EL REINO DE DIOS Y LOS DESEOS DEL HOMBRE
Mat 21:43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
La madre de los hijos de Zebedeo, se acercó al Señor para rogarle que en el establecimiento del Reino, sus hijos ocuparan puestos de relevancia, uno a su derecha y otro a su izquierda, los demás apóstoles se enojaron, no porque ellos fueran humildes, sin porque este par de hermanos se les había adelantado
Cuando nuestros ojos se dirigen a Israel, contemplamos esta nación esperando aún el cumplimiento de las promesas terrenales, que solo serán cumplidas, cuando el Señor descienda sobre el Monte de los Olivos, acompañado, con toda su Iglesia, que previamente ha sido arrebatada, leemos:
Zac 14:4 Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.
Zac 14:5 Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.
La bendición para la tierra está ligada a la nación de Israel; la Iglesia no pertenece a este propósito de bendecir la tierra por medio de aquellos que traspasaron a su Hijo:
Zac_12:10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
La promesa de la restauración de Israel pertenece a un pacto incondicional donde la voluntad de la criatura nada tiene que ver con la voluntad de Dios de restaurarlos, leemos:
Rom 11:25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;
Rom 11:26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador,
Que apartará de Jacob la impiedad.
Pero mientras todo esto ocurre, le ha placido al Señor revelar las riquezas escondidas su gracia, mediante Su Iglesia, leemos:
Efe 3:10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,
Efe 3:11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor,
El Cristianismo es una oferta mundial, por medio del evangelio de la Gracia de Dios, revelado a Pablo (Hch 20:24) a toda criatura, a recibir el reino de los cielos, no es un llamado a las bendiciones terrenales que pertenecen a Israel y las naciones gentiles, leemos:
Jer 3:17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
Sino un llamado a las bendiciones celestiales y al carácter de extranjero y peregrino que tenemos los que formamos la Iglesia del Señor, como ciudadanos celestiales:
Flp 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Y esto es, hasta ahora, solo lo que la familia de la fe ha confesado todo el tiempo, leemos
Heb 11:13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
Heb 11:14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;
Heb 11:15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.
Heb 11:16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
A Abraham se le mostró esta ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios, esta visión fue algo que lo motivó a salir sin saber a dónde iba, como viendo al invisible, leemos:
Heb 11:10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
De manera que el arrebatamiento de la Iglesia, hacia la Casa del Padre, es algo escondido desde los siglos en Dios, y son promesas celestiales, que nada tiene que ver con aquellas promesas que le pertenecen a Israel y las naciones gentiles.