pacto matrimonial.
Mi esposa y yo nos miramos sorprendidos y respondimos:
-¡Es que nunca hicimos pacto alguno!
-Cuando se casaron, en la ceremonia, ¿el ministro no los invitó a hacer un pacto o alianza de fidelidad y dedicación del uno al otro?
-No, solamente aprovechó a predicarles el evangelio a nuestros parientes y demás asistentes inconversos, y luego guió la oración congregacional encomendando nuestras vidas y matrimonio a la gracia y con la bendición de Dios.
Los misioneros fueron ahora los sorprendidos, porque el rito acostumbrado en su país no era seguido en nuestras asambleas de hermanos en Uruguay.
Los pactos hechos entre los hombres fueron inventados para oportunamente romperse.
Unicamente el pacto que Dios hizo con nosotros es indestructible y eterno porque está garantido por la sangre de Jesucristo.
Hace dos semanas celebramos nuestros 45 años de casados, con cuatro hijos y cinco nietos. ¿Acaso no bastó el amor para manternos unidos? (Cantares 8:6,7).
Conocemos matrimonios evangélicos con pacto matrimonial más pacto renovado que hoy están tristemente divorciados.
Isa 5:20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
Construye con sabiduría. Es la única vida que podrás construir. Inclusive si sólo la vives por un día más, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.
Cuando sientas que ya no puedes, que tus fuerzas se acaban…
Recuerda:
Con todo yo me alegraré en el Dios de mi Salvación. El Señor es mi Fortaleza, Él hace mis pies ligeros y en las alturas me hace andar.
Hoy sembraré la preciosa semilla de la Palabra de Dios. No hay otra analogía más preciosa para referirse a la palabra de Dios como la que esta hecha con la semilla. La semilla es aparentemente insignificante, muy pequeña en comparación con el árbol que nace de ella
"Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Más voverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas". Salmo 126: 5-6.
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? Mateo 6: 26
Nuestra vida no debe ser una vida de preocupaciones e inquietudes, sino vida de fe gozosa y tranquila. Nuestro Padre celestial proveerá las necesidades de sus propios hijos, y sabe lo que necesitamos antes de que lo pidamos.
Y dije: ¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría y hallaría reposo. Me apresuraría a buscar un lugar de refugio contra el viento borrascoso y la tempestad.
Pues, en verdad, en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial; Porque asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
…teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor; Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de El soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Job 7:16 Sal. 55:6,8 II Co. 5:2,4 Fil. 1:23 Heb. 12:1-3 Jn. 14:27
Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación (1ª Corintios 1:21)