Sé que este tema traerá lluvia de comentarios. Pero es necesario que se hable de este asunto. Veo en otros temas la importancia tan especial que se le da a los Escritores Eclesiásticos o Padres Apostólicos con relación a lo que ellos comentan de los apóstoles que caminaron con Jesús. Yo me he tomado la tarea de investigar todos lo que supuestamente estos escribieron acerca de los apóstoles y encontré cosas muy interesantes.
Durante la generación que profetizó Jesús (30-70d.C.), hubo un florecimiento de literatura escrita por los apóstoles que fue interrumpida casi de golpe a finales del 70d.C. Esta literatura es el Nuevo Testamento. Luego del año 68 d.C., hubo un intervalo de silencio por parte de dichos escritores bíblicos que empañó la historia de la iglesia. Este silencio podemos situarlo entre el 70 al 105d.C. Nada se sabe de Apolos, Timoteo, Tito, Bernabé o Silas. Estos desaparecen de la historia eclesiástica de manera misteriosa y más aún siendo muy jóvenes Tito y Timoteo (tenía cerca de 20 años). Por casi otra generación los anales de la iglesia no registran escritos de hombres de Dios hasta principios del s. 2., silencio que es roto por Ignacio de Antioquía.
Ninguno de los nuevos escritores eclesiásticos, mejor conocidos como los padres apostólicos, mencionan a alguno de los discípulos de Jesús o a alguno de los apóstoles. Contrario a lo que muchos piensan, ni siquiera Juan el discípulo amado es mencionado en algunas de esas cartas durante ese período de silencio.
Pero... ¿qué es tradición? Lo que conocemos hoy como tradición, no es otra cosa que rumores y comentarios transmitidos de boca en boca. Los primeros escritores eclesiásticos los cuales dieron inicio a lo que conocemos hoy como la iglesia Católica, apostólica y romana, escribieron sus supuestos relatos “apostólicos” basados únicamente en rumores y comentarios de otros católicos. En otras palabras, la poca información existente acerca de los discípulos en la generación siguiente al año 70dC., está basada en rumores y comentarios de la tradición católica transmitidos de boca en boca.
La historia nos confirma, y vamos a verlo aquí, que la base de las doctrinas católicas descansa en sus tradiciones. Sin embargo, lo que nos preocupa acerca de esto es que la misma historia nos demuestra que dichas tradiciones son inexactas. Ante esto, la iglesia mal informada, no se ha dado cuenta de que ha estado arrastrándolas hasta nuestros días.
Eusebio de Cesarea (a.260-339) mejor conocido como el padre de la historia de la iglesia, fue el primero en emprender la tarea de seguir el surgimiento del cristianismo durante sus cruciales primeros tres siglos, desde Cristo hasta Constantino, escribiendo la primera Historia de la Iglesia. En su obra, cuando escribe del período luego de la destrucción del templo, y va a referirse a relatos apostólicos utiliza en demasía las “tradiciones”:
“refiere la tradición que aquellos de los apóstoles y discípulos del Señor que habían sobrevivido se reunieron de todas partes con aquellos que eran humanamente hablando, parientes del Señor, porque muchos de ellos seguían con vida”
Este comentario de Eusebio es solo un ejemplo de un fragmento de la defensa de la sucesión de los obispos en la iglesia de Jerusalén. Pero, ¿acaso no le convenía a la tradición católica representada en este caso por Eusebio de Cesarea, hacer creer a todos que en la iglesia de Jerusalén había un hermano del Señor, porque para su conveniencia Pedro tenía que ser el primer Papa en la iglesia de Roma?.
Como parte de este tema quisiera hacerles una pregunta: ¿sabe usted de donde salen sus creencias escatológicas? Si no lo sabe, sus creencias escatológicas provienen de la santa madre iglesia católica apostólica y romana. Cuando se efectuó la reforma, se revisaron las doctrinas que se consideraron más importantes, sin embargo no fue así con la escatología.
La iglesia católica, en defensa de algunas herejías tuvo la necesidad de redactar unas confesiones de fe que encerraban aspectos doctrinales importantes para ellos, pero que no necesariamente estaban alineados a la Escritura:
“Un credo es una declaración de doctrina hecha por cierta iglesia o por una asociación de iglesias. Las iglesias adoptan los credos y sus feligreses tienen que conformarse a sus declaraciones bajo pena de ser excomulgados. Quisiera notar aquí que el rechazo de un credo no es lo mismo que rechazar la Santa Escritura. Pero las iglesias adoptan los credos como ley, creen que el credo es una expresión de lo que la Escritura dice y no contienen equivocaciones.”
En tiempos de la Reforma grandes hombres de fe rompieron con las tradiciones aceptadas por miles de años y que tenían atada lo que hasta ese momento era “la iglesia”. Estos hombres se dieron a la tarea de revisar gran parte de las doctrinas que hasta ese período de la iglesia eran máxima autoridad para la feligresía. Hasta hoy, la iglesia sigue repitiendo lo que perpetuaron los credos católicos acerca de la escatología.
En cuanto a la resurrección y venida, el credo más antiguo reza así: “desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”... “el perdón de los pecados; la resurrección de los muertos” (Símbolo Apostólico 390d.C.) Es éste el símbolo cristiano más antiguo, aunque sea inexacta la tradición que atribuye su composición a los doce apóstoles . El Símbolo del Concilio de Nicea (325-381) dice: “y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos”... “Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro”. El Símbolo de Atanasio (325-451) que comienza diciendo que todo el que quiera salvarse deberá sostener la fe católica íntegra y pura dice: “A su venida todos los hombres resucitarán con sus cuerpos y darán cuenta de sus propios actos”. Las ideas de la escatología actual son el resultado del pensamiento tradicional católico y sus credos. Por eso es tan importante revisar nuestros paradigmas.
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**Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia, Paul L. Maier, Editorial Portavoz, pág. 9.
**Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia, Paul L. Maier, Editorial Portavoz, pág. 105.
**Confesiones de Fe de la Iglesia, CLIE, pág. 13.
Durante la generación que profetizó Jesús (30-70d.C.), hubo un florecimiento de literatura escrita por los apóstoles que fue interrumpida casi de golpe a finales del 70d.C. Esta literatura es el Nuevo Testamento. Luego del año 68 d.C., hubo un intervalo de silencio por parte de dichos escritores bíblicos que empañó la historia de la iglesia. Este silencio podemos situarlo entre el 70 al 105d.C. Nada se sabe de Apolos, Timoteo, Tito, Bernabé o Silas. Estos desaparecen de la historia eclesiástica de manera misteriosa y más aún siendo muy jóvenes Tito y Timoteo (tenía cerca de 20 años). Por casi otra generación los anales de la iglesia no registran escritos de hombres de Dios hasta principios del s. 2., silencio que es roto por Ignacio de Antioquía.
Ninguno de los nuevos escritores eclesiásticos, mejor conocidos como los padres apostólicos, mencionan a alguno de los discípulos de Jesús o a alguno de los apóstoles. Contrario a lo que muchos piensan, ni siquiera Juan el discípulo amado es mencionado en algunas de esas cartas durante ese período de silencio.
Pero... ¿qué es tradición? Lo que conocemos hoy como tradición, no es otra cosa que rumores y comentarios transmitidos de boca en boca. Los primeros escritores eclesiásticos los cuales dieron inicio a lo que conocemos hoy como la iglesia Católica, apostólica y romana, escribieron sus supuestos relatos “apostólicos” basados únicamente en rumores y comentarios de otros católicos. En otras palabras, la poca información existente acerca de los discípulos en la generación siguiente al año 70dC., está basada en rumores y comentarios de la tradición católica transmitidos de boca en boca.
La historia nos confirma, y vamos a verlo aquí, que la base de las doctrinas católicas descansa en sus tradiciones. Sin embargo, lo que nos preocupa acerca de esto es que la misma historia nos demuestra que dichas tradiciones son inexactas. Ante esto, la iglesia mal informada, no se ha dado cuenta de que ha estado arrastrándolas hasta nuestros días.
Eusebio de Cesarea (a.260-339) mejor conocido como el padre de la historia de la iglesia, fue el primero en emprender la tarea de seguir el surgimiento del cristianismo durante sus cruciales primeros tres siglos, desde Cristo hasta Constantino, escribiendo la primera Historia de la Iglesia. En su obra, cuando escribe del período luego de la destrucción del templo, y va a referirse a relatos apostólicos utiliza en demasía las “tradiciones”:
“refiere la tradición que aquellos de los apóstoles y discípulos del Señor que habían sobrevivido se reunieron de todas partes con aquellos que eran humanamente hablando, parientes del Señor, porque muchos de ellos seguían con vida”
Este comentario de Eusebio es solo un ejemplo de un fragmento de la defensa de la sucesión de los obispos en la iglesia de Jerusalén. Pero, ¿acaso no le convenía a la tradición católica representada en este caso por Eusebio de Cesarea, hacer creer a todos que en la iglesia de Jerusalén había un hermano del Señor, porque para su conveniencia Pedro tenía que ser el primer Papa en la iglesia de Roma?.
Como parte de este tema quisiera hacerles una pregunta: ¿sabe usted de donde salen sus creencias escatológicas? Si no lo sabe, sus creencias escatológicas provienen de la santa madre iglesia católica apostólica y romana. Cuando se efectuó la reforma, se revisaron las doctrinas que se consideraron más importantes, sin embargo no fue así con la escatología.
La iglesia católica, en defensa de algunas herejías tuvo la necesidad de redactar unas confesiones de fe que encerraban aspectos doctrinales importantes para ellos, pero que no necesariamente estaban alineados a la Escritura:
“Un credo es una declaración de doctrina hecha por cierta iglesia o por una asociación de iglesias. Las iglesias adoptan los credos y sus feligreses tienen que conformarse a sus declaraciones bajo pena de ser excomulgados. Quisiera notar aquí que el rechazo de un credo no es lo mismo que rechazar la Santa Escritura. Pero las iglesias adoptan los credos como ley, creen que el credo es una expresión de lo que la Escritura dice y no contienen equivocaciones.”
En tiempos de la Reforma grandes hombres de fe rompieron con las tradiciones aceptadas por miles de años y que tenían atada lo que hasta ese momento era “la iglesia”. Estos hombres se dieron a la tarea de revisar gran parte de las doctrinas que hasta ese período de la iglesia eran máxima autoridad para la feligresía. Hasta hoy, la iglesia sigue repitiendo lo que perpetuaron los credos católicos acerca de la escatología.
En cuanto a la resurrección y venida, el credo más antiguo reza así: “desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”... “el perdón de los pecados; la resurrección de los muertos” (Símbolo Apostólico 390d.C.) Es éste el símbolo cristiano más antiguo, aunque sea inexacta la tradición que atribuye su composición a los doce apóstoles . El Símbolo del Concilio de Nicea (325-381) dice: “y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos”... “Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro”. El Símbolo de Atanasio (325-451) que comienza diciendo que todo el que quiera salvarse deberá sostener la fe católica íntegra y pura dice: “A su venida todos los hombres resucitarán con sus cuerpos y darán cuenta de sus propios actos”. Las ideas de la escatología actual son el resultado del pensamiento tradicional católico y sus credos. Por eso es tan importante revisar nuestros paradigmas.
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**Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia, Paul L. Maier, Editorial Portavoz, pág. 9.
**Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia, Paul L. Maier, Editorial Portavoz, pág. 105.
**Confesiones de Fe de la Iglesia, CLIE, pág. 13.